miércoles, 30 de octubre de 2013

La última primavera, by Charles Dance

Qué maravilla de historia de amor imposible.

Qué maravilla de pueblecito.

Qué maravilla de playas.

Qué maravilla de cielo.

Qué maravilla de casa.

Qué maravilla de música.

Qué maravilla de diálogos.

Qué maravilla de fotografía.

Qué maravilla de ternura la de Judi Dench.

Qué maravilla de personaje el de Maggie Smith.

Qué maravilla de gestos, de miradas y de silencios.

Qué maravilla de momentos, de paisajes y de emociones.

Qué maravilla de cine, qué lección magistral, Mister Charles Dance.

Alacrán enamorado, by Santiago A. Zannou

Érase una vez un chico malo, racista y cabronazo que se convirtió en un chico bueno, ejemplar y encantador gracias al deporte redentor por excelencia: el boxeo.

Érase una vez un nazi hijodeputa aficionado a apalizar inmigrantes que se enamoró de una chica negra bastante buenorra gracias al deporte redentor por excelencia: el boxeo.

Érase una vez un pedazo de negra que se enamoró locamente de un nazi hijodeputa aficionado a apalizar inmigrantes, gracias al deporte redentor por excelencia: el boxeo.

Érase una vez un señor de muy rancio abolengo artístico llamado Carlos Bardem que se convirtió en un escritor de éxito gracias al deporte redentor por excelencia: el boxeo.

Érase una vez un actor mediocre llamado Álex González que llegó a convertirse en gran promesa del cine gracias al deporte redentor por excelencia: el boxeo.

Érase una vez un chico llamado Santiago A. Zannou que se convirtió en director gracias a un manco y en director consagrado gracias al deporte redentor por excelencia: el boxeo.

Érase una vez un montón de testosterona concentrada que consiguió convertirse en bondad, generosidad y amor, por supuesto... gracias al deporte redentor por excelencia: el boxeo.

martes, 29 de octubre de 2013

Pagafantas, by Borja Cobeaga

Como a estas alturas todo el mundo sabe, el Pagafantas es ese espantajo que siempre se fija en tías muy por encima de sus posibilidades y que consecuentemente nunca se come una rosca, a pesar de ir palote perdido, y además termina siendo el “mejor amigo” de todas las chicas.

Alrededor del Pagafantas, protagonista indiscutible de esta historia, hay otra serie de personajes igualmente curiosos:

La tía buena amiga del Pagafantas, que indefectiblemente parece o medio lela o una gran hijadeputa que, a pesar de los constantes babeos y caritas de carnero degollado del desgraciado, nunca parece darse cuenta de nada y se permite desnudarse delante de él, acostarse con él y abrazarlo como si fuera un peluche inanimado ignorando olímpicamente su azoramiento y sus erecciones.

Los amigos del Pagafantas, que son los que sí que se acuestan con las chicas porque suelen elegirlas en función de sus posibilidades reales. Si además están cachas suelen ser los objetivos sexuales de las tías buenas por las que babea infructuosamente el Pagafantas. Estos amigos sienten ternura y cariño por el personaje, como suele ocurrir con casi todos los individuos patéticos.

La madre del Pagafantas, que sufre viendo cómo su hijo hace el canelo una y otra vez y parece tristemente predestinado a ser el capullo de su pandilla y el paño de lágrimas de las tías.

Bueno, pues esta película está dirigida a toda esta gente, que son los que hacen críticas entusiastas sobre ella y por lo visto se han divertido una barbaridad con las desventuras de este muchacho. El que se siente Pagafantas o conoce a alguno se ha sentido identificado con la descripción y se lo ha pasado bomba. El resto de la gente probablemente se quedará alucinada de ver el exitazo que un bodrio como éste ha cosechado.

Yo ni soy Pagafantas ni amiga de Pagafantas ni torturadora de Pagafantas ni madre de Pagafantas (que yo sepa), y por eso esta película me ha parecido un auténtico coñazo de proporciones gigantescas.

Es una pena que Borja Cobeaga, en lugar de dedicarse a los gags cortitos para la tele como ha venido haciendo con éxito durante años en “Vaya semanita” o “Muchachada Nui” haya decidido dar el salto al cine con esta clase de fantochadas.

Aunque bueno, pensándolo bien, este tipo de pelis tienen un montón de público y ésta terminó siendo una de las más exitosas el año que se estrenó. Qué coño, los tontos son un filón y este tío se ha dado cuenta y ha decidido explotarlo y vivir de eso. Felicidades por la idea y sigue llenando nuestras pantallas de historias de capullos para capullos. No me extrañaría que te hicieras rico. Entre los centenares de Pagafantas y Juancarlitros que por este país pululan ya tienes un montón de incondicionales que, no me cabe la menor duda, leyendo esta crítica se estarán subiendo por las paredes.

domingo, 27 de octubre de 2013

El profesor (Detachment), by Tony Kaye

Vale, la juventud está fatal y esto es un sindiósss.

Vale, ser profesor hoy en día es un pedazo de putada.

Vale, la educación está como el culo, y no sólo en España. Pos vale.



Vale,  de Adrian Brody se enamoran tooooooodas las tías.

Vale, Adrian Brody tiene cara de Manolete pero es un crack de profe.

Vale, Christina Hendricks también se puede enamorar de Brody. Pos vale.



Vale, los institutos son frenopáticos llenos de tarados.

Vale, todo está podrido, no hay esperanza y nos vamos a tomar por culo.

Vale, la vida es una puta mierda, Tony Kaye, nos ha quedado claro, ya vale? Pos vale.

sábado, 26 de octubre de 2013

El caso Farewell, by Christian Carion


La verdad es que ha sido un poco impactante para mí enterarme a estas alturas de que la Perestroika, la caída del muro y todo lo que supuso el final de la guerra fría es algo que debemos al señor Farewell y sus documentos secretos.

Toda la vida pensando que todos esos acontecimientos históricos ocurrieron debido a una serie de circunstancias geopolíticas y económicas supercomplejas y resulta que no, que es que un señor ruso empezó a pasarle información a otro francés y entre los dos desmontaron la parafernalia de espionaje que tenían los soviéticos montada y entonces Gorbachov, como ya no se enteraba de nada del enemigo, no tuvo más remedio que empezar a plantearse lo de la Perestroika, o sea, abrirse al capitalismo y abandonar la utopía comunista.

En fin, como suele pasar en todas las historias basadas en hechos reales, esto se parece a un posible hecho real casi tanto como se parece Paquirrín a sus hermanos Rivera Ordóñez. Probablemente haya un trasfondo de veracidad en los que nos cuenta Carion, sin duda, pero debe de estar tan oculto entre la espesura de lo inventado que es difícil discernir su alcance.

Cuidado, no es que dude de la existencia de Farewell ni de la importancia de su sacrificio personal ni de la trascendencia de sus informaciones, pero vamos, que atribuir casi por completo a este personaje el fin de la guerra fría, me parece... pelín aventurado. Y estoy siendo muy fina.

Curiosamente los dos protagonistas, el espía ruso y el francés, están interpretados por dos directores de prestigio: Emir Kusturica y Guillaume Canet. Joder, menuda panda. Casi me los puedo imaginar montando una troika creativa con Christian Carion, que al final es el que firma la cosa. Nos montamos una troika pa explicar la Perestroika.

jueves, 24 de octubre de 2013

Blue Valentine, by Derek Cianfrance

A favor de "Blue Valentine" hay que decir que:

1. Es una película que intenta ser honesta.

2. La pareja Ryan Gosling-Michelle Williams funciona de maravilla.

3. Plasma a la perfección lo que es el principio y el fin de una relación.

En contra sólo una cosa:

1. Intenta explicar lo inexplicable.

Intenta explicar lo que sólo responde a la naturaleza del amor mismo. El amor nace, crece, se reproduce o no, pero casi siempre muere. Y si no muere, se transforma en algo que se parece muy poco a la naturaleza de lo que nació.

Todo esto lo sabe cualquiera que haya estado enamorado alguna vez, aunque bueno, hay gente especialmente obstinada y pertinaz que pretende que sea siempre igual. Me refiero a ésos que intentan constantemente reavivar lo que ellos denominan la "llamadelamor". Ponerse ropa interior sexi, organizar cenitas románticas a la luz de las velas, o viajecitos de second honey-moon.

Esa gente resulta bastante patética porque intenta revivir lo que por su propia naturaleza sólo puede existir en un principio. El descubrir al otro, el sorprenderse con todas sus cosas, el admirarse de cada una de sus cualidades, el reírse de todas sus ocurrencias. Con el tiempo inevitablemente ya se ha descubierto todo, es difícil sorprenderse de nada ni mucho menos admirarse, y lo que un día fue divertido y novedoso en el otro termina siendo cansino, pesado e incluso a veces insoportable. Lo siento, es así. Le ocurre a todo el mundo y es tan ley de vida como la propia muerte.

Y por eso "Blue Valentine" al final resulta una película patética, tan patética como todas esas personas que intentan reavivar a toda costa la famosa "llamadelamor". Derek Cianfrance, repito, con toda la honestidad del mundo, intenta captar qué es lo que pasa en el entretanto, y se pierde en menudencias argumentales tales como: cada uno ha evolucionado de distinta manera, él se ha quedado un poco calvo, ella tiene más ambiciones, él se ha vuelto un gilipollas... Y hasta se permite hacer una sutil evaluación a mi modo de ver totalmente simplista: la culpable es ella, que no es capaz de valorar lo mucho que él la quiere.

La realidad es que lo que les ocurre hubiera ocurrido igual aun cuando hubieran evolucionado al unísono en la misma dirección, o él siguiera conservando su brillante cabellera rubia, o aun cuando ella no tuviera más ambición que la de ser feliz o aunque él siguiera siendo el tipo encantador que la encandiló. Y además, para más recochineo, en estas cosas no hay culpables. Pobre Cianfrance, intentando descubrir la piedra filosofal, y al final la única piedra que había era un peñasco donde estaba escrito: "Simplemente, amigo, el amor es así".

Amor, by Michael Haneke

El título de esta película ya es de por sí pretencioso a más no poder: "Amor". Punto.

Llamar a una película "Amor" es casi como decir : "Voy a definir cinematográficamente el AMOR. Voy a hacer la gran película sobre el AMOR, la que en sí misma llevará inscrita, suscrita y prescrita la propia idiosincrasia del AMOR".

Y cómo lo hace nuestro Michael Haneke. Pues nos cuenta una historia de viejos. Porque los viejos conmueven, y no hay cosa que nos parezca más sincera y auténtica que el amor entre dos viejos que han pasado toda una vida juntos. Para la mayoría de la gente eso es el maximum del AMOR, la pareja de abuelillos que no puede vivir el uno sin el otro y que se profesan un sentimiento eterno e impreciso que roza lo sublime para el resto de los mortales que aún no hemos llegado a ese nivel.

Y lo flipante es que la pretensión de Haneke de hacer "la gran película sobre el AMOR" ha colado y que muchísima gente se lo ha tragado hasta el fondo. Oye, pues si Haneke lo dice y encima le ha puesto ese título a la película, será que esto es el AMOR.

Bueno, pues conmigo, por ejemplo, no ha colado. De hecho conmigo Haneke cuela poco generalmente. Yo voy a contaros exactamente lo que he visto, que no tiene nada que ver con lo que ha visto la mayoría de la gente en esta historia:

Yo he visto a dos viejos que se quieren como se quieren la mayoría de los viejos, con un querer rutinario y acomodaticio que hace la vida más segura y llevadera. Hay bastante complicidad entre ellos y un fuerte grado de dependencia mutua, como suele ocurrir en todas las relaciones largas. Si quieres llámalo amor. Personalmente creo que en este tipo de relaciones se mezclan con el amor otro tipo de sentimientos algo menos románticos, pero bueno, esto es sólo una modesta opinión.

El caso es que en un momento dado esta pareja se enfrenta a algo de lo más normal, sobre todo a su edad: la enfermedad. A mí lo que más me sorprende de toda la historia es la falta de preparación de ambos para asumir esto.  Y aquí es donde me falla toda la película.

Porque cualquier viejo de nuestro entorno está más familiarizado con la enfermedad que estas dos criaturas a las que parece que la vida no les haya pasado factura ninguna en este terreno. No saben lo que es una estancia en un hospital, no parecen ser conscientes de tener una edad en la que pueden ponerse bastante malitos, y sobre todo, a pesar de no faltarles los recursos económicos, están totalmente faltos de recursos emocionales y pragmáticos para afrontar el problema.

Todo en esta historia me suena irreal y forzado. Incluso pequeños detalles como el hecho de que los viejos no dispongan de una televisión en casa y ni siquiera la adquieran para entretener a la vieja cuando se queda imposibilitada en la cama.

Ya, ya sé que hablamos de Haneke y que para él la tele debe de ser una ordinariez como la copa de un pino, pero... la realidad es que la tele entretiene muchísimo a las personas que no pueden moverse de la cama. Y la radio. Y mira, ya puestos, los best sellers, que se leen casi ellos solos. Ya, ya sé que son cosas para el vil vulgo, pero es que... yo pertenezco al vil vulgo y no me cabe en la cabeza que alguien pueda estar todo el día tumbado en una cama sólo a base de Bach, Mozart y Beethoven.

Por eso alucino aún más cuando este tipo de pelis Hanekesianas tienen tanto éxito y la gente se vuelve loca con ellas. Oye, que vosotros sois vil vulgo igual que yo. Y vuestros padres y vuestros abuelos. Que casi todos sois de barrio, joder. Cómo es posible que este tipo os haya colado que vuestra vida se parece en algo a la de estos dos abuelos musicólogos, que no saben lo que es sentarse a ver una telenovela de sobremesa y que están dispuestos a pasar por el duro trance de la enfermedad y la muerte a base de sinfonías y sonatas.

Para terminar, nada que objetar a la interpretación de los dos personajes principales. Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva hacen exactamente lo que se espera de ellos: mostrarnos lo dura que es la enfermedad y dar mucha pena. Si fueran personajes reales yo desde aquí les daría unos cuantos consejillos prácticos:

1. Existen personas, sobre todo si dispones de medios económicos como es el caso, que pueden incluso quedarse a vivir internas en las casas para cuidar a las personas dependientes. Muchas de ellas son inmigrantes y lo hacen por sueldos bastante miserables, y no hay que llevar al enfermo ni al hospital ni a una residencia. Conozco un montón de casos, aunque se ve que Haneke no debe estar demasiado informado al respecto.

2. La tele y la radio, sí, es verdad, son medios de comunicación burdos y populacheros, pero oye, entretienen un huevo cuando alguien no puede moverse de una cama. Y siempre se puede seleccionar la programación, no hace falta ver cosas como  "La voz" o "Sálvame". Si eres muy sibarita se pueden ver sólo películas, por ejemplo. O deportes. O canales de cocina. O incluso sólo de música. La oferta en 2012, cuando se rodó esta película, ya era infinita. Sí, existe tele a la carta, aunque es muy posible que Haneke, en ese mundo particular en el que vive, no tenga ni idea de esto.

3. A unas malas, si no te convence pasar por una enfermedad degenerativa que te lleva directo a la muerte pasando por momentos muy desagradables, existen organizaciones a nivel internacional que te pueden ayudar a morir dignamente sin pasar todas las penalidades que te esperan. Ellos saben cómo hacerlo sin sufrimiento, sin dolor y sin repercusiones legales para tu familia. Si alguna vez desgraciadamente te ves en un caso parecido al de esta peli infórmate bien  y no hagas el gilipollas por tu cuenta. Haneke es un imbécil tocapelotas y no tiene ni puta idea de casi nada útil en esta vida.

Por cierto, mañana le dan a Haneke en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias, y ha manifestado lo siguiente: "La responsabilidad de un director es no tomar al espectador por idiota". Sin comentarios.

martes, 22 de octubre de 2013

Yo, yo mismo e Irene, by Peter y Robert Farrelly

Comentarios, observaciones y apostillas a algunas críticas leídas:

“La película no tiene ningún sentido pero está llena de escenas bastante graciosas”. Cuáles, cuántas, dónde están.

“Recomendable a quienes deseen reírse a cualquier precio sin mirar con lupa el argumento”. Pues no, yo quería reírme a cualquier precio sin mirar con lupa los argumentos, pero… no me he reído.

“La película consigue al menos entretener durante el tiempo que dura”. Ah, sí? A quién. Porque a mí ni durante el tiempo que dura ni durante ningún tiempo.

“Se la recomiendo, véanla porque es muy divertida”. No, no es muy divertida, de hecho no es nada divertida. Es zafia, es tonta y es básicamente aburrida.

“Jim Carrey está graciosísimo”. Bueno, si entiendes que poner caras raras y contosionarse mucho es graciosísimo… pues vale.

“Nueva demostración de puro talento interpretativo del apoteósico Jim Carrey”. Lo mismo que al anterior. Si consideras que poner caras raras y contosionarse mucho es puro talento interpretativo… pues vale.

“Tiene tantos golpes de humor que la risa no te deja oír el diálogo”. Suerte que tuviste porque yo, como no me reí, sí que oí los diálogos y te puedo asegurar que hubiera preferido no haberlos oído.

“La mejor película de los hermanos Farrelly.” Tampoco eso es tan complicado. La línea entre la mejor película y la peor de los Farrelly puede llegar a pasar bastante desapercibida para muchos.

“El cine de los Farrelly es así, ágil, surrealista…” Lo realmente surrealista es hacer ese comentario sobre el cine de los Farrelly. Surrealista eres tú, chaval.

“Muy buena la escena que bajan del tren y Carrey se empieza a pegar él solo.” Permítame que te diga sin ningún tipo de acritud que tu concepto de lo “muy bueno” podría, incluso debería, ser revisado. Prueba a ponerte ante el espejo y darte de hostias a ti mismo y luego me cuentas.

“Excelente película venida a menos por la manía que se tiene a este gran actor.” Este comentario sólo puede venir del mismísimo Carrey, al más puro estilo “Buaaaaa, el profe de Mates me ha suspendido porque me tiene maníaaaa”. Jim, eres tú?

Burda, bazofiosa, pesada, repetitiva y cutre. En definitiva, como todo lo de los Farrelly.

lunes, 21 de octubre de 2013

En la casa, by François Ozon

El nuevo trabajo de François Ozon viene siendo tan insoportablemente pretencioso como casi todo lo suyo. Y hay que decir que la idea no es mala; lo que pasa es que Ozon consigue convertirla en una auténtica majadería de principio a fin.

La cosa va de un profesor de Literatura que se queda enganchado a la redacción de un alumno y le pide que siga con la historia, historia que en las siguientes entregas se va haciendo más y más rocambolesca hasta el punto de que incluso llega a afectar seriamente a las vidas de los implicados.

La realidad y la ficción se mezclan constantemente y así, la figura del profesor empieza a aparecer en el relato de su alumno y las vidas de los protagonistas del relato empiezan a confundirse tanto para el profesor como para el espectador entre lo que es, lo que pudo haber sido y lo que no es ni puede ser. Vamos, que en ningún momento se sabe a ciencia cierta si lo que cuenta el muchacho, por cierto un chaval un tanto inquietante, ha ocurrido en la realidad o es fruto de su calenturienta imaginación.

Y digo que esta idea, que en un principio podría parecer buena, se convierte en pura majadería, debido a la idiosincrasia de los personajes. Es muy difícil concebir a un profesor tan manifiestamente torpe y tan imbécil como el que interpreta el inefable Fabrice Luchini; al igual que es difícil concebir a un alumno que consiga tomar el pelo de tal manera a un profesor, con ese descaro y esa desfachatez. Como es difícil concebir al personaje de la mujer del profesor, por mucho que la interprete con su buen hacer habitual, la fantástica Kristin Scott Thomas.

Y no, no es una apreciación personal poco fundamentada. Podría serlo si ésta fuera sólo mi opinión, pero se da la circunstancia de que en mi casa estábamos tres espectadores. Paso a exponer los comentarios de cada uno:

ESPECTADOR 1º: Pero de dónde ha salido ese profe. Cómo puede ser tan tonto. Mira que en mi instituto hay mamarrachos pero tan colgao y tan primo como ése no he visto ninguno, imposible. Menudo pringao.

ESPECTADOR 2º: Pero bueno, cómo es posible que el amigo del niño, el tal Rafa, no se mosquee cuando le pone ejercicios y, en lugar de quedarse con él para ayudarlo y resolverle las dudas, lo deja solo haciéndolos y se va durante horas a dar vueltas por la casa, a colarse en todas las habitaciones y a espiar a los padres. Pero qué invento es éste.

ESPECTADOR 3º: Grrrrrrrrrrrrrrrr Fiuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu! (Onomatopeya de un ronquido)

Como podéis comprobar, tres críticas bastante unánimes, fundamentadas y contundentes.

domingo, 20 de octubre de 2013

El lado bueno de las cosas, by David O. Russell

Claves para hacer la peli indie del año y optar a unos cuantos Oscars.

1. Protagonista tarado con enfermedad de moda (anorexia, bipolaridad, etc.)

2. Coprotagonista asocial que haga cosas raras, inesperadas y chocantes.

3. Tensión sexual no resuelta entre el tarado y la asocial.

4. Protas guapos y cachas: Jennifer Lawrence y Bradley Cooper.

5. Menciones estratégicas a clásicos de la literatura y/o de la música.

6. Alguna actividad alternativa curativa: concursos de misses, de baile, etc.

7. Diálogos caóticos, superpuestos, demenciales e ininteligibles.

8. Situaciones rocambolescas: dobles apuestas, escándalos vecinales...

9. Un final con muchas babas que compense lo indie alternativo gamberrete.

Y con esto y una alpargata David O. Russell hizo esta patata.

viernes, 18 de octubre de 2013

La última película, by Peter Bogdanovich

COMPOSICIÓN

Un pueblo de la América profunda.

Un grupo de amigos adolescentes con las hormonas revueltas.

Una aprendiz de femme fatale que los trae locos.

Una mujer madura e infeliz que busca consuelo.

Una camarera comprensiva y acogedora.

Un lago donde lo mismo se va a pescar que a follar.

Una dosis de sexo, celos, primeros amores y primeras decepciones.

Un Timothy Bottoms, adorable y comestible.

Un Jeff Bridges jovencísimo y también comestible.

Un director de culto, Peter Bogdanovich.

Una angustiosa fotografía en blanco y negro.

INDICACIONES

Amantes de os viajes iniciáticos.

Amantes del desnudo femenino.

Amantes de la América rural.

EFECTOS SECUNDARIOS

Profunda desazón.

Pesimismo agudo.

Ocasionalmente alguna erección involuntaria en varones.

jueves, 17 de octubre de 2013

La zona gris, by Tim Blake Nelson

Si creías que lo habías visto todo sobre el Holocausto, te equivocabas.

En esta película vas a ver a judíos convenciendo a otros judíos para entrar a las cámaras de gas y desnudarse: "Venga, rápido, cuanto antes os duchéis antes podréis cenar y acostaros".

Y vas a ver cómo luego recogían los cuerpos y los arrastraban hasta los hornos crematorios, donde los empujaban al fuego. No sin antes extraerles las piezas dentales de oro y quitarles cualquier cosa de valor que pudieran tener. Después tenían que recoger las cenizas resultantes y arrojarlas al río. También tenían que limpiar las cámaras de gas para recibir al siguiente grupo.

Hay escenas tan duras que creo que nunca las podré olvidar. Y frases verdaderamente demoledoras:

Qué grande Harvey Keitel, el nazi alcohólico, diciéndole al médico judío que colabora con Mengele: "Yo admiraba a los judíos hasta que vi lo fácil que era convencerlos para hacer este trabajo. Entonces empecé a despreciarlos".

O el judío que le dice a la niña que sobrevive a la cámara de gas: "No sabemos de lo que somos capaces para sobrevivir. Somos capaces de todo. Uno olvida la persona que fue antes de todo esto, y que nunca volverá a ser".

Todo es mucho más fácil cuando en las pelis los nazis son los malos y los judíos los buenos. Es mucho más duro ver lo que nos muestra Tim Blake Nelson: a judíos golpeando a otros judíos o llevándolos al matadero, a judíos que requisan las pertenencias de los muertos y se ponen morados de comer y de beber a costa de ellos.

Y sin embargo hay momentos enternecedoras y llenos de heroísmo en esta historia de traidores:

Esa fuga que preparan, porque ellos saben que también los van a matar en poco tiempo y no están dispuestos a morir sin plantar cara. Por cierto, impresionante la breve aparición de Steve Buscemi.

O la increíble resistencia de las trabajadoras de la fábrica de municiones, torturadas sin tregua para que confiesen a quién le están pasando la pólvora que roban de la fábrica.

O cómo intenta el comando salvar a la niña, cómo arriesgan su propia vida por ella. La niña se convierte en un símbolo para ellos, lo que puede redimirlos de todo lo que se han visto obligados a hacer. Necesitan que ella sobreviva para salvarlos de sus infamias.

Estremecedora la voz en off de la cría contando la historia: "Nos decían que entráramos a ducharnos, que nos desnudáramos, luego recogían los cadáveres y los llevaban a los hornos para convertirlos en cenizas. Parte de esas cenizas se quedaban en el aire y se les adherían a la ropa, a la piel, al pelo, pero ellos se acostumbraban pronto y llegaba un momento en el que ni siquiera intentaban quitárselas de encima".

Creo que está todo dicho.

martes, 15 de octubre de 2013

Mi chica (My girl), by Howard Zieff

Seamos sinceros: esta película está diseñada específicamente para irritar el lacrimal, y vive Dios que lo consigue. Quien no llore viéndola, sobre todo en el último cuarto de hora, es que es un cabrón sin sentimientos o un absoluto degenerado.

Yo la vi básicamente porque la noche anterior había visto "El chef" y me había descojonado, así que mi tradición cultural judeocristiana me impulsó a compensar tanta risa con una dosis proporcional de lágrimas y sufrimiento. En esta vida el equilibrio emocional es fundamental.

Pues sí, la vi para llorar, y efectivamente lloré. Y por qué lloraste, se preguntará alguno. Pues mira, lloré porque:

A. Tenía buena predisposición a hacerlo.

B. Los dos niños protagonistas son para llorar a moco tendido.

C. Creo sinceramente que la historia lo merecía.

Eso sí, si la peli hubiera sido buena podría haber llorado mucho más. Pero como es un auténtico truño reconozco que he llorado un poco por compromiso, por no hacerle un feo a Howard Zieff, el director, que el tío se lo ha currado de verdad, y sobre todo porque había anunciado en mi casa que iba a llorar seguro, y no me quitaban ojo de encima. Simplemente tenía que llorar sí o sí, yo cuando prometo cumplo.

lunes, 14 de octubre de 2013

El chef, la receta de la felicidad, by Daniel Cohen

Me ha gustado esta película porque:

1. Me pasé todo el rato babeando con los platos. Y hasta con los nombres.

2. Me llegó hasta el olorcito, que traspasaba la pantalla.

3. Me gustó la defensa que hace de la alta cocina tradicional.

4. Me gustó aún más la ridiculización de la moderna cocina deconstructivista.

5. Me partí de la risa con algunas escenas.

6. Me encantó cómo recoge el ambiente de trabajo en una cocina.

7. Me pareció tierna, divertida, sencilla y poco pretenciosa

Daniel Cohen, qué hambre me has hecho pasar, cabrón.

viernes, 11 de octubre de 2013

El amigo de mi hermana (My sister's sister), by Lynn Shelton

Qué difícil es encontrar una película como ésta. Con gente que la caga con cagadas normales y corrientes, y que se siente fatal y luego peor, y luego poco a poco va asumiendo sus cagadas y va sacando la cabeza, intentando mirar hacia delante y sobrevivir con sus cagadas a cuestas.

Con perdón del protagonista masculino, que lo hace muy bien y aporta su granito de arena, para mí ésta es una historia básicamente de mujeres. Lo que más me interesa de lo que nos cuenta Lynn Shelton es la relación entre las dos hermanas, una relación que parece fuerte, a prueba de bombas y huracanes, pero que está a punto de irse al carajo por lo de siempre, por una gilipollez.

Qué alivio ver a un hombre que parece un hombre, con sus lorzas (sí, ellos también las tienen) y sus bolsas en los ojos. Creía que en el cine no existían. Y qué maravilla de dueto el de Emily Blunt y Rosemarie DeWitt. Pedazo de actrices las dos, me quito el sombrero. Qué distinta esta Emily Blunt de la que vi el otro día en "Destino oculto". Cómo una misma actriz, dependiendo de la veracidad de su personaje, puede parecer tan natural o tan forzada y artificial. Lo que hace creerse un papel y vivirlo.

Guión lleno de sugerencias y matices, diálogos brillantes y silencios más brillantes todavía, tres actores que no parecen estar actuando sino viviendo. Que se miran, que se ríen, que hablan como tú, como yo, como el vecino. No le hacía falta nada más, pero añade a eso los paisajes, y la música y esa maravilla de fotografía, lavirrrgen.

Cuánto tiempo hacía que no me emocionaba de verdad viendo una película. Que no me sonaba tan real, tan auténtica. Que no se me ponían los pelos como escarpias. Y casi más que con los diálogos con los silencios, con los gestos y con las miradas. Luego me he enterado de que la concibieron un grupo de amiguetes y que la rodaron en 12 días con un presupuesto de risa. No dudo de que tuvo que haber una buena dosis de improvisación. Tal vez eso lo explique todo.

jueves, 10 de octubre de 2013

La feria de las vanidades (Vanity Fair), by Mira Nair

Ésta es la historia de dos mujeres, una más lista, ambiciosa y emprendedora, y la otra mucho más estúpida, conformista y sumisa. La lista está interpretada, muy bien por cierto, por Reese Whiterspoon, y la tonta, también muy conseguida, por Romola Garai. Las dos a ratos son completamente hostiables aunque mucho más la tonta, que en ocasiones llega a resultar peligrosamente asesinable.

Mira Nair es una directora hindú que se ha metido a hacer esta adaptación al cine de la famosa y densísima novela “Vanity Fair”. Estéticamente la película es perfecta, la ambientación muy cuidada y el vestuario espectacular; respecto al guión, demasiado compacto para mi gusto.

La historia me gusta porque aunque lleva cierta carga de moralina creo que emite mensajes bastante inteligentes y certeros, a saber:

1. Las mujeres tontas sufren bastante más que las listas.

2. Las listas tienen más recursos para afrontar las contrariedades.

3. Las tontas sin embargo suelen tener bastante mejor suerte.

4. Los hombres se vuelven todos gilipollas cuando se enamoran.

5. Los cabrones gustan más y tienen más suerte en el amor.

6. Los buenos dan un montón de repelús y además son un coñazo.

7. La pareja hetero ideal es una mujer lista y un tío cabrón.

En definitiva, una buena historia, bien contada, bien interpretada y bien ambientada. Y brutalmente sincera. Whiterspoon, que lleva el mayor peso interpretativo, sorprende agradablemente.

martes, 8 de octubre de 2013

¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, by Stanley Kubrick

Olvida por un momento el título de esta película y que su director es Stanley Kubrick. Intenta obviarlo y contesta a esta pregunta: qué pensarías de una película que durante 80 minutos transcurriera más o menos así:

- Conecta la alarma MCT al dispositivo KN y da la señal.

- Conectando, señor. Transmitiendo órdenes.

- Las coordenadas del enemigo son 8-3-5, señor.

- Pues añade la clave al dispositivo de seguridad y dale al botón azul.

- No es posible. La espita del armonio no avanza en el nivel 4.

- Entonces aplicaremos la fórmula 527 del protocolo QYBC.

- Entendido, señor. Adaptamos los compresores WKF a la localización Z?

- Aún no. Esperemos a que la clave 3WF funcione. Si no, atacad.

- La base no contesta, señor. Aplicamos el código de seguridad MILC?

- Habéis probado con un E-2R4 a la base?

- Sí, señor, y la centralita informa de que la conexión no funciona.

- Tendremos que activar la función XZA y esperar respuesta.

- Imposible, el evacuador del ala norte falla, señor.

- Pues acoplad las estufideras del escranio al tornillo del bifásico.

- Lo hemos intentado pero la espita no cierra, señor.

- Tiene que cerrar. Probad con el conector B-5, nunca ha fallado.

- La clave de acceso al conector sólo la tenía Kramer, y ha muerto, señor.

- Joder, qué contrariedad. Qué se te ocurre, Smith.

- Una maniobra de relocalización del radar X con tecnología UB-7, señor.

- Pero Jackson dijo que el radar X necesitaba un transmisor XJL.

- No si lo conectamos a la USN del radar Z con un adaptador MIT.

- Bien, hagámoslo pues.

- El problema es que el adaptador MIT no es compatible con la USN.

- Y qué coño hacemos.

- La única salida es aplicar el código ZF, pulsar el botón y rezar, señor.

- Pues proceda, Mathew. Y que sea lo que Dios quiera.

Mira, me importa un huevo que esto lo haya dirigido Stanley Kubrick y que Peter Sellers interprete a 3 personajes y que George C. Scott haga un papel memorable. Esto es una M-I-E-R-D-A como la copa un pino. Ni Kubrick ni pollas.

Deep Blue Sea, by Renny Harlin

Para que nadie se llame a engaño empezaré diciendo sin dilación que la película es un truño como la copa un pino. Y ya, una vez aclarado este punto, procedo a hacer una crítica constructiva cien por cien, como es mi costumbre.

En realidad a mí el argumento de esta historia me importaba un pimiento y ni siquiera terminé de enterarme bien. Parece que una científica bastante buenorra, saltándose todos los protocolos éticos habidos y por haber, se dedica a aumentar el cerebro de unos tiburones para extraer de ellos una proteína con la que curar enfermedades degenerativas como el Alzheimer. Partiendo de esta chorrada os podréis imaginar que pasara siete pueblos de la trama.

Así que dejémonos de tonterías sobre el guión y demás y vayamos a lo que verdaderamente mola aquí: los tiburones. Con los tiburones se flipa un huevo. Qué pedazo de mandíbulas, qué dentaduras prodigiosas, qué mordiscos antológicos. Qué manera de atacar, qué manera de morder, qué manera de arrancar miembros de cuajo. Qué clase, qué elegancia, qué estilazo.

A mí es que me gusta más un tiburón que a Rajoy un paseíto por la Fukushima postnuclear. Para mí donde se ponga un escualo, eso sí, bien separado de mí por una pantalla cuanto más grande mejor, que se quiten asesinos en serie, terroristas mequetrefes o violadores psicópatas.

Estos tres tiburones no decepcionan y la peli tampoco. No le falta un detalle: mordiscos terroríficos, sangre a raudales, saltos acrobáticos, ataques de frente, por la espalda, por arriba y por abajo…

Y por supuesto no faltan esos momentos impagables en los que los escualos pasan como si nada rozando a los protagonistas que van a sobrevivir mientras que a los desgraciados destinados a morir los huelen a la legua y se los meriendan en un pispás. Adelanto desde ya que van cayendo en orden inversamente proporcional a su atractivo físico; los más guapos los dejan para el final.

En fin, aunque el tal Harlin Renny no sea ningún genio del celuloide, se ve que el tipo no desconoce los secretos de la espectacularidad y en cuanto a vistosidad la peli está bastante conseguida. No me extraña que esté en el top ten de las películas rematadamente malas que a la gente le encantan. Ésa es justamente la mejor descripción que podría hacerse de ella: mala pa rabiar pero ideal pa disfrutar.

lunes, 7 de octubre de 2013

Destino oculto, by George Nolfi

Saben aquél que diu que estaba Dios aburrido tocándose los huevos y de repente se dijo: “Qué coño, voy a entretenerme un rato jodiéndole la vida a alguien”.

Pues sí, la teoría de George Nolfi es que Dios es algo así como el director general de una gran corporación, y los ángeles serían algo así como sus empleados. Y Dios no tiene otra cosa que hacer que tocarle las pelotas a la peña con la inestimable ayuda de sus celestiales esbirros. La verdad es que se parece bastante a la idea de Dios que yo tengo, a la vista de cómo va el mundo.

En fin, os cuento. Resulta que Matt Damon está predestinado a ser presidente de los USA y cambiar el mundo, y claro, al muchacho le gusta Emily Blunt pero el Mister opina que una novia le distraería de este designio divino y perjudicaría seriamente sus planes, así que no ve otra opción que mandarle a Damon un equipo de angelitos para joderle la marrana e impedir su ayuntamiento con la bella Blunt.

Y ahí que te ves a los ángeles, en plan “Los hombres de Paco”, echándole una mala leche al asunto que pa qué. Los ángeles son de varios tipos; algunos, los menos, tienen un pelín de escrúpulos y se limitan a provocar accidentes de tráfico, esguinces de tobillo y menudencias por el estilo, pero hay otros que, vaya tela, son auténticos cabronazos. Vamos, que con tal de impedir que la parejita se ajunte son capaces de auténticas marranadas de proporciones mastodónticas. Unos hijoputas de mucho cuidao.

Mientras veía la película había una pregunta que me venía una y otra vez a la cabeza: cómo podían los actores soltar sus demenciales diálogos sin descojonarse. Y cómo es posible que Matt Damon, un tío que seguro que tiene ofertas de sobra y al que no le falta el curro… cómo pudo aceptar este papel. Porque Emily Blunt igual no está tan solicitada y, mira, la pobre tiene que hacer cualquier cosa para ganarse las habichuelas, pero Damon… Damooooon, en qué coño estabas pensandoooooo.

domingo, 6 de octubre de 2013

Uno, dos, tres, by Billy Wilder

La sátira anticomunista según Billy Wilder:

GERENTE DE COCA-COLA: Tú, cabeza hueca, ponte esa camisa.

COMUNISTA: No lo haré, las camisas reflejan la opresión del proletariado.

GERENTE: Y ahora pruébate este sombrero, cabrón bolchevique.

COMUNISTA: Eso sí que no, no llevaré ese signo de sumisión burguesa.

GERENTE: Y aprende a comer con cubiertos, bestia comunista.

COMUNISTA: Ni pensarlo, comeré con las manos, como dicta el Partido.

GERENTE: Calzoncillos, hay que ponerle unos calzoncillos al gañán este.

COMUNISTA: Me niegoooo. Un comunista de pro no usa de eso.

GERENTE: Y ahora a lavarte, so guarro, que hueles a zorruno.

COMUNISTA: No quieroooo, soy comunista y los comunistas no nos lavamos.

NOVIA PIJA: Pero mi amor, haz caso a este señor. Estarás tan guapo. Aysss!

Billy Wilder... probablemente el director más sobrevalorado del mundo.

sábado, 5 de octubre de 2013

Pan y tulipanes, by Silvio Soldini

No es genial. Ni lo pretende.

No es una película inolvidable.

No es el gran bálsamo de Fierabrás.

No es cine italiano del de toda la vida.

No es una obra maestra del séptimo arte.

No es la panacea ni es el oráculo de Delfos.

No es Fellini ni tampoco es Antonioni; sólo es Silvio Soldini.

No es la más graciosa ni la más original ni la más superdivertida.

No es nada de eso. Pero en "uno de esos días difíciles"... ésta es tu peli.

viernes, 4 de octubre de 2013

Mi Idaho privado, by Gus Van Sant

Lo malo de las películas de culto es que la inmensa mayoría son un puto coñazo. En resumen, ésta es la historia de dos chaperos de distinta procedencia, "Chapero rico, chapero pobre". El chapero rico (Keanu Reeves) es superpijo que te cagas. El chapero pobre (River Phoenix) es un tirado, y encima narcoléptico, esto es, que se duerme en todas partes. Os cuento la peli:

Los chaperos van a hacerle un apaño a una señora... y el narcoléptico se duerme.

Los chaperos están con otros chaperos en un bar... y el narcoléptico se duerme.

Los chaperos se van de viaje en una moto... y el narcoléptico se duerme.

Los chaperos se pelean con otros chaperos... y el narcoléptico se duerme.

Los chaperos visitan a un tío en una caravana... y el narcoléptico se duerme.

Los chaperos se juran amistad eterna... y el narcoléptico se duerme.

Los chaperos se pillan una cogorza... y el narcoléptico se duerme.

A todo esto hay un tío gordo y bastante asqueroso chillando todo el rato. Quién es. Por qué chilla. Cómo se puede ir tan guarro por la vida. Ah, ni idea. Pero es un personaje fundamental para lo que quiere Gus Van Sant, que es hacer una auténtica y genuina película de culto y ascender a los cielos de los directores de culto. Y ya está, prueba superada! Tenemos peli de culto... y narcolepsia asegurada.

jueves, 3 de octubre de 2013

El museo de Margaret, by Mort Ransen

Si todos los hombres de tu vida hubiesen muerto en una mina:

1.  Harías bonitos funerales, los llorarías y a otra cosa, mariposa.

2. Te convertirías en terrorista especializada en minas.

3. Te comprarías una gaita y te harías activista antiminas.

4. Te inmolarías en una mina cargándote de paso a todo quisque.

5. Te harías empresaria de la minería para cargarte más mineros.

6. Te suicidarías sin más, en silencio, sin cartas, sin explicaciones.

7. Abrirías un museo para enseñar al mundo los horrores de la mina.

Maravillosa, entrañable y comestible Bonham Carter.

Adorable, macizorro y altamente follable el minero Clive Russell.

Buen trabajo, Mort Ransen. Chapeau.