viernes, 31 de octubre de 2014

La duda de Darwin, by Jon Amiel

Confieso desde ya que no pude terminar de ver la película. Me rendí a la mitad poco más o menos.

Jon Amiel, el director, basa la historia en la repetición constante de 4 tipos de escenas, a saber:

1. Darwin discutiendo con su esposa, una beatona apegada a las tradiciones que obviamente no es la compañera ideal para un científico de pro. La pregunta es: en qué coño estaba pensando ese hombre cuando se casó con semejante ejemplar?

2. Darwin hablando con el fantasma de su hija muerta, que se le aparece en los momentos más intempestivos siempre con ganas de cháchara. Por cierto, niña repelente y repulsiva donde las haya.

3. Darwin escribiendo “El origen de las especies” a base de sudores, temblores parkisonianos y sufrimientos múltiples, supuestamente causados por el terrible dilema entre ciencia y religión.

4. Darwin soñando, unas veces con la omnipresente niña muerta y otras veces con bichos que se comen unos a otros y hacen cosas raras, y naturalmente despertando de sus pesadillas nuevamente entre sudores y horrorosos sufrimientos.

Y así todo el tiempo. Ahora un sueñecito, ahora un ratito de escribir, ahora una charlita con la difunta criatura, ahora una peleílla con su señora (una Jennifer Connelly estupenda en su papel de estricta gobernanta meapilas), y otra vez a dormir y a soñar y a escribir y a sudar y a temblequear. Así que cuando ya llevaba unas cuantas dosis de cada una de estas escenas y me di cuenta de que iba a ser todo el rato lo mismo, agarré el mando, apagué el aparato y mandé a Darwin a freír monas.

Hablando de monas, lo mejor, con diferencia, son las escenas con la orangutana Jenny. Qué desperdicio de película, por favor. Jon Amiel podía haber planteado la historia a base de intensos diálogos entre Darwin y la mona Jenny, probablemente mucho más interesantes que los de Darwin con el espectro de su repelente hija. Yo me enamoré de la orangutana Jenny a primera vista y prometo que si hubiera salido un poco más y no la hubieran matado tan pronto me habría quedado hasta el final. Pero para tragarme rollos oníricos de tíos atormentados siempre hay tiempo.

jueves, 30 de octubre de 2014

Tres veces 20 años, by Julie Gavras

Ella odia haberse vuelto invisible para los hombres.

Él odia usar gafas para la presbicia.

Ella aborrece la flaccidez de su cuello.

Él aborrece las residencias de ancianos.

Ella maldice cuando le ceden el asiento en el autobús.

Él maldice cuando necesita ayuda para salir de la bañera.

Ella termina acostándose con un tipo 20 años más joven.

Él termina acostándose con una tía 30 años más joven.

Ella intenta envejecer dignamente.

Él intenta no envejecer de ninguna manera.

Ella es Isabella Rossellini y a los 60... la que tuvo retuvo.

Él es William Hurt y a los 60... me sigue poniendo.

Mención especial para Doreen Mantle, una abuela maravillosa.

Buen trabajo, Julie Gavras, eres digna hija de papá.

miércoles, 29 de octubre de 2014

La camarera, by Adrienne Shelly

PASTEL PROTESTA SINDICAL MI JEFE ME EXPLOTA

Esta historia va de una tía que hace pasteles (sí, lo habéis adivinado, otro pastelazo al canto), y que pone a sus creaciones ingeniosos nombres que se le ocurren según su estado de ánimo.

Yo he llamado a este primer pastel “Protesta sindical mi jefe me explota” porque aunque la peli se llame “La camarera” la realidad es que la protagonista, además de eficiente camarera, es repostera, limpiadora y lo que surja, vamos, que la tía inventa pasteles, los hace y los sirve ella misma, además de lavar a posteriori todo el utillaje. Y encima le da tiempo para pasarse media vida colgada al teléfono. Es un verdadero prodigio laboral, pero desde el punto de vista sindical yo encuentro esta película muy peligrosa porque a los empresarios de hostelería les podría dar ideas, y no demasiado buenas.

PASTEL TODOS LOS TÍOS SON UNA PANDA CAPULLOS SIN REMEDIO

Mi segundo pastel lleva este nombre porque en la filosofía de la peli subyace la idea sumamente extendida de que los tíos, simple y llanamente por el hecho de ser portadores de ese caprichoso adminículo llamado pene, son completamente subnormales.

Y aun habiendo un trasfondo de verdad detrás, porque no es ningún secreto que el pene condiciona sobremanera el comportamiento de los señores, no es menos cierto que algunos de ellos intentan sobreponerse a esa presión fálica haciendo gala de una actividad intelectual de cierta enjundia. Bueno, pues éstos en la película no aparecen por ninguna parte.

PASTEL TODAS LAS TÍAS SOMOS MEGAGUAYS Y SUPERMOLONAS

En justa contraposición, las chicas de la peli son un amor: trabajadoras, decididas, inteligentes, cariñosas, buenas compañeras, valientes, intrépidas… Bueno, es cierto que entre ellas hay una algo tontorroncilla, curiosamente interpretada por la directora y guionista, Adrienne Shelly, pero es tan bondadosa y encantadora dentro de su estulticia, que se le puede perdonar prácticamente todo.

La película es un dechado de ese feminismo insoportablemente necio que eleva a las mujeres por su condición a una altura muy superior a la de los hombres, las convierte en dueñas y señoras de su vida, y a sus maridos y compañeros los reduce a meras comparsas cuyo peso hay que sobrellevar con la máxima paciencia posible.

PASTEL GALLARDÓN TODO POR EL CONCEBIDO NO NACIDO

Por último, el pastel Gallardón, es un verdadero canto a los derechos del concebido no nacido. La protagonista se queda embarazada al principio de la peli y se pasa todo el embarazo repitiendo a todo el que quiera escucharla que pasa del niño, que no lo quiere y que en cuanto dé a luz ya verá si lo da en adopción o cómo se deshace de él. Eso sí, de abortar nasti de plasti. Cuando sus amigas se lo mencionan ligeramente las mira como si fueran dos monstruos asesinos y les dice que ni pensarlo, que el derecho a la vida de la criatura es innegociable.

Me da la sensación de que éste es el verdadero trasfondo de la historia. Todo en ella va encaminado a demostrar al espectador que un embarazo, si tienes paciencia y lo llevas hasta el final, si eres buena y no abortas, te conducirá a una maravillosa y justa recompensa.

Las dos escenas finales sobrepasan con creces los límites de lo soportable. Todo lo que pasa después del parto es algo tannnnn sumamente panfletario y pastoso que no puede haber estómago humano que lo soporte. Ni siquiera un estómago de rata callejera acostumbrada a tragar de todo creo que podría aguantar esa sobredosis de filosofía barata pro-vida mezclada con pasteleo hiperglucémico de proporciones monumentales.

Y si tienes alguna duda sobre si ver o no esta guarrería no tienes más que mirar el cartel de la película, esa Keri Russell con su modelito amarillo limón, con encantadora sonrisa, portando la bandeja como si llevara en ella el secreto de la felicidad eterna. No en vano la actriz se tiró unos cuantos años interpretando a la insoportable Felicity, uno de los personajes más repulsivos y nauseabundos de la historia de la tele, con diferencia.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Qué hacemos con Maisie?, by Scott McGehee, David Siegel

1ª PARTE: DRAMA FAMILIAR

La cosa empieza bien, cumpliendo lo que prometía, como un drama típico de divorcio con hijos de por medio. Unos padres egoístas, impresentables, con la misma sensibilidad hacia su pequeña hija que podría tener un gusano hacia un cadáver. Sí que es cierto que los directores recogen en los padres todos los defectos posibles habidos y por haber en el mundo; son como un compendio de irresponsabilidad, estupidez, mala hostia y agilipollamiento. No hay matices en los personajes, son sencillamente impresentables. No dan pie con bola, no hacen ni una sola cosa bien, no pueden ser más egoístas, vamos, peor imposible.

Todos los tópicos de los divorciados desalmados se cumplen: discusiones a gritos delante de la niña, lucha a muerte por la custodia en los tribunales, saltos a la torera en el régimen de visitas, olvidos imperdonables a la hora de recogerla, abandonos de la cría en mitad de la calle… lo más peor. Julianne Moore interpreta a una madre desquiciada, totalmente volcada en su trabajo (estrella del rock, un trabajo muy normalito, como se puede comprobar), que pasa olímpicamente de la chiquilla y no parece tener otro interés por ella que el de usarla para putear a su ex. En fin, hasta aquí, a pesar de la hiperbólica caracterización de los personajes, la peli responde a lo que es una historia típica de divorcios. Peeeeeero… cágate lorito; aparecen en escena las segundas parejas de los papis y empieza el desbarre y el despiporre, porque resulta que no son sólo unos padres desastrosos sino que encima son unos hijosdeputa con sus cónyuges.

2ª PARTE: COMEDIA ROMÁNTICA

Papá vuelve a casarse y elige como novia a la niñera, una chica rubia, de ojos azules, de unos 20 años, encantadora. Mamá, Julianne Moore (recordemos, una actriz que sobrepasa los 50), despechada, decide casarse también con un chaval igualmente rubio, de ojos azules, no más de 30 años y tan encantador como la niñera rubia. Naturalmente la chiquilla alucinando con su madrastra maravillosa y más todavía con ese padrastro estupendo, que no es otro que ese pedazo de maromo que atiende por Alexander Skarsgård.

De repente la cosa pasa de dramón familiar a comedia romántica, así de sopetón, sin solución de continuidad. Tranquilos, que no cunda el pánico, que no voy a contar nada que destripe la historia. Sencillamente adelanto que habrá románticos paseítos por la playa, carreritas a cámara lenta, juegos en el parque, cometas, idílica casita pegada al mar… en fin, besos, ternura, qué derroche de amor, cuánta locura. Y la niña pasa a ser el complemento perfecto para el desarrollo de esta nueva historia de amor entre hermosos y jóvenes querubines. Los padres prácticamente desaparecen del mapa y ya sólo hay amor, amor y más amor.

En definitiva, de qué va esto? No se sabe muy bien qué pretenden Scott McGehee y David Siegel. Lo que en principio parecía una denuncia de esa clase de padres que anteponen sus intereses a los de sus hijos y que, en caso de ruptura, convierten a los críos en víctimas de sus despropósitos, termina en edulcorado derroche de escenas de postal.

Y lo malo es que nadie te avisa. Una lee la sinopsis y las críticas de la prensa especializada y te hablan sólo de la primera parte, la del dramón, pero nadie hace referencia a toda la segunda mitad de la película, que es un pastelazo. Habría yo visto esta mamarrachada, de haberlo sabido? Pues probablemente no, porque suelo huir despavorida de la comedia romántica americana. Y por eso en esta crítica me he propuesto ser yo la que advierta al espectador ignorante de lo que le puede esperar si decide ver la cosa esta. Al menos vosotros habéis tenido la suerte de que alguien os avisara.

martes, 21 de octubre de 2014

Agosto, by John Wells

John Wells realiza esta adaptación de la obra teatral del mismo título escrita por el dramaturgo Tracy Letts, que por cierto también firma el guión. La obra ganó el Pulitzer en 2008 y por lo visto fue un exitazo en Broadway, así que me imagino que Wells decidió aprovechar el tirón y apostar a caballo ganador.

Por lo general me suelen gustar bastante estas historias de reuniones familiares porque me recuerdan mucho a algunas familias que conozco y casi le puedo poner nombres y apellidos de personas reales a cada personaje. Lo que ocurre en esta ocasión es que están todos tan sumamente tarados que es imposible encontrar en ninguna familia un ramillete tan completo de piramientos varios: la madre drogata, el padre alcohólico, las hijas a cuál más perjudicada, los yernos para echarlos a los marranos, y la única nieta sale vegetariana porque dice que si comes carne comes el miedo de los animales. Vamos, línea y bingo.

Pero la cosa no queda ahí, qué va. Si fuera sólo eso, tendría un pase. Pero es que para colmo no paran de soltar secretos de familia; cada cinco minutos un secretillo, que si éste no es hijo de su padre sino de su tío, que si la otra sacó furtivamente la pasta de la caja fuerte, que si tal que si cual… Total, una familia que no gana para sustos y sorpresas. Y claro, ya tanto conflicto familiar como que mosquea un poco y resulta, no ya poco verosímil, sino directamente el despiporre.

Y por si todo esto fuera poco, la protagonista es una Meryl Streep más paroxísmica que nunca; un auténtico dechado de tics y aspavientos sin fin. A ella, que no le hace falta tampoco mucho para darle al baile de San Vito, encima se pone a interpretar a una pastillera con tendencia a la histeria, toma ya, os podéis hacer una idea. Por supuesto, la tropegésima nominación al Oscar estaba cantada.

En desconcertante contraste, Julia Roberts no mueve un solo músculo de la cara en las dos horas que dura la película. El mismo gesto desde el minuto uno hasta el final. Y claro, ves a la una pegando botes todo el rato y con la cara de niña del exorcista que se le pone a la Streep cuando le da el telele, y a la otra con la cara de palo, y es una paranoia.

Dicen que Tracy Letts es el niño malo malote de la dramaturgia americana contemporánea, pero yo, si esto es una muestra de lo que este tío sabe hacer, lo veo más como un caricaturista con oficio. Quienes lo comparan con Tennessee Williams, sinceramente, creo que no tienen ni puta idea.

sábado, 18 de octubre de 2014

Prisioneros, by Denis Villeneuve

Para empezar, aclaro que en mi casa la peli le gustó a todo el mundo un montón y que, las cosas como son, se pasa un ratillo bueno y entretenido. Hay intriga, hay tensión, hay giros, hay sorpresas... En fin, lo que se espera de un thriller más o menos apañao.

Eso sí, hay algo que lo jode todo: el principio en el que se basa.

A ver cómo lo cuento sin tener que espoilear.

Veamos, cuáles son los motivos que se te ocurren para secuestrar a dos niñas?

1. Quieres jugar con ellas a las casitas.

2. Quieres jugar con ellas a otras cositas.

3. Son ricas y quieres pedir un rescate.

4. Las quieres asesinar porque no te gustan las niñas.

5. Tienes de mascota un oso que sólo come niñas.

6. Eres tú el que sólo come niñas.

7. Usas niñas a modo de balón para jugar al fútbol.

8. Te han dado un papel de niña en una peli y quieres prepararlo con ellas.

Bueno, en esta serie de soluciones que doy hay algunas respuestas más verosímiles que otras. Obviamente cualquier policía trabajaría fundamentalmente sobre unas e ignoraría olímpicamente las demás, no?

Pues el secreto de esta película es ése justamente, que la posibilidad más tonta y más peregrina es la que es. Por tanto casi nadie puede adivinar el final, porque sólo a un imbécil de tomo y lomo se le podría ocurrir el desenlace.  Y esto es lo que hoy en día se considera un buen thriller.

Claro, yo me pongo en el lugar de Denis Villeneuve y me digo: cómo puedo dejar atónito al personal, que ya está de vuelta de todo? Pues muy fácil: planteo un misterio con dos o tres posibilidades lógicas y mil o dos mil completamente gilipollescas, y la resolución es una de las más grotescas.

Y luego contratas para los papeles principales a Hugh Jackman, en plan padre ofuscado convertido en bestia parda, y a Jake Gyllenhaal, de poli bueno, comprensivo y legal; y enfrentas a estos ejemplares con una Melissa Leo que se los come a los dos con papas... e voilà! Qué susto, no?

viernes, 17 de octubre de 2014

Movida del 76 (o Jóvenes desorientados), by Richard Linklater

El título original de esta peli es "Dazed and confused". Vamos, en cristiano, agilipollados y esnortados. A qué viene esa estúpida traducción de "Movida del 76?"

Porque todavía la opción alternativa de "Jóvenes desorientados"... bueeeeeeno, tiene un pase. Pero joder, por qué no la traducción exacta, que es "Agilipollados y esnortados", que además es una descripción precisa del estado de los protagonistas.

Por qué no respetan de vez en cuando los títulos originales de las películas, sobre todo cuando les van que ni pintados?

Aunque, naturalmente, también habría otras opciones para titular esta patochada. Por ejemplo:

1. Con granos y a lo loco.

2. Sé lo que hicísteis, panda de marranos.

3. Días de porros y mozas.

4. La maría siempre llama dos veces.

5. American granittis.

6. Sin luces en la ciudad.

7. Senderos de escoria.

8. Al filo de la estulticia.

9. Alguien voló sobre estos mamelucos.

10. El silencio de los porreros.

11. En busca de la neurona perdida.

12. La necedad vive arriba.

En definitiva, no sé en qué estaría pensando Linklater cuando hizo esta mierda, la verdad.

Eso sí, no os perdáis a Ben Affleck de gañán adolescente. Madre mía, cómo ha mejorado con los años ese muchacho!

martes, 14 de octubre de 2014

Las chicas de la sexta planta, by Philippe Le Guay

Ésta es la historia de un señor en el París de la France de los años 60 que se encoña de su joven criada española y ya de paso le coge tremenda afición a la cultura española en general. Desde ese momento el tipo se pasa todo el tiempo tocando las palmas, comiendo paella y bailando rumbitas o lo que tercie.

Imagínate a un francés, de los feos feos y de los pavilacios pavilacios, metido a flamenquillo. Que no estamos hablando de Manu Chao, eh? Que éste es un pánfilo con la misma gracia que un gamusino, que de repente se nos encoña y se vuelve majareta, sobre todo desde el día en el que ve en pelotas duchándose a la empleada en cuestión.

En fin, un truño como una casa. Lo único divertido es que el director se llama Philippe Le Guay, lo cual me ha hecho mucha gracia. Felipe El Guay, mola, que no? Y bueno, que a Carmen Maura le dieron un César por su interpretación, lo que me hace pensar que los César los deben de dar en Francia casi con la misma alegría y falta de criterio con los que aquí se dan los Goya.

Y otra cosa con la que te partes el culo es con el acento francés, porque si la ves doblada los franceses de la peli, en lugar de hablar en su francés natal, se pasan todo el rato diciendo cosas como:

“Señoggita, me podgía pgepaggag un huevo duggo?”, “me gustaggía ig a su tiegga y pgobagg la paella en algún chigginguito”, “en gealidá los fganseses no sabemos disfgutag de la vida” o “me tgastogna una bagbaggidad el cambio hogaggio”.

Es muy divertido ver a los franceses hablar así en su propio país, a la par que escuchar a las criadas españolas decir “el mesié me va a perdonar” o “madame, puede dar a muá mis cartas, sivuplé?”. En fin, desbarres del doblaje para descojonarse un rato si te pilla el día cachondo.

sábado, 11 de octubre de 2014

3 bodas de más, by Javier Ruiz Caldera

Pertenezco a ese selecto club de personas a las que las bodas producen urticaria. Es superior a mí, me cuesta imaginar un espectáculo más bochornoso y cutre que una boda; si acaso hubiera algo comparable sería las comparecencias de algunos ministros o las ruedas de prensa de la Conferencia Episcopal.

Con esto lo que quiero decir es, aparte de que si algún conocido está leyendo esto y pensaba invitarme a su boda pedirle discretamente que se abstenga, que las películas de bodas me producen casi el mismo horror que las bodas propiamente dichas. Inexorablente toda película que lleve en su título las palabras "boda" o "novio" o "novia" me provoca un rechazo inmediato y tengo que decir que muy pocas de ellas se han librado de mi veredicto demoledor. Naturalmente ésta de Javier Ruiz Caldera no podía ser menos.

La cosa va de una tía petardísima a más no poder a la que tres exnovios invitan en un mismo mes a sus bodas con sus nuevas novias. Supuestamente la tía es una desgraciada en el amor, pero a las tres bodas acude acompañada de un becario que está bueno que te cagas y que se enamora de ella al primer golpe de vista, y encima en la primera boda conoce a Quim Gutiérrez, que también se enamora locamente de ella, como no podía ser menos. A todas esas desgracias amorosas me apunto, pero ya.

Casualmente vi la peli con mi ex. Y, por si acaso, bien clarito se lo dejé: que si se casa ni se le ocurra invitarme a la boda, salvo que por esas fechas yo tenga un becario cañón enamoradísimo de mí que me acompañe, o que haya invitado a Quim Gutiérrez al banquete para que se cuelguenamore de mí como un perro. Si no es con esas condiciones paso total de bodorrios.

Que la peli tiene algunos puntillos? Pues sí, es inevitable. Sería muy fuerte que con el pedazo de reparto que tiene y con el juego que da el tema bodas para retratar situaciones ridículas no te rieras ni una mijilla. Pero vamos, que las escasas risas compensan poco el bochorno que se pasa casi todo el tiempo.

Lo mejor, con diferencia, el final. Es una sorpresa muy agradable, así que no desvelaré nada. Solo por ese pequeño regalito que nos hace Caldera merecería la pena verla. Por eso recomiendo a todo el mundo que aguante hasta los títulos de crédito, por mucho que le cueste. Siempre podéis echar una siestecita mientras duran las 3 bodas y poner el despertador para el desenlace. Y mira, no sería mala idea una secuela a partir de ese inspirado final. Caldera, si me lees, ahí va un buen consejo.

jueves, 9 de octubre de 2014

Sophie Scholl: los últimos días, by Marc Rothemund

Ésta es la bonita historia de una joven alemana que durante los turbulentos años de la II Guerra Mundial formó parte de un grupo de resistencia al régimen nazi llamado “ La rosa blanca”. Al parecer la película está basada en hechos reales y esta muchachita existió realmente, y según he leído, los diálogos se basan en las actas de los interrogatorios que se le hicieron en las dependencias policiales.

Sólo puedo decir que si esto es así y efectivamente los interrogatorios transcurrieron de esa manera, la policía hitleriana estaba compuesta por una panda de chapuceros ineptos y moñas de mucho cuidado. La muchacha se tira horas tomando el pelo a su interrogador de la manera más descarada sin que éste parezca tener la menor idea de cómo conseguir hacerla cantar. Vamos, que cualquier picoleto de nuestra flamante Guardia Civil tiene más recursos contra un delincuente común que este hombre, que supuestamente pertenecería a una de las policías más duras y crueles de la historia.

Ni una uñilla arrancada, ni un abrebotellas amenazante ni una simple torturilla de nada… nastis de plastas. Todo lo más un par de voces más altas que otras, alguna reprimenda de parvulario y, en el colmo de la crueldad, el foco del flexo dirigido a la cara de la pobre detenida.

Para que os hagáis una vaga idea reproduzco brevemente algo parecido a los interrogatorios que se ven en la peli:

“Señorita, cuándo va a decir usted la verdad? Le advierto que mi paciencia se está agotando.”

“ Comisario, le estoy diciendo toda la verdad. Yo no repartí esos panfletos”.

“ Ha de saber que hemos tomado las huellas dactilares de los panfletos y coinciden con las suyas”.

“ Ah, pues no sé cómo habrán llegado hasta ahí, qué quiere que le diga”.

“ Va a decirme usted que no sabe cómo han llegado sus huellas a esos papeles?”

“ Tal como se lo cuento, comisario”.

“ Y por qué llevaba usted un maletín vacío cuando fue detenida?”

“ Era para recoger la merienda de casa de mi abuelita, que vive al otro lado del bosque”.

“ Pretende que me crea que no llevaba las octavillas en el maletín?”

“ Así es, señor comisario. No llevaba nada porque era para guardar mi merienda.”

Y así durante horas, horas y horas. En la Alemania nazi, señores!

Vamos, que el Lute se habría dado con un canto en los dientes si le hubieran llevado ante estos señores para que le interrogaran. Yo, si alguna vez delinco, quiero que me interrogue la Gestapo, que me paso las preguntas por el papo.

Y esta patata obtuvo dos Osos de Plata en Berlín! Uno para el director, Marc Rothemund, y otro para la actriz Julia Jentsch. Vaya, como os lo cuento.

Y luego nos metemos con las pelis españolas sobre la guerra civil, cuando cualquiera de ellas es mil veces más creíble que esta alemanada. Virgen santa, lo que nos gusta flagelarnos!

miércoles, 8 de octubre de 2014

Gravity, by Alfonso Cuarón

De entrada que conste en acta que no tengo nada contra las películas en 3D, que ya me conozco el percal. Lo que sí que me cabrea hasta extremos peligrosamente psicopáticos es que el único atractivo de una película sea su tridimensionalidad.

Que sí, que la gente puede flipar con lo de verse en el espacio jugando a esquivar tornillos, bolis, trozos de metales varios y demás casquería por el estilo, pero es que para mí el cine es otra cosa; es que me cuenten una historia, no que me metan en un parque de atracciones a experimentar sensaciones fuertes, que es exactamente lo que hace Alfonso Cuarón con esta peli.

Advierto desde ya que si no la ves en 3D la historia es una pura caca y carece del menor interés. Básicamente se trata de ver todo el rato a la inefable Bullock dentro de un traje espacial dándose hostias contra objetos varios, haciendo aspavientos y poniendo cara de agobio. El único rato más o menos soportable es el que sale Clooney también, porque aunque el comandante Kowalski resulta ser un compañero espacial insoportablemente chistoso y graciosete, de ésos que en cualquier viaje apetecería mucho asesinar, al menos hay algo de diaĺogo, por patatero y soporífero que sea.

De los 7 Oscars que le dieron al engendro yo el único que considero merecido e indiscutible es el que recibió Emmanuel Lubezki por la maravillosa fotografía, que francamente es una pasada, vamos, lo único que salvaría de la quema. Todo lo demás puede ser catalogado de cualquier cosa menos cine. Por ejemplo de vil zurullo.

martes, 7 de octubre de 2014

Ismael, by Marcelo Piñeyro

Marcelo Piñeyro, tras su magnífico trabajo en “El Método”, tristemente se deja caer con este “Ismael”, una historia alucinante cuya acción transcurre en un solo día. Eso sí, a todo trapo; es increíble la cantidad de cosas que le pasan a esta gente en menos de 24 horas.

Podríamos señalar varios records mundiales que se baten en la peli y que deberían figurar sin duda en el Guinness.

1. El record mundial de amor paterno express. Mario Casas ve por primera vez a su hijo y, tras años de ignorarlo olímpicamente, se queda enganchado de momento; vamos, que en cuestión de horas se convierte en un padrazo que ya quisiera para sí más de uno y más de dos.

2. El record mundial de enamoramiento entre pijos cincuentones. Belén Rueda conoce a un encantador exmúsico reconvertido en propietario de coquetuelo hotelito rural; un hombre interesante, buen conversador, amante de la buena mesa, totalmente abierto al amor, y… no te lo pierdassss… soltero!!!! Lo prometo. Y en un solo día la llama de la pasión prende, consiguen una complicidad casi de matrimonio de toda la vida y se cuentan todos sus secretos. Toma ya.

3. El record mundial de pijoterismo. Imposible encontrar más pijos por metro cuadrado: el propietario del hotelito rural, la empresaria dueña de restaurante de éxito, la pareja de médicos, y el niño, que viste exactamente como los niños de papel cuché de las revistas de moda infantil. Por no hablar del smartphone de última generación que lleva la criaturita a sus ocho añitos.

4. El record mundial en velocidad de reinserción de delincuentes. Efectivamente, tenemos a un delincuente al que su profesor le da una cámara para que ruede lo que él quiera y en menos de 24 horas se convierte en cineasta, psicólogo infantil y perfecto compañero de juegos del hijo del profe, además de consejero espiritual.

5. El record mundial de matrimonios modélicos que entran en crisis súbitas. La pareja de médicos, aparentemente enamoradísima y bien avenida, hace aguas en el mismo momento en que la mujer vuelve a ver a un antiguo amante con el que llegó a estar la friolera de tres meses hace un montón de años. Toma ya relaciones sólidas y consistentes!

6. El record mundial de fugas infantiles. El niño protagonista se fuga dos veces en el mismo día. Vamos, que cada vez que se le cruzan los cables a la criatura coge su mochila y se las pira, con el consiguiente disgusto de su familia. Un regalito de hijo, vaya. Y eso con 8 añitos, no quiero ni pensar en la adolescencia de ese muchacho.

7. El record mundial de amistades fulminantes. El niño se hace supercolega del alumno de su padre en cuestión de horas. Son presentados por la mañana, se dan cordialmente la mano, y al cabo del rato, en la siguiente fuga del muchachito, a quién recurre? Pues a quién va a ser, a su colega del alma al que ha conocido esa misma mañana?

8. El record mundial de velocidad a la que un empresario de éxito se olvida de su negocio. Pues sí, Belén Rueda, una mujer dedicada en cuerpo y alma a su prestigioso restaurante, de repente un buen día conoce a un niño negrito muy mono que dice ser su nieto, y… voilà! Llama a sus empleados, les dice que se las apañen sin ella, que la olviden, y a continuación apaga el teléfono y dedica el día entero a su hijo, al que no le había hecho caso nunca antes en la vida, a su recién estrenado nieto y al propietario del hotelito rural que le hace ojitos desde que la vio, con el que además tiene conversaciones tan apasionantes y llenas de ingenio como: “oye, por qué me miras tanto el escote?”

9. El record mundial de peinados infames. Totalmente incomprensible cómo el personaje de Belén Rueda, una empresaria de éxito, superpija y superfashion, puede ir por la vida con ese espantoso look. Madre mía, si más que pelo parece un pelucón de paja! Yo ni muerta saldría a la calle con esas pintas de adefesio total. Si se trataba de avejentar a Rueda para que pareciera una abuelilla, no bastaba con quitarle unos cuantos kilos de corrector de ojeras y de maquillaje?

10. El record mundial de actuaciones igualmente infames. No se salva ni Dios. Mario Casas es la planicie interpretativa hecha hombre, aunque Sergi López es sin duda un gran competidor a ese nivel. Y respecto a Belén Rueda, su papel es tan forzado, sus diálogos tan absurdos y sus reacciones tan demenciales que por muchas tablas que tenga, simplemente no puede ser creíble de ninguna manera. Creo que todos ellos muy probablemente realizan las peores interpretaciones de su vida. Y eso que Mario Casas tiene complicado lo de batir su propio record.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Las bicicletas son para el verano, by Jaime Chávarri

Jaime Chávarri rueda una magnífica adaptación de la obra de teatro del mismo título escrita por el gran Fernando Fernán-Gómez. Aunque buena parte del éxito se debe a los estupendos diálogos del autor, sin duda el buen hacer de Chávarri y la acertada elección del reparto contribuyen en gran medida al excelente resultado final.

Ésta es una película de la que se pueden aprender muchas cosas útiles. Yo cada vez que la veo saco una enseñanza nueva. Por si a alguien le interesa, he aquí un breve listado de las cosas más importantes que he aprendido viendo “Las bicicletas son para el verano”.

1. En cualquier lugar que te encuentres ahora mismo mañana puede haber una guerra por los motivos más insospechados, que ahora no podrías imaginar.

2. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Si has pensado comprarte una bici o lo que sea hazlo ahora mismo, ya, porque vete tú a saber lo que puede pasar dentro de un par de horas.

3. Si cada miembro de una familia le echa un tiento a las lentejas mientras se están haciendo al final no quedan lentejas que llevar a la mesa.

4. Muchas veces da igual lo que hagas en la vida; todo dependerá de en qué bando te pillen las batallas. Si te pillan en el perdedor, por mucho que te esfuerces, vas listo.

Luego hay una serie de enseñanzas de menor enjundia, pero las principales que siempre se deben tener presentes son éstas.

Inolvidables las interpretaciones de Agustín González y Amparo Soler Leal. Pedazo de actores, qué grandes!