miércoles, 30 de noviembre de 2011

Miel, by Semih Kaplanoglu

Oso de Oro en Berlín. Uy, qué miedo. Yo veo un Oso de Oro y es que me echo a temblar. Ser osodeoro es casi sinónimo de muermo, pena negra, pestiñez y tortura fina. Vamos, lo que un gafapastas de pro llamaría "pura poesía".Y para colmo se llama "Miel", que como su propio nombre indica, es una cosa supermelosa. Hay que tener muchos huevos para afrontar este reto y osar ver el oso. Pero yo los tengo y no me achanto tan fácil.

Eso sí, de haber sabido que este director, Kaplanoglu, define su cine como "realismo espiritual" creo que tanta gónada se me hubiera retraído sin remedio. "Realismo espiritual". Y eso qué coño es? Hay que ver las cosas que se inventa la gente para soltar truños. Es increíble.

Se queja un "admirador" de mis críticas de que soy muy radical poniendo notas. Bueno, es más que evidente, no hace falta ser muy observador para darse cuenta de que tengo un puntillo extremista. Pero es que mi realidad espiritual es ésa; lo que me gusta me encanta y lo que no me gusta me mata. Y conste que a veces hago un tremendo esfuerzo por intentar ser un poco ecuánime y buscarle algo bonito a los bodrios o alguna pega a mis grandes tesoros. Pero vamos, me cuesta. Porque si una historia me aburre soberanamente, por poner un suponer, soy verdaderamente incapaz de apreciar más nada. Qué le vamos a hacer, soy así de batasuna para esto del cine. Y en general para todo.

Intentaré, no obstante, en honor a este fan protestón que me ha salido, sobre todo para asegurarme su fidelidad lectora, buscarle algo bueno a esta peli y subirle algún puntillo.

Por ejemplo el niño, Bora Altas me parece que se llama (si lo metes en Google te sale "Botas altas"; ni lo intentéis). Bueno, pues el niño hace de niño de éstos de típica peli gafapástica; ya sabéis, esos nenes que jamás se rien ni juegan con los otros niños ni prácticamente hablan nada. Niños que andan muchísimo pero que casi nunca corren, y de jugar a la pelota ni hablamos; niños que miran muy fijamente, plan búho, y a pesar de mirar tanto no bizquean. En fin, ese tipo de niño que fuera del cine no conoce prácticamente nadie. Sabéis de qué hablo, no? Bueno, pues el chaval lo hace muy bien. Le voy a dar un par de puntillos, a ver si sube su caché.

Y lo siento, admirador secreto e insatisfecho, no le puedo poner más. No dudo de que Kaplanoglu tuviera sus buenas intenciones al rodar este pestiño, peero... también Zapatero tenía muy buenas intenciones cuando ganó las elecciones y fíjate cómo nos ha dejado. Y es que no sólo de intenciones vive el hombre.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Caramel, by Nadine Labaki

El título echa para atrás, es verdad; suena a dulzón y empalagoso. Pero resulta difícil resistirse a una historia de mujeres que transcurre en una peluquería mientras se peinan y se depilan. Para una tía éste es el cebo perfecto porque la peluquería es uno de esos sitios que ejerce en nosotras una atracción tan fuerte que puede llevarnos a la perdición. Qué mujer no ha entrado alguna vez en una de ellas con la esperanza de renovarse o morir y ha salido hecha un mar de lágrimas después de la renovación y deseando la muerte? Las historias de peluquería son un mundo aparte y por ese mundo hemos pasado todas en alguna ocasión. Que no?

Nadine Labaki es una joven directora, actriz y guionista libanesa y con esta película se llevó el premio del jurado y el premio de la juventud en el festival de San Sebastián. Por una vez y sin que sirva de precedente voy a estar de acuerdo con un jurado. Cansada de ver películas pretenciosas y con ínfulas de obras de arte, se agradece en el alma la sencillez, la sensualidad, la naturalidad y la falta de afectación de esta realizadora debutante.

Historias perfectamente reconocibles, diálogos que no pretenden impresionar, personajes veraces y auténticos, una música que se adapta al guión como un guante (luego he sabido que el autor, Khaled Mouzanar, es pareja de Labaki), la simpleza del cine bien hecho, sin demasiados medios, sin estrellas deslumbrantes y sin ostentación, pero que cuenta cosas y toca bien las teclas que hay que tocar.

Contraste brutal con la fatuidad y la petulancia de películas como "Closer", que casualmente estuve viendo ayer. Nada que ver, oigan.

Cegados por el deseo (Closer), by Mike Nichols

Blablablablablabla... Sí, amigos, los personajes de esta película hablan y hablan constantemente, cosa muy normal si tenemos en cuenta que está basada en una obra teatral. Pues eso, hablan y hablan y vuelven a hablar. El problema es que no dicen nada. Bueno, sí, dicen muchas tonterías.

Si algo tiene interesante es la estructura dramática. Hay sólo 4 personajes pero todos los diálogos son duales. Hay diálogos Owen-Roberts, Owen-Portman, Portman-Roberts, Portman-Law, Roberts-Law y Owen- Law, incluso hay una charla cibernética entre Owen y Law, que es tal vez lo más divertido de toda la película. Salvo éste, todos los demás son diálogos pretendidamente intelectuales, brillantes, de gran enjundia y profundidad, pero en realidad pura filfa. Son vacíos o directamente engañosos (p.e., el de Owen y Portman en el puticlub, completamente incongruente, dadas las circunstancias vitales de los dos).

Eso sí, una estética muy cuidada, muy pija, muy londinense y muy fashion. Y unas interpretaciones muy desiguales. Portman se los come a todos con patatas, menos a  Owen, que resiste bien, a pesar del infame doblaje. Jude Law y Julia Roberts se quedan totalmente eclipsados frente a las interpretaciones leoninas de los otros dos. De hecho las partes más infumables del guión, las más soporíferas e insulsas, son las correspondientes a este dueto.

En definitiva, una especie de "Escenas de matrimonio" pero a lo fino y a lo muermo. Nada nuevo bajo el sol, salvo que en lugar de Pepa y Avelino tenemos a Natalie Portman y Jude Law y a Julia Roberts y Clive Owen.

Lo mejor, sin duda, las escenas primera y final con Portman andando por la calle mientras suena de fondo el magnífico tema principal "Can't take my eyes off you".

Lo peor, la insoportable pretenciosidad del guión.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Doctor Zhivago, by David Lean

Doctor Zhivago para mí es Omar Sharif. Lo siento en el alma. Julie Christie está muy mona, Geraldine Chaplin muy tierna, Sir Alec Guinness imponente, y Rod Steiger tremendísimo, pero... la mirada de Omar Sharif los eclipsa a todos. Sharif no necesita llorar ni sonreir ni gesticular mínimamente para decirlo todo con su inquietante, absorbente, enardecida y subyugante mirada. Cuando Zhivago ama, odia, teme o desea, Omar sólo tiene que mirar y ya está todo dicho. Y claro, así es muy difícil competir por el protagonismo. Todo lo llena y no existe nadie más que él.

Bueno, sí; existe ese paisaje brutal siberiano que luego resulta que no era Siberia, sino Burgos. Vamos, que la peli al completo fue made in Spain, aunque tú la estás viendo y podrías jurar por tu iPad que estás en medio de la estepa y que en ese lugar no brilla el sol ni un solo día del solsticio de verano.

Y claro; ya sabiendo que es Burgos, casi se puede entender que Zhivago y la bella Lara se pasen toda la película encontrándose "casualmente" por todas partes. Oye, eso se avisa. Porque tú ves la peli y dices "joder, pero con lo grande que es Rusia cómo es posible que estos dos se encuentren continuamente?  Hablamos de miles de kilómetros de árida estepa. Hablamos de encontrarse en la guerra, en la paz, en la revolución... Hablamos, sinceramente, de una serie de casualidades imposibles que te hacen mosquearte un poco durante el visionado.

Luego, leyendo y leyendo, también te enteras de que en la novela base el tema de la predestinación de Lara y Zhivago es fundamental. Joder, pues que avisen también para que nos leamos antes la novela. y así no nos pilla de sorpresa tanto encuentro inesperado. Claro, si están predestinados es normal que se vayan chocando constantemente en los 7 millones de kilómetros cuadrados de la estepa siberiana. Eso lo explica todo, hombre.

En fin... Eso sí, "La canción de Lara" es una delicia. O al menos lo era hasta que empiezas a escucharla cada cinco minutos para avisar al espectador de que la rubia Christie aparece en escena. Ingenioso truco el de David Lean. Ajajá! Cada vez que vaya a salir la cara de Julie ponemos acordes de la canción de Lara, y así la gente lo sabrá con segundos de antelación. Qué maestría, diooooos!

Con todo y con eso no se hace demasiado larga, a pesar de los 176 minutos de duración. Pero volvemos a lo mismo; es la mirada de Omar. Nadie en el mundo puede cansarse de mirar a Omar mirando. Este filme, al igual que esta crítica, es un homenaje absoluto a esos ojos y, como tal, hay que agradecerle a Lean ese regalo al mundo del cine. Y nada más.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Una historia de Brooklyn, by Noah Baumbach

Hummm, qué buena pinta! Premios en Sundance y Toronto; varias nominaciones a Oscars y Globos de Oro, estupendísimas críticas... Apuesta segura, no?

Bueno, pues no. Creía que nunca me quejaría en una crítica de esto, pero así es: demasiado corta. En apenas 80 minutos Baumbach pretende contarnos una ruptura conyugal y la serie de efectos secundarios que conlleva, sobre todo para los hijos. Con tanta compresión lo que consigue es mostrar un proceso absurdamente vertiginoso con el que nadie que haya vivido jamás una ruptura puede identificarse. Diálogos delirantes, escenas inconexas, unos padres que les cuentan a sus hijos adolescentes sus historias extraconyugales con pelos y señales, una custodia compartida a la soviética: 3 días a la semana los niños para ti, 3 días para mí y el que sobra, alterno. Pordiosssssss!

Eso sí; si para algo me ha servido verla es para reafirmarme en mi idea de que la custodia compartida es la aberración más gorda de la historia del derecho matrimonial. Disfrazado de logro social histórico, se nos pretende hacer ver que lo mejor para unos niños es pasarse la vida, maleta en mano, de casa en casa para pasar con cada uno de sus progenitores exactamente el mismo número de horas, minutos y segundos de la semana. No sea que alguno de los padres se pueda mosquear si el otro le saca un cuarto de hora.  Pues eso, delirante.

En cuanto a las interpretaciones, están por encima del nivel de la película. Laura Linney y Jeff Daniels cumplen con nota en su papel de padres egocéntricos y desequilibrados. Pero de todo el reparto sobresale la presencia de un jovencísimo Jesse Eisenberg, el chico protagonista de "La red social", que unos años antes de su gran éxito ya despuntaba. Atención a ese chaval.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Atrapado en el tiempo, by Harold Ramis

"Atrapado en el tiempo" se llama la cosa; "El día de la marmota" para los amigos. "Espléndida, compleja y subvalorada" , dice Carlos Boyero. Ya empezamos, Boyero, ya empezamos con los vaciles.

Y copipego otros comentarios que me he encontrado por ahí: "La mejor comedia de los 90"; "Cine puro"; "La comedia más inteligente de todos los tiempos"; "Tremenda!!"; "Sencillamente maravillosa, un clásico"; "Imprescindible para todo el mundo"; "Genial"; "Perfecta"; "Insuperable"... Y lo más fuerte: "El Aleph de Borges".

Por favorrrrrrrr! Ya vaaaale!!!!Stooooop!!!!!

Está claro que todos no hemos visto la misma película. En la que yo he visto había una idea buena, sí, es cierto: alguien repite el mismo día una y mil veces, lo que le da la oportunidad de ir perfeccionándolo poco a poco hasta convertirlo en el día mágico en el que todos sus deseos se harán realidad. En efecto, una idea genial. Si no fuera porque:

1. El día se repite tantas y tantas veces que aburriría hasta a una marmota.

2. El personaje de Bill Murray, en lugar de evolucionar a mejor, como se supone que ocurre, con el paso de los días se va transformando en el más infumable protagonista de comedia romántica americana jamás visto.

Y esto es lo peor. Bill Murray, ese grandísimo, inconmesurable y tremendo actor, interpreta al principio de la peli a un tipo divertido, borde, carismático, inteligente, sarcástico, fino y completamente adorable. Y conforme van pasando días de la marmota el tipo se nos va aflautando, amariconando, agilipollando y estupidizando a pasos agigantados. Lo que se supone que sería una reconversión moral, un renacer y un descubrimiento del sentido de la vida termina siendo una claudicación sin fisuras al insoportable sentimentalismo de la más tópica comedia americana.

Abreviando, que es gerundio: le doy un 4 y va que chuta. Y sólo por Bill Murray, que el tío se lo curra y está estupendo. Y además, qué coño, porque me recuerda a mi cuñao Paco, que es del Barça. Paquito, va por ti.

martes, 22 de noviembre de 2011

En construcción, by José Luis Guerin

Estamos ante un documental tipo "Callejeros", de ésos de pasear la cámara y captar la vida en la calle, ya sabéis. Para mí, el principal atractivo radica en que transcurre en el Raval de Barcelona, un barrio que puede gustar o no pero que nunca deja indiferente. Vamos, que aunque sea un documental, la cosa tiene su puntito.

Mientras se va levantando un edificio vamos viendo pasar la vida de los habitantes del barrio. Hombre, ya sé que esto mucha acción no tiene, pero como curiosidad está bien. Es como los documentales de National Geographic, que consisten en observar durante meses la vida de una colmena y montar después los momentos más interesantes. La vida es así. Que es lenta y aburrida? Pues sí, pero el mundo está lleno de voyeurs de vidas ajenas.

Es verdad que a ratos se hace pelín pesado. Hay tipos muy divertidos, como el ex-marino, un puntazo total. O el albañil marroquí fiilósofo marxista, un auténtico fenómeno. Y luego hay otros que son un tostón, como la parejita de colgados, que no se entiende ni lo que hablan de las pasadas de porros que se pegan. En ese aspecto el interés de los personajes es muy irregular.

De todas formas es fascinante ver cómo se va levantando el edificio poco a poco junto a la iglesia románica de San Pablo. Jugar a ser un poco jubilados-observadores-de-obras. Oye, que parece una actividad rollo pero te pones y es hasta divertido. Lo prometo.

lunes, 21 de noviembre de 2011

The fighter, by David O. Russell

No estoy de acuerdo con la mayoría de críticas que he leído sobre esta película. La estrella suprema no es Christian Bale, que se llevó el Oscar al mejor secundario. Ni siquiera Melissa Leo, que también se llevó su correspondiente estatuilla. Para mí el verdadero papelón lo hace Mark Wahlberg.

Bale simplemente ha perdido unos cuantos kilos, se ha puesto flaco y hace de yonki. No soy una experta en artes interpretativas pero si no me equivoco eso es lo que de toda la vida se ha llamado un papel-caramelito. Eso es fullería, cualquier actor medianamente versátil podría haberlo hecho igual de bien. Lo de Melissa Leo tampoco tiene mayor mérito; le ha tocado un personaje puro histrión: una madre de nueve hijos metida a manager de boxeo de los 2 varones; cágate lorito. Tampoco vale, aunque eso en Hollywood mole mogollón y sea sinónimo de triunfo y muñequito en la vitrina de casa.

En cambio a Mark Wahlberg se le pide, frente a tanto aspaviento y tanta escandalera, que interprete con contención a un tipo acorralado en su carrera y en su vida. Y lo hace bien, y se defiende con gallardía entre tanto baile de san vito. Es increíble lo minusvalorada que está la sobriedad interpretativa en esto de la crítica cinematográfica. Que si es sosito, que si no se mueve... Joder, hasta Shakira es sosita al lado del tsunami Bale. Pero cómo se agradece ese relax, ese saber hacer sin contorsiones faciales, esa moderación. Mark, tú sí que vales, chaval.

Por lo demás la película es una paranoia total. Una familia monster, una novia igual de monster, y un pobre chaval a la deriva entre tanto monstruo. Lo que te cuentan, una vez más, es cómo salir de la miseria y el cutrerismo pegándote hostias con otra gente igual de cutre y miserable que tú. El boxeo para los tíos vendría a ser como la prostitución para las tías, sólo que disfrazado de deporte y con un poco más de riesgo para la salud. Otra historia estúpida sobre gente estúpida con vidas estúpidas. No merece mucho más comentario.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Propiedad condenada, by Sydney Pollack

A que no habíais oído hablar nunca de esta película? Pues estamos hablando de una obra de Tennessee Williams, un guión nada más y nada menos que de Francis Ford Coppola, dirigida por Sidney Pollack e interpretada por Redford, Natalie Wood y Charles Bronson. Ahí es nada. Y cómo es posible que con ese ramillete de nombres míticos ni siquiera me sonara?

Esto del cine es curioso. Una no sabría explicar a veces qué nosequé tienen algunas películas que las convierte en clásicos y qué les falta a otras que pasan sin pena ni gloria por la historia del celuloide sin que la inmensa mayoría de los espectadores tenga conocimiento de ellas. Éste es el caso de "Propiedad condenada", una cinta injustamente olvidada y prácticamente desconocida para el gran público.

Porque a mi modo de ver en ella no falla nada. Tiene el trasfondo pasional y caliente de toda la obra de Tennessee Williams, un guión elaborado y bien resuelto, una dirección cuidada al más puro estilo Pollack, un Redford que seduce tanto o más que siempre, una Natalie Wood toda encanto; tal vez un poco sobreactuada, pero ni más ni menos que en el resto de sus películas... En fin, tiene todos los ingredientes, pero ahí está, durmiendo el sueño de los ignorados. Inexplicablemente.

Si tenéis ocasión y os gusta el cine de Pollack, no os la perdáis. Es uno de esos pequeños tesoros que es un placer descubrir.

sábado, 19 de noviembre de 2011

La clase, by Laurent Cantet

Esta peli ha conseguido lo que parecía completamente imposible: sentar a mis hijos dos horas en el sofá sin pelearse ni chillar ni abrir la boca, completamente embobados y sin quitar la vista de la tele. Y lo que tiene más mérito, sin el pressing catch.

Que cómo ha ocurrido? Pues no sé, pero creo que les sonaba lo que estaban viendo: el aula, las sillas, las mesas, el ambiente, el patio, el tono, los granos, la testosterona desatada, los diálogos, las clases, los conflictos... Como si estuvieran viendo casi una grabación de sus propias vidas. Aunque su instituto no tenga ese grado de conflictividad social ni la multiculturalidad del de esta historia hay algo universal en el mundo adolescente que les hace sentirse identificados entre ellos aunque vivan en planetas diferentes y no haya nada más que les una que la edad. Se ven unos a otros y se entienden de inmediato.

Me gusta de esta película el planteamiento neutral y acrítico. No hay puntos de vista, sólo una cámara grabando a alumnos, profesores y padres, y tocando todos los palos. Conflictos, tensiones, lucha generacional, disciplina, autoridad, docencia, ira descontrolada, rebeldía, estrés. No hay profesores infalibles ni milagros ni alumnos conversos ni nada de eso a lo que tan acostumbrados nos tiene el tradicional cine de aulas.

Sólo un guión impecable, obra de François Bégaudeau, basado en su propio libro, y que además interpreta al profesor protagonista (polifacético que es el muchacho). Y esa mirada limpia de Cantet, que se limita a mostrarnos la realidad sin entrar ni salir, elaborando un retrato tan fiel que hasta un par de pequevándalos, incapaces por lo general de permanecer sentados más de diez minutos, se han quedado enganchados durante casi dos horas a una historia en la que no hay tiros ni coches que explotan. Pura magia. Sencilla redondez.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Una casa en el fin del mundo, by Michael Mayer

Real como la vida misma. Hay quien dice que esta película es increíble. Cómo que increíble? Ahí tenéis a Alaska y Mario Vaquerizo, y tienen hasta un reality divino contándonos su vida minuto a minuto.

-Olviiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!

Sí, señores; es posible otra forma de vida. Yo lo creo, tú puede que lo creas, Mario y Olvido lo creen. Es más, no me extrañaría que en sus vidas hubiera un tercero en concordia que también lo creyera. Como en esta peli.

No lo he podido remediar. Al ver a Robin Wright ex-Penn (esta chica debería dejar ya de casarse y divorciarse para no seguir añadiendo ex-apellidos a su nombre, por diosss) con su pelucón rojo pasión y a Colin Farrell con esa magnífica melena al viento, se me ha representado mismamente la pareja televisiva de actualidad: Olvi y Mario, Mario y Olvi. Lo más de lo más en convivencia alternativa.

No hará falta a estas alturas que diga que me encantó la casa del fin del mundo. Me encantaron los pelucones, la historia, la casa, la madre, el padre, el chico-ángel, las escenas de no-sexo... Sí, reconozco que Robin Wright ex-Penn está pa matarla con esa fregona roja en la cabeza, y que al pobre Colin la fregona negra tampoco le sienta demasiado bien. Pero oye, que ves esta película y tiene un efecto porro que te cagas. Lo prometo. Puntazo flowerpower.

A veces no hace falta darle una calada a un canuto para experimentar la sensación. Sólo hay que darle al "play" y ya está. En serio, esta historia se fuma. Y merece la pena.


Tamara Drewe, by Stephen Frears

La cosa tenía buena pinta: comedia británica (mola), dirigida por Stephen Frears (mola más), y basada en una "novela gráfica", por lo visto una especie de cómic (no sé si mola pero sí intriga). Lo primero que hago es tirarme para San Google y enterarme de qué va lo de la "novela gráfica" en general y ésta en particular.

Encuentro en una web lo siguiente: "¿Un cómic adaptado al cine que no es de superhéroes? ¿Ni siquiera de aventuras? ¿Qué es Tamara Drewe? Simplemente, una de las mejores historias de los últimos años, por su sinceridad, por su retrato de la clase media británica, por su tratamiento de unos personajes tan patéticos, mezquinos, interesantes y, sobre todo, tan reales como nosotros mismos. Personas que mienten, porque "es necesario", pero que no toleran que les mientan. Una novela gráfica que no va a cambiar el mundo del cómic pero que sí lo ha hecho mucho más interesante". Bueno, pues está claro que había que verla, no?

Vale, la vi. Y no, en cine ésta no es una de las mejores historias de los últimos años, ni mucho menos. Y sin ser una experta, no creo que la clase media británica tenga nada que ver con esto. Sí, los personajes son patéticos y mezquinos pero nada interesantes, ni reales como nosotros mismos. O la peli no tiene nada que ver con el cómic o el mundo del cómic sí que es patético y poco interesante. En fin, donde se ponga el tebeo. Ayssss, Mortadelo!

Nada que ver con el humor británico; nada que ver con otras cosas de Stephen Frears; nada que ver con mis expectativas. Gemma Asterton, actriz a la que no conocía de nada y a la que perfectamente podría haber seguido sin conocer, es el anticarisma hecho mujer. No se me ocurre ningún personaje de cómic ni de novela gráfica ni siquiera de folletín que merezca pasar al cine en el cuerpo de esta actriz. Y Stephen Frears definitivamente está muerto. Supongo que será el Almodóvar británico y ya sólo le queda desbarrar, desbarrar y desbarrar. Requiescat in pace.

martes, 15 de noviembre de 2011

El mejor (The greatest), by Shana Feste

Se puede sentir vergüenza ajena viendo una película sobre la muerte de un hijo? Pues sí, se puede. Y mucha. Ha habido momentos en los que mi sonrojo era tal que no me imagino tan colorada ni en la tomatina de Buñol.

Yo pensaba que esto era una historia para llorar, y la verdad, me apetecía. Y llorar con Susan Sarandon siempre es más agradable que llorar a pelo, así sin más. Pues ni he llorado ni siquiera me he sentido acompañada mínimamente en el sentimiento por la gran Sarandon. Es que, por no haber, no ha habido ni sentimiento.

Bueno, sí; ha habido ese sentimiento de sonrojo involuntario que antes comentaba. Ese tipo de vergüenza que pasas cuando estás viendo una peli con alguien y de vez en cuando, en los momentos más ruborizantes, le miras de reojo para ver la cara que tiene el otro, y lo ves supercolorado y sabes que tú estás igual. Y si las miradas coinciden os echáis una sonrisita como diciendo uno "losiento" y el otro "laelegistetú". Habéis vivido algo así alguna vez, no? Pues yo era la de "losiento".

Eso sí, Carey Mulligan es una chica muy mona y muy estilosa, cosa que ya demostrara con creces en "An education", y parece que promete. Al menos elige papeles raritos, que es el primer paso para hacerse un nombre en la mecaelcine. Por lo pronto se ha ganado hacer de compi de Leo DiCaprio en la nueva versión de "El gran Gatsby", que ya es ganarse. Loquita estoy por verla para ponerla a parir, porque sinceramente, si ya lo hicieron perfecto Robert Redford y Mia Farrow en su momento, qué necesidad había de un absurdo remake?  Qué será lo próximo? Otra "Semilla del diablo"? Prepárate, Mulligan, voy a por ti.

The Town (Ciudad de ladrones), by Ben Affleck

Dice mi amiga Valdemar que Ben Affleck cree que es un tío guapo pero que eso no lo convierte en un tío guapo. Val, desengáñate; Affleck es un tío guapo, indiscutiblemente guapo. Si lo es porque lo cree o por causas naturales no lo sé, pero puedo certificar que es muuuuy guapo. Y si hubiera alguna duda al respecto el hoyito en la barbilla es definitivo. Créeme; sé distinguir a un tío guapo a la legua y éste es un especimen sin lugar a dudas.

Otra cosa ya es que sepa interpretar o dirigir o escribir guiones; yo ahí ni entro ni salgo. Bueeeeno, veeeeenga, sí, voy a entrar. Interpretando es un poco planito pero tampoco el papel que se ha autoencomendado en esta película exige mucho más. En las pelis de acción yo creo que con poner cara de palo todo el tiempo ya es bastante. El resto lo hacen las gafas de sol, el contoneo al caminar, la pose altiva... Un poco lo que hace Victoria Beckam en lo suyo, pero da el pego.

En cuanto a la dirección, sinceramente, no creo que lo haga tan mal. Coincido con los que opinan que es un buen director. Lo que pasa es que el guión hace aguas por todas partes. En definitiva, el chaval tiene cualidades pero como lo quiere llevar topalante y encima pretende seguir manteniéndose guapo (lo cual también debe requerir su tiempo porque esos musculitos no suelen salir motu propio) se le escapan muchas cosas. Yo creo que si se lo tomara más tranqui y no quisiera hacer las pelis prácticamente él solo le iría mejor. Con todo y con eso me he picado y quiero ver "Adiós, pequeña, adiós". Para tener una idea más completa de lo que es capaz de hacer este muchacho tan mono.

La chica, Rebecca Hall, en mi opinión compensa la pobreza interpretativa de Affleck. Sin exagerar ni chupar cámara (Ben tampoco se lo hubiera permitido) consigue hacernos creer algo de esa extraña relación. Es un buen contrapunto a la carapalo del protagonista. Y una cosa rara: es físicamente normalita. No quiero ser mal pensada pero.... tal vez el dire-prota no quería eclipses?

lunes, 14 de noviembre de 2011

Flipped, by Rob Reiner

Leo por ahí críticas que comparan esta película con una serie para mí inolvidable: "Aquellos maravillosos años", y claro, pico el cebo. Como era de esperar, se me atraganta. Esto se parece tanto a "Aquellos maravillosos años" como Belén Esteban a Gisele Bundchen.

Sí, se parece en que las dos transcurren en los años 50; en que están narradas por niños; en que hay una historia de amor como telón de fondo; tal vez en la estética... En fin, como la Esteban y la Bundchen, que son las dos rubias y delgadas, y hasta ahí llega el parecido.

No se ve por ninguna parte el ingenio de los guiones de la serie, ni el carisma de sus niños-actores, ni la chispa de sus diálogos. Ni Kevin Arnold y Winnie Cooper tienen nada que ver con estos dos adolescentes falsamente problematizados por conflictos forzados de difícil comprensión y chapucera resolución. Donde en "Aquellos..." había naturalidad, encanto, belleza y talento, aquí encontramos puro artificio, sosería, cutrez y estulticia.

De todo tal vez salvaría a la niña protagonista, interpretada razonablemente bien por Madeline Carroll. Y un cierto esfuerzo estético combinado con una ambientación cuidada que consigue hacerla agradable a la vista aunque en ningún momento llegue ni a conmover ni a enganchar. Si evitamos las odiosas comparaciones diría en un ataque de generosidad que hasta se deja ver.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Pecker, by John Waters

Esta peli me tenía que gustar por fuerza; es superfriki. Os presento a Pecker y su mundo:

1. Mamá Pecker: experta en moda, regenta una tienda de ropa de trigésima mano y sus principales clientes son mendigos. Por 20 centavos puedes encontrar el abrigo ideal. A los sintecho les encanta posar para Pecker con sus nuevos estilismos.

2. Papá Pecker: regenta un bar ruinoso por culpa de un club de striptease de lesbianas que le han puesto en la acera de enfrente. Invita sistemáticamente a su escasa clientela.

3. Abuela Pecker: ferviente católica, vive pegada a una estatua de la virgen María, que habla gracias a las habilidades ventrílocuas de la abuela. Ambas, abuela y virgen, son musas de honor para Pecker. En sus ratos libres vende sandwichs de ternera en la puerta de casa.

4. Hermanamenor Pecker:  adicta a los dulces, tiene espectaculares subidas de azúcar que son puntualmente fotografiadas por su hermano con todo lujo de detalles.

5. Hermanamayor Pecker: trabaja en un club gay de animadora. Su vida son los chaperos.

6. Novia de Pecker: una auténtica dominatrix en su lavandería. Puede asesinar a cualquiera que no muestre el debido respeto por sus lavadoras o que use un detergente inapropiado. A su novio le encanta hacerle fotos mientras riñe con furia a sus clientes.

7. Mejor amigo de Pecker: cleptómano compulsivo y exhibicionista nato. Le encanta posar para su amigo robando.

8. Pecker: fotógrafo aficionado. Su familia y sus amigos son su inspiración. Hasta que llega la fama y lo jode todo.

Y si todo esto no os ha convencido, pensad en Edward Furlong en "American History X". Os acordáis? Aquel chaval neonazi que quería ser como su hermano mayor, Edward Norton? Pues si os gustó allí, aquí lo borda. Y os garantizo algo: o adoraréis a Pecker y su cámara o los terminaréis odiando.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Todas las canciones hablan de mí, by Jonás Trueba

Tenía yo ganas de ver el debut del nene Trueba en esto de la dirección, por aquello de comprobar si funciona eso del talento hereditario y tal. También reconozco que me gustaba el título; quién no ha pensado alguna vez que todas las canciones hablan de él/ella.

Bueno, he aquí mi veredicto: está claro que el chaval ha visto mucho cine y que conoce la técnica y el oficio. Tal vez incluso haya visto demasiado cine porque lo que ha intentado hacer aquí ha sido un popurrí de todo lo que ha visto y le ha gustado, y claro, le ha salido una cosa rara.

La peli es pretenciosilla; los diálogos, cargantes; la trama, lenta y aburrida; el guión, insustancial. Lo ha intentado poniéndole ganas y buena intención pero no le ha salido. De todas formas se deja ver y se adivina cierto talento en el chaval que, con un poco más de práctica y algo menos de engreímiento intelectual, puede que un día de éstos salga a la luz.

El prota, Oriol Vila, no convence y tiene casi la misma expresividad que la momia de Tutankamon; el hecho de que fuera nominado a mejor actor revelación en los Goyas 2010 habla por sí mismo de la deplorable deriva de estos premios patateros. Del resto de actores ni hablamos.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Caza a la espía (Fair Game), by Doug Liman

Me puse a ver esta peli, que va sobre el caso real de la espía norteamericana Valerie Plame, algo mosca porque había leído previamente algunas críticas que la tachaban de filme cuasi documental. En fin, a mí los documentales me gustan (lo prometo, palabrita del niñojesús) pero no sé yo hasta qué punto sería capaz de tragarme uno sobre la historia de la tía ésta, que tampoco me parece demasiado apasionante. Y para colmo el tema Irak ya me carga un poco, y eso que no está ni las tres cuartas partes de explotado que el de Vietnam o el de la guerra civil en España. En fin, que a pesar de estas cosillas me piqué y allá que fui.

Mi diagnóstico: soy un marujón. Soy lo más peor. Me pasé toda la peli verdaderamente preocupada por la forma de conciliar la vida familiar y la laboral de la espía Plame. Llamadme incluso sexista; igual si el espía hubiera sido el marido no me haría estas preguntas. Pero es que una espía de altísimo nivel y un diplomático superocupadísimo no me los hago yo formando una familia y cuidando a niños pequeños. Me hace sentirme muy inferior y muy fatal. Yo no soy espía ni estoy todo el día por ahí viajando y jugándome el pellejo ni mi marido es un aguerrido luchador contra el imperio, joder, pero nos las vemos y nos las deseamos para esto de la conciliación. Seremos torpes, no te digo yo que no.

Admiro mucho a los americanos porque las cuestiones de intendencia doméstica siempre las tienen superbien resueltas y pueden dedicarse tranquilamente al espionaje, la diplomacia, salvar al mundo y todas esas cosas. Yo, la verdad, no tengo tiempo ni siquiera para salvar España, con todo lo chica que es; menos mal que para eso está Rajoy, qué alivio.

Creo que el resto de la historia que nos cuenta Liman es muy superficial y tiene el mínimo interés frente a esta capacidad supersónica para la conciliación familiar. Eso sí, Sean Penn lo hace muy bien, como de costumbre, pero tampoco veo yo a este hombre cuidando críos y recogiendo la mesa. En definitiva, que mi punto maru me ha impedido disfrutar como debiera de esta, sin duda, excelente película.

lunes, 7 de noviembre de 2011

50 primeras citas, by Peter Segal

Prometo que no nombraré en esta crítica esa otra película de obligada mención que es "Atrapado en el tiempo". Uyssss, perdón, se me ha escapado.

Bueno, la historia que aquí nos cuentan, en principio, parece interesante. Chico se enamora de chica pero chica tiene una enfermedad que hace que cada día olvide todo lo referente al anterior y que repita una y otra vez el mismo día. Esto obliga al intrépido pretendiente a inventar fórmulas mil para enamorarla cada 24 horas como si fuera la primera vez. Para ella siempre es el primer día, siempre es el primer beso y siempre es todo nuevo. Mola, no?

Bueno, pues no, no mola. Y no mola porque es burda a más no poder, chusca y arrabalera. Hay un personaje interpretado por Rob Schneider, que hace de íntimo amigo del enamorado protagonista, que haría vomitar a una cabra. Las chanzas son ordinarias, insulsas, bastas y provocan mucho más la vergüenza ajena que la risa. El humor es bajuno y estridente como en la peor de las comedietas para adolescentes acneicos. Penoso, grimoso, asqueroso y rijoso.

La primera media hora es espeluznante; varias veces estuve a punto de abandonar y dejar de ver semejante engendro. Me alegro de no haberlo hecho, porque lo cierto es que a partir de ahí no es que sea menos chusca pero algo mejora cuando el muchacho se ve obligado a echar mano de toda su creatividad para seducir una y otra vez a la chica. Lástima que los personajes secundarios con su zafiedad manifiesta deterioren tanto el conjunto que terminen por pesar mucho más que lo poco positivo.

Lo mejor: no es demasiado larga, aunque a ratos vive dios que lo parece.

Lo peor: sin duda Rob Steiger y Lusia Strus. Dos verdaderos purgantes para el cuerpo.

martes, 1 de noviembre de 2011

Los ojos de Julia, by Guillem Morales

Vamos a ver, es verdad que en esta peli se pasan algunos sustillos, no lo negaré. Pero se pasan porque una los quiere pasar, y para ello tiene que hacer de tripas corazón. Estás viendo una gilipollez, y lo sabes, pero te dices "Haz como si no te dieras cuenta de los pegos que hace esta tía y prepárate, que viene susto".

Es un poco lo que le pasa a la prota de la peli, que está ciega y no para de pegarse sustos pero se ve que le gusta y casi que los busca. La tía se pone ciega, y nunca mejor dicho, a base de adrenalinizarse a tope.

Me he pegado tremendo palo con Guillem Morales, que era un tipo que prometía bastante con su opera prima, "El habitante incierto", y que aquí sin embargo nos cuela una sarta increíble de despropósitos. Por su parte Belén Rueda se limita a pasear palmito y modelazos jugando a la gallinita ciega y poniendo cara de susto cuando toca, que es casi todo el rato porque Morales se ceba con ella a gusto; se ve que le deben de poner las tías en estado de canguelo porque en su peli anterior también tenía a la protagonista acojonada todo el tiempo. Y ahora que lo pienso, aquélla era inválida y estaba en silla de ruedas. Ay señor, este hombre es un pervertido.

Se salva algo? Pues sí, Lluís Homar, que es un tío que tiene oficio y se dedica a ejercerlo con seriedad y contención, que pa eso le pagan.

De verdad, si os molan las pelis de tías ciegas que se cagan por la patilla, os recomiendo mucho más que ésta "Sola en la oscuridad", con una maravillosa Audrey Hepburn pegándose trastazos contra los muebles con una categoría, un savoir faire y un saber tropezar que Belén Rueda ni en mil años podría imitar. Eso sí, la Rueda tiene mejores tetas, las cosas como son.