martes, 30 de abril de 2013

Fish Tank, by Andrea Arnold

Por las críticas que he leído por ahí, creo que tengo una visión bastante diferente de esta película de la de la mayoría de la gente. A mí, por ejemplo, no me parece una peli esencialmente social; esa parte me parece meramente accesoria. Ocurre en un barrio obrero como podía haber ocurrido igualmente en un barrio pijo. O es que no hay madres pijas que van a su bola total y adolescentes pijas nininis (que ni estudian ni trabajan ni ganas)?

Tampoco me convence eso de “retrato de la fragilidad de la adolescencia”. Hombre, pues sí, la protagonista es una adolescente, pero vamos, que poco tiene que ver con los adolescentes más o menos normales. Es una adolescente típica del reality “Hermano mayor”, y su madre algo parecido a las madres que aparecen en ese programa. Si lo habéis visto alguna vez sabréis a lo que me refiero, gente que se dice entre sí cosas como “puta, guarra, ojalá te murieras” y todo así.

El shock que supone la aparición de Michael Fassbinder en la vida de la familia esta es directamenter proporcional a la condición apolínea del culo del actor. Yo misma quedé en estado cataléptico ante la visión, por tanto se puede entender perfectamente el brutal impacto en una niña de 15 años con las hormonas enloquecidas.

Para mí lo que Andrea Arnold fundamentalmente plantea es una historia de tensión sexual con el agravante morboso de que hay menor de por medio. Bastante desarrolladita, pero bueno, ya sabemos la paranoia colectiva que existe con eso del sexo con menores. De hecho todo el tiempo te lo pasas esperando el gran momento: “Ahora!”. “No, no, ahora”, “Huyyys, casi pero no”, “Ahora sí ahora sí”, “Uyyy, por qué poco”. Yo creo que la única que no lo ve, por lo despistadilla, es la propia madre de la chica porque desde el principio resulta evidente lo que pasa y lo que inevitablemente va a pasar.

Como curiosidad decir que Katie Jarvis, la adolescente protagonista (que de adolescente tiene poco porque debe de andar por los veintitantos) no es una profesional, sino que la pillaron en la calle discutiendo con el novio y como dio el tipo la contrataron. Nenas, ojo al dato, a veces ser una arrabalera puede llevarte al estrellato.

lunes, 29 de abril de 2013

Ciudadano Kane, by Orson Welles

Por fiiiiiin! Aquí está mi esperadísima crítica de Ciudadano Kane. Me consta que más de uno y más de dos llevaba meses sin dormir de la ansiedad, a la espera de este gran momento. ; ) Es coña, eh? Que aquí hay gente que se lo toma todo al pie de la letra.

En fin, al grano. Ésta es una de esas películas hechas básicamente para que flipen los estudiantes de cine: "qué pasada de picado, tío",  "Pos qué me dices del contrapicado", Y qué travellines, pordiosssss", "Y qué maravilla de plano secuencia, lavirrrrgen". Bueno, ya sabéis cómo se ponen de repelentes y pesados los obsesos de la técnica.

Por mi parte, como no soy una experta en técnicas cinematográficas, de todo eso paso; a mí lo que me interesa es la historia, y a eso voy, a hablar de la historia que me están contando. Y a mí la historia esta pues como que me interesa lo justo. Esto qué es? Un bote inglés? Pues no le veo los remos.

Kane me parece un personaje muy poco atractivo, y ni puedo ni quiero entender que a alguien le pueda interesar lo más mínimo por qué la última palabra del tipo antes de morir fue Rosebud. Ni mucho menos me cabe en la cabeza que con esa absurda coartada un grupo de periodistas se recorran a todo lo ancho y largo el territorio norteamericano entrevistando a gente para ver si alguien puede tener alguna vaga idea de qué pueda significar el dichoso vocablo de los cojones.

No paro de darle vueltas a la cabeza pensando en una puta palabra que yo pueda soltar antes de morirme que tenga entretenidos a todos mis parientes y amigos hasta el fin de sus días intentando averiguar lo que quise decir. Vale, yo no soy Kane pero soy Inma y ya me he picado con el tema éste. Para complicar la cosa creo que me aprenderé algún vocablo arameo de difícil pronunciación, tal vez un juramento, y así los tendré todavía más intrigados. Bicho que es una.

viernes, 26 de abril de 2013

En un lugar de África, by Caroline Link

Deliciosa cinta alemana que es en realidad varias películas en una:
 
- Es una historia de amor, con sus desencuentros, sus encuentros, sus celos...
- Es una película sobre el Holocausto visto desde el exilio.
- Es una declaración de amor a África y a sus gentes.
- Es un viaje iniciático en tiempos difíciles.
- Es un canto al mestizaje cultural, a la tolerancia y a la convivencia.
 
Merecidísimo Oscar a mejor película en habla no inglesa. Chapeau Caroline Link!

jueves, 25 de abril de 2013

Easy Rider, by Dennis Hopper





“Easy Rider”  es básicamente un puto coñazo, como casi todas sus congéneres las “películas de culto”, pero a pesar de su petardez y su pretencioso guión tiene algunas cosillas que se salvan:

Una banda sonora de temazos sesenteros que te cagas.

Una pregunta inolvidable que me apunto para soltársela a los muchos capullos que conozco: "tú hablas con las ranas a medianoche?"

Y la mejor descripción de los americanos que he oído en mi vida, en boca además de un jovencísimo Jack Nicholson que ya apuntaba maneras y brillaba cual rutilante estrella. Jack dixit:

“Todo el mundo quiere ser LIBRE, pero una cosa es hablar de ello y otra cosa es serlo… Claro que no les digas jamás que no son libres, porque entonces se dedicarán a matar y a mutilar para demostrar que lo son. Sí, sí están todo el día dale que te pego con la LIBERTAD INDIVIDUAL pero ven a un individuo LIBRE y se cagan de miedo. Y el miedo les hace peligrosos”.

Pues sí, esto lo escribieron Hopper y Fonda hace más de 40 años! Mucho antes del 11-S, de Irak, de Afganistán, de Guantánamo… Mucho antes de que el terror en estado puro entrara en sus fronteras. Estarían todo el día colgados pero oye… menudo ojo!

Lisérgicamente vuestra.


miércoles, 24 de abril de 2013

Bienvenido Mr. Chance, by Hal Ashby

Maravillosa sátira del director norteamericano Hal Ashby sobre el absurdo y caprichoso mundo de la política, los medios y el poder, y sobre lo fácil que es que un auténtico subnormal pueda acceder a él.

Os suena de algo? Aquí sabemos bien cómo un imbécil absoluto puede llegar a presidente de gobierno simplemente hablando lo justo, dejando que el enemigo la cague él solito y repitiendo una y otra vez unos cuantos mantras que le han apuntado.

Con un vocabulario tan limitado como éste: "Por supuesto, Henry" "Totalmente de acuerdo, Charles", "Claro que sí, Lawrence" "Yo también me alegro mucho de verte, John", "Claro, Margaret, me parece que eres muy guapa", "Estaré encantado de cenar con usted, Mr. White", “Hay que cuidar el jardín” ... Se puede llegar sin problemas hasta el infinito y más allá.

Alguien ha oído a Rajoy decir mucho más que eso? Y ahora encima en pantalla de plashhhhma, el no va más. Vamos, es que mientras veía la película se me iba representando perfectamente la imagen de nuestro ínclito presidente, con tinte capilar y todo.

Impagable la escena de "sexo" con Shirley MacLaine, esa entusiasta masturbación de ella mientras Chance hace el pino puente sobre la cama. Nunca las palabras mágicas: "Me gusta mirar" tuvieron un efecto más impactante. Qué grande Mister Sellers!

martes, 23 de abril de 2013

De repente, el último verano (Suddenly, last summer), by Joseph L. Mankiewicz

Ingredientes:

1. Un trauma personal: Tennessee Williams escribió esta historia bastante cabreado con sus padres por haber consentido que le practicaran una lobotomía a su hermana esquizofrénica. Fundamental para entender la rabia que destila este alegato en contra de dicha práctica quirúrgica.

2. Un tema tabú latente: la homosexualidad. Durante toda la cinta se hacen constantes alusiones más o menos veladas pero naturalmente en ningún momento se hace la menor referencia explícita. Imposible en aquellos tiempos.

3. Un director de clásicos, que todo lo que toca lo convierte en oro: Joseph L. Mankiewicz, capaz de juntar a uno de los dramaturgos más emblemáticos de todos los tiempos con un elenco casi imposible: Montgomery Clift, Elizabeth Taylor y la gran Katharine Hepburn.

4. Un protagonista ausente: el personaje de Sebastian, alrededor del cual gira todo el drama, no aparece en ningún momento, salvo en un desafortunado flashback al final, y sólo de espaldas. Sin embargo está constantemente presente. “Sebastian decía…”, “Sebastian solía…”, “Sebastian y yo…” . Es el puto amo indiscutible de la obra, a la par que un auténtico coñazo.

5. Teatro, puro teatro: la adaptación es ostensiblemente teatral, por lo que abunda el aspaviento y la exageración, sobre todo en lo que concierne al personaje de Hepburn. Sus arrebatados discursos plagados de referencias poéticas resultan de todo menos creíbles en una película.

6. Personajes tortuosos y taradillos. Un buen complejazo de Edipo, una leve insinuación de posible incesto, tal vez un toquecillo de pederastia… Lo cierto y verdad es que no nos encontramos ante una familia muy normal, para qué nos vamos a engañar.

7. Escenarios agobiantes: toda la acción transcurre entre el jardín de Sebastian, de una exuberancia asfixiante, y el manicomio, un lugar sórdido y escalofriante en el que los locos se hacinan. De pesadilla.

8. Componente onírico. Aquí entraría la narración de la visita a la isla de Sebastian y su madre, con los pájaros devorando a las crías de tortuga, o el final, con la dramática explicación de Elizabeth Taylor y los flashbacks en los que se visualiza la muerte de Sebastian.

9. Toque friki: Las subidas y bajadas en el trono-ascensor de Katharine Hepburn son una auténtica locura, un homenaje a la horterada verdaderamente memorable.

Et voilà! De repente… el último coñazo.

domingo, 21 de abril de 2013

Frenesí, by Alfred Hitckcock

CON LA MUERTE EN LOS TALONES. Así debió estar el maestro para rodar esta película, chusca donde las haya, con el plantel que la rodó. Madre mía, Hitch, quién te ha visto y quién te ve??? Con esos bellezones rubios que te has agenciado tú de toda la vida, ese brillo, ese glamour... cómo has ido a dar con este ramillete de actrices de caras perrunas y cardados imposibles? Lo que es la decadencia artística, señor!!! Por lo visto, el amigo Alfred volvió a su London natal para rodar esta película, y como el presupuesto estaba flojo recurrió a actores y actrices de teatro casi desconocidos. Vale, bien, lo entendemos, pero hombre... tan bajo era el presupuesto que no daba ni para una actriz con cara normal???

LA SOMBRA DE UNA DUDA. Sin ánimo de adelantar nada esencial diré que la historia va de un asesino en serie que mata a sus víctimas estrangulándolas con una corbata, concretamente con la corbata que lleva puesta en el momento del crimen. Y mi duda es: nadie reconoce las corbatas del tipo? Es decir, no sería lo más fácil para dar con el asesino buscar al propietario de dichas corbatas en lugar de ir por ahí haciendo preguntas peregrinas sobre lo humano y lo divino? No sé, digo yo.

FALSO CULPABLE. Una vez más Hitchcock vuelve al tema del falso culpable, sólo que el personaje es tan tonto, tan basto y tan poco atractivo que una se pasa el rato deseando que sea el culpable de verdad o que al menos la policía lo crea y lo encierre en la cárcel de por vida. No he visto jamás a un inocente tan poco carismático y que esté llamando tanto a gritos una sentencia de culpabilidad, al menos por parte del espectador.

CRIMEN PERFECTO. En realidad el asesino dista mucho de cometer crímenes perfectos: va dejando pistas por todas partes, se deja ver tranquilamente por los lugares de los crímenes, no limpia jamás sus huellas... en fin, un desastre. El auténtico crimen perfecto de esta historia es el infame tinte rubio que lleva el serial killer en su pelo, un verdadero horror estético de proporciones espantosas. De cadena perpetua como mínimo.

YO CONFIESO que viendo esta película me he partido la caja, vamos, que la considero más una joya de la comedia negra que una historia de intriga. Los diálogos entre el inspector y su señora, a medias entre lo gastronómico y lo policíaco son de lo mejorcito en comedia que he visto jamás. "Querída, qué es esto?", "Pues sopa de congrio, ancas de rana y manos de cerdo con algas Fujimori, querido. Por cierto, hablando de ranas, no termina de cuadrarme lo de la corbata". Simplemente genial.

viernes, 19 de abril de 2013

Mona Lisa,by Neil Jordan

LA BUENORRA. En este caso una puta de lujo. A mí las historias de putas me molan mazo. Son todas tan buenas personas (casi imposible encontrar en el cine o en la literatura a una meretriz con malos sentimientos, haced la prueba), tan desgraciadas, tan entrañables! Debe de ser el único oficio del mundo en el que prácticamente no existe la maldad, si exceptuamos a los proxenetas, que ésos sí son todos malos malísimos. En fin, esta puta de Neil Jordan es una negra estupenda, por supuesto con un corazón de oro, de la que no puede evitar enamorarse locamente el protagonista indiscutible de la cinta, que en este caso es “El feo”.

EL FEO. Nuestro feo es el pringao de toda la vida, ése que ahora se conoce (un gran hallazgo, por cierto) como “Pagafantas”. Este feo además es bueno; es un cacho pan, un osito de peluche, vamos, un pringao de manual. A pesar de que el tío acaba de salir de la cárcel tras una carrera gangsteril que se adivina intensa y fructífera, cae redondo ante una buena caída de pestañas y una sonrisa triste de la buenorra. Bob Hoskins pone cara a nuestro feo y lo convierte en un ser adorable, desprendido, ingenuo, capaz de matar y morir por su particular Mona Lisa.

EL MALO. Por supuesto, como en toda peli de putas, no podía faltar el malo, que en este caso no es el chulo sino el gangster que maneja el negocio a gran escala. Michael Caine da vida con su habitual buen hacer a este personaje malvado y sin escrúpulos que es el contrapunto perfecto a la bondad del pobre ex convicto enamorado. Al final, como en casi todas estas historias, la cosa se reduce a si ganan los buenos o ganan los malos, o no gana ninguno de los dos, que también podría ser. Con los datos que he dado, adivináis cómo acaba?

jueves, 18 de abril de 2013

Spider, by David Cronenberg

Adentrarse en una mente enferma e intentar reflejar su funcionamiento debe de ser una de las aventuras más apasionantes que pueda plantearse un cineasta, pero es francamente arriesgado. Desde luego lo que pueda salir de ahí nunca será una peli de acción trepidante ni un entretenimiento ligero; por fuerza tiene que ser algo complejo, tortuoso e intrincado; y de la aventura se puede salir igualmente triunfal o trasquilado.

En mi opinión Cronenberg triunfa totalmente. Partamos de la base de que sabemos a lo que vamos cuando nos ponemos a ver esta película y no esperamos partirnos el culo de la risa, porque leo por ahí algunas críticas que no sabe una muy bien si es que el que las ha escrito esperaba ver Mortadelo y Filemón y se equivocó de sala.

“Spider” se sostiene básicamente en la inconmensurable interpretación de Ralph Fiennes. Es difícil de explicar porque realmente impresiona muchísimo. Fiennes es la enfermedad mental hecha carne. Cada uno de sus gestos, sus miradas, su forma de caminar, de sentarse, su fumar compulsivo, su aislamiento… Consigue despertar en el espectador un sentimiento inmenso de compasión, desde el primer plano en la estación cuando aparece perdido y desolado justo detrás de todos los demás viajeros hasta la última escena en el coche. Nunca nadie ha sabido representar mejor la tortura de una mente trastornada. Qué grande Ralph!

Tampoco desmerecen en absoluto los secundarios, aunque destaca Miranda Richardson, magnífica en su doble papel de madre del protagonista y procaz prostituta. De hecho estos dos personajes son los que van a marcar definitivamente el futuro del pequeño Spider.

Muy ilustrativa la metáfora de la telaraña. Por si la interpretación de Fiennes fuera poco, la representación gráfica del caos de su mente en ese hilo que se va enredando inexorablemente en la habitación del protagonista, dejan poco lugar a dudas. Eso es justamente lo que Spider tiene dentro de su cabeza. Imposible expresarlo mejor.

miércoles, 17 de abril de 2013

Buenos días, by Yasujiro Ozu

Me estoy ajaponesando a pasos de gigante; en una semana llevo dos pelis niponas! Quién me iba a decir a mí que a estas alturas de mi vida cinéfila me iba a dar por este vicio!

Para mí hay una palabra que define perfectamente el cine de Ozu: sencillez. Eso es lo que a mí más me gusta de él. Sus películas no tienen apenas acción; son meros testimonios costumbristas, estampas de la sociedad nipona. Gente que habla, que ríe, que come, que se levanta y que se acuesta. Y alguno dirá: y para eso voy yo al cine? Vaya rollo! Pues mira, no resulta rollo porque encima el tío tiene un gran sentido del humor y al mismo tiempo que te vas enterando de los entresijos de la sociedad japonesa, te ríes.

En este caso Ozu se centra en la vida de una comunidad, una especie de “La que se avecina” pero a la nipona. Con su radiopatio, sus chismecillos, sus intrigas, sus dimes y diretes, sus pequeñas tragedias diarias y el complejo entramado social que todo ello implica. Y entre todas esas historietas domésticas, dos niños que deciden hacer una huelga de palabras porque su padre les dice que hablan demasiado.

Y ése es precisamente el contraste, por un lado el constante blablabla vacuo de los vecinos y por el otro el silencio cómplice de los dos hermanos, que dicho sea de paso, son dos niños comestibles, ñam ñam ñam, sobre todo el peque. Y mira que yo tengo fobia a los niños actores, que me dan un repelús de morirme, pero es que estos críos son otro mundo. Vamos, que dan hasta ganas de adoptarlos, aunque a estas alturas ya deben de andar por los 90 años o por ahí.

En definitiva, una película amable, divertida, sin pretensiones, libre de artificios, pero también cuidada y estilosa. Un pequeño gran descubrimiento que recomiendo a todos los que buscan en el cine una forma amena de adentrarse en otros mundos que, después de todo, no son tan diferentes al nuestro.

domingo, 14 de abril de 2013

Max, by Menno Meyjes

Estaba Hitler loco? Pues Menno Meyjes parte de la tesis de que sí, de que estaba muuuuuuuuy loco, y además tenía una serie de aspiraciones artísticas que, al no verse satisfechas, lo llevaron a descargar esa frustración en la política, fundamentalmente en su odio hacia los judíos. Vamos, que Hitler exterminó a chiquicientos millones de judíos porque un pasante de arte judío no le hizo la ola cuando le enseñó sus cuadros. Hombreeeeee!

Yo es que no creo que Hitler estuviera tan loco como Meyjes pretende y como se refleja en la demencial expresión de Noah Taylor a lo largo de todo el film. Yo creo que Hitler era un tarado, sí, y probablemente un maniático antitabaco, antialcohol y antitaurino, seguro. Pero en absoluto me creo esa dicotomía pintura-política que se plantea en la película como si se tratara de dos talentos contrapuestos que están en liza y como si sólo uno de ellos pudiera imponerse. Ohhhhhh, qué pena, como Hitler no pudo desarrollar su carrera artística, qué iba a hacer el hombre sino planificar exterminios a mansalva?

Y como lo de Hitler no me termina de convencer demasiado, paso de él olímpicamente y (la primavera qué mala es) me dejo seducir por el personaje de John Cusack.  Qué savoir faire, qué elegancia, qué mirada, qué carisma, qué todo!!! Max, ese macho con aroma de hombre de verdad, que manco y todo, con una sola manita tiene satisfechas y totalmente entregadas a dos señoras de rompe y rasga: la suya propia y otra de alquiler. Un verdadero paradigma de la optimización de recursos.

Señores que con las dos manos intactas son incapaces de cumplir medio aceptablemente con sus novias y esposas, tomen nota. Igual les convendría cortarse una mano para conseguir la técnica impecable de Max-Cusack con la otra.

O a unas malas, igual se reencarnan en Cervantes y escriben El Quijote.

jueves, 11 de abril de 2013

El nadador, by Frank Perry


Esta película tiene un atractivo fundamental e indiscutible: Burt Lancaster, un tío de presencia imponente que a sus 53 años luce un cuerpazo 10 que ya quisiera para sí más de uno y más de dos pollinos de gimnasio diario. Toda la peli en bañador, mojadito, luciendo pedazo de biceps, triceps, piernas, espalda, culo… Ay omá!  

En fin, una vez derramadas las inevitables babas, vayamos a la crítica pura y dura de la película. Basada en un relato corto del escritor norteamericano John Cheever, ésta es una chorrada de campeonato con tintes claramente oníricos que lleva a la gran pantalla el director Frank Perry.

Como no he leído el relato base no sé hasta qué punto debemos la majadería a Perry, a Cheever o es fifty-fifty. La historia va de un tipo que va nadando de piscina en piscina mientras supuestamente va desvelando las miserias de la sociedad burguesa en la que se mueve. Él entra en los jardines de sus vecinos y dice tal que así:

“Muy buenas, que me voy a pegar un chapuzón en tu piscina, que quiero llegar a mi casa nadando”

A lo que sus vecinos responden: "Ah, pues nada, hombre, nada." (Aclaración: La primera nada es de nada de nada y la segunda es de nadar)

Y así de casa en casa, nadando voy nadando vengo, y por el camino yo me entretengo. Cómo se entretiene? Pues charlando con los propietarios de las piscinas, con la mayoría de los cuales no parece llevarse muy bien que digamos. Al que no le debe pasta le debe un par de explicaciones y con casi todas las señoras parece haber tenido un túyamentiendes con final turbulento. En fin, que a través de esas charletas en bañador nos vamos enterando de que el tipo es un prenda de cuidado: fantasmón, moroso, mujeriego, mal padre… un desastre, vamos.

Y entre otras muchas preguntas, una se plantea: “pero este tío cuándo coño va a llegar a su casa?”, porque parece que no va a llegar nunca. Pero no, al final sí que llega. Y supongo que ese final debería de ser la apoteosis de la película, una especie de respuesta a todos los interrogantes. Lo que pasa es que a mí me pareció simple y llanamente el final chorra de una grandísima chorrada.  Vamos, que el tipo nada y nada y nada para nada (Las 3 primeras nadas de nadar y la última de nada de nada)

miércoles, 10 de abril de 2013

El sabor del sake, by Yasujiro Ozu

Yasujiro Ozu es un famoso director japonés que afortunadamente no se parece en absoluto a sus compatriotas cineastas. Nada que ver con esas interminables películas en blanco y negro llenas de fieros samurais que se pasan la vida mirándose unos a otros como con ojeriza, blandiendo sus espadas, y hablando lo justo para no catalogar la película de muda. Sí, ésas que no las entiende ni la madre que las parió.

No, en las pelis de Ozu la gente habla un montón, constantemente. Eso sí, dicen cosas muy raras pero eso es porque son orientales y los orientales no hablan como nosotros. Se gastan unas bromas superraras y se hacen unas preguntas peregrinas que te cagas, pero bueno, hablan, que es lo importante. Y beben como cosacos. Y de eso justamente va esta historia, que es algo así como una tragicomedia costumbrista sobre alcohólicos que se juntan para practicar su afición favorita, y que no le hacen ascos a nada que tenga la suficiente graduación, ni a la cerveza ni al vino ni al whisky ni al sake. Ellos le pegan a todo por igual, no son delicados. Por cierto, que menudo saque con el sake!

Viendo esta película una se da cuenta de que los japoneses no son tan distintos a nosotros. Aparte de que se sienten y duerman en el suelo (por cierto, qué agilidad tienen los jodíos para sentarse y levantarse aunque estén borrachos como cubas y tengan más años que Matusalén) y de que se quiten los zapatos al entrar a las casas y de que se pasen el día encorvándose para hacer reverencias, costumbres todas ellas que llaman mucho la atención a los occidentales, que en cuanto nos agachamos un centímetro ya estamos hechos polvo con el lumbago, por lo demás los japos se nos parecen un montón.

En qué se nos parecen? Pues por ejemplo en que la evasión etílica les gusta exactamente igual y en que también cuando se han pasado siete pueblos se les pone la lengua de trapo y se caen para los lados, con la ligera ventaja de que como ya están en el suelo las caídas son menos traumáticas y aparatosas. Únicamente cambian de posición pasando de la verticalidad a la horizontalidad pero no se hacen pupa.

La película no es nada del otro mundo, no es una obra maestra ni creo que lo pretenda, pero sí es curiosa. Es bastante ilustrativa sobre el modo de ser y pensar de nuestros simpáticos amigos de ojos rasgados, sobre la vida en las casas, en los bares, en las reuniones de amigos… Y sobre todo, se puede ver sin sujetarse las pestañas con alfileres, lo cual es un detalle importante cuando se habla de cine oriental.

martes, 9 de abril de 2013

El primer día del resto de tu vida, by Rémi Bezançon

La madre. Cuarentona, sobreprotectora y hormonalmente tocadilla. La película refleja su crisis de madurez, el momento en que los hijos se hacen mayores y se van de casa. Un personaje bastante tópico y previsible.

El padre. Taxista e hijo de propietario de viñedos. No se explica muy bien la deriva vital del tipo, cómo pasa uno de heredero de viñedos a taxista ni tampoco cómo puede mantener el pedazo de chalet que tiene, aunque sabemos que la pasta para comprarlo se la prestó el padre. Es interesante la tensa relación que mantiene con éste aunque tampoco se entiende demasiado bien el conflicto entre ambos.

El hijo mayor. Buen estudiante, pijo, brillante. Es probablemente el papel menos atractivo y más plano (aunque eso sí, el tío está bueno de cagarse). No tiene fisuras ni dobleces. Su punto de vista sobre la familia es también el más flojito.

El hijo mediano. El más perdido, para mí el más inquietante y atractivo, el único que se sale un poco de la norma y el que aporta más frescura. Naturalmente es el hijo sensible, el que no encuentra su sitio. Muy significativo el detalle del número de teléfono perdido. Los momentos mejores de la película corren de su cuenta junto con el abuelo, catando vinos. Los aficionados a la enología disfrutarán con sus charlas.

La peque. Adolescente descerebrada con pretensiones de rebelde sin causa. Sobreprotegida por su hermano mayor y malcriada por sus padres. Como casi todos los adolescentes de su especie, con el tiempo vuelve al redil y se vuelve la hija soñada. Otro personaje muy tópico y poco interesante. Se ve que Rémi Bezançon no se ha comido mucho la cabeza desarrollando caracteres, aunque el resultado final se deja ver 

lunes, 8 de abril de 2013

Siete almas (Seven Pounds), by Gabriele Muccino


Qué duda cabe de que el 7 es un dígito emblemático donde los haya. Están las 7 maravillas del mundo, las 7 vidas del gato, las 7 columnas de la sabiduría, el 7 up… Bueno, y en cine tenemos el 7º cielo, el 7º sello, las 7 novias para 7 hermanos, los 7 pecados capitales de “Seven”… y ahora para remate del tomate las 7 almas.

La historia de Gabriele Muccino viene a ser justamente el contrapunto moral al famoso film de suspense de Fincher. Si en éste se trataba de “castigar” a 7 elegidos por sus pecados, aquí se trata de todo lo contrario, de premiar a otros 7 elegidos por ser buenas personas. Suena más rollo pero bueno, en principio parece tragable.

Y la cosa no empieza mal, aunque la primera media hora no hay dios que se entere de lo que está pasando; tan sólo vemos a un Will Smith que alterna enigmática sonrisa y compungido gesto, paseando de un lado para otro y observando desde la distancia a una serie de personajes bastante perjudicados: un teleoperador ciego (por cierto, Woody Harrelson parece talmente Stevie Wonder tras un baño de lejía), un chiquillo que parece estar siendo tratado con quimioterapia, una muchacha muy mona pero con unas ojeras hasta los pies que tampoco parece muy sana, un señor que está en el hospital con diálisis… En fin, que no tiene pinta la cosa de estar organizando una quedada para irse de fiesta.

Una intuye que con ese plantel no va a ser muy divertido lo que quiera que sea que haya previsto Smith, y claro, se prepara para plañir y moquear a gusto. Pero en esto que empiezas a adivinar de qué puede ir el misterio y ya sí que no te cuadra nada el extraño comportamiento del protagonista. Porque todo lo que hace es justamente lo que a nadie se le ocurriría hacer en su situación, salvo que fuera un completo descerebrado.

Para empezar, se pone a relacionarse íntimamente con una de las elegidas. Y bueno, al principio, cuando no sabes de qué va el tema dices “vale, la típica historia de amor que hay que meter para satisfacer a los pervertidos”, pero una vez que entiendes en qué consiste el plan secreto sí que no te crees nada: “Pero qué coño hace este tíooooooo? Pero cómo puede ser tan gilipollas????”. Y ya nada, ni lágrimas ni mocos ni un leve hipido; sólo una mala leche impresionante y la clara sensación de que, una vez más, te están tomando el pelo.


domingo, 7 de abril de 2013

El jovencito Frankenstein, by Mel Brooks

Confieso que me he reído, y no se me caen los anillos.  Confieso que el guión de Mel Brooks y Gene Wilder y los ojos enloquecidos del jorobado Marty Feldman me han hecho mearme de la risa, y esta afirmación se puede entender con total  literalidad.

Pero igual que lo confieso, confieso también que puedo ser bastante simple para reirme, vamos, que lo mismo me descojono con Chiquito, con los chicos del Club de la Comedia, con Wyoming, con "La que se avecina", con la niña del exorcista,  etc... En fin, que a la vista está que no soy delicada para esto de la risa.

Y dicho esto, confieso igualmente que como para esto de la risa soy más simple que el mecanismo de una escoba,  en un momento dado me pueden hacer gracia cosas como:

"Levántemela, por favor"

"Uyssss, debe tener un rabo enorme"

" Si el monstruo se llevó parte de su inteligencia... qué se llevó usted del monstruo??? Ainnnnnnsssss"

Sí, amigos, soy una tía burda y soez y me río con este tipo de gilipolleces. Mi exquisitez brilla a menudo por su ausencia y aunque creo que mi sentido del humor en ocasiones puede rozar lo sublime, lo cierto y verdad es que en el día a día no dejo de ser una vulgar ciudadana capaz de descojonarse con el simple sonido de una ventosidad.  Qué le vamos a hacer? Lo siento si con esta confesión he demolido algún mito.

viernes, 5 de abril de 2013

Tanguy : qué hacemos con el niño?, by Étienne Chatiliez

Deshacerse de Tanguy y conseguir que se vaya de casa es imposible.

Si los padres de Tanguy dejan de prepararle el desayuno...
Tanguy tiene un proverbio chino:
Si el desayuno te es esquivo, purifícate con el ayuno.

Si los padres de Tanguy no le dejan traer chicas a casa...
Tanguy tiene un proverbio chino:
Si al hombre le falta mujer, siempre le quedará la mano.

Si los padres de Tanguy le compran los yogures caducados...
Tanguy tiene un proverbio chino:
Si algo no te mata, te alimentará y te hará fuerte.

Si los padres de Tanguy lo despiertan de madrugada cantando...
Tanguy tiene un proverbio chino:
Si la música no te deja dormir, canta y sé feliz.

Si los padres de Tanguy le llenan la cama de caca de perro...
Tanguy tiene un proverbio chino:
Si no conoces la inmundicia animal nunca valorarás a las personas.

Si los padres de Tanguy le cortan la calefacción a 20ª bajo cero...
Tanguy tiene un proverbio chino:
Si tu cuerpo tiembla por falta de calor, el frío te hará más sabio.

Si los padres de Tanguy odian a Tanguy...
Tanguy tiene un proverbio chino:
Si resistes al odio, terminará convirtiéndose en amor.

Sin duda Étienne Chatiliez es un verdadero maestro del terror

jueves, 4 de abril de 2013

Dublineses (Los muertos), by John Huston


JAMES JOYCE. No me andaré con rodeos: Joyce es un coñazo sin paliativos, tan famoso y renombrado como ilegible. Porque a ver, quién ha tenido huevos de leer el Ulises? Es más, alguien conoce a alguien que lo haya leído? Me refiero a una persona normal, claro. Bueno, pues Dublineses es por el estilo, otra infumable máquina de matar donde se juntan palabras espesas y altisonantes con un sentido enigmático sólo asequible para iniciados en la compleja ciencia de la Joycelogía o para pretendidos iniciados, que también haylos.

JOHN HUSTON. Leo por ahí que Huston se moría, y claro, quién puede resistirse antes de morir a dejar su propio legado sobre la muerte? Huston desde luego no. Eso sí, no se puede negar que el tío se lo curró, y más sabiendo que estaba más pallá que pacá. El preciosismo y la perfección técnica son indiscutibles, sólo comparables al tedio y al aburrimiento que provoca. Desde aquí sólo me queda agradecerle que la adaptación no fuera del Ulises, que es mucho más largo y probablemente mucho más pestiño e interminable.

ANJELICA HUSTON. Qué mejor regalo premortem que un papel protagonista para la nena? Hombre, no se puede negar que Anjelica tiene una presencia majestuosa e imponente muy adecuada para este personaje, pero cabe preguntarse: qué habría sido de la carrera de esta mujer si no hubiese sido la niña de su papá? Algo me dice que una absoluta y redonda mierda como esta película.

miércoles, 3 de abril de 2013

La mosquitera, by Agustí Vila

Me incorporo tarde a la película por culpa de la Champions de los cojones, y qué me encuentro. Pues a una familia un poco rara. Empiezo por lo primero que veo:

1. Una señora acostándose con un amigo de su hijo adolescente.

2. El hijo adolescente metiéndose un pico en su cuarto siguiendo un tutorial.

3. La hermana de la señora quemando con un cigarro a su hija.

4. El marido de la señora invitando a cenar a la asistenta.

5. Los padres de éste abriendo el horno para suicidarse.

6. La señora diciéndole al adolescente: soy tu puta soy tu puta.

7. El marido de la señora follando con la asistenta.

Y la prudencia me dice que hasta aquí puedo contar. Vive dios que la familia es rara de cagarse y que el que no está tarado está lo siguiente, pero qué queréis, a mí me pareció divertida. Creo que comparto el extraño sentido del humor de Agustí Vila, que es bastante negro, por cierto. No sé, llamadme pervertida.

Pero tampoco soy la única; luego he sabido que la película ha pasado por 80 festivales y ganado 17 premios. Vamos, que somos unos cuantos piradillos por ahí

En fin, aunque no compartáis nuestro sentido del humor, recomendaría la película básicamente por 3 cosas: Emma Suárez diciéndole al niño “Soy tu puta soy tu puta”, la escena en que Eduard Fernández le pone las bragas a la asistenta (bueníiiiiiisima), y la comida familiar del final. Nada que envidiar a “Los Monsters”, lo prometo.

martes, 2 de abril de 2013

Ladrón de bicicletas, by Vittorio de Sica


Yo al neorrealismo italiano confieso que le tengo un poco de miedo porque me suena a rollo morollo gafapasteril y eso echa para atrás un montón. Pero oye, lo que son los prejuicios, reconozco que “El ladrón de bicicletas” me ha gustado, o al menos me iba gustando bastante… hasta llegar al final, que me dio un bajón que paqué y mandó al traste todo mi entusiasmo. Abreviando:

ME GUSTÓ: el retrato de la miseria de la Italia de posguerra, que podría ser el de cualquier posguerra; la bicicleta como metáfora de la esperanza, el futuro y la prosperidad; el reflejo de la ignorancia y la superstición que son fruto de la pobreza y la desesperación y que se materializa en la figura de la adivina.

NO ME CONVENCIÓ: el rollete padre-hijo, como muy bipolar. El tipo a ratos parece que más que con su hijo vaya con un saco de patatas, pasa del chiquillo como de la mierda, y de repente como que lo mira, se acuerda de que es su hijo y le sale la vena padrazo. Absolutamente ciclotímico.

ODIÉ: la voz en off final. Ese discurso con pestilente tufo a novela rosa con moralina barata. Qué anticlímax, lavirrrgen!!! Y encima con la voz del NODO. Un horror!!! Ahí es donde Vittorio de Sica la caga.

Y la pregunta es: cómo se puede joder tan tontamente una gran película?