viernes, 23 de febrero de 2018

Kiki, el amor se hace, by Paco León

A mí Paco León me parece un tipo simpático, me cae muy bien. Me lo paso genial con sus ocurrencias y además disfruto mucho con su vena cómica. Creo que es un tipo con buenas ideas y encima es encantador.

Dicho esto a modo de prólogo, de esta peli puedo decir poco más que lo obvio: es entretenida y se pasa un buen rato. El tema es atractivo, a mí las filias me encantan y además practico unas cuantas y simpatizo con otras pocas, y Paco hace una selección divertida. También me gusta el planteamiento, totalmente exento de juicio moral. Que cada cual piense lo que quiera. Pero vamos, de ahí a considerar éste un filme brillante, como he leído a alguna gente por ahí, va un trecho importante.

Yo creo que a Paco le quedan unos cuantos hervores para hacer películas brillantes. De momento vamos a conformarnos con que las haga divertidas y originales y con que al público le gusten. La brillantez vamos a dejarla para más adelante, si es que llega.

Me quedo con la historia de Candela Peña porque su filia me resulta particularmente conmovedora. A mí también me ponen bastante los tíos que lloran. Sobre todo los que saben llorar con contención y con sentido y sensibilidad, no los que berrean a moco tendido, ésos me dan muuuucho repelús. Que conste, por si alguien está pensando seducirme llorando.

domingo, 11 de febrero de 2018

Toma el dinero y corre, by Woody Allen

Yo le recomendaría esta comedia, la primera de Woody Allen,  a toda esa gente que dice que no sabe qué tiene este tío.

Para mí el primer Allen siempre será el mejor, el más fresco, el más divertido, el más puro y el menos viciado. Y aunque en esta película comparte la autoría del guión con otro señor que se llama Mickey Rose, realmente no sé qué parte puede atribuírsele a este otro caballero porque es puro y duro Allen.

La peli cuenta la historia de Virgil Starkwell, el niño de las eternas gafas rotas que se vio abocado a la delincuencia ante su incapacidad para ninguna otra actividad profesional. Cualquiera de los gags podrían servir de cebo para el espectador poco allenmaníaco, desde sus desventuras con el violonchelo hasta las declaraciones ante la cámara de sus padres, disfrazados con gafas y bigote para no ser reconocidos, pero yo me voy a quedar con la escena del atraco al banco.

Virgil entra en una sucursal, le entrega una nota al empleado de la caja, y ocurre más o menos lo siguiente:

- Aquí pone  "Le estoy apuntando con un al volver, actúe con naturalidad"?

- No, pone  "Le estoy apuntando con un revólver, actúe con naturalidad".

- No se lee bien lo que pone.

- Mire, está muy claro. Pone "Le estoy apuntando con un revólver, actúe con naturalidad"

- Pues será porque usted lo dice pero yo leo...

- Oiga, quiere hacer el favor de obedecer?

- Espere, voy a preguntarle al compañero. Qué pone aquí?

- Pone "Le estoy apuntando con un revólver, atuce con naturalidad"

-  Atuce? Yo leo "actúe".

- No, no, pone "atuce".

- A ver qué dice el director. Oiga, señor, qué pone aquí?

- Pone  "Le estoy apuntando con un al volver, actúe con naturalidad"

- Pues yo leo "atuce"

- Qué va, pone clarísimamente "actúe".

- Bueno, lo que está claro es que revólver no pone.

- Oiga, les estoy diciendo que pone "Le estoy apuntando con un revólver, actúe con naturalidad"

Y así fue como Virgil Starkwell terminó yendo a la cárcel por defender a capa y espada su ortografía.

Esto, señoras y señores, es Woody Allen. Para mí el cómico más grande de todos los tiempos.