lunes, 29 de febrero de 2016

Enamorarse, by Ulu Grosbard

Porque es una historia real como la vida misma.

Porque todo el mundo se ha sentido así alguna vez.

Porque quien no se haya sentido así lo está deseando.

Porque en un tren pueden pasar millones de cosas.

Porque los amores prohibidos son siempre los mejores.

Porque no miento si digo que daría por ti la vida entera.

Porque sin embargo cada día te engañaría con cualquiera.

Porque cuando pido la llave de un hotel siempre es con otro.

Porque dos no es igual que uno más uno.

Porque si te vas me voy por los tejados como un gato sin dueño.

Porque Harvey Keitel es uno de mis actores favoritos.

Porque Meryl Streep está preciosa en esta película. Y lo sabe.

Porque Robert de Niro enamorado de mí es una de mis fantasías predilectas.

Porque Ulu Grosbard decidió contar cómo es eso de enamorarse. Y lo clavó.

El camino a casa, by Zhang Yimou

Me gustó mucho "Vivir!", de Zhang Yimou, y cuando alguien me recomendó ver esta otra película suya pensé que probablemente también me gustaría.

No ha sido así, y a Dios pongo por testigo de que me duele en el alma decirlo.

La persona que me la recomendó creo que también esperaba mi entusiasmo, pero...

Es que sencillamente es imposible. Porque:

1. No me gustan los amores épicos. Me irritan incluso.

2. Jamás esperaría horas y horas bajo la nieve a 20 grados bajo cero a nadie.

3. Lo de morir de amor despacio y en silencio está bien para las canciones. Y punto.

4. Y lo de "Sin ti no soy nada" vamos a dejarlo para Amaral.

5. Zhang Ziyi es preciosa indiscutiblemente, pero sin sus primeros planos sí que no es nada.

6. Los rituales funerarios me horrorizan. Los españoles mucho pero ya los chinos ni te cuento.

7. La vieja incombustible que se tira dos noches tejiendo la tela me provoca pavor. Da mucho yuyu esa mujer.

8. Lo del señor que arregla los cuencos me lo dices o me lo cuentas? Que tengo un hijo rompetodo.

9. Si alguien alguna vez se enamora de mí espero que sea más de verdad y con menos cuento chino.

10. Y sobre todo, espero que no se muera si no llego a tiempo a una cita. A veces el autobús tarda.

viernes, 26 de febrero de 2016

En el punto de mira, by Pete Travis

Lo que en un principio parecía una buena idea, la reconstrucción de un ataque terrorista a través del diferente punto de vista de ocho personas, termina convirtiéndose en un cachondeo y en una serie de despropósitos a cuál más gordo.

Paso a hacer recuento de los principales:

1. Viene de visita el presidente de los Estados Unidos (a Salamanca, en fin) y el lugar elegido para que comparezca públicamente y suelte su discurso es una plaza abarrotada con un par de salidas estrechitas por las esquinas. Premio para los encargados de la seguridad del presidente. Fijo que no se les ocurrió un sitio más adecuado y más seguro.

2. Después de un atentado terrorista de proporciones gigantescas, la gente sigue caminando y conduciendo tan ricamente como si nada por todo el centro. Vale, se han cargado media ciudad pero oye, que se está de puta madre en esta terracita tomando una caña. Que se levante tu tía.

3. Forest Whitaker haciéndose la San Silvestre salmantina y corriendo con esas hechuras y llegando a base de running el primerito al lugar de los hechos, por delante de los terroristas, la policía, las ambulancias y el presidente, todos en coche y en bonitas fragonetas. Forest, me puedes pasar el teléfono de tu personal trainer?

4. Los agentes de seguridad van corriendo, y… oh, sorpresa, se encuentran un zoco en el centro de Salamanca. Ole ahí ese tío que va ahí. Esa Salamanca musulmana que hasta ahora todos desconocíamos, y estaba ahí al ladito, tú. Menos mal que Pete Travis nos la ha enseñado en su película, que si no fíjate, nos quedábamos en la ignorancia.

5. Eduardo Noriega el Resistente: una bomba que cae justo a su lado, un atropello brutal, varios disparos, unos cuantos triples saltos mortales… y el tío más fresco que una lechuga. Casi tan fresco como Whitaker después de hacerse en tiempo récord la maratón salmantina.

6. El presidente de los USA, más incombustible todavía que Noriega. Le disparan, le ponen una bomba a los pies, lo secuestran, lo meten dentro de una ambulancia suicida, y William Hurt prácticamente ni se despeina. Conclusión: matar a un presidente de los Estados Unidos, desde Kennedy, es prácticamente imposible. Si quieres asegurarte de llegar a viejo, métete a presidente de los USA. Inmortalidad garantizada.

Y así todo.

Pero bueno, unas risas se echan. Menos da una piedra.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Sexo con amor, by Boris Quercia

Divertida comedia chilena que aborda con gracia y sin grandes pretensiones el espinoso tema de la relación entre sexo y amor y las diferentes visiones que hombres y mujeres tenemos al respecto.

A través de varias parejas el director hace un recorrido por los distintos estereotipos: el matrimonio que no folla desde el año la polca, la mujer frígida, el follarín de los bosques, el aquítepilloaquítemato, los amantes clandestinos, el vividor follador... Una cosa tipo “Aquí no hay quien viva” pero en chileno.

De todas las relaciones me quedo con la pareja más graciosa, la que componen el director, guionista y también actor Boris Quercia y su esposa en la ficción, María Izquierdo, para mí una revelación, una actriz fea donde las haya pero con una vis cómica impresionante.

Al final lo que ya sabíamos pero con unas cuantas risas de por medio:

1. Que como la manita propia, nada.

2. Que el que nace lechón muere cochino.

3. Que más vale pájaro en mano que ciento volando.

4. Que los ritmos de hombres y mujeres son completamente diferentes.

5. Que donde se ponga un buen pepino que se quite un tío con poco tino.

6. Que cuando el aburrimiento entra por la puerta el sexo sale por la ventana.





lunes, 22 de febrero de 2016

El olor de la papaya verde, by Tran Anh Hung

Nunca me pude imaginar que una película descrita por los críticos como lírica, poética, preciosista y destinada a espíritus nobles y sensibles me podía llegar a gustar tanto. A mí, que soy un cardo y que todo lo que suena a poesía me da un repelús que pa qué.

Pero así ha sido. Al principio ni fu ni fa, pero poco a poco la belleza de las imágenes, la lentitud de los movimientos, casi hipnóticos, me fueron atrapando y enamorando. Ufff, una sensación de paz y de serenidad. Lo juro. Como si me hubiera fumado un gran porro. Increíble pero cierto. Y todo a base de sencillas escenas domésticas:

- Un hombre que toca la mandolina.

- Una mujer que lo escucha mientras sirve el te.

- Un grillo que canta (en mi casa o en la película?)

- Una criada que arranca una papaya verde de un árbol (sé que es una papaya por el título de la película, pero igual podía haber sido un pepino).

- Hormigas que arrastran pacientemente su alimento.

- La niña que observa los avances de las hormigas.

- El niño que las caza y las mata con cera de las velas.

- El otro niño que se va meando en los jarrones de porcelana.

- La abuela que reza en su altar y humilla a la nuera.

- El viejo que está enamorado de la abuela.

- La criada que sale y entra silenciosa de las habitaciones.

- El joven pianista que se va enamorando poco a poco de ella.

En realidad en la película no pasa nada pero pasa de todo.

Pues sí, me gusta este director vietnamita, Tran Anh Hung, me lo apunto.

Y Miu de niña, preciosa y comestible Lu Man San.

No, si… a que al final voy a ser una pedazo de moñas?



viernes, 19 de febrero de 2016

Ponette, by Jacques Doillon

He visto esta película completamente indignada todo el tiempo. Indignada, anonadada, perpleja, incrédula, rabiosa, espantada...Torturar así a una niña de cuatro años solo para entretener a unos cuantos adultos!!

Estamos hartos de ver asociaciones en defensa de los animales que protestan por el uso y el abuso de estos en el cine (lo cual me parece muy bien, y yo soy la primera que suscribe esas protestas)... pero nadie ha dicho ni mu por lo de esta criatura?

Que la niña sufre de verdad está claro. No está interpretando, tiene cuatro años. No sabe fingir, no tiene recursos, es demasiado pequeña. En eso parece estar de acuerdo todo el que la ha visto. Y sin embargo no he leído que nadie se haya preguntado por los sentimientos de esa niña y por cómo ha conseguido el director ese dolor, esas lágrimas, esa desesperación, esa rabia.

Aunque se plantee como un juego, Jacques Doillon tuvo que hacer sufrir de verdad a la niña para que sintiera el dolor de Ponette. Dónde estaban los padres de esa cría? Y el jurado que le dio la copa Volpi  en qué estaba pensando? En serio nadie se ha planteado antes esta cuestión?

Pero si hasta los actores adultos confiesan haberlo pasado fatal al meterse en la piel de algunos personajes! Cómo se le puede hacer eso a un chiquillo de cuatro años, con la connivencia de sus padres y de todo el equipo que rodó la película y de todos los que la han premiado?

Ver a la niña Victoire Thivisol sufrir durante casi dos horas y pensar que durante semanas esa chiquilla estuvo a las órdenes de un director que le pedía que sintiera y reflejara el dolor por la muerte de una madre fue demasiado. Joder, con tanta hipersensibilidad que hay por ahí en torno a la infancia, que parece que hay que cogérsela con papel de fumar para hablar de niños... y resulta que nadie dice nada sobre el uso que se ha hecho de esta cría para rodar esta película?

Sobreprotegemos constantemente a los niños; les tapamos las caras en las revistas; no les dejamos salir solos a la calle ni les perdemos de vista más de dos segundos, pensamos que el mundo es un hervidero de asquerosos pederastas que van a violar a nuestros hijos, pero en cambio... somos capaces de hacerlos sufrir durante semanas para rodar una película que luego los adultos alabarán y premiarán por mostrar lo que ellos entienden que es la visión inocente que puede tener un niño sobre la muerte.

Una niña de cuatro años que llora constantemente con una congoja apabullante, que dice que quiere morirse, que se tira a escarbar en la tierra buscando el cuerpo de su mamá muerta...  alguien le haría eso a sus hijos?

Ni aunque se lo plantearan como un "juego". Menudo juego macabro!

Pido simplemente un par de minutos de reflexión sobre este asunto.

jueves, 18 de febrero de 2016

Seráphine, by Martin Provost

Me pasa con esta película como con el arte del personaje principal: soy incapaz de valorar sus cualidades. Yo no aprecio la supuesta brillantez de Séraphine, al menos en los cuadros que aparecen en la película. Pero vamos, aunque algunos quieran asesinarme, tampoco aprecio la brillantez de Picasso. La pintura no figurativa se me escapa por completo y soy incapaz de distinguir lo genial de la pura y dura basura o de la flagrante tomadura de pelo.

Sé que la peli me ha parecido innecesariamente larga a base de eternizar escenas como la de Séraphine acercándose al árbol: una mujer con serias dificultades para caminar anda por un prado enorme, y Provost mantiene la cámara hasta que llega al árbol y se sienta. Diez minutos absurdos e interminables que con una bonita y oportuna elipsis narrativa nos podríamos haber ahorrado. Buena parte del metraje consiste en cosas así: planos largos de Seraphine caminando por el campo, tocando un árbol, observando a un pajarito, comprando pinturas en la tienda, fregando el suelo, lavando la ropa en el río... Lo siento pero a mí este tipo de cine me aburre.

Soy capaz por supuesto de valorar el excelente trabajo de Yolande Moreau, pero me temo que la historia de esta pintora amateur de supuesta genialidad me deja fría. Muy probablemente porque no veo esa brillantez (en eso soy como los cazurros de sus vecinos, que no eran capaces de ver por ninguna parte su inmenso talento, hasta que no apareció el marchante cazatalentos).

De todas formas hay tanto tonterismo en esto del arte que viendo este tipo de películas una no puede menos que plantearse: Quién decide el talento en el arte no figurativo? Cuántas personas sabrían distinguir a un genio de un mamarracho? Yo creo que contaditas con los dedos de una mano, si es que las hay.

Y ya si nos movemos en el mundo del arte contemporáneo apaga y vámonos. Porque tú vas por la calle y ves un andamio partido o una escalera apoyada en la pared y pasas olímpicamente pero te vas al Reina Sofía o al MOMA y te encuentras el mismo andamio con un cartel que pone “Andamio partido” y la escalera con otro cartel que ponga “Escalera apoyada en pared” y eso automáticamente ya pasa a la categoría de ARTE.

No es de extrañar que a la inmensa mayoría de la gente todo esto le suene a tomadura de pelo y a fraude de cojones, y que, como poco, nos planteemos quién decide qué es arte y qué no lo es y por qué. Igual es cuestión de que llegue un reputado cazatalentos y te señale con su dedo mágico y te diga: el elegido eres TÚ. Y ya eres un artista. Como Séraphine.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Todo lo que tú quieras, by Achero Mañas

Como de costumbre, Achero Mañas hace una propuesta interesante, distinta, muy personal y totalmente provocadora en su planteamiento. Un padre que se viste de mujer para satisfacer el deseo de su hija pequeña de ver en él a su madre muerta.

Lo que ocurre es que la peli peca de dos defectos importantes:

1. El mensaje es difuso. No se entiende muy bien si la cuestión es que la imaginación y la fantasía son buenas para superar los problemas, o bien si lo que propone es la negación de la realidad como vía para sobrevivir a los acontecimientos traumáticos. Pero claro, esto no es “La vida es bella”, donde un padre usa una realidad imaginaria para ocultar a su hijo una realidad supuestamente temporal. Esto es la muerte de una madre, que es algo que hay que asumir sí o sí tarde o temprano porque es para siempre.

En fin, como poco la cosa me parece bastante discutible, aunque tampoco me cierro en banda a esa posibilidad, como he visto por ahí que les ha pasado a unos cuantos “indignadísimos” por esa defensa a ultranza que hace Mañas de la actitud ultraprotectora del padre hacia su hija. No estoy segura de que en este terreno haya verdades absolutas ni que forzosamente unas posturas sean mejores que otras. En todo caso, tengo muchas dudas.

2. Intenta abarcar demasiados temas y se descentra del argumento principal. Un ejemplo es la historia judicial que mete en mitad de la película y el alegato de Juan Diego Botto en el tribunal a favor de los derechos de los padres a la custodia en caso de divorcio.

No sé, entiendo que intente aprovechar la película para mandar un mensaje rotundo sobre lo que es una clarísima injusticia sexista pero es que la historia no iba de eso. Está metido ahí como con calzador. Esto iba sobre si la fantasía es buena o no para superar las cosas, no?

Por otra parte la película adolece de una falta de credibilidad absoluta, sobre todo en algunas escenas: ese actor viejo tirándose a los pies de Botto en mitad de una función teatral y pidiéndole que no lo abandone… Ufffff, de verdad era necesario meter algo tan bochornoso?

De todas formas no se puede negar que Juan Diego Botto hace un grandísimo trabajo en esa estupenda caracterización dual. Y que la niña es comestible total, y eso que a mí los niños actores me sacan una vena Herodes que te cagas. Destacar también la presencia en el reparto del fantástico José Luis Gómez. Y por contra, decir como siempre que Susurritos Nimri se gana a pulso día a día su puesto de “lo peor de lo peor del cine español” en mi corazón.

viernes, 12 de febrero de 2016

Tú la letra, yo la música (Music and lyrics), by Marc Lawrence

El título es realmente bueno.

Y Hugh Grant es el actor perfecto para esta película.

El vídeo del principio es una pasada, pedazo hallazgo.

Y el tema principal, el que se curran los protas, es una gran canción.

Pero qué pena, qué desperdicio. Porque lo demás...

Lo demás es una mierda como la copa un pino.

-  Uffff, qué complicado es esto de escribir la letra de una canción.

- No es tan complicado, hombre. Solo hay que currárselo.

- Quién llama? Ah, sí, la que viene a regar las plantas.

- Hola, vengo a regar las plantas. Pero ustedes a lo suyo.

- Vale, vale. Jo. tío, no se me ocurre nada.

- No se me ocurre naaaaada, vaya tremenda putaaaaada.

- Jodeeeeeer. La regadora es una letrista maravillosa. La has oído?

- Es la hossstia! Jamás se me habría podido ocurrir una rima tan buena.

- Nena nena, puedes repetir lo de tremenda putaaaaaaada?

- No lo puedo repetir porque yo soy del Madrid.

- Wawwwwwww, qué tíaaaaa! Jamás encontraremos un letrista tan genuino y natural.

- Nena nena, di algo, suelta por esa boquita lo que se te ocurra.

- Pos se me ocurre un pasote pero rima con cipote.

- Wawwwwww, qué mujer, qué letras, qué pasadaaaaa!

- Yo sentencio con holgura puesto que mi alma es pura.

- Hijaputaaaaaa, sigue sigue que tengo dineroooooooo.

- Has puesto la grabadora pa grabar a servidora?

- La tengo puesta a tope aunque rime con cipote.

- Vaya, pos se te ha pegado mi afición por el rimado.

- Hossstias, pues es eso es cierto, esto ha sido un gran acierto.

- Pues a ver si nos damos prisa antes de que nos dé la risa.

- Te das cuenta, bellezón, de que aquí hay mucha pasión?

- Me doy cuenta, muchachote, de que te encanta mi escote.

- No seas burda, chavalita, y escríbeme otra letrita.

Y así se pasan horas y horas estos dos, uno la música y la otra la letra.

Un puto coñazo. Eso sí, gracias Marc Lawrence por:

1. El vídeo del principio.

2. La banda sonora. Por Way back into love, gran canción, sí señor. Las cosas como son.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Nunca te prometí un jardín de rosas, by Anthony Page

Podríamos decir que esta película de sugerente y afortunadísimo título es la representación de la esquizofrenia contada por una esquizofrénica. O la locura contada por una loca. De hecho es así, puesto que se basa en la novela autobiográfica de Joanne Greenberg, una mujer aquejada por esta terrible enfermedad mental que cuenta con todo lujo de detalles su experiencia.

Muchas de las circunstancias y las situaciones que aparecen en la película recuerdan a ese otro film prodigioso que narra la vida del matemático John Nash, “Una mente maravillosa”, donde también el protagonista tiene que luchar duramente contra las voces y los fantasmas que habitan en su atormentada psique.

Anthony Page nos muestra en la película perfectamente lo duro que es el dolor emocional que padecen estas personas y cómo esos laberintos que se crean en sus mentes, esas dobles vidas imaginarias, no son más que una forma retorcida de huir del dolor emocional.

Hay una escena preciosa y durísima al mismo tiempo en la que la protagonista se quema el brazo con un cigarrillo y empieza a gritar de alegría, porque por primera vez ha sentido dolor físico. Es decir, lo hacía porque era incapaz de sentir la quemadura y su cura empieza en el mismo instante en el que ese dolor por fin aparece y eso la convierte en una persona “normal”.

Otro momento mágico es el del partido de béisbol, cuando las dos compañeras de la clínica, ya libres, comprueban que la felicidad puede consistir sencillamente en hacer lo que hacen las personas normales.

Magistral y conmovedora la interpretación de Kathleen Quinlan e igualmente maravillosa la presencia de la guapísima Bibi Andersson en el papel de psiquiatra que se implica a muerte en el caso de su joven paciente para intentar apagar esas voces que la atormentan y salvarla de su enfermiza mente. Destacar también el fantástico elenco de actrices secundarias que interpretan magníficamente al resto de locas. La verdad es que el responsable del casting se merece un inmenso y caluroso aplauso que desde aquí aprovecho para darle.

martes, 9 de febrero de 2016

Un amigo para Frank, by Jake Schreier

VENTAJAS DE TENER COMO MEJOR AMIGO A UN ROBOT

1. No tienes que invitarlo a copas ni a comilonas ni nada.

2. No tienes que preocuparte de regalarle ropa ni complementos por su cumple.

3. Consecuentemente tampoco tienes que preocuparte de que vaya hecho un adefesio, mal afeitado o con los pelos infames.

4. Los robots no tienen familia, así que no tendrás que soportar esposas petardas ni hijos adolescentes ni nada por el estilo.

5. Si vive contigo jamás tendrás que esperar para entrar al baño porque esté ocupado.

6. Y no encontrarás pelos de nadie en la ducha, salvo los tuyos.

7. Los robots no roncan ni les chirrían los dientes, porque no tienen.

8. Lo puedes desconectar cuando te esté incordiando o cuando te apetezca estar solo.

DESVENTAJAS DE TENER COMO MEJOR AMIGO A UN ROBOT.

1. Que se eche de amigos a otros robots y te inviten a sus insoportables reuniones robóticas.

2. Que si haces una peli sobre vuestra amistad lo único que la gente verá es a un tipo hablando todo el tiempo con una máquina y a la máquina intentando recordarle eso, que está hablando con una máquina, lo cual puede resultar pelín coñazo. Por mucho que el que te lo cuente se llame Jake Schreier y tú seas la polla como actor y te llames  Frank Langella.

lunes, 8 de febrero de 2016

American Cuisine, by Jean-Yves Pitoun

Reconozco que tengo debilidad por las historias que transcurren entre fogones. Y si hay amor de por medio más. No hay imagen que me resulte más erótica y más sugerente que esa que se repite siempre en este tipo de pelis cuando alguien da de comer extasiado a alguien con los dedos y casi se puede sentir el olor de la comida, el sabor, la textura, las especias… Porque además tienen la ventaja de que aunque la  historia sea un rollo como la copa un pino siempre te puedes regodear mirando los platos, las presentaciones, los vinos, la elegancia de una bonita mesa.  Los que apreciamos este tipo de cosas y gozamos de cierto apego al sibaritismo no podemos evitar deleitarnos con esas imágenes si están bien hechas. Y en este caso lo están, doy fe.

Creo que Pitoun retrata además bastante bien lo que es el mundo de la alta cocina. Las presiones, el estrés, la locura, la responsabilidad, la falta de rentabilidad económica, la dificultad de hacer negocio… De hecho incluso en un momento uno de los personajes hace referencia a un gran chef que se suicida por haber perdido una de sus estrellas, algo que acerca bastante el film a la actualidad más inmediata. Recientemente se ha producido un caso muy similar en el mundo de la cocina de élite y viendo la película no pude evitar relacionarla con tan triste acontecimiento. La presión a la que se ven sometidos los grandes chefs para conservar la categoría de sus restaurantes es tremenda, y esto unido a la ruina económica que a veces suponen estos negocios hace que de vez en cuando se repitan desgraciadamente este tipo de hechos luctuosos.

En fin, de todas formas tengo que decir que aparte de todo esto el hilo argumental de la historia de amor entre los protagonistas es bastante flojilla, y a pesar de que la sola presencia de la asquerosamente guapísima, estilosísisma, elegantísima y perfectísima
Irène Jacob puede ser motivo adicional de goce, sobre todo para los caballeros, no puedo decir que haya apreciado la menor química entre su personaje y el del cocinero americano. Lo cual le quita bastantes puntos pero que se compensan en gran parte por esos primeros planos alucinantes de pescados, mariscos, frutas y exquisiteces de todo tipo con los que el director nos obsequia.

Eso sí, como suele pasar siempre con este tipo de films queda terminantemente prohibido verlos en ayunas. Lo ideal, lo que les da un plus de placentero éxtasis es verlas con un bonito y bien montado plato de alguna delicatessen y con una copa de buen vino. Si además hay buena compañía la experiencia puede ser verdaderamente gratificante, casi cercana a lo místico.

viernes, 5 de febrero de 2016

Odette, una comedia sobre la felicidad, by Eric-Emmanuel Schmitt

Me gustaban de Odette cuatro cosas.

Me sentía identificada con ella porque...

- Yo también levito cuando me siento feliiiiz.

- Yo también estoy un poco loca y soy bastante friki.

- Yo también bailo por la casa y me monto extrañas coreografías.

- Yo también me evado del mundo leyendo y si cae una bomba ni me entero.

Hasta aquí todo perfecto. Odette me gustaba.

Lo malo empieza cuando empiezan las gilipolleces:

- Las peluqueras también leen. No hay que ser elitista con la literatura.

- Los peluqueros son irremediablemente gays y además superpromiscuos.

- Las mujeres maltratadas van siempre con el famosísimo labio partido delator.

- Los críticos literarios son unos cabrones que odian a los escritores que venden.

- Los buenos escritores son unos hijosdeputa que odian a los escritores que venden.

- Las mujeres buenas cocinan sesos y riñones para que los suyos estén fuertes y sanos.

Y Odette me empieza a parecer una insoportable petarda.

Tan buena. Tan sana. Tan sabia. Tan feliz.

Y me entran unas ganas locas de ser mala malota.

Y me entran unas ganas locas de ver el Sálvame Deluxe.

Y me entran unas ganas locas de zamparme una enorme hamburguesa.

Y me entran unas ganas locas de reivindicar la infelicidad como estilo de vida.

Tanta felicidad ni tanta polla.

Tanta levitación ni tanto buen rollito.

Y Schmitt al final es un plasta de mucho cuidao.

Y Catherine Frot, lo sé, aparecerá esta noche levitando en mis pesadillas.


martes, 2 de febrero de 2016

Déjame entrar, by Tomas Alfredson

Pues una vez más me parece que voy a tener que llevarle la contraria al común de los mortales. Debo de ser la única persona a la que le ha gustado mucho más el remake americano de esta película que el original sueco.

A mí la versión yanqui me gustó muchísimo porque no me pareció una peli de vampiros al uso sino que me enganchó totalmente por su contenido dramático, la historia del niño acosado y solitario que encuentra compañía y comprensión en la muchacha vampira. El chaval me parecía conmovedor y la niña no solo no daba miedo sino que daban mucho más pavor los impresentables compañeros de colegio del muchacho.

El niño de la versión sueca, tan rubio, tan blanquito, sin cejas ni pestañas visibles, con los rasgos faciales desdibujados, con esa insulsez fantasmagórica propia de las fisonomías escandinavas… me da casi más miedo que su amiga vampira. Nada que ver con el sentimiento de empatía y de protección que me inspiraba el otro chaval. Por no hablar de que la niña del film sueco, Lina Leandersson, carece por completo del aspecto frágil y etéreo de la chiquilla del remake. A mí a la draculina esta no me dan ganas de cogerla en brazos y acunarla tiernamente como sí me daba Moretz.

Tal vez la explicación de que no me haya gustado la película original sea esta aversión mía hacia la estética escandinava. O tal vez, y esto me parece más probable, esté en algo que dice en su crítica sobre el remake Salvador Llopart, de La Vanguardia: “No es un remake sino una relectura. Lo que en la primera era poesía aquí es inmejorable prosa, un relato de trazo claro y elocuente sobre el bien y el mal”.

Eso explicaría perfectamente mi identificación con la segunda versión, dado que ni la poesía es lo mío ni el cine definido como poético me ha apasionado nunca. Y efectivamente soy mucho más prosaica, lo mío indiscutiblemente es lo narrativo, y por eso he podido entender perfectamente ese relato claro sobre el bien y el mal que en la primera versión solo se insinuaba vagamente entre imágenes de fuerte impacto visual, puede que llenas de intenso lirismo, pero que a mí no me dicen nada.

En definitiva, que el halo poético que Tomas Alfredson le imprime a su película a mí me ha dejado más fría que el paisaje helado en el que ambienta los hechos. Y que me parece todo mucho más impactante, potente, diáfano y conmovedor en la versión americana. He dicho.

lunes, 1 de febrero de 2016

Tú, yo y todos los demás, by Miranda July

LO QUE ME GUSTA:

- La escena inicial. Un pececillo abandonado en el techo de un coche, condenado a morir de forma inminente. De repente se pone en marcha la operación “Salvar al pececillo”.

- El niño pequeño chateando con el adulto. Buenísimo.  Su candor y su ingenuidad son lo mejor de la película:

Adulto: Qué me harías si quedáramos?

Niño: Quiero cagar de ida y vuelta.

Adulto: Y eso qué es?

Niño: Yo cago dentro de tu culo y tú cagas de vuelta en el mío y lo seguimos haciendo todo el tiempo de ida y vuelta con la misma caca. Para siempre.

- Los zapatos YOU and ME acercándose y alejándose, acercándose y alejándose.

- El encuentro en el parque de los dos amantes del Chat, los de la cagada de ida y vuelta. Una escena preciosa.

LO QUE NO ME GUSTA:

- Las historias paralelas de la niña que prepara su ajuar o la de las dos adolescentes petardas a las que les escribe mensajes guarros un vecino salido. Qué coñazo! Aparte de que no aportan nada a la película.

- Pero fundamentalmente lo que menos soporto y hace que  la cinta baje muchos puntos en mi apreciación es la protagonista y su estilo flower. Sus performances, sus grabaciones, sus monólogos infumables y hasta sus andares saltarines. Terminé odiando a Miranda July y su toque vomitivamente naif. Si por ella hubiese sido no habría llegado al final ni harta vino. Pero luego estaban el crío y las caritas de alucinado de John Hawkes y algunos diálogos que me encandilaron y el pececillo… y conseguí soportar estoicamente la insoportable faz de la repelente Miranda. Y tengo que decir que después de todo mereció la pena.