viernes, 31 de agosto de 2012

London Boulevard, by William Monahan

Qué creéis que podría pasar si mezcláis trocitos de “El guardaespaldas” y “Notting Hill” con cualquier película de Guy Ritchie o de Tarantino? Ya, os ha dado un pasmo, no? Pues poco más o menos eso me dio a mí cuando vi esta “cosa” que no sabría muy bien cómo calificar.

El engendro va de una famosa actriz a la que persiguen los paparazzis, al más puro estilo Julia Roberts, pero con el agravante de que la tía vive en un coqueto palacete en pleno centro de Londres rodeado de edificios más altos llenos de azoteas desde las que los díscolos fotógrafos la acosan sin piedad. Y qué hace la muchacha? Tal vez mudarse a un lugar más apartado donde no tengan tan fácil acceso los chicos de la prensa? Noooooo, para qué? Ella tiene una idea mucho mejor.

Para protegerse de los paparazzis no se le ocurre otra cosa que contratar como guardaespaldas a un choricete exconvicto al que no conoce de nada pero que un día se pasa por su casa y pide el curro. La experiencia del tipo como guardaespaldas es poco más o menos la misma experiencia que yo tengo como fakir pero eso a ella no le importa. La prueba eliminatoria es una pregunta: “Te gusta la violencia?” Y una respuesta: “Digamos que doy antes de que me den”. Ea, contratado.

A todo esto el exconvicto curra durante el día como matón de la estrella y por la noche hace trabajitos para un mafioso con secretas inclinaciones homosexuales y con el gatillo más ligero que John Wayne, pero que curiosamente a él le coge cariño y afición.

Pero lo más guay de todo es el curro de guardaespaldas, una pasada. A que vosotros pensábais que ese trabajo consiste en planificar un sistema de seguridad eficaz para proteger la integridad física de la persona que te contrata? Como hacía Kevin Costner con Whitney Houston más o menos. no? Pues no, para nada. Este “guardaespaldas” es una especie de señorita de compañía que dedica todo su tiempo a charlar con la jefa, cenar con ella, psicoanalizarla, prepararle cafecito, pintarle las puertas y cuidar sus plantas. Cómo lo veis? Algo así como una mezcla de jardinero, ama de llaves, jefe de mantenimiento, psicólogo y gigoló.

Y no hace falta ser una lumbrera para saber cómo termina la historia. Colin Farrell, que hace de esta especie de superhombre para todo, sufre una crisis por agotamiento, denuncia a sus dos jefes por incumplimiento de convenio en materia de prevención de riesgos laborales, recibe una inspección de Hacienda porque no ha hecho la declaración a pesar de cobrar de dos pagadores y termina aprobando unas oposiciones de funcionario de prisiones y apuntándose de delegado sindical en la U.G.T. Ya os lo imaginábais, no?

lunes, 27 de agosto de 2012

La gata sobre el tejado de zinc, by Richard Brooks

Tennessee Williams es dramaturgo y por tanto lo suyo es puro teatro. Y el teatro puede o no funcionar en cine, dependiendo mucho de la adaptación y, sobre todo, de la labor de los actores.

Siento disentir, una vez más, de todo el mundo, pero para mí “La gata sobre el tejado de zinc” es un verdadero homenaje a la hiperactuación cinematográfica. De ella sólo se salva un actor, Paul Newman, curiosamente el que interpreta al personaje supuestamente más desquiciado.

Elizabeth Taylor, sí, está preciosa, fantástica, divina, espectacular, pero… claramente sobreactuada. Sus idas y venidas emocionales, su bipolaridad manifiesta y su exaltación constante son muy de personaje de Tennessee Williams, a quien le encantaba la exageración, sobre todo en sus personajes femeninos, a juzgar por su historial (recordemos a la histérica Blanche de “Un tranvía llamado deseo”)

Del resto qué se puede decir? La embarazadísima cuñada con su patulea de niños cuellicortos insoportablemente ruidosos, otro paradigma de personaje caricaturesco y ridículo. Su constante pelotilleo a los suegros, su descaro y su exagerada estupidez huelen a falacia. Por no hablar del personaje de la suegra, sus aspavientos, sus melodramáticas intervenciones… uffff, puro teatro!!!! Demasiado teatro para ser cine!!!!

Mención aparte merece Paul, mi Paul, el gran, bello e inconmensurable Paul. Su personaje, Brick, es el único en la obra que está alejado e incluso asqueado de la codicia y la mezquindad que caracterizan a los demás, incluída su repulsiva esposa, Maggie la gata. En justa proporción, su interpretación es la única que aporta sobriedad (paradójicamente, puesto que se pasa toda la cinta bebiendo whisky como un cosaco), contención y sencillez. Está tan comedido en su papel de alcohólico compulsivo que hasta cuesta creerlo. Ni un tambaleo ni un balbuceo ni una mijilla de opacidad en la mirada… Desde luego es un alivio entre tanto histrionismo, pero en mi opinión se queda pelín corto.

Otra cosa muy chocante son los cambios súbitos e inesperados en los conflictos emocionales: del amor al odio, del odio más atroz al perdón, del asco al deseo… En este sentido la escena final entre Brick y Maggie es… cómo lo diría? Simplemente un disparate. Puro teatro.

sábado, 25 de agosto de 2012

Magnolia, by Paul Thomas Anderson

Hosssstia, 3 putas horas viendo putos frikis!!

Putos policías frikis que se enamoran de putas cocainómanas frikis.

Putos machistas frikis totalmente pirados que dan conferencias a un público friki.

Putos niños frikis que van a concursos frikis donde les hacen preguntas frikis.

Putos enfermeros frikis que cuidan de putos moribundos frikis.

Putos presentadores frikis de concursos frikis con putos niños frikis.

Putos exniños prodigios frikis que se enamoran de putos camareros frikis.

Putas esposas frikis de moribundos frikis que chillan a putos farmacéuticos frikis.

Tom Cruise, el puto amo friki entre todos los putos frikis!!!

Y unas putas ranas frikis que llueven!!!!! Pero esto qué puta mierda es?????




jueves, 23 de agosto de 2012

The last kiss (El último beso), by Tony Goldwyn

Como no he visto la peli italiana de la que parte este remake me limitaré a opinar sobre lo que he visto y dejo las comparaciones para cuando tenga la oportunidad de ver el original

En la vida hay básicamente dos tipos de personas adultas: las que quieren jugar a las casitas y las que prefieren jugar a los médicos. Con frecuencia el sexo femenino es mucho más aficionado a las casitas y el masculino le pega mucho más a la bata blanca, y de esta disparidad lúdica nacen el 90% de los conflictos vitales entre sexos.

Una cosa básica antes de irse a vivir con alguien es que las dos personas tengan claro que han superado la fase médica y ya quieren jugar a las casitas, porque si no es un sindiós y un verdadero coñazo.

Las conversaciones de pareja que juega a las casitas son totalmente diferentes a las de médicos. Veamos varios ejemplos:

- Pareja que juega a médicos: "A ver, pon el culito que te ponga una inyección", "Ven que te ausculte el pecho, di 33", "A ver, a ver, es aquí donde te duele, o es por aquí... o por aquí?"

- Pareja que juega a las casitas: "Qué ponemos hoy de comer?", "Compramos en el Mercadona o en el Carrefour?", "A cuánto estaban los tomates hoy en la plaza?", "Yo lavo las cacerolas mientras tú recoges la mesa y barres, vale, mi amor? "

Y claro, quien quiere jugar a lo primero y termina jugando a lo segundo, pues tarde o temprano termina buscándose por ahí algún culito donde poner inyecciones o algún pechito que auscultar, eso es un clásico.

Y básicamente esto es lo que nos cuenta esta película con mucha mejor intención que tino. Conste que el guión no es malo (según he leído es un calco de la italiana), pero peca bastante de repetitivo y tópico.

La mala noticia es que a los tíos los pone igual de gilipollas que en el resto de comedias del género; la buena noticia es que a las tías las pone igual o peor. El que no se consuela es porque no quiere, oye.

Tampoco veo a Zach Braff en el papel protagonista. Le sobra mucha cara de memo y le falta como el comer un mínimo de atractivo personal y de carisma. Sobre todo para tener a dos tías bastante buenorras babeando por él. Es muy difícil colar esa pirula.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Lo contrario al amor, by Vicente Villanueva

Confieso que me puse a ver esta película con un único objetivo muy poco cinematográfico: babear con Hugo Silva. Ya me imaginaba que sería una aberración más de la comedia española pero me daba igual porque mi intención no era ver una buena peli, sino que como ya he dicho perseguía fines más lúbricos.

Y mira tú por dónde, me divertí con la peli. Cuidaíto, que nadie se llame a engaño!! No he dicho que sea una buena película ni que cuente algo mínimamente original ni nada de eso; digo únicamente que me divertí.

Es una de esas historias mil veces vistas sobre parejas que no tienen nada que ver el uno con la otra, pero que aun así se pasan la vida en un contínuo nicontigonisinti y aburriendo hasta a las piedras con sus idas y venidas y sus rupturas y reconciliaciones. Son algo así como... Belén Esteban y su eterno marido-exmarido.

Y hablando de Belen Esteban, de paso le pega un simpático repasito a la telebasura a través de la historia paralela de la hermana: cantante frustrada, asidua a bolos de discotecas. cocainómana... vamos, una "gran hermana" de manual. De hecho, esta trama secundaria es mucho más divertida que la principal.

Sin ser nada del otro mundo me parece un poco más presentable que la mayoría de comedias españolas que he visto en los dos últimos años. El director, Vicente Villanueva es novel en esto del largo pero un veterano en el mundo del corto, en el que tiene bastante buena fama. Con este debut yo diría que de momento no llega, pero promete, y eso ya es algo.

Babeé con Hugo Silva mucho menos de lo que esperaba. Su habitual look macarrilla, que normalmente me pone, aquí es llevado a unos extremos que rozan lo esperpéntico. Lo de las dos tristes rastillas colgando, sinceramente, sobraba a la par que repelía.

Eso sí, el tema bomberos compensa. Sí, ya sé que es un topicazo y que es tratarnos a las tías de subnormales y tal, pero... a mí es que me ponen los bomberos, qué quieres que te diga. Conste que sólo para verlos y cuanto más lejos mejor, porque según esta película cada vez que abren la boca es para echarse a llorar. Nunca me pude imaginar que los bomberos pudieran ser tan sumamente gilipollas, sinceramente.

Por cierto, qué imagen más cutre del cuerpo (profesionalmente hablando, se entiende)!  Debe de ser el único gremio en este país que no protesta cuando ponen su imagen a la altura de una alpargata. Se ve que tendrán cosas más interesantes de las que ocuparse.

martes, 21 de agosto de 2012

Agua para elefantes, by Francis Lawrence

Empiezo a emparanoiarme con el mundo del circo.

Todos los propietarios de circos son unos ególatras hijosdeputa alcohólicos maltratadores? Ponle la cara de Antonio de la Torre, de Christoph Waltz o de Ángel Cristo, pero... es que no se salva ni uno? Y porque ahora mismo no me acuerdo de "Zampo y yo" pero fijo que también el dueño era un borracho cabronazo.

Y todos los propietarios de circos ególatras hijosdeputa alcohólicos y maltratadores están casados con un bellezón rubio platino que monta en elefantes o en caballos o en trapecios con unos bikinis de lentejuelas fantásticos? Ponle la cara de Carolina Bang, o de Reese Witherspoon, o de la misma Bárbara Rey, da igual, pero... es que no se salva ni una? Había en "Zampo y yo" alguna rubia platino casada con el director cabrón del circo?

Y por supuesto no puede fallar el tercero en discordia, el que babea por el amor de la rubia platino y anda en estado de priapismo provocado por el sutil movimiento de caderas de la dama. Cómo no, la tensión con el propietario ególatra hijodeputa alcohólico maltratador en algún momento tiene que estallar, y se monta  el cirio. Aquí hay que ponerle por huevos la cara de Carlos Areces, porque lo de Robert Pattinson más que cara es piedra pómez. Me pregunto en el circo de Ángel Cristo quién sería el admirador secreto de Bárbara. El malabarista? El payaso? Bárbara, si lees esto, por favor, sacia mi curiosidad: con quién se la pegabas al domador?

Para mí entre los muchos errores de esta película destaca con mayúsculas la elección de Robert Pattinson como tercero en discordia.  No he visto cosa menos expresiva y más singracia... Que seduzca en una misma película a una tía y a una elefanta es inverosímil e inexplicable,... simplemente imposible.

Y a todo esto, sabrían algo de estos sindioses los payasos de la tele cuando cantaban aquello de "Había una vez un circo que alegraba siempre el corazón"?

sábado, 18 de agosto de 2012

El hijo de la novia, by Juan José Campanella

Campanella en su onda: "Voy a hacer una tragicomedia que mole, sobre un tema superdolorosísimo pero con un toque humorístico y guay que deje a la gente con la boca abierta y a mí me catapulte a la fama".

Y dicho y hecho. Tema? El Alzheimer mismo. Tiene un montón de ingredientes lacrimógenos: ancianitos sin recuerdos que no reconocen a sus familiares, residencias en las que vegetan antes de entregarse al calor del nicho, carácter degenerativo e irreversible de la enfermedad.... Ideal para llorar hasta decir basta y no dejar una gota en el cuerpo.

Añadamos al tema, ya de por sí dramático a más no poder, una historia de amor vetusto pero eterno, un hijo cuarentón en plena crisis vital, y una boda, que es el marco idóneo per natura en el que plañir hasta la extenuación.

A Norma Aleandro nadie le podrá discutir jamás que es la abuelita con Alzheimer más encantadora de la historia del cine (y ya hay unas cuantas a estas alturas, porque el tema está bastante de moda); a Ricardo Darín tampoco se le puede discutir su papel de hijo perfecto, ex-marido perfecto, imperfecto padre perfecto, amigo perfecto, hombredelacalle perfecto... Este hombre es siempre el hijo, padre, amigo, marido, amante, etc. ideal. Aunque haga de cabrón, pero tiene una miradita tannnnn triste y tannnnnn desangelada que deja hecha polvo, la verdad.

Pero eso sí, al que nunca me he creído ni de coña en este papel es a Héctor Alterio, al que admiro profundamente pero que aquí está terriblemente torpe en su interpretación. A pesar de o tal vez debido a las indicaciones de Campanella, su rol de abuelito enamorado que babea ante la idea de casarse con su olvidadiza señora, conmigo al menos no ha colado. Destila hiperglucemia y viscosidad, y sinceramente casi se agradece a ratos que la buena mujer a la que interpreta Aleandro no esté demasiado en sus cabales para no tener que soportar esos niveles insanos de glucosa.

Igual que hay quien bebe para olvidar, quién sabe si no hay quien olvida para no tener que beber.

Luna de Avellaneda, by Juan José Campanella

No cabe duda de que el tandem Campanella-Darín funciona, y funciona muy bien. Si ya se le une esa bestia  gore que es Eduardo Blanco y lo aderezas con un toque de la madre patria en la figura de ese pedazo de actor que es José Luis López Vázquez la cosa tendría que resultar la hostia. Pero no, no resulta.

Que Campanella escribe historias conmovedoras ya a estas alturas lo sabemos todos, porque todos hemos visto sus películas (El hijo de la novia; El mismo amor, la misma lluvia; El secreto de sus ojos...). Es un monstruo del lagrimón y de la risa, del drama y de la comedia, es un contador de historias nato; el tipo te mezcla lo agrio con lo dulce con la sabiduría de un gran chef, y te revuelve las tripas y te hace cagarte en todos los hijoputas que putean a sus héroes y les joden la vida... En fin, luego llega Ricardo Darín, te enamoras de él, de su mirada eternamente triste y de su aroma de hombre de verdad (pero de verdad de verdad) y ya está todo hecho.

El problema en Luna de Avellaneda es que hay un maniqueísmo más que evidente. Campanella es un sabio manipulador de sentimientos y todos lo sabemos porque a todos nos ha tocado por aquí o por allá alguna vez o más de una, pero no le perdono el descaro. No le perdono que haya unos buenos, honrados, dignos, honestos, fieles e idealistas que quieren conservar su club del barrio frente a unos malos, interesados, indignos, traidores y materialistas que quieren vender el club y conseguir a cambio un puesto de trabajo.

No me interesan en el cine los blancos y negros argumentales, y en esta película sobran. Hay muy poca sutileza, para tratarse de un tipo normalmente tan sutil como Campanella. Sí, se ve, como siempre en sus historias, gente de la calle, con la que el espectador se siente muy identificado, y ese toque tragicómico tan característico, que también hace que el público se reconozca en las vidas que cuenta.

La pena es que en nuestras vidas las decisiones no son tan sencillas y hay muchas tonalidades y matices entre lo honesto y lo deshonesto, lo digno y lo indigno, lo leal y lo traicionero, lo heróico y lo vil. Es más, en el mundo real no existe nadie con ninguna de esas cualidades en estado puro, por mucho que a menudo en el cine se empeñen en mostrar lo contrario.

Por cierto, yo no tengo la menor duda de que hubiera votado a favor de vender el club. Cuando hay por medio gente pasando calamidades, a mí que no me toquen mucho los ovarios con idealismos ni pollas. Las Lunas de Avellaneda tienen su momento y los estómagos vacíos el suyo.

viernes, 17 de agosto de 2012

El río de la vida, by Robert Redford

Ésta es una de esas películas que una no sabe muy bien cómo valorar. No cabe duda de que tiene una fotografía maravillosa, un trasfondo poético innegable, unos personajes carismáticos y entrañables, unas interpretaciones memorables (de todos me quedo con Pitt, al que le toca el personaje sin duda más emblemático y potente), lo tiene prácticamente todo, pero terminas de verla, y dices... Y?

Supongo que para los amantes de la pesca debe de ser un pepinazo. Las escenas en el río con los dos hermanos dándole a la caña y a las moscas seguro que son para flipar, claro... si el tema te apasiona. Pero si lo de pescar no es lo tuyo todas esas escenas se hacen larguiiiiiiiiiiiiiísimas, pesadiiiiiiiiiiiiisimas, interminaaaaaaaaables... Un puto coñazo, vamos.

No dudo de que en la pesca haya un huevo de poesía y de que sea una de esas aficiones capaces de entusiasmar hasta la muerte a su público. Conozco a bastante gente que los fines de semana se levanta a las 5 de la mañana para cogerse un sitio bueno en el que echar el anzuelo y tirarse horas y horas pendiente de si el bicho pica o no pica. Yo sinceramente no lo puedo entender.

Sí puedo reconocer, en cambio, la belleza de la película, su evidente perfección técnica, el tono entre intimista y metafórico lleno de encanto, la sutileza de los diálogos, el impecable trabajo actoral... Lo reconozco todo, sí, pero... qué coñazo de río, hossssstia!!!!!!!

miércoles, 15 de agosto de 2012

Mi vida como un perro, by Lasse Hallström


He visto muchas películas sobre la infancia pero nunca una sobre la infancia en Suecia. La verdad es que no parece tan malo ser niño en Suecia. Lo que he aprendido con esta película es que los niños suecos se lo pasan bomba, mucho más que los niños españoles.

Bien es verdad que la mayoría de pelis españolas con niño transcurren en la guerra civil o en la posguerra y en esas circunstancias sólo hay niños penosos, mocosos, sucios, hambrientos, asilvestrados y muy muy desgraciados. Nada que ver con los niños de esta peli, que están perfectamente vestidos y acicalados. Y mira que me gustan a mí poco los niños de película pero reconozco que Anton Glanzelius, el chiquillo protagonista, no da el repelús habitual.

El protagonista de "Mi vida como un perro" es un niño que pierde a su madre y a su perra al mismo tiempo (adivinad qué pérdida jode más), y sin embargo hay muchas risas en esta historia. Y personajes divertidos, gente excéntrica, locos subidos a tejados, abuelos que se excitan leyendo anuncios de fajas, niños que boxean y se bañan en barriles llenos de agua...

Una historia que podría haber sido un dramón como una casa que haría derramar ríos de llanto, Hallström, a través de esos personajes casi de cuento infantil, la convierte en un simpático canto a la alegría de vivir. El tío tiene arte y oficio. No me extraña que los americanos lo abdujeran rápido.

martes, 14 de agosto de 2012

La estrella ausente, by Gianni Amelio

Hace un par de meses que he dejado de ver la televisión pública nacional. El desmantelamiento del equipo de informativos que tantas glorias ha dado en los últimos tiempos a RTVE tanto en premios internacionales como en niveles de audiencia me tiene francamente escandalizada, sobre todo cuando los dirigentes populares han empezado a traerse a "su gente" de Telemadrid y otros canales bazofia por el estilo para sustituir a los profesionales destituidos.

Ni que decir tiene que también han dejado de emitir series con un nivel de calidad y de audiencia más que aceptables, como "Cuéntame" o "Amar en tiempos revueltos" para traernos brillantes en bruto como la reposición de aquella maravilla del esperpento que fue "Ana y los siete" o para contratar a Bertín Osborne como nuevo presentador estrella de la casa. Hasta los famosos documentales de la 2 los están aprovechando para meter a saco su infame propaganda neofascista.

No hablemos de las películas que programan, prácticamente el 90% Western, y sobre todo, no hablemos de las que han dejado de programar. Desde que llegaron parecen haberse propuesto que el poco público que aún tenía el cine español  termine aborreciéndolo, al elegir para emitir en sus canales las películas más burdas, tostones, impresentables y bochornosas de nuestro cine. Ya sabemos de sus obsesiones, los de la ceja y todo eso. Se trata de conseguir que nadie, ni borracho, quiera ver nunca más una película española en todos los días de su vida.

Y alguno dirá: y a qué viene este rollo? Qué tiene que ver esto con la película de Amelio? Pues bien, tiene que ver que ayer, por primera vez en mucho tiempo, me decidí a ver un filme en la 2. Vi el título, me gustó lo que leí sobre ella (en fin, lo del choque de culturas y todo eso), me encantó que el protagonista fuera mi adorado Castellitto... en fin, que me extrañó un montón que esta gentuza se hubiera decidido por fin a echar una buena peli y, toda flipada por el acontecimiento, me puse a verla.

No tardé mucho en darme cuenta de por qué la habían elegido para emitirla; esta gente no da puntada sin hilo, y la carga ideológica la tienen que meter por huevos en todo lo que hacen. En toda mi vida de cinéfila jamás he visto una China más fea, con más miseria, con la gente más desdentada y los niños más mugrientos, todo gris, ni un rayito de sol por ninguna parte, ni una gota de vegetación... nada, es como un paisaje desértico de pesadilla lleno de pobres y de ratas, y de gente hacinada, y de fábricas deshumanizadas que afean aún más si cabe el horrible y nebuloso paisaje; es prácticamente el infierno en la Tierra.

Y claro, ya se explica todo. Cómo hacer un alegato anticomunista eficaz sin que se note demasiado. Pues echando pelis en las que haya un mensaje subliminal evidente: esta gente vive en la más absoluta miseria, y os recuerdo que son comunistas. Mañana os pongo un Western en el que se vea cómo con un par de pistolas y un sheriff con dos cojones se acaba rápido con la gentuza y se puede vivir en un mundo próspero y feliz, donde hay un montón de gente guapa y con dientes, como en los USA.

Cuál es el problema? Pues que mucha gente hoy en día viaja. Y sí, todos sabemos que China no es como nos la quisieron pintar cuando las Olimpiadas de Pekín, pero ni mucho menos es este saco de inmundicia ética y estética que nos pinta Amelio (no confundir con el mono Amedio), no sé con qué intención, la verdad.

Hasta Castellito sale feo y sin pizca de su fuerte atractivo personal en esta película. Es que es todo tan tétrico, tan dantesco, tan irreal... Tan asquerosamente descarado.

lunes, 13 de agosto de 2012

La cara oculta, by Andrés Baiz

Interesante trama la que plantea Andrés Baiz en esta mezcla de suspense y dilema ético que, cuanto menos, no se puede negar que entretiene.

Por lo que he leído por ahí la putada es el trailer, que viene a destripar todo el misterio de la primera parte de la película, así que aviso yo también alto y claro: NO VEAIS EL TRAILER!!!!!!!

Sinceramente la valoraría mucho mejor si no fuera por el actor protagonista. Quim Gutiérrez es un tío que está muy bueno, buenísimo, eso no puede discutirse; como modelo es pa comérselo. Pero no es actor: no sabe interpretar, no sabe vocalizar, carece de registros, pone la misma cara en una comedia que en un drama o en un thriller, suelta su parte del guión como si lo estuviera ensayando ante un espejo... Es simplemente impresentable. Quim, ésta es una crítica constructiva: tío, apúntate a clases de interpretación y luego ponte a hacer pelis. O cambia de escuela, si es que ya las das.

Por lo demás la historia está bastante bien y el final es impactante, definitivo y contundente. No entiendo a la gente que dice que es un final abierto; para mí está muy claro lo que pasa y lo que va a pasar después. Y mucho menos entiendo a los que claman por una posible secuela. Nooooooo, por favoooooor! La historia  tal y como está queda perfectamente cerrada y finiquitada. SECUELAS NO!!!!!!


sábado, 11 de agosto de 2012

Acusados, by Jonathan Kaplan

Pues mira tú por dónde este drama judicial de carácter eminentemente efectista y sonrojantemente artificioso me va a servir para hacer mi crítica número 600.

La cosa va de una tía bastante colgada y descerebrada que se mete en una de esas encerronas rebosantes de testosterona en las que alguna vez nos hemos visto envueltas casi todas las tías. La testosterona disparada, el alcohol y la bestialidad generalizada de la concurrencia hacen el resto y la cosa en este caso termina en violación colectiva con regocijo generalizado de los presentes. Lo dicho, una panda borrachos sin muchas luces y bastante recalentados, y ya tenemos el drama servido.

Que nadie tiene derecho a violar a nadie creo que a estas alturas está fuera de toda discusión para cualquier persona mínimamente civilizada; ahora bien, que.un proceso judicial tenga la menor posibilidad de desarrollarse de la forma que cuenta la película es casi tan probable como que una rana viole a un elefante.

Pero lo verdaderamente alucinante de esta película es el grado de efectismo judicial. En realidad si la justicia norteamericana se parece de verdad en algo a lo que nos muestran en el cine, sería muy similar a una corrida de toros.

Sale el fiscal o el defensor (el que le toque el papel de bueno, en este caso la fiscal) e interroga al testigo principal: un capotazo por aquí, un muletazo por allá, una manoletina,... Oleeeee! El testigo (el toro, vamos) se queda todo tembloroso de la emoción y hecho polvo en el estrado, y entonces el fiscal bueno da media vuelta, mira al jurado con descaro y suficiencia (al graderío, vamos) y se dirige muy tieso a su sitio. "No hay más preguntas, señoría". Oleeeeeeeeeeee!

Sale el otro abogado con el objetivo claro de desacreditar el testimonio del testigo-toro. Y con él llega la suerte de varas y las banderillas: un puntillazo por aquí, otro pinchazo por allá... El testigo cada vez más hecho mierda, el tembleque y las convulsiones adquieren tintes parkinsonianos, y cuando por fin entra a matar el testigo ya entra en modo delirio y termina confesando que usa gafas de 30 dioptrías o que iba borracho como una cuba o que padece conjuntivitis crónica desde los 6 años. El caso es que por fin queda desacreditado ante el jurado-graderío, mientras el acusador da la espalda al testigo-toro, levanta la cabeza orgulloso de su brillante actuación y brinda su faena con un guiño a su esposa, a su novia o a un primo lejano que está entre los espectadores. Ovación, orejas, rabo y vuelta al ruedo. Oleeeeee, oleeeeee y oleeeeeeee! Toreroooooo, torerooooo, torerooooo!

En realidad es un espectáculo para el lucimiento de los protagonistas (abogados y fiscales), puro teatro, una dramatización que es a la justicia lo que una escoba es a las últimas tecnologías. Es patético, es absurdo, es delirante... Cuesta creer que a los americanos los llamen para formar parte de un jurado y no salgan huyendo del país para pedir refugio en Sierra Leona.

La prota es Jodie Foster, que ya apuntaba maneras pero que aún no había llegado a desvariar y a darle al baile de San Vito en la medida en que lo hace últimamente en casi todos sus papeles. Le dieron un Oscar por su interpretación pero sinceramente yo no le hubiera dado ni un triste Goya.

viernes, 10 de agosto de 2012

La piel suave, by François Truffaut

Bueno, de verdad que no me puedo creer que alguien se pueda tomar medianamente en serio esta película. Yo creo que ni los Monty Python hubieran hecho una parodia mejor de lo que es el típico encoñe de toda la vida de dios.

Truffaut y la nouvelle vague es lo que tienen, que lo mismo te descuajaringan la mandíbula de aburrimiento que de un ataque de risa. Yo particularmente viendo esta peli reconozco sin rubor que me he descojonao toda. Y para los que critican mi subjetividad diré que no sólo me he partido el culo yo sino también la compaña. Vamos, que hemos echado unas saludables risas en pareja muy bien echadas.

Para empezar está la elección del protagonista; pa haberlo matao. Si no sabéis quién es podéis buscarle por el Google y lo comprobaréis. Jean Desailly tiene cara de todo menos de voraz e insaciable amante. De marido aburrido sí; de burócrata soporífero, también; de señor con el colesterol por las nubes, sin duda; de empleado del registro de la propiedad, podría ser. Pero... de amante????? Quién coño estaría tan desesperada en el mundo para echarse a ese señor de amante??? Cagada total.

Es una pena porque para contar las secuencias que más risa dan tendria que destripar toda la película, y mi legendaria maldad no llega a esos extremos. Sólo me referiré por encima a ellas y quien haya visto el  truffo-truño me entenderá perfectamente, y quien no, pues que lo vea, de verdad que merece la pena.

1. La conferencia del escritor en un cine de pueblo: humor negro 100%. El organizador friki, el ágape de las autoridades del lugar, la novia sola en el hotel, el friki que quiere una copa, la novia que le manda a por medias... Puro Chaplin.

2. La escena de la escopeta.  Y de ésta sí que no puedo contar nada, pero es la hostia de divertida. Hay una peli por ahí de Brian de Palma que se llama "Vestida para matar" y que fijo que se inspiró para el título en "La piel suave".  Esa gabardina divina de morirse, esa pedazo de escopeta, qué estilazo, qué glamour... Qué coño, que donde se ponga una buena escopeta de cañón largo asomando por los bajos de la gabardina que se quite la típica pistolita de mierda en el bolsito.

Y luego, aparte de la cuestión humorística, también tiene un puntito de intriga importante. Por ejemplo, te tiras toda la peli preguntándote en función de qué cosa el protagonista se pone y se quita las gafas de ver. Hay veces que aparece conduciendo con las gafas puestas y otras en las que va el tío a pelo, ahí, a lo que caiga, en plan suicida, sin que en ningún momento se sepa el criterio según el cual se las pone y se las quita.

El tema de las gafas es verdaderamente enigmático. En casa hemos debatido largo y tendido sobre las distintas posibilidades: Coquetería? No, porque el tío las lleva y no las lleva indistintamente con la señora, con la amante y con quien encarte. Lentillas? Imposible, durante la misma secuencia a veces va con gafas y otras sin ellas. Un vacile del director? Pos va a ser lo más probable.

Francamente, me extraña que en ninguna crítica que he leído nadie comente nada de esto.

A menudo los críticos se pierden en disquisiciones inútiles y tontorronas y olvidan los detalles importantes que más preocupan al espectador de a pie. Pero bueno, afortunadamente para llenar esos huecos de la crítica oficial aquí estoy yo, siempre a vuestra disposición.

martes, 7 de agosto de 2012

No tengas miedo, by Montxo Armendáriz

Una película difícil de hacer, difícil de ver, probablemente muy difícil de interpretar, y también difícil de criticar. A mí me ha costado verla porque es un tema que me da especial repelús; conozco varios casos reales de abusos sexuales durante la infancia/adolescencia y me consta que el director se ha documentado bastante bien.

Lo que cuenta es muy parecido a lo que muchas víctimas podrían contar: el enemigo en casa; la relación ambivalente amor-odio con el agresor; el sentimiento de culpa (sobre todo si hay algún disfrute sexual, que suele haberlo); la actitud indolente, cuando no directamente cómplice, del resto de la familia, sobre todo las madres; y muy por encima de todo, el deseo de la víctima de que todo quede en casa y nada se sepa. Ya se sabe, los trapos sucios se lavan en casa.

El principal problema de los abusos domésticos es ése precisamente, que nadie denuncia ni quiere denunciar, salvo que algo le obligue a hacerlo. Algo como sospechar que los abusos pueden repetirse con otro niño de la familia, o como lo que pasa en la película, que a través de las secuelas que deja este asunto la persona termine padeciendo algún otro problema que tarde o temprano saque a relucir la verdad, y casi siempre, a costa de mucho tira y afloja por parte de los psiquiatras y psicólogos que tratan a la persona afectada. Vamos, que cuesta decirlo pero mucho más denunciarlo.

Y una vez dicho esto, y reconocido que Armendáriz se lo ha currado, también tengo que decir que hay un poso de impostura muy grande en la película. La interpretación de Michelle Jenner, aunque la pobre hace lo que puede con lo que Montxo le ordena, es un completo simulacro y su permanente cara de funeral tiene una clara finalidad efectista.

Por increíble que parezca, las personas que han sufrido abusos también se divierten, salen, se rien (sí, señores, se rien de vez en cuando, y algunas hasta cuentan chistes), bailan, hacen el tonto, se portan como todo el mundo... no van por la vida con un cartel que dice "tengo un trauma y necesito ayuda". Eso es falso, no es real, es trampa. Son personas normales, como tú y como yo, al menos en apariencia.

Y aquí es donde falla la historia. Lluís Homar (el padre abusador) sí suena a personaje real; de hecho es fácil odiarlo y morirse de asco cada vez que aparece. Belén Rueda (la madre consentidora) ya canta un poco más; en ella y en su indiferencia empieza un poco la impostura. Lo suyo suena a puro teatro (la escena del almuerzo con la hija en el restaurante roza el absurdo). Pero ya la víctima, Michelle Jenner, con ese aire perpetuo de... víctima. Vamos, es que es imposible que con esa cara y ese arrastre de pies durante toda la infancia, la adolescencia y buena parte de la juventud, absolutamente nadie se diera cuenta de que esa muchacha arrastraba un secreto inconfesable. Simplemente no cuela.

lunes, 6 de agosto de 2012

No te muevas, by Sergio Castellitto

Cuesta creer que yo haya visto la misma película que la que dice haber visto prácticamente todo el mundo. Leo en algunas críticas cosas como "trabajo magnífico de Penélope Cruz", "Penélope Cruz sencillamente prodigiosa"  "Bofetón para los antipenelopistas" , "Cruz conmociona en un film desgarrador" , "Brillante Penélope Cruz", "Penélope deslumbra como nunca"... Imposible. No puede ser la misma película ni mucho menos la misma Penélope.

Sólo yo he visto a una Penélope histriónica hasta la naúsea y más chillona y estentórea que nunca? Nadie más que yo ha sentido verdadera vergüenza ajena viéndola gritar con su estridente voz, y convulsionar, y hacer aspavientos como una loca? De veras para interpretar a una choni barriobajera es necesario andar con las piernas en arco como un pistolero del salvaje oeste y lucir esos ropajes infames? Y si andas como un fornido matón y tienes cara de yonky terminal, cómo se explica que un prestigioso cirujano entre en tu casa un día a hacer una llamada y se prende de ti vía amor a primera vista? Soy yo la única que encuentra todo esto un tanto "rarito"?

Pues sí, me confieso antipenelopista hasta la médula. Pero vamos, que si no lo hubiera sido de antes, creo que esta película habría sido el detonante de mi aversión. Y mucho me temo que es ya irreversible.

Pero bueno, teniendo en cuenta que a esta tía le dieron un Oscar por un papel ("Vicky, Cristina, Barcelona", horror!!!) en el que berrea, hiperactúa y repele casi tanto como en éste...  ya no me extraña nada de nada. Yo debo de tener un concepto distinto al resto del mundo de lo que es una buena actriz y una gran interpretación.

Por el contrario Sergio Castellitto sí me parece un excelente actor, aunque también un horripilante guionista y director. Como actor lo descubrí en "Deliciosa Martha", película en la que reconozco que me enamoró hasta la médula. Para mi desgracia, sigue enamorándome cada vez que lo veo, incluso en una historia tan patética y esperpéntica como ésta. El caso es que al principio tiene un puntito interesante porque comienza con una relación de evidente dominio y sumisión, casi un poco sadomasoquista, extraña, diferente, pero conforme va avanzando y empiezan los besitos, los cariñitos, los tequieros y los mi amor, amor mío, mi cielo... ya la caga total.

Luego he sabido que es la adaptación de una novela de la señora de Castellitto, y claro, tal vez eso podría explicar el desbarre. O no, igual cuando la señora vio el engendro pidió el divorcio. Es difícil saber hasta qué punto las idas de olla son del director o de la escritora sin haber leído la novela. En cualquier caso con la peli ya he tenido bastante, creo que de momento el libro tendrá que esperar.

domingo, 5 de agosto de 2012

Los caballeros las prefieren rubias, by Howard Hawks

M. Medio siglo se cumple de aquel día,
A.  Amaneciste nívea, sin moverte.
R.  Rubia eterna, eterna tonta, estabas fría,
I.   Impecablemente bella hasta en la muerte.
L.  La cadera que al viento se mecía
Y.  Y el lunar que en tu tez plantó la suerte
N.  Naufragaban en tu carne, ya vacía.

M. Medio siglo se cumple. Y artesanos,
O. Obispos, abogados, camareros,
N. Negros, blancos, moros y cristianos,
R.  Rojos, fachas, paisanos, forasteros,
O. Opinan todos, todos como hermanos:
E.  Esa rubia prefieren los caballeros.

Ps. Hoy se cumplen 50 años de la muerte de Marilyn. El 5 de Agosto de 1962 muere la actriz y nace el mito. Éste es mi frikihomenaje a "La más rubia"

Ps2. Se me olvidaba: la peli es un auténtico fiasco.

sábado, 4 de agosto de 2012

Los limoneros, by Eran Riklis

Coproducción franco-israelí en la que curiosamente Israel no sale demasiado bien parada. Bien es verdad que tampoco quedan muy por encima los palestinos. En realidad le pega un buen repaso al famoso conflicto a cuenta de otro conflicto más doméstico que representa en un plano metafórico la realidad de la zona fronteriza.

La verdad es que la premisa inicial cuesta creerla: el ministro de defensa israelí se compra una casa justo en la frontera con Cisjordania y su propiedad linda con la de una viuda palestina que vive de un limonar que tiene en su finca. Naturalmente el servicio de seguridad del político se percata al instante de que los limoneros tapan visibilidad y son el hábitat perfecto para el terrorista intrépido que quiera atentar contra la vida del ministro o de su familia. Solución? Cargarse el limonar e indemnizar a la señora. Follón al canto.

Hombre, la cosa es verdad que canta un poco, porque aunque Israel es un país minúsculo, es difícil creer que no encontrara este caballero otra zona mejor donde instalar su hogar. Nótese nuevamente el tono metafórico de la historia: con la de sitio que hay en el mundo, por qué habéis venido a plantar vuestro país justo aquí? Ya digo que Israel no sale demasiado bien parada, y la prepotencia del ejército israelí es constantemente puesta de manifiesto en un montón de detalles.

De paso se aprovecha también para darle un poco de caña a la Autoridad Palestina y a la cultura islámica: el papel sumiso de la mujer y el control férreo del macho musulmán sobre ella, el retraso evidente de una civilización anclada en el pasado, la descarada manipulación de la información a favor de la causa... En fin, que aquí no se salva ni la potota.

Bueno, sí, se salva Hiam Abbas, que es la actriz que interpreta a Salma, la viuda palestina, y que consigue darle una dignidad y una elegancia a su personaje verdaderamente admirables.

Merece la pena verla; es una historia diferente y no es en absoluto aburrida. A pesar de que la acción no es trepidante, se mantiene una cierta tensión sobre el desenlace. Por supuesto no voy a  revelarlo, pero adelanto que, como buena metáfora, se acerca bastante a lo que podría ser la resolución del gran conflicto. O lo más parecido que hay a una posible resolución. Y hasta aquí puedo contar.

viernes, 3 de agosto de 2012

Twelve, by Joel Schumacher

Probablemente el más cutre documento sobre el mundo de la droga que se haya visto jamás en el cine.

Si ayer me tocó disfrutar de la excelencia de "Traffic", hoy me toca padecer esta especie de monumento a la estolidez. Aunque algo tienen en común, exactamente cuatro cosas:

1. Ambas tienen como tema base el mundo de la droga.

2. Ambas tienen un título de una sola palabra, que empieza por T.

3. Los dos directores, Schumacher y Soderbergh, empiezan por S.

4. En las dos hay gente muy guapa.

Y hasta aquí llegan las similitudes.

Ahora las diferencias:

1 Lo que en Traffic es impacto visual en Twelve es mierda.

2. Lo que en Traffic es fuerza narrativa en Twelve es detritus.

3. Lo que en Traffic es un guión redondo en Twelve es caca.

4. Lo que en Traffic son interpretaciones magistrales en Twelve es boñiga.

Algo que no me explico es qué hace Ellen Barkin en esta bazofia.

Y menos me explico cómo pude terminar de ver este pútrido truño.

jueves, 2 de agosto de 2012

Traffic, by Steven Soderbergh

Probablemente el más completo documento sobre el mundo de la droga que se haya visto nunca en el cine. Desde todos los ámbitos, cada uno con su correspondiente color de fondo.

En azul, les presentamos a los políticos y a las víctimas, todo en el mismo pack. Porque a un político también le puede tocar en su propia casa vivir el drama; es más, no es difícil que pase. Papá está todo el día por ahí arreglando el mundo, montado en su avión junto con un gran equipo de trabajo, organizando duras campañas contra el narcotráfico, y mientras, el nene o la nena de papá se están poniendo hasta el culo de coca, caballo, crack o lo que le echen. Papá es Michael Douglas y está, como siempre, imponente.

En amarillo casi sepia, los cárteles que mueven el negocio. El policía mexicano que cobra una mierda al mes y se saca un sobresueldo haciendo trabajitos para los grandes señores de la droga. Imposible luchar contra ellos, si desaparece uno, aparecen 3. La corrupción, la lucha entre bandas, los niños en la calle, sin futuro,  sin un triste campo de béisbol donde desfogar, expuestos a terminar siendo carne de cañón y haciendo el trabajo sucio para los narcos. Ahí está Benicio del Toro: Oscar, Globo de Oro, BAFTA, etc etc., por este trabajo. Impecable, perfecto, rotundo.

Por fin, a todo color, tenemos el glamour a este lado de la frontera. Los distribuidores, los elegantes propietarios de inmensas mansiones, con sus deportivos en la puerta, sus hermosas mujeres en casa, sus familias impolutas… Respetables hombres de negocios que jamás se manchan las manos porque para eso tienen un ejército de abogados y matones que les protegen a ellos y a los suyos y blanquean convenientemente su dinero dándole brillo y esplendor. Y ahí está ella, Catherine Zeta-Jones, preciosa, implacable, dispuesta a todo por salvar su mundo de cristal. Ellos nunca caen, son invencibles, y mientras la droga sea el gran negocio que es y siga moviendo la pasta gansa que mueve, siempre estarán ahí. Intocables.

miércoles, 1 de agosto de 2012

La prima cosa bella, by Paolo Virzi

Ayyyyyy, aquellas mammas italianas de las pelis de los 50 y los 60! La Loren, La Magnani, La Masina, La Maggio de Amarcord! Qué mujeres, qué tremendas, qué inmensas, qué tetas, qué culos, qué manera de chillar, de sacudir y de arrear estopa! Y cuántos homenajes no se les habrán dedicado con mayor o menor suerte a lo largo de la historia del cine!

“La prima cosa bella” es un intento más de ensalzar esta emblemática figura, pero un intento fallido y tostonazo. Una auténtica mamma de las de toda la vida, pero en plan cutre; una madre risueña y cantarina hasta la extenuación pero tan cualificada para la maternidad como Jack el destripador o la bruja Lola. Una señora muy simpática, muy guapa y muy maja ella, pero incapaz de cuidar de sí misma y mucho menos de sus propios hijos.

La historia va de que cuando la buena señora se está muriendo pretende que el hijo que tuvo que padecer durante su infancia la inutilidad materna se reconcilie con su mamma para que así ella pueda morir en paz. Vamos, lo típico.

Lo único que se salva es Valerio Mastandrea, que interpreta al hijo de la señora esta y que hace el hombre lo que puede con un papel tan poco lucido, aportando la contención y la sobriedad que compensan un poco el histrionismo y la exageración de la actriz que interpreta a la madre. Por cierto, insoportable madre que justifica plenamente la idea del matricidio.