viernes, 29 de noviembre de 2013

La letra escarlata, by Roland Joffé

Película dirigida por el alabadísimo Roland Joffé (“La Misión”) cuyo principal atractivo, lo digo desde ya sin disimulos, es la aparición estelar, como su madre lo trajo al mundo pero un poco más crecidito, del bello y gallardo Gary Oldman.

La cosa va de amoríos clericales. Os cuento: una señora se va a vivir a un pueblecito de la América profunda y un buen día, paseando por el bosque, ve en un lago solazándose en sus cristalinas aguas a un hermoso doncel en pelota picada. La moza, como es natural, se queda muy favorablemente impresionada, y cuando descubre que el bello caballero del lago no es otro que el reverendo de la comunidad, pues ya no hay nada que hacer, se ha quedado kao.

Y yo la entiendo, que conste. Una va por ahí tan tranquila, sin saber que a la vuelta de la esquina puede esperarla una inquietante visión varonil que cambia su vida para siempre, y claro, no estamos preparadas psicológicamente, no tenemos defensa para esas cosas. En definitiva, que la señora y el clérigo sucumben a la pasión y echan un polvo muy bonito entre tenues luces titilantes, se comen los morros, se agarran de sus respectivas melenas y es de suponer que disfrutan de sendos orgasmos con toda probabilidad simultáneos, a juzgar por el cuelgue descomunal que se pillan.

Total, que la mujer esta se pierde por completo, y como perdida que es, las autoridades del pueblo la castigan obligándola a ponerse una letra colorada (concretamente una A) en la pechera de su vestido, que también es coñazo tener que estar con la A para arriba y para abajo poniéndola en todos los vestidos. Bien le podían haber dado unas cuantas para que se las cosiera en cada prenda para no tener que andar en plan quita y pon todo el día. Menos mal que tampoco tiene la mujer demasiada variedad en su vestuario y con un par de blusitas está apañada.

El castigo de la A sobre el pecho por lo visto es la hossstia. Lo que son las cosas, hoy en día todo el mundo lleva sudaderas con letras y el castigo justamente es no tener letrita que llevarse al pecho. A mí personalmente me parece mucho peor el otro castigo que le ponen, que es un tamborilero que la sigue a todas partes tocando una espantosa melodía tamboril. Eso sí es una putada y lo demás es tontería.

En fin, una de esas historias coñazo que sólo están justificadas en función del polvo cenital y de la indiscutible belleza de los protagonistas. La conclusión es clara. Una mira a Rouco Varela y se lo imagina en pelotas nadando en un lago y es inevitable una reflexión: madre mía, cómo ha degenerado el clero. Qué pena.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Sucedió en Manhattan, by Wayne Wang

Dicen por ahí los sabios críticos a los que leo con fruición que ésta es una nueva adaptación de la Cenicienta, una Cenicienta moderna más, vamos, una mala copia de “Pretty woman”. Pues miren ustedes, señores críticos, será una copia, no digo yo que no, pero en mi opinión, un poquito menos infumable que el original. No demasiado pero lo suficiente para poderse ver sin vomitar hasta la primera papilla.

No nos engañemos. Es, al igual que “Pretty woman”, una historia insustancial, ideada para mentes simples, y poco evolucionadas, casi al borde de la subnormalidad, pero sin embargo hay un par de cosillas que hacen que sea una mijilla mejor, o menos mala. Por ejemplo una cierta voluntad de realismo en los personajes.

La protagonista esta vez no es una puta callejera impresionante de la que se enamoran locamente sus clientes multimillonarios sino una camarera de hotel, guapita y con un culo estupendo pero dentro de la normalidad, que tiene que aguantar todo el día las chorradas e impertinencias de su pija clientela. Un personaje con el que, esta vez sí, pueden identificarse cienes y cienes de trabajadoras de la hostelería que saben perfectamente lo que es tener que tratarse a diario con lo más granadito del tonterismo nacional e internacional.

Por otra parte, puestos a desear que aparezca un príncipe azul a salvarnos de nuestra cochina vida laboral, yo qué quieres que te diga, prefiero mil veces que tenga la cara y la apostura de Ralph Fiennes que la insulsez estirada y gélida de Mister Gere.

En definitiva, unos personajes algo más hubaaaanos y una historia con ciertos visos de realidad dentro de la estupidez habitual e inevitable de la comedia romántica made in USA. Hay que reconocerle a Wayne Wang que con el material que tiene entre manos no hace algo demasiado cochambroso y nauseabundo. Se puede hasta ver con relajo sin subirse por las paredes y bostezando lo justo.

Lo peor, cómo no, el niño. Éste encima nos ha salido rarito y de mayor quiere ser político. Si ya de por sí los personajes infantiles son insoportables en estas películas, ver al mocoso este aficionado a leer biografías de políticos como Nixon o Kissinger, podría hacer echar la pota hasta a una cabra montés. Pero en fin, mirando al nene lo mínimo posible y centrándose en el príncipe azul Fiennes la cosa se hace llevadera. Palabrita.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

En el nombre del padre, by Jim Sheridan

Primera de las dos películas en las que Jim Sheridan y Daniel Day-Lewis abordan el tema de Irlanda con el trasfondo del terrorismo del IRA. En este caso se trata de un irlandés falsamente acusado y condenado por un atentado y su lucha por demostrar su inocencia. Nuevamente el tándem Sheridan-Day Lewis lleva a cabo un trabajo memorable con gran éxito de público y crítica.

La película es muy interesante, bastante emotiva y da mucho que pensar. Por ejemplo da que pensar en cómo funciona, o más bien disfunciona, la justicia: los juicios paralelos, los linchamientos públicos, la actitud histérica de la sociedad frente al terrorismo, etc. Pero no llega, en mi opinión, a la perfección técnica de “The boxer”, para mí la mejor película de Sheridan con diferencia.

La principal pega que le encuentro es que el guión presenta grandes desproporciones. Hay una primera parte de presentación de los personajes que se alarga indefinidamente: el protagonista, su familia, sus amigos, su viaje a Londres, la casa-okupa… En fin, todo lujo de detalles, muchos de ellos perfectamente prescindibles y algunos incluso cansinos. Luego viene una segunda parte bastante equilibrada en la que Sheridan nos da cuenta de la estancia en prisión del protagonista y de su padre. Lo típico de las pelis carcelarias: motines, rencillas entre presos, drogas, violencia… Bien, le dedica el tiempo preciso, nada que objetar.

Y aquí viene lo que no me gusta. Llega el final, la demostración de la inocencia de Lewis y sus compañeros y Sheridan lo despacha en dos minutos. De repente la acción se vuelve trepidante y en un pispás se ha solventado la cosa. Para mí es la parte más apasionante y la veo francamente insuficiente en relación al resto del metraje, sobre todo del tiempo excesivo que le dedica a la primera parte. Ése es el principal motivo por el que creo que no llega al nivel de excelencia de "The boxer", aunque no por ello deja de ser altamente recomendable.

lunes, 25 de noviembre de 2013

La noche del cazador, by Charles Laughton

Por qué lo que en la novela de David Grubb daba miedo aquí da risa.

Por qué la niña, que en la novela inspiraba ternura, aquí inspira repelús.

Por qué Charles Laughton no para de sacar planos de la puta muñeca.

Por qué Robert Mitchum persiguiendo a los niños tropieza tanto.

Por qué nadie se da cuenta de que es un cabrón, si se le nota a la legua.

Por qué a un tiarrón como Mitchum lo chulean dos mocosos y una vieja.

Por qué Lillian Gish habla sola mirando al techo como una demente.

Por qué Laughton, ese gran actor, se tuvo que meter a director.


sábado, 23 de noviembre de 2013

Los miserables, by Tom Hooper

Crítica diseñada para ser a dúo cantada.

Con musiquilla de Bach podría quedar genial

- Holaaaaa, holaaaaaaaaa, estoy muy solaaaaaaaaaaa!

- Y por qué estás tan soooola. Acaso es porque te moooola???

- No me hables no me hableeees, es que vi "Los miserableeees"

- Pero cuenta, qué pasoooooó.  Dime quién te abandonoooó.

- Toda mi familia en pleeeeno, cuando el estómago estuvo lleeeno.

- Y por qué te abandonaaaaaron. Dime por qué se acostaaaaaron.

- Porque estaban aburriiiiidos de escuchar tantos berriiiidos.

- Mas con tan beeeellas cancioooones, no me toques los cojoooones.

- El primeeeero se acostoooooó cuando Anne Hathaway aparecióooó.

- Pero qué clase de geeeeeenteee vive con esta demeeeenteee.

- Y el últiiiiiimo aguantooooó hasta que Crowe muriooooooó.

- Vaaaaya familia ignoraaaaante, y del arte poco amaaaaaaante.

-  De Hugh Jackman me dijeeeeeeron que parecía un toreeeero.

- No se puede soportaaaaaaar tanta insensibilidaaaaaaaaad.

- Pues de Tom Hooper dijeeeron que se metiera a fontaneero.

- Pero querida señoooora, usted aguantó hasta qué hooooooora.

- Yoooooo las dos horas y meeeeedia, pues mi pundonor me aseedia.

- Pero algo te gustaríiiiiaaaaa. No digas que no, hija míiiiiiiiaaaaa.

- Pues siiiiiiiiiií, me gustó bastaaaaante un jersey que vi de aaaante.

- Pues vaya mierda opinióooon de este gran peliculóoooón



viernes, 22 de noviembre de 2013

Un romance muy peligroso (Out of sight), by Steven Soderbergh

Funciona el innegable carisma de George Clooney.

No funciona el equilibrio en la mezcla romance-thriller.

Funciona el grupito de secundarios, menuda panda de atracadores.

No funciona el rollo de la cárcel-gimnasio al aire libre, ni de coña.

Funciona el momento maletero del coche, eso es un encuentro guay.

No funciona la interminable secuencia del robo de los diamantes, un coñazo.

Funciona el oficio de Soderbergh y su peculiar manera de entender el cine.

No funciona... el final. Sinceramente, esta historia se merecía otra cosa.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Headhunters, by Morten Tyldum

1ª PARTE: EL HOMBRECILLO.

El protagonista, interpretado por un actor bastante feo y sin pestañas que atiende por el nombre de Aksel Hennie, empieza diciendo que mide 1’68 y que está casado con una pedazo de bichaca rubia impresionante de 1’80. Conflicto a la vista.

Es el típico caso de individuo que se enrolla con una tía muy por encima de sus posibilidades, y claro, para compensar y tener a la muchacha contenta, se dedica a robar obras de arte. Un lumbreras, vamos.

2ª PARTE: MOMENTO SCAT.

Os acordáis de la escena de “Trainspotting” en la que el protagonista mete la cabeza en un water público lleno de mierda en estado líquido porque se le ha caído dentro una pastilla? Bueno, pues al lado del momento “scat” de esta película eso era “Mary Poppins”.

No puedo decir más pero adelanto que en este instante empieza la parte verdaderamente heavy del filme. Hay que echarle mucho valor y muchas ganas, además de un buen torniquete en el estómago, para poder continuar. Claro que si no sabes lo que viene después aún puedes confiar en que pasará el mal rato y el resto de la peli será normal. Sí, sí.

3ª PARTE: MOMENTO GORE.

Bueno, pues no. Por si no habíamos tenido bastante, una vez superado el momento “scat”, que dura un buen rato y que nos tiene con las tripas en un puño, se produce un accidente de coche y entramos en modo “gore”.

Sangre por aquí, sangre por allá, una cara machacada, unos dedos destrozados, un ojo saltado, carne quemada, un cráneo hecho cachos… Todo muy bonito y edificante, como podréis imaginar.

4ª PARTE: VÓMITO FINAL.

Pero no, si creías que ya habías visto todo, lo mejor lo ha dejado para el final. Después del momento scat y del momento gore aún nos quedaba el momento almíbar glassé, por si algún trozo del estómago aún sobrevivía.

Por supuesto no puedo contaros cómo acaba la historia porque no tengo alma de destripadora. Sólo diré que la dosis de almíbar que Morten Tyldum derrocha en la apoteosis final es tan altamente nociva después de lo ya padecido con anterioridad que el vómito es prácticamente inevitable. Y hasta aquí puedo contar.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Lolita, by Stanley Kubrick

D - Divina, Sue Lyon.
I - Impecable, la dirección de Kubrick.
V - Valiente, la novela de Vladimir Nabokov.
I - Impactante, la primera imagen de Lolita en el jardín.
N - Natural, la atracción por la frescura y la insolencia de la juventud
A - Angustiosa, la locura in crescendo del patético cuarentón Humbert Humbert.

L - Lúbrica, la mirada de Lolita.
O - Oscura, la obsesión de Humbert.
L - Lúcida, la visión de Nabokov sobre el amor.
I - Inolvidable, la interpretación de James Mason.
T - Terrorífico, el poder inconmensurable de las armas de mujer.
A - Alucinante, el modo en que los hombres pierden el seso cuando se encoñan.

martes, 19 de noviembre de 2013

Paycheck, by John Woo

- Hola, me llamo Ben Affleck y estoy metido en un follón de película. Resulta que me persigue el FBI y media América. Todos quieren matarme pero para salvarme cuento con un amigo del alma, una novia y un sobre con un montón de cosas raras que no sé para qué coño sirven ni qué tengo que hacer con ellas.

- Hola, yo soy Paul Giamatti, el amigo del alma de Ben. Algunos me recordaréis tal vez porque me recorrí toda California poniéndome ciego de vino en "Entre copas". Mi función en esta película es la de borrar la memoria de mi amigo y luego decir muchas gilipolleces. Bueno, no, la verdad es que mi función principal es la de hacer que Ben parezca más alto, más guapo, más fuerte y mucho más cachas al ser comparado conmigo, que soy exactamente todo lo contrario.

- Hola, yo soy Uma Thurman, la novia de Ben. Mi función en la peli es darle un poquito de cuartelillo erótico a los espectadores varones, que son nuestro público potencial. Es verdad que hay persecuciones y acción a punta pala, pero donde se ponga una buena rubia de trofeo final para el protagonista, si es que consigue escapar a todas las trampas que el guionista le ha puesto en el camino, que se quite todo lo demás.

- Hola, yo me llamo John Woo y soy el director  de esta película. He contratado a Ben Affleck para que se salve del lío en el que le he metido con la ayuda de un sobre en el que he guardado las siguientes cosas: un crucigrama, las llaves de un BMW, unas bolitas, un billete de bus, un par de sellos, un paquete de tabaco y un par de klinex.

- Hola, John, soy Ben. En principio se me ocurre que podría usar los klinex para limpiarme los mocos y el paquete de tabaco para fumarme un pitillo cuando me baje de mi BMW. Qué te parece.

- Hola, Ben, soy Uma. No estoy de acuerdo. Los klinex deberían servirte para limpiar las bolitas antes de metértelas por el culo después de haber dejado las llaves del BMW en mi buzón por ser tan guapa, tan alta y tan sexy y porque yo lo valgo.

- Hola, Uma, soy Paul. Las bolitas no creo que sean para metérselas por el culo, aunque el director de esta película sea chino. Podrían ser para enviarlas junto con el billete de bus en un sobre con los sellos a la señora madre de John Woo para que sea ella la que se las meta a su hijo por el orto.

- Hola, Paul, soy John. No os habéis enterado ninguno de nada, a pesar de que se supone que os habéis leído el guión. El crucigrama sirve para envolver las bolitas, que se meterán dentro del paquete de tabaco junto con las llaves del BMW y serán enviadas por correo con los dos sellos al lugar que señale el billete de bus, que posteriormente será destruido junto con los dos klinex.

- Hola, John, soy Ben. me parece genial el uso que le has dado a todos esos objetos, pero ya que soy el protagonista de la peli me gustaría saber con qué fin voy a hacer todas esas cosas con ellos.

- Hola, Ben, soy John. Con qué fin, dices. Pues con el fin de mantener entretenidos a un montón de gilipollas que irán a ver esta película gastándose un pastizal, del que tú te llevarás una buena parte y yo otra igual de buena o mejor. Alguna pregunta más?

lunes, 18 de noviembre de 2013

The Master, by Paul Thomas Anderson

Otra vez he caído como una pardilla con el tipo este. Pues sí, otra vez Paul Thomas Anderson, el mismo de las putas ranas que llovían en "Magnolia". Que cómo me la ha podido volver a meter doblada. Pues eso mismo digo yo.

Pero se veía venir con solo leer esta crítica de Javier Ocaña: "The Master" es pura trascendencia, pura complejidad, puro cine. La película más complicada de desentrañar desde "2001, una Odisea del espacio?".

Pos la hemos cagao, tú. Qué mal suena eso de "pura trascendencia", pero no es nada si lo comparas con lo de "pura complejidad". Lo de "puro cine" suena bastante mejor, pero con esos precedentes sólo sirve para asustar aún más. Y cuando ya remata con lo de "complicada de desentrañar" y apunta a Kubrick... ya te puedes hacer una idea aproximada de lo que va a pasar: No te vas a enterar de nada, te vas a aburrir como una ostra, te vas a pillar un mosqueo del copón y te vas a cagar en Paul Thomas Anderson y en toda su nación.

Pues sí, estaba cantado. Porque yo quería ver una peli sobre la Cienciología y sus orígenes, algo que me ayudara a desentrañar cómo nace una secta y cómo funciona. Y resulta que... lo que vi fue una película sobre una especie de genio de la cocktelería que lo mismo te hace un bebedizo con disolvente para pinturas que con colonia Nenuco. Este prodigio del saber etílico, que no es otro que Joaquin Phoenix, se encuentra en un momento dado con otro prenda de cuidado, una especie de gurú de la reencarnación y de los viajes a vidas pasadas (Phillip Seymour Hoffman) y entre traguito y traguito de los explosivos cócteles marca Phoenix, tienen charlas (tratamientos, lo llaman ellos) como las siguientes:

Gurú Hoffman: Yo te pregunto y tú me contestas. No puedes pestañear. Si pestañeas volvemos a empezar. Cómo te llamas.

Barman Phoenix: Me llamo Freddie.

Gurú: Cómo te llamas.

Barman: Me llamo Freddie.

Gurú: Cómo te llamas.

Barman: Me llamo Freddie.

Gurú: Has pestañeado, volvamos a empezar. Cómo te llamas.

Barman: Me llamo Freddie.

Y así todo el tiempo. Y al igual que con Freddie, el gurú va haciendo el mismo “tratamiento” a todo el que pilla por banda. A todo esto el tío se planta en casa de los acólitos y se tira semanas viviendo allí con toda la familia (señora, hijos, yerno y por supuesto Freddie) totalmente de gorra y por la cara. Tutiplén.

Eso sí, Phoenix interpreta muy convincentemente al cocktelero Molotov y Hoffman hace muy bien de gurú. Es una mezcla entre Xavier Cugat y Rainiero de Mónaco pero en trance. Y luego está Amy Adams, que luce durante toda la película una cara de beatífica preñez que dan ganas de provocarle el parto a escupitajos. Pero vamos, que entre bostezo y bostezo, de lo que va la Cienciología yo particularmente no me he enterado. Tal vez si me hubiera tomado un chupito de disolvente con ácido sulfúrico y aspirina efervescente hubiera captado mejor el enigmático mensaje.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Los amantes pasajeros, by Pedro Almodóvar

La verdad es que hace tiempo que no simpatizo demasiado con Almodóvar, pero inesperadamente el milagro ha ocurrido. Leyendo la mayoría de las críticas a su última película he sentido la imperiosa necesidad de saltar como una leona en su defensa.

Y creo que es por una sencilla razón: porque éste es precisamente el Almodóvar auténtico, el de siempre, el de sus primeros trabajos, el coleguita de Fabio McNamara, el zafio, el bastorro, el supergay. Es que Almodóvar siempre ha sido así. De qué se sorprende ahora la gente. A qué vienen comentarios como éstos:

1. Paco: "Vergonzoso papel que "luce" el género homosexual en este filme". Vergonzoso por qué. Hay muchos tipos de homosexuales, igual que de heterosexuales. En "Con faldas y a lo loco" las protagonistas femeninas son totalmente lelas. Y qué. Por qué no se le ocurre a nadie decir que Billy Wilder denigra al género femenino.

2. Angelo: "Almodóvar necesita urgentemente un guionista". No, no lo necesita porque a ningún guionista se le ocurrirían jamás las cosas que se le ocurren a él, ni las malas ni las buenas. Simple y llanamente el sello Almodóvar es único, personal e intransferible, guste o no. Quizás lo que te haga falta a ti es ver otro tipo de cine si no te gusta éste.

3. ProfLayton: "Parece que el director-guionista tiene una obsesión fálica que debería mirarse". Pues sí. Siempre la ha tenido y nunca lo ha disimulado, desde su primera película hasta esta última. Y no veo por qué debería mirársela; conozco a muchos tíos con una obsesión igual o mucho más grave por las tetas y los culos de las tías y son muy felices con esa obsesión. Se echan unas pajas de muerte viendo porno y se lo pasan pipa.

4. Anglaice: "Deja al colectivo homosexual a la altura del betún". Otro. Qué cosa es eso del "colectivo homosexual". Los homosexuales no son un "colectivo" uniforme como tampoco lo son los heteros. Si lo que quieres decir es que no te gusta la visión que da de la maricona loca... es que el propio Almodóvar lo es. Si estuviera denigrando a alguien se estaría denigrando a sí mismo porque el gran Pedro es una gran locaza y siempre lo ha sido. Tal vez él no considera eso algo reprobable ni negativo, a que no te habías parado a pensarlo?

5. Techos: "Me parece grotesca hasta decir basta". A mí también, de hecho lo es. Creo que precisamente eso es lo que pretendía el director, hacer una película con personajes grotescos y situaciones grotescas. Como buena parte de su filmografía, por cierto. Como "Pepi, Luci Bom...", sin ir más lejos. Qué es más grotesco, el personaje de Javier Cámara aquí o el de Alaska como Bom meándose encima de Luci mientras ésta hace punto. Por no hablar de la señora con vestido rosa que perseguía en una moto a su marido en "Mujeres al borde..." Puestos a hablar de cosas grotescas, a mí lo que me parece más grotesco del mundo es ese aeropuerto de Castilla-La Mancha, totalmente vacío, sin aviones ni gente, pero eso sí, impecablemente limpio y equipado. Y me alegro profundamente de que alguien me recuerde en qué se han estado gastando mi dinero los grotescos personajes que lo construyeron.

6. Anseri: "No soy capaz de entender cómo alguien como Almodóvar ha podido hacer una película tan vulgar, zafia, soez, ridícula, absurda..." Pues es muy fácil, porque de hecho él empezó haciendo pelis zafias, soeces, ridículas y absurdas y además se hizo famoso gracias a ellas. Siento repetirme pero ésta no es ni más zafia ni más ridícula ni más soez ni más absurda que "Pepi, Luci, Bom..."

7. Zaturmo: "El asunto de la entrepierna es el eje sobre el que gira casi toda la película". Ya, y qué pelicula de Almodóvar no gira en torno al mismo asunto.

8. Tio Penthal: "Argumento ridículo, apoteosis zafia de lo gay...". Lo de lo gay ya lo he comentado antes. Lo del argumento ridículo... repito: y qué argumento de Almodóvar no lo es. Por ejemplo, "Mujeres al borde...". Puede haber un argumento más absurdo y ridículo que ése?

9. Luismal: "Mensaje de la película: los hombres la maman mejor que las mujeres". De hecho debe de ser cierto. No conozco a ningún hombre que no haya intentado alguna vez automamársela. Será porque deben de pensar que mejor que ellos mismos no se lo puede hacer nadie.

10. Boyero: "No entiendo... en qué se diferencia este producto de las comedias más cochambrosas de Ozores". Pues te lo explico, Boyero, a ti y a todos los que aplauden, suscriben y secundan tu crítica. Es la misma diferencia más o menos que hay entre lo que escribes tú y lo que escribe Vargas Llosa. Por qué tú crees que a Ozores no lo conoce ni Dios fuera de nuestras fronteras y a Almodóvar lo conoce todo Cristo. Pues por el mismo motivo por el que nadie te conoce a ti y el mundo entero conoce a Vargas Llosa. Lo pillas?

viernes, 15 de noviembre de 2013

Orgullo y prejuicio (Pride and prejudice), by Joe Wright

Sinceramente, no tengo más remedio que volver a comentar con acidez y mala leche algunas críticas leídas por ahí.

Hay cada uno y cada dos que, de verdad, claman al cielo.

"La película te atrapa desde el primer plano (precioso, por cierto) y no te suelta hasta el desenlace". Pues se ve que estaría muy ocupada atrapándote a ti porque a mí me soltó bien rápido. Concretamente en los primeros jijijijijis de las hermanas Bennet.

"La actriz que interpreta a "Lizzy" es un ser muy especial, necesariamente debe serlo en la vida real". Ay madre, otro pobre que se nos ha enamorado de Keira Knightley. Chaval, te recomiendo que veas "Un método peligroso". Si sigues enamorado de ella después de verla descuajaringarse la mandíbula... lo tuyo es amor verdadero.

"Keira Knightley a veces un tanto forzada, pero ello no le resta calidad a su actuación, se ve muy fresca y segura". Éste parece un anuncio de compresas: Keira, fresca y segura. Jajajaja! Chaval, para fresca y segura Carey Mulligan, que también aparece en la peli. A que no os habíais dado cuenta?? Pues nada, a verla otra vez y a buscar a Carey.

"A pesar de sus dos horas de duración no se hace larga, pues al contrario, cuando acaba quieres más y más". Más todavía?? Pero más qué, criatura?? No sé, tal vez más paisajes decimonónicos de la campiña inglesa, o más jijjijijijis de las hermanas Bennet, o más aspavientos de su señora madre o más caras de carnero degollado del señor Darcy, o más muecas de Keira, o más... más qué. Detecto ciertas tendencias masoquistas bastante acentuadas en este comentarista.

"La moraleja de la historia queda perfectamente clara. No debe juzgarse a las personas sin conocerlas por uno mismo". Vale, pues no me juzgues por lo que te voy a decir porque no me conoces de nada, pero... realmente necesitabas ver esta película para saber eso??

"La primera vez que la vi me hizo llorar. Las siguientes tres también". No sé, igual lo tuyo podría tratarse de una depresión. Puede que te haga falta un poquito de Prozac.

"Ma-ra-vi-llo-sa". Pue-de-que-de-bas-re-vi-sar-tu-con-cep-to-de-al-go-ma-ra-vi-llo-so.

"Orgullo y prejuicio ocupa otro lugar fuera del que ocupan cualquiera de las demás películas de todos los tiempos". A éste directamente le ha debido dar un yuyu. De verdad esto es lo mejor que has visto en tu vida? En fin, supongo que Joe Wright te estará eternamente agradecido por haberlo puesto por delante de Wilder, Ford, Huston, Welles, Buñuel, Berlanga... Qué fuerrrrte, tú.

"Imposible no enamorarse de Keira Knightley". Te digo yo a ti que no, chaval, que es posible. Te lo prometo, palabrita del niño Jesús. Te recomiendo lo mismo que al numero 2.

"Ni la propia Jane Austen encontraría palabras para definirla". Qué te apuestas a que sí. Con un buen diccionario, por supuesto. Hay cientos de palabras que la definen perfectamente, palabras como LAMENTABLE, LASTIMOSA, PENOSA, VOMITIVA...

jueves, 14 de noviembre de 2013

Un tranvía llamado deseo (A streetcar named Desire), by Elia Kazan

Ya sabemos que Tennessee Williams es un señor bastante tremendo. De todo tipo de relaciones te saca el tío un dramón, pero lo que no se le puede negar es la originalidad al abordar temáticas novedosas. En “Un tranvía llamado deseo” aborda nada más y nada menos que el espinoso asunto de los cuñados (cuñaaaaaoooooooo), tema que más tarde volvería a tocar aunque de soslayo en “La gata sobre el tejado de zinc”. Os acordáis de la horripilante cuñada de Newman perpetuamente embarazada?

En fin, en esta historia hay un indiscutible protagonista visual: Brando. Su presencia es pura belleza, animalidad, erotismo e invitación al pecado. Cada uno de los fotogramas en los que aparece podría formar parte de un calendario erótico. La suya es una masculinidad de esas potentes que emboba pero que acojona. Una masculinidad que, por cierto, debía fascinar a Williams porque prácticamente todos los protagonistas varones de sus obras están cortados por el mismo patrón: rudos, alcohólicos, muy machotes, bruscos en su trato con las mujeres, incluso hasta llegar al maltrato… Vamos, que al bueno de Tennessee debían irle bastante los chulazos.

Frente a la fascinante bestialidad de Brando-Kowalski, la inquietante presencia de la cuñada chiflada, Blanche, un personaje también bastante poderoso pero con un tipo de poder mucho más sutil, basado en la manipulación y la explotación de su aparente fragilidad. Por fuerza ambos personajes tienen que chocar, aunque en ese choque hay mucho de atracción, al menos por parte de Blanche, y de deseo de dominio por parte de Stanley.

Entre ellos, el personaje sumiso y conciliador de Stella. Hay que reconocer que Williams retrata magistralmente cómo funciona la violencia doméstica, incluso en unos tiempos en los que este asunto no solía salir del ámbito de lo privado. La irresistible atracción de Stella hacia su marido alterna con el rechazo por su brutalidad, y así transcurre durante toda la película hasta que al final se ve obligada a elegir.

Elia Kazan lleva esta historia a la gran pantalla a pesar de su carácter eminentemente teatral, lo que constituye su principal defecto. Precisamente por este carácter la interpretación de Vivien Leigh desde el punto de vista cinematográfico resulta chocante, está más que sobreactuada. Leigh interpreta perfectamente a una Blanche de escenario pero en la pantalla chirría un montón.

Personalmente no tengo nada contra las adaptaciones cinematográficas de obras teatrales, siempre y cuando quien las lleva a cabo sea plenamente consciente del cambio de formato y de la necesidad de romper con los códigos de la dramaturgia. Y en mi opinión en este film Elia Kazan no lo consigue, sobre todo por el personaje de Blanche. Por contra, no hay nada más puramente cinematográfico que el carisma animal de Brando. Vamos, que lo comío por lo servío.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Anatomía de un asesinato, by Otto Preminger

Un 0 por una trama llena de ambigüedades y muy mal resuelta.

Un 0 por un Ben Gazzara que parece todo menos un acusado por asesinato.

Un 0 por una Lee Remick que parece todo menos una señora violada.

Un 0 por unos "Señoría, protesto" propios de "La hora de José Mota".

Un 0 por un colegueo público imposible e ilegal entre juez y abogado.

Un 0 por unos interrogatorios en el estrado propios de "Vaya semanita".

Un 0 por un juicio lleno de irregularidades propio de "Muchachada Nui".

Un 0 por un sobrevaloradísimo Otto Preminger que nunca me convence.

Un 0 por un final ni abierto ni cerrado, que no explica ni resuelve nada.

Un 0 por el todo. Pero un 2 por Jimmy Stewart. PORQUE ÉL LO VALE.

martes, 12 de noviembre de 2013

Un asesino algo especial, by George Armitage

Increíble pero cierto. Me quedé completamente sopa viendo una película con mi adorado John Cusack como protagonista. Es más, ni la presencia de sus fantásticas hermanas, Joan y Ann Cusack, consiguió sacarme de mi sopor. La familia Cusack al completo sólo consiguió adormilarme, acunarme, cantarme una nana y dejarme acurrucada en brazos de Morfeo.

Nunca, ni en mis más terribles pesadillas, hubiera yo imaginado que una trama aparentemente divertida sobre un asesino profesional metido en una reunión de ex alumnos de instituto, pudiera llegar a resultar tan soporífera, tan insulsa, tan sin gracia, tannnn increíblemente aburrida. Lo que yo vi antes de entrar profundamente en el mundo de los sueños fue:

1. Una historia de amor sosa y sin átomo de química.

2. Un guión soso y sin átomo de interés.

3. Una dirección de George Armitage floja y sin átomo de entusiasmo.

4. Y eso sí: una estupenda banda sonora de los 80. Lo único salvable.

domingo, 10 de noviembre de 2013

El capital, by Constantin Costa-Gavras

Ésta es una buena película. Inteligente. Comprometida. Precisa. Clara. Probablemente demasiado clara. Puede que su principal defecto sea precisamente ése, un exceso de claridad en plan pedagógico: "Mira, te voy a enseñar cómo funciona esto y la mierda que tú, ciudadano común, le importas a los que manejan las riendas del dinero, que son los que en definitiva manejan las riendas del poder".

Detrás de esta historia hay un gran director, Costa-Gavras (Missing) y un actor protagonista inesperadamente resolutivo. Pues sí, Gad Elmaleh me ha sorprendido muy agradablemente. Lo tenía por un actor cómico (sin que esto implique nada contra los cómicos), pero incapaz de afrontar otros retos. Y sin embargo el tío dota a su personaje de una consistencia y una prestancia que no se corresponden con su físico más bien mediocre (Con permiso de Carlota Casiraghi, su joven, bella y monegasca novia).

Hay quien se queja de un exceso de didactismo en la película. Y probablemente lleve razón. Hay momentos en los que el guión es asaz descarado, y viene a decir algo así como: "Por si no te has enterado de lo que te estoy contando, te lo dejo claro: soy un hijoputa y lo único que me interesa es seguir permaneciendo a este lado de la cancha, el de los cabrones que mandamos, y no pasar nunca al otro lado, al tuyo, al de los pringados que sois puteados y terminareis siendo aniquilados".

Bueno, es cierto, a ratos Costa-Gavras se da cuenta de que está manejando un lenguaje complejo, el de la macroeconomía y las finanzas más crípticas, e intenta rectificar para dar luz al espectador más perdido. Pero mi queja no va por ahí. Mi queja va más bien por la parte rosa: qué pinta aquí la historia de la modelo. Por qué el protagonista, un tiburón de las finanzas, pierde el culo por follarse a una tía e incluso babea por ella ostensiblemente en público sin ningún tipo de control.

Qué quiere decirnos Costa-Gavras. Igual detrás del personaje principal hay nombres y apellidos reales bastante conocidos. Elmaleh podría ser perfectamente un alter ego de, por ejemplo, Dominique Strauss-Khan, gente con una cara dura impresionante y un autocontrol envidiable que sólo pierde los papeles cuando se les pone a tiro un coño lo suficientemente caro y/o inalcanzable. O bueno, simplemente un coño distinto al de su señora.

No sé, la historia del tiburón de las finanzas que en cuanto ve a una espectacular modelo pierde el sentío, no me termina de cuadrar. Tal vez sea real, no digo que no, tal vez esté retratando a alguien concreto, puede ser. Pero creo que en la película sobra, distrae de lo fundamental, es tan accesorio que resulta irritante. Joder, no me importan los problemas que ese tío tenga con su entrepierna; me importa que me esté puteando a mí y a millones como a mí. Por lo demás, como si le va la coprofagia y se la casca comiendo mierda. Que le aproveche.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Clear History (TV), by Greg Mottola

Érase una vez un tipo que perdió mil millones de dólares porque no le gustaba el nombre que le habían puesto a un nuevo coche diseñado por él.

Érase una vez un tipo que descubrió un buen día con un espejo doble que se estaba quedando calvo por la coronilla y sufrió un fuerte impacto.

Érase una vez un tipo que estaba dispuesto a matar por un concepto vital: lavarse el pelo una sola vez por semana es una puta porquería.

Érase una vez un tipo que se refugió de su pasado en una isla paradisíaca y hasta allí fue perseguido por ese mismo pasado.

Érase una vez un tipo que decía a las ex-gordas cosas como: "Ahora estás muy buena pero cuando estabas gorda ni yo te hubiera querido para salir contigo".

Érase una vez un tipo que sufría porque su exnovia había comido la polla a los cuatro miembros del grupo "Chicago" en un concierto 20 años atrás.

Érase una vez un tipo que en carreteras estrechas, enfrentado contra otro coche... tras mucho discutir, era un crack echando marcha atrás.

Érase una vez un tipo que se llamaba Larry David y que se juntó con otro gamberrete llamado Greg Mottola y juntos... rodaron esta gamberrada.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Sin sufrimiento (Do no harm), by Philippe Gagnon


1. Una loquera más loca que la más loca de sus pacientes.

2. Una loca de la que se cuelga en plan maternal su loquera.

3. Una amiga que ayuda a la loca a demostrar lo loca que está la loquera.

4. Un pretendiente de la loca que no se cree que la loquera esté tan loca.

5. Un loquero que pretende demostrar lo loca que está su colega loquera.

6. Un policía que cree que la loca miente sobre la loquera.

7. Un director, Philippe Gagnon, especializado en locos muuu locos.

8. Y una actriz, Lauren Holly, la loquera loca, que fue señora de... Jim Carrey.

Yo sólo digo una cosa:

Quién da más.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Donde reside el amor, by Jocelyn Moorhouse

“Una película sobre mujeres hecha por mujeres para mujeres”. Eso leo por ahí cuando me pongo a informarme sobre este film y es casi una pistola en el pecho para mí: tengo que verla sí o sí. Para qué. Pues básicamente para ponerla verde, porque eso de “sobre, por y para mujeres” es una llamada obligada al vómito y a la rebelión.

Lo primero es el título que le han puesto en español: “Donde reside el amor”. Pero quién hace estas traducciones, por favoooor. La película se llama originalmente “How to make an american quilt”, que viene a significar “Cómo hacer una colcha americana”. Pues bien, a qué lumbrera se le ocurrió denominar a esto “Donde reside el amor”.

Efectivamente, con ese título no creo que haya ni un solo hombre en el mundo que se preste de forma voluntaria a ver la cosa. Y mujeres, sólo un tipo, la que lee novelas de la colección Jazmín o similar. Ese título es una invitación directa a no ver la película, es casi un insulto para el que la vea. Sólo se puede ver algo que se llama así con vergüenza, como si se estuviera cometiendo un delito. En la clandestinidad, vamos.

Por el lado contrario, creo que la directora, Jocelyn Moorhouse (que también tiene nombre de escritora fetiche de “Jazmín”) el marketing se lo ha currado bien con el elenco. Winona Ryder era cuando se estrenó la película un poderoso elemento de atracción de público juvenil, y ni te cuento los nombres de grandes damas del cine, como Anne Bancroft o Ellen Burstyn, que tienen un efecto llamada inmediato para el público adulto y madurito. Vamos, que la tía en esto ha tenido ojo clínico, eso no se le puede discutir.

En fin, la cosa va de lo siguiente: una muchacha va a casarse pero como está dudosilla se va a casa de su abuela una temporada y allí coincidirá con una serie de señoras ancianas que, no me preguntéis por qué, deciden hacerle de regalo una colcha estilo Patchwork en la que cada una de ellas intentará plasmar gráficamente lo que en su opinión es EL AMOR. Esto, dicho sea con toda claridad, no es que sea un argumento para mujeres; es un argumento para petardas con un elevado grado de petardeo.

Y ahora el veredicto final: el título en español, el argumento y un guión lleno de majaderías son de auténtica catalogación como truño sin paliativos. Winona Ryder y su escasa expresividad facial y su carisma para quinceañeras contribuye en gran manera.

Ahora bien, reconozco que a mí la presencia de Bancroft, de Burstyn y de todas las demás señoras que forman el reparto, me ha llegado al alma. Me da igual que les obliguen a decir frases repugnantemente sobradas de glucemia, me da igual que sus personajes estén llenos de tópicos infumables. Me da igual todo porque sólo por verlas a ellas durante dos horas moverse, reír, hablar, callar, llorar o simplemente estar yo vería mil veces esta película y 40 como ella.

El secreto está en bajar el volumen de la tele para no escuchar lo que dicen. No hace ninguna falta y hasta puede ser contraproducente. Sólo hay que mirarlas y admirarlas. Nada más. Y nada menos.

martes, 5 de noviembre de 2013

Breaking and Entering, by Anthony Minghella

Ésta es una de esas películas que dan un montón de rabia, porque la verdad es que la historia iba bien, me estaba gustando, incluso a ratos me estaba conmoviendo, pero llega el final y me quedo con la boca abierta, la mandíbula colgando, los ojos desorbitados y, en definitiva, esa cara de gilipollas que se nos suele poner a los espectadores cuando un director nos toma el pelo con descaro y desvergüenza torera.

Eso es exactamente lo que hace Anthony Minghella sin el menor reparo. Empieza contándonos una historia chula, triangular, de ésas que molan, encima con un elenco de cagarse: un Jude Law para comérselo y no dejar cacho, una Robin Wright sobria, fina y segura como es ella de por sí, y una Juliette Binoche que, dentro de su tendencia habitual al histrionismo, está contenida y todo.

Law y Wright son una pareja en crisis, con motivos más que sobrados porque tienen que bregar a diario con una especie de Asperger personificado en la hija de Wright, ambos con distintas formas de enfrentarse al problema y con las consiguientes desavenencias conyugales. Por el otro lado está Binoche, que hace de inmigrante bosnia con un hijo adolescente que es casi inevitable carne de presidio. Y claro, se monta una historia a tres bandas compleja, interesante, poco habitual, a ratos extraña pero creíble.

Y, como digo, la cosa va bien hasta que llega el desenlace y a Minghella le da el baile de San Vito, y como su propio nombre indica, le sale de la minga poner a sus personajes a hacer auténticas gilipolleces, sin motivación aparente. Hay por ahí una especie de juicio completamente kafkiano, pretendidamente catártico, cuya explicación es imposible. Por qué, a qué viene, a quién se le ha ocurrido semejante majadería. Y entonces te cagas en Minghella, en toda su nación, en las dos horas de película que te has tragado y hasta en todo lo que has babeado mirando a Jude Law. Anda y que les zurzan.

lunes, 4 de noviembre de 2013

21 Black Jack, by Robert Luketic

Si el juego no te apasiona.

Si las matemáticas no te apasionan.

Si la estética videoclipera no te apasiona.

Si lo de plantar Eurovegas en Madrid no te apasiona.

Si Robert Luketic y su loca cámara psicodélica no te apasionan.

Si nada de todo eso te apasiona... NO TE TRAGUES ESTE TRUÑO.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Ana Karenina, by Bernard Rose

La trama argumental de Ana Karenina es de sobra conocida así que ésta es esa clase de películas que se ven no con ánimo de saber cómo termina la cosa, pues todo el mundo sabe que termina peor que la Cipota en Madrid, sino por ver qué tipo de tratamiento le ha dado el director: si el guión está bien adaptado, si la ambientación decimonónica está cuidada, si la psicología de los personajes ha sido convenientemente retratada y si las interpretaciones están a la altura de la historia. Es decir, interesa única y exclusivamente la parte técnica porque de lo demás ya se encargó don León Tolstói hace la tira de años. Pues bien, ateniéndonos a estos factores, puedo decir y digo que:

1. El guión es algo confuso. Ya sé que intentar comprimir una novela tan densa no es fácil y que Tolstói es mucho Tolstói, pero creo que falta pasión. La sensación es de frialdad, la historia no conmueve. Ana se enamora de Vronsky como podría haberse enamorado de la horticultura; un encuentro en la estación, un bailecito en una fiesta, y voilà! Vini, vidi, vinci, como decían los antiguos.

2. Sophie Marceau, la protagonista indiscutible, muy guapa pero tan expresiva como una piedra pómez. Es una Ana Karenina poco creíble, desde su faceta de dama impecable de la alta sociedad hasta su locura de amor por Vronsky, todo parece falso. La misma cara y los mismos gestos de principio a fin, y se supone que representa a un personaje cuya vida se transforma radicalmente y que sufre un deterioro psicológico infernal. Una gran belleza, sin duda, pero como actriz bastante mediocre. Desde aquí mis disculpas a sus incondicionales.

3. La ambientación, los decorados, el vestuario, el maquillaje y las caracterizaciones casi irreprochables (si obviamos el infame flequillo de Marceau, del que a lo cervantino no quiero acordarme), pero tan fríos como el propio guión. Todo es de una gélida perfección técnica que no dice nada. Palacios inmensos, escenarios majestuosos, paisajes impresionantes. Muy bonito, algo más?

En general estos dramones de época en los que una mujer enfermizamente ingenua, bastante petarda y de temperamento romántico infantiloide sufre un arrebato pasional y lo deja todo por un hombre que la lleva a la desgracia, sinceramente, a mí me aburren bastante. Me aburren literariamente y me aburren igualmente en el cine.

Pero a veces, algunas veces, muy pocas, te encuentras a un director que te cuenta una historia de éstas y te llega al alma. No es el caso. Bernard Rose pone mucho empeño pero no lo consigue. La suya es una "Ana Karenina" que pasará por tu vida sin pena ni gloria y que probablemente olvidarás a los cinco minutos de haberla visto. Pura evanescencia.

Como dijo el poeta, se queda... en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.