Una apuesta arriesgada la de Paula Ortiz que, mucho me temo, no tiene términos medios. O la gente va a flipar o se va a aburrir como una ostra. Adaptar a Lorca para el cine no es moco de pavo porque te van a acusar de muchas cosas: pretenciosidad, aberración, sacrilegio, esperpento...
Yo confieso que no he flipado con la adaptación y que me he aburrido bastante. Que la fotografía es preciosa no cabe la menor duda; que el texto es poético y brillante quién lo va a discutir; que las pasiones humanas están perfectamente reflejadas, también; que las canciones y en general la banda sonora están muy bien traídas, por supuesto; que las actuaciones son impecables y que sobre todo Inma Cuesta hace un papelón, también indiscutible... Ahora bien, que apetezca ir al cine para ver esto, eso ya es otro cantar.
Es difícil atraer al espectador con este tipo de cine. No digo que no deban hacerse películas con altas pretensiones artísticas, no digo que no deba de llevarse el teatro al cine y que los clásicos no deban adaptarse. Digo que si en un multi hay diez películas proyectándose, ésta lleva todas las papeletas de ser la menos visitada. Por decirlo finamente.
Yo aquí he visto más teatro que cine, y también he visto que la puesta en escena se ha comido buena parte de la trama, cosa que es muy normal en el ámbito teatral pero que en el cine es una cagada.
Por lo demás me han sobrado por completo el superpolvo campestre, la chupada de oreja, la teta al aire de Inma Cuesta y el culo al aire del maromo durante la pelea. Por un momento incluso he llegado a temer que asomara por alguna parte el glande del muchacho. Y me he dicho: "No, tía, no va a pasar, Ortiz no va a permitir que eso pase". Pero el canguelo lo he tenido un rato. Y tampoco he descartado del todo una felación con poemas de Lorca de fondo. Que habría quedado muy chulo, eh? Pero que es difícil de asimilar, la verdad.
Lo de la moto del novio... bueno, tiene un pase. Pero es bastante desconsiderado que el novio vaya en moto y el amante en un pedazo de caballo chulo que te cagas. Tampoco me ha parecido demasiado elegante lo de ponerle gafas al novio y barba y melenón al amante; qué tal si nos hubiésemos cargado algunos tópicos estéticos?
Ya que te has atrevido con lo de la moto, el chaval con gafas hubiera sido un perfecto amante, que algunos tíos cuando se quitan las lentes tienen un poderío que pa qué, y son supersexis. En cambio, el amante mucho melenón y mucha barba pero como que tiene una mirada un tanto ovejuna para mi gusto. Y digan lo que digan, al final cuando se está muriendo se pone bizco. Y eso desluce muchísimo una muerte.
Y luego detallitos sin importancia pero que uno a uno... oye, desmejoran el conjunto. Por ejemplo: llamadme maruja pero por qué el amante es el único que va a la boda sin chaqueta? Que van todos los tíos con su correspondiente traje de las bodas, pero él no, él con su camisa enseñando pelaje pecheril y mostrando torso. Así es muy fácil, hombre! Igual con un trajecito mono no hubiera destacado tanto su varonil presencia de muy machote con respecto a los otros señores invitados al evento, incluido el novio, que entre las gafitas y el traje llevaba todas las papeletas el pobre de ser cornamentado.
En fin, que si te pones a hacer adaptaciones rompedoras yo creo que se puede romper mucho más y se puede echar mucha menos mano de tópicos. Y que a mí cuando te traes el teatro al cine me gusta que parezca cine y no ahí un tema multimedia a medio camino entre el videoclip y la performance experimental.
Y me podéis llamar pedante, repelente, gafapastrosa, intelequia o lo que queráis... pero yo a ratos veía más aquí a Buñuel que a Lorca. Y hasta un poquillo de Dalí, que solo le ha faltado salir la daga de un ojo mientras un reloj derretido caía por el lomo del caballo. Y no quiero dar ideas.
Totalmente conforme contigo. Especialmente por una visión excesivamente formal y esteticista que, como bien indicas, es amaneradamente preciosista. Incluso la ubicación física de la película me recuerda en algunos paisajes, si bien no lo he confirmado, la zona turca de la Cappadocia. Ese efectismo plástico para mi lastra la película, quedando la parte dramática en un segundo plano. También es cierto que las obras teatrales lorquianas siempre me han interesado bastante poco, pues son de un enfermizo pueblerino que me supera. Y digo yo, con lo buen mozo que es el marido, lo mucho que la quiere y teniendo buena dote, no entiendo que la moza este tan obsesionada con el guapito de las barbas y el pelo largo, y estando encima casado con su prima. Es que son ganas de cagarla, jajaja.
ResponderEliminarAlgunas tías padecen encoñes muy parecidos a los que les dan a la mayoría de los tíos que se pillan enfermizamente de las tías.
EliminarMartínez, no me puedo creer que estemos de acuerdo en nuestra apreciación sobre una película. Crees que deberíamos apuntar esta fecha en el calendario y celebrar el aniversario cada año?
Sí, la verdad es que no recuerdo en todos estos años que tú y yo llevamos juntos, en esta relación tan peculiar, nada parecido hasta la fecha. Puede que antaño tuviéramos algún levísimo acercamiento de criterio, pero se pierde en la noche de los tiempos. Desde luego, en las últimas décadas jamás hemos coincido en nada, ni desde un punto de vista de gustos, criterios o cualquier aspecto que acerque a dos seres humanos. Por tanto, sí debemos de establecer esta fecha como un acontecimiento extraño, unicorniano, excéntrico y singular. Por cierto, ¿tan diferentes somos?, y encima me caes bien, me hacer reír, admiro tus criterios, tu pluma y tu inteligencia. Eres limpia, guapa, delgada, trabajas, cultilla y demás. No sé, me estoy empezando a preocupar. Dime algo Inma, esto es casi fantasmagórico.
ResponderEliminarDisculpa, te llamado Inma, cuando eres Ruiz.
ResponderEliminarEs normal que los polos opuestos se atraigan, Martínez. Es una regla básica de la electrónica y de la vida en general.
EliminarApunto el 4 de mayo como fecha del anivesario de este gran acontecimeinto histórico.
Una pena que no haya sido hoy porque me gusta mucho más la fecha del 05-05.
Y podríamos celebrarlo conjuntamente con el aniversario de la firma de mi hipoteca, que fue el 05-05-05. Qué lástima.
Mejor el 21 del corriente que es mi cumpleaños. Y aparquemos el tema hipotecario pues estoy hasta las amígdalas que ya no tengo. Piensa que mi vida se desarrolla diariamente entre herencias, donaciones, hipotecas, permutas, embargos, segregaciones, divisiones y un sin fin de "seres" abominables.
ResponderEliminarEstoy pensando qué comprarte para nuestro primer aniversario y la verdad es que no caigo. Había imaginado regalarte un casete de los Chunguitos que tanto te gustan o del siempre socorrido El Fari, pero la verdad es que debería ser algo que también me guste a mí. Por tanto será mejor que te haga en su momento una torilla de patatas que tan bien me salen, con bastante cebolla y muy jugosa. Como hay tiempo podemos cambiar el menú, ¿vale? Un besito.
Soy una auténtica forofa de la tortilla de patatas, pero no me gusta con cebolla. Me encanta poco hecha, que se le salga la yemita. Mmmmmmmmm!
EliminarMe apunto tu cumple y ni siquiera te preguntaré cuántos caen, que ya sé que eres coquetuelo.
Herencias, donaciones, permutas, hipotecas... Un banco? Una notaría? El registro de la propiedad? Una sociedad offshori?
Tu vida laboral me suena a coñazo total. Debes aburrirte como una ostra.
Efectivamente en eso trabajo y créeme que estoy ya para el arrastre. Si tú supieras lo que yo llevo encima me regalarías un estudio en la playa.
ResponderEliminarInma de mis amores, ¿cómo no te puede gustar la tortilla con cebolla? Bueno, cuando yo te la haga ya me dirás. Ese dulzor, esa melosidad, esa cremosidad...Por cierto ya van dos, digo lo de coincidir, en este caso el tema de la tortilla poquito hecha. Caen niña 52, esto es, un auténtico viejo de tomo y lomo, pese a mi tipazo incombustible. Oye, y tu regalo para mí cual es¿
Registro de la Propiedad, Mercantiles y Bienes Muebles de España.
ResponderEliminarPor cierto, no sabía que ya tenías nueva pareja. Enhorabuena.
ResponderEliminarNueva pareja yoooooooooo? Te has vuelto locooooooo?
EliminarLos regalos no se dicen, martínez. Está feo.