Moulin Rouge es un musical diferente, impactante, valiente, anticonvencional. Por eso solo puede levantar pasiones, tanto a favor como en contra. Habrá gente que alucine y habrá gente que abomine, y probablemente todos, cada uno desde su punto de vista, lleven razón. Porque los motivos por los que puede encantarte o parecerte horrible son los mismos; simplemente habrá quien valore positivamente todo lo que de innovador y original tiene y habrá quien lo tache de mamarrachada. Pa gustos colores, que se dice por mi tierra.
Yo soy de las que flipa con esta película, nunca me canso de verla. Siempre me quedo embobada y me pongo a corear como una loca:
"How wonderful life iiiiiiiiiiis now you're in the woooooooorld"
"All you need is loveeeeeeeee"
"Roxanneeeeeeeeeee"
"Show must go oooooon".
Y flipo con la forma de captar París y el mundo de la bohemia.
Y flipo con la magia del Moulin Rouge.
Y flipo con esos tejados y buhardillas desde los que se ve y se vive otro París.
Y flipo con los colores, con las imágenes precisas, como de dibujos animados.
Y flipo con la preciosa historia de amor entre Satine y Christian.
Y flipo con la belleza de Nicole Kidman, con sus vestidos, con sus bailes y hasta con su voz.
Baz Luhrmann hace una apuesta tan valiente como arriesgada, porque este tipo de cine no tiene términos medios. A él en general le salió bien porque la película fue ampliamente alabada por la crítica y tuvo un razonable éxito de público, y sus detractores, que se cuentan por decenas, no han conseguido horadar en lo más mínimo las adhesiones inquebrantables que despierta.
Para mí no le falta un detalle, hasta algunas escenas divertidísimas como la de la confusión entre Satine y el poeta, cuando él se está ofreciendo para escribir las canciones del musical y ella cree que le ofrece sexo. Los juegos de palabras, las poses "eróticas" de Kidman... no tiene desperdicio.
En definitiva, para mí uno de los mejores musicales de la historia del cine. Por la banda sonora
sin duda, pero también por lo impactante visualmente.
Y sobre todo y por encima de todo, por la preciosa historia de
amor entre Satine y Christian. Sin duda, la película perfecta para la gente enamorada. Y por cierto, terminantemente prohibida para los que padezcan males de desamor.
Un artefacto tan vacío y artificioso que solo puede gustar a aquellos que no ven más allá de lo epidérmico, quedan deslumbrados con kilos de confeti y purpurina, y han abandonado cualquier atisbo de seriedad y madurez mínima. Y aún asumiendo que se vea solo como un espectáculo sin más, ni aún así, sería para disfrutarlo pues en su exceso - por no hablar de engaño, oquedad y teatralidad acartonada – abuso y libertinaje pierde precisamente esa supuesta brillantez o espectáculo de impacto.
ResponderEliminarJajajaja, Martínez, qué entusiasmo!
EliminarLlámame suspicaz pero tengo la leve impresión de que no te gustó mucho.