jueves, 24 de marzo de 2016

Mujercitas, by Mervyn LeRoy

Estaba zapeando y totalmente por sorpresa me topé con "Mujercitas". Agradable sorpresa, debo añadir, porque no podía habérmela encontrado más a destiempo. En Semana Santa "Mujercitas"! Un imposible, un sindiós. Qué será lo siguiente? "La pasión de Cristo" en Nochebuena?

Como muchas otras personas de mi edad y de edades colindantes, para mí las Navidades siempre han estado vinculadas a "Mujercitas". Me encantaba, me quedaba embobada viendo una y otra vez la historia, aunque ya me la supiera de memoria. Y lloraba como una descosida cuando veía a esas niñas desviviéndose por su madre y adorando a su padre ausente. Que era ñoña? Pues sí, pero es que entonces yo era igual de ñoña, así que no es de extrañar que me gustara tanto.

Pero lo realmente alucinante es que mil años después, en pleno siglo 21 y ya curada de todo resto de ñoñez, yo esté zapeando y me encuentre esta película y sea incapaz de apretar el mando para quitarla. Que lo agarre una y otra vez con ánimo de largarme a otra parte y que no pueda, que siga igual de embobada que cuando era un moquillo.

Nostalgia de esos tiempos felices y despreocupados de la niñez, muy probablemente.  Pero me sigue fascinando ese paisaje nevado que contrasta brutalmente con la calidez que reina en el hogar de Meg, Jo, Amy y Beth. Y me importa un pimiento que Meg sea la caricatura de la tontería femenina, y Jo la caricatura de un machopingo, y Amy la caricatura de la frivolidad y Beth la caricatura de la moñería. Incluso me da igual que una inconmensurable actriz como Elizabeth Taylor haga probablemente el papel más tonto de su vida.

Mervyn LeRoy hizo un trabajo muuuuuy bueno. Tan bueno que hasta un cardo borriquero como yo, que huye del sentimentalismo barato como de la peste, sigue enganchada a esta historia que no tiene nada que ver con la vida de hoy en día; que es como un cuento de hadas, irreal e imposible.

Pero qué bonito cuando creía que el mundo era así y que la bondad era el estado natural del ser humano. Ayyyyyy, nostalgia, puta nostalgia!


martes, 22 de marzo de 2016

Deseando amar (In the mood for love), by Wong Kar-Wai

Una vez más una recomendación supuestamente amistosa me condujo a esta petardez de película. Os cuento:

Estaba yo tan ricamente zapeando cuando de repente doy en TCM con "Mujercitas", que es una de mis pelis favoritas de todos los tiempos y que hacía un montón de navidades que no veía. Y me sentí muyyyyyyy felizzzzzz de poder volverla a ver, aunque fuera en Semana Santa, claramente a destiempo.

Pero no. Me dije a mí misma: "Tía, ya la has visto mil veces. Y te habías propuesto ver hoy "Deseando amar", la célebre obra maestra del famosísimo y alabadísimo Kar-Wai Wong. No seas una cinéfila chunga, olvídate de tus "Mujercitas", sé valiente y aguerrida, y apuesta por el cine asiático".

Y dicho y hecho. Con todo el dolor de mi corazón dejé en el salón a mi perro tan agustito viendo en la tele "Mujercitas" y me fui yo al ordenador a ver la gran historia del maestro Wong.

Ayyyyyyy, señoooorr!! Cómo eché de menos a Meg, Jo, Beth y Amy y cómo envidié a mi perro, que no va por la vida de cinéfilo y por tanto puede ahorrarse estos malos tragos tranquilamente. Qué rollo más insufrible, diosssssss!!

Eso sí, aunque la historia no podía ser más lennnnnnnta y más tonnnnnnnnta, reconozco que la peli me planteó ciertos enigmas que me mantuvieron bastante entretenida todo el rato. Enigmas tales como:

1. Qué marca de laca usa Maggie Cheung, la actriz protagonista, que llueva lo que llueva y caiga lo que caiga, aunque sean chuzos de punta, no se le mueve ni un milímetro del peinado en toda la película. Quiero esa laca yaaaaaa.

2. Cómo se pueden tener tantos vestidos en una casa sin que en ningún momento aparezca el vestidor. Dónde los guarda. Y cuántas veces se cambia esa mujer de vestido al día. Y de dónde saca el tiempo para cambiarse tanto.

3. Por qué, entretanto, él siempre va con el mismo traje y solo se cambia de vez en cuando la corbata. Me parece superinjusto. Ella un pedazo de colección de modelazos de la hossstia y él un traje de mierda. Eso sí, en gomina gasta él casi tanto como ella en laca. Algo es algo.

4. Por qué ella es tan infeliz cuando tiene ese pedazo de armario que que ya lo quisiera para sí la mismísima Letizia. Por mucho que Felipe Varela se pusiera a currar como un negro durante meses jamás podría diseñarle a la reina la cantidad de vestidos que tiene esta mujer. Y encima va por la vida con esa cara de pena que es pa inflarla a hostias. Desde luego dios le da pan a quien no tiene dientes. Que me den a mí ese armario, que verás la pena que me entra.

5. Y por qué esa mujer lleva la misma ropa en su casa que en la calle o en el trabajo, tanto da que sea de día que de noche. No te digo que se ponga un chandalito para andar por casa, pero hombre, una batita un poco más suelta, un algo... En realidad si te paras a pensar el modelo de mi prima es todo el tiempo el mismo; lo único que cambia es el estampado. Es un diseño único, al más puro estilo de la China comunista, pero en tope glamouroso.

6. Y otra cosa: esa pose imposiblemente estirada que Maggie Cheung mantiene todo el rato cómo es que no le provoca un terrible lumbago. Y desde el punto de vista laboral eso qué sería, enfermedad profesional o accidente laboral?

En definitiva, entre estas y otras muchas disquisiciones por el estilo se me pasaron los eternos 96 minutos de la película, intentando adivinar por qué razón alguien que lo que supuestamente pretende es rodar una película, puede terminar rodando un desfile de moda.

Y mientras yo veía este interminable videoclip fashionista y bostezaba a razón de mil bostezos por minuto, batiendo mi propio récord, el mamonazo de mi perro en el salón disfrutando de las aventuras de las inolvidables hermanas March. Luego dicen que si perra vida. Ya ya.

lunes, 21 de marzo de 2016

Chico & Rita, by Fernando Trueba, Javier Mariscal, Tono Errando

Película hipermegapremiadísima y en mi opinión bastante supervalorada, al menos por la crítica.

De todas formas no se puede negar que tiene su puntito. La música de Bebo Valdés es una maravilla. Yo diría que solo por ella merece la pena verla.

Los dibujos también son fantásticos, están muy trabajados, tanto en la representación de los personajes como en las localizaciones (La Habana, Nueva York, Las Vegas, París...), llenas de referencias emblemáticas, incluso un poco tópicas si nos ponemos finos, pero bueno, perfectamente conseguidas, que es de lo que se trata.

Ahora bien, comparto con otras críticas la sensación de que la historia es muy flojita. Realmente el único mérito es que es una película de animación, con toda la dificultad de trabajo que ello supone. Pero esto en película normal con actores habría pasado muy probablemente sin pena ni gloria.

La sensación es que esta gente (el trío Mariscal, Trueba y Errando) concibieron la película como reto artístico personal, como una colaboración que iba a ser la polla, y con muchísimas pretensiones de hacer una obra inolvidable de culto. Y en realidad lo consiguieron. Se llevó muchísimos premios en su día y para muchos aficionados a la animación es una película de referencia imprescindible.

Yo como ni soy forofa de los cartoones ni las historias de amor llenas de tópicos me conmueven, no soy un buen público para esta película; si acaso la música sí que me ha encantado, pero pare usted de contar. Y para mí una buena banda sonora es muy difícil que salve una historia si el argumento es pobre y no me convence.

Supongo que en quien sí debió hacer mella en su momento es en las hermanas Kardashian, que decidieron trasplantarse el fantástico culo de Rita y convertirse en una especie de dibujo animado erótico que hace las delicias del público masculino y alegra la vista a todos esos señores a los que un buen culo, por muy inanimado y silicónico que sea, les parece el summum de la felicidad.

Como yo tampoco soy un señor ni los culos exagerados de las señoras me vuelven loca... pues por ahí tampoco.

martes, 15 de marzo de 2016

Qué les pasa a los hombres, by Ken Kwapis

Yo no sé qué clase de padrino debe de tener el señor Ken Kwapis para haber conseguido juntar en esta mamarrachada a gente como Scarlett Johansson, Jennifer Aniston, Jennifer Connelly, Ben Affleck, Bradley Cooper y otras cuantas stars consagradas que jamás debieron prestarse a esto.

Por el guión no creo que haya sido. No me veo yo a Ben Affleck, que no es un gran actor pero sí un excelente guionista y director, leyendo el guión este y exclamando lleno de entusiasmo: Diossss míoooo, tengo que hacer esta película!!

Ni Ben Affleck ni Connelly ni Johansson ni Cooper. Aniston igual sí porque es su estilillo pero los demás ni de coña. Igual Kwapis sabe cosas comprometidas de ellos y los ha chantajeado. Igual le deben favores inconfesables. Igual es una persona con un poder de convicción sobrehumano… Lo que sea desde luego es un verdadero enigma para mí.

Esta es una de esas películas en las que te pasas todo el rato intentando decidir sobre qué colectivo está siendo más denigrado, insultado, humillado y vapuleado, si el de hombres o el de mujeres. Porque si ellos son todos una panda de cerdos, egoístas,  niñatos, subnormales, mentirosos patológicos y estafadores, ellas tampoco se quedan cortas. Son todas tías obsesionadas por cosas esenciales de la vida tales como que les pongan un anillo de compromiso en el anular, que las llame por teléfono un tipo al que conocieron la noche de antes y asuntos todos de ese pelaje.

No sé si se pasa más vergüenza y más bochorno por los personajes masculinos o por los femeninos. La burrez y el cerdismo tanto físico como moral de ellos compite en igualdad de condiciones con la estupidez y la moñería de ellas, de tal modo que no puedes más que pensar que si el mundo fuera así de verdad está plenamente justificado que la especie humana se extinga cuanto antes mejor.

Es una buena película para los misántropos como yo porque nos reafirma en la idea de que la mayoría de la gente es absolutamente imbécil y en que hacemos bien seleccionando muy escrupulosamente a los pocos con los que estamos dispuestos a relacionarnos. Pero es una película demoledora para los ingenuos que aún creen que esta especie puede tener algún futuro. Porque les va a hacer polvo. Por eso si sois de estos últimos solo puedo deciros que os abstengáis de pasar este mal rato. Qué necesidad tenéis de destrozar vuestras esperanzas?

lunes, 14 de marzo de 2016

Sobreviviré, by Alfonso Albacete y David Menkes

A pesar de las muchas críticas negativas que he leído sobre esta película, que la tachan de sosita, simple y llena de tópicos y que dan a entender que Albacete y Menkes, sus directores, no dan para más… yo tengo que decir que a mí me ha gustado.

Y me ha gustado fundamentalmente por dos motivos:

1. Por la banda sonora, que me ha permitido volver a escuchar temazos casi olvidados como “La alegría de vivir” o “Escuela de calor”, y sobre todo por ese “Moon river” que es un pedazo de homenaje a una de mis pelis favoritas de todos los tiempos, “Desayuno con diamantes”.

2. Por la filosofía que subyace bajo su aparente simpleza, que queda perfectamente reflejada en un baile y un diálogo entre Emma Suárez y Juan Diego Botto, sus dos protagonistas:

- Hasta cuándo seguiremos bailando?

- Mientras suene la música.

Imposible decirlo más claro y con menos palabras.

Exactamente en eso consiste la vida, al menos para mí.

Y de todas formas es que de siempre me han gustado las pelis que tratan de amores raros, inexplicables, absurdos, sin demasiado futuro. Pues no sé, de gente que odia a los gordos e inexplicablemente se enamora de un gordo. O de heteros que inexplicablemente se enamoran un buen día de alguien de su propio sexo. Y viceversa. Cosas así.

Y de eso va esta historia, de amores raros. Y de música que a veces suena, y entonces es mágico y precioso todo, y que cuando no suena, aunque todo lo demás sea perfecto, es una putada. Y es entonces cuando hay que saber decir adiós, con dignidad y sin aspavientos. Aunque cueste. Pero ces’t la vie.

martes, 8 de marzo de 2016

Pan y rosas, by Ken Loach

Esta película tiene un tufo panfletario en general que echa bastante para atrás. Y no por la defensa que hace de la actividad sindical y de la lucha por conseguir derechos laborales básicos, sino por la demagogia que predomina en buena parte de su discurso, sobre todo por parte del protagonista masculino, el personaje interpretado por Adrien Brody, al que dan ganas de inflar a hostias en casi todos los fotogramas en los que sale, con el aire de superioridad intelectual que muestra frente a las conflictivas realidades de los trabajadores a los que supuestamente defiende.

Sin embargo hay dos escenas en la película que creo que la redimen de ese tono claramente paternalista y maniqueo, y son las siguientes:

- La conversación de Maya con el compañero que quiere estudiar Derecho, que intenta explicarle por qué no puede arriesgar todo lo que ha conseguido durante años de esfuerzo.

- Pero sobre todo, la escena cumbre para mí es la de Maya y su hermana Rosa cuando se enfrentan por la falta de adhesión de ésta a la lucha sindical y Rosa le grita las cuatro verdades sobre cómo ha conseguido sobrevivir en ese país y cómo ha logrado mandarles dinero durante años a todos sus familiares en México.... Totalmente demoledora.

Ken Loach se redime por completo en ese durísimo monólogo de Rosa y se enfrenta él y enfrenta al espectador a la auténtica realidad de miles de personas que se ven obligadas a hacer cualquier cosa para poder cumplir ese sueño americano o europeo que les llevó a jugarse el pellejo para llegar a la tierra prometida.

Es muy fácil hablar de derechos laborales, de seguros médicos, de vacaciones pagadas y de pensiones, pero cuando tu realidad es que tienes que prostituirte para dar de comer a tu familia o para pagar las medicinas de tu hijo o de tu marido enfermo… dónde están los derechos laborales? Dónde están los sindicatos? Dónde está la lucha? Dónde están las pancartas?

lunes, 7 de marzo de 2016

Un amour de jeunesse (Primer amor), by Mia Hansen-Løve



Una historia de amor realmente apasionante y entretenida donde las haya.

Aun a riesgo de cometer infame espoiler voy a contar con pelos y señales el argumento:

Sullivan va a recoger a Camille al instituto.

Sullivan y Camille dan un paseo.

Sullivan y Camille se pelean.

Camille se va a su casa y llora.

Sullivan va a casa de Camille.

Camille le pregunta a Sullivan si la quiere.

Sullivan le dice que la quiere.

Camille llora y le dice a Sullivan que no cree que la quiera.

Sullivan y Camille se van de turismo rural a una bonita casa.

Sullivan y Camille pasean por el campo y arrancan florecillas.

Sullivan y Camille discuten porque él no la quiere lo bastante.

Camille llora en la cama mientras Sullivan hace la comida.

Sullivan y Camilla se reconcilian y follan.

Sullivan se va de viaje a Sudamérica.

Camille llora.

Camille sigue llorando.

Sullivan escribe a Camille.

Camille llora.

Sullivan deja de escribir a Camille.

Camille llora.

Camille sigue llorando.

Camille sigue llorando más.

Hasta aquí la primera parte.

La segunda parte es mucho más apasionante si cabe:

Camille se corta el pelo.

Camille va a clase.

Camille se va de turismo rural y pasea por el campo.

Camille va a clase.

Camilla se echa un nuevo novio.

Camille se deja otra vez el pelo largo.

Camille va al museo con su novio.

Sullivan vuelve y Camille y él pasean.

Sullivan y Camille se besan.

Sullivan y Camille follan.

Camille le pregunta a Sullivan si la quiere.

Sullivan le dice que la quiere muchísimo.

Camille le dice que ella lo querrá hasta la muerte.

Sullivan le dice que él tambien.

A Camille le crece más el pelo y se lo recoge.

Camille se va de turismo rural y coge florecillas del campo.

Camille se baña en un lago.

Como digo, apasionante a más no poder. Mia Hansen-Love es una fiera escribiendo guiones fascinantes, y con un  apellido como el suyo tenía que salirle por fuerza una bella historia de amor juvenil.

Eso sí, Lola Créton, la actriz que da vida a la sufriente Camille, con sus 16 tiernos añitos puede presumir de tener un cuerpo muy bonito que luce profusamente, con unas tetas pequeñitas pero duras y pitoncillas  bellamente adornadas por dos hermosos pezones que harán las delicias de los señores espectadores. Incluso puede que entre bostezo y bostezo se materialice por ahí alguna erección inesperada.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Les sentiments, by Noémie Lvovsky

Esta es una película difícil de clasificar en cuanto a género.

Está claramente dividida en dos partes totalmente contrapuestas:

1ª parte: comedia, felicidad, amor, risas, vino, rosas...

2ª parte: drama, tristeza, desamor, llantos, hiel, espinas...

Y un coro muy divertido en la primera parte y muy trágico en la segunda.

Pero qué pretende decirnos Noémie Lvovsky?

Cuál es el mensaje de esas dos partes tan contrapuestas?

Pues pura moralina. Básicamente se podría resumir en:

1. La infidelidad siempre tiene un precio, y es caro.

2. Después de las risas siempre llega el llanto.

3. Todas las rosas tienen espinas.

4. Gozar es malo, pecado mortal. Y se paga.

Pero claro, planteado así estaba cantado. Si te enamoras de tu vecina y ella y tu mujer son amigas y tú y su marido sois amigos... eso va a terminar como el culo. Se ve venir, hombre.

Sin embargo yo para animar al personal más pendoncete tengo un mensaje positivo sobre la infidelidad y la dolce vita. Unos cuernos no tienen por qué terminar en tragedión griego si te lo montas bien, con sabiduría y savoir faire.

Pero criatura, vete un poquito más lejos, imbécil. No te líes con la vecina, ni con la niñera de tus hijos, ni con la amiga de tu mujer, ni con tu cuñada, pordiossssss. Líate con alguien que te convenga, que no te comprometa, que no vaya a joderte la vida y que te garantice un final feliz para ese maravilloso y estimulante romance. Si no quieres terminar como acaba en esta peli el pobre y patético Jean-Pierre Bacri (por cierto, fantástico actor) sé infiel, pero mira con quién, hombre.

Y quien dice hombre, dice mujer. Que estos sabios consejos valen indistintamente para todos los sexos y tendencias. Que luego me tachan por ahí de machista y algunos hasta de machorra.

martes, 1 de marzo de 2016

Amor bajo el espino blanco, by Zhang Yimou


Tal vez esta no sea la mejor película del reputado Zhang Yimou ni la más aclamada por la crítica pero a mí me ha llegado más que otras suyas más alabadas. Basada en un hecho real (con las pertinentes reservas que hay que tener siempre con respecto a los “hechos reales”) la película cuenta una sencilla historia de amor adolescente en la China de Mao. Por supuesto, como en todas las películas de Yimou, el mensaje anticomunista es claro y la crítica política es dura e implacable.

Tal vez, si algo se le puede reprochar, es que se ha pasado bastante en la ingenuidad de la muchacha protagonista, hasta rozar en algunos momentos el ridículo. Por muy angelical que sea el rostro de la actriz protagonista, Zhou Dongyu, la ignorancia de la chica con respecto al sexo rebasa todos los límites imaginables, incluso en el contexto de la China más pacata y tradicional. No se entiende muy bien cómo teniendo amigas bastante más espabiladas nunca se le haya ocurrido preguntar o hablar del tema con ellas.

Por otro lado la pureza del amor entre los dos muchachos también está llevada a extremos poco creíbles. Por muy santo varón que sea ese chaval no se puede olvidar que es un adolescente. De todas formas, salvo esos detalles hiperbólicos, resulta conmovedor ver cómo el chaval cuida y protege a la muchacha desde la distancia sin más recompensa que la posibilidad de intercambiar cuatro palabras con ella de vez en cuando.

En fin, la película es mucho menos pretenciosa que otras del mismo director. La historia carece de los artificios narrativos de otros films de Yimou, y eso junto con la innegable belleza y delicadeza de las imágenes, marca de la casa del prestigioso cineasta, hace que en mi valoración final esté muy por encima de otros trabajos suyos más ensalzados por la crítica.