lunes, 8 de julio de 2024

Mi reno de peluche (Miniserie de TV), by Richard Gadd

He leído varias críticas sobre esta serie y me llama la atención muchísimo que casi nadie haga hincapié en lo que a mí me ha llamado más la atención. Que básicamente es: cómo es posible que el  protagonista, que además es el que ha escrito el guion y dirigido la serie, además de interpretarse a sí mismo, puede decir que es "humorista".

Joder, mira que he visto humoristas malos en mi vida, pero este se lleva todas las palmas. No he visto a nadie más negado para hacer reír, con menos gracia y con más malange. El tipo es un auténtico huevo sin sal, pero de los gordos. No sé, si no la habéis visto es como si pones al rey Felipe o a la Letizia mismamente a hacer un monólogo de El club de la comedia. Un auténtico despropósito, un sindiós, un sinsentido, una paranoia total. Se pasan verdaderas fatiguitas viendo al colega encima del escenario intentando sacar alguna carcajada al público mientras la gente lo mira completamente ojiplática, sin poder dar crédito.

Todo lo demás carece de importancia después de algo tan apabullantemente imposible. Que sí, que el tío está supertarado, que no tiene ningún sentido que tarde seis meses en denunciar a la gorda que le acosa (conste que esto no es spoiler porque la serie empieza justamente poniendo la denuncia seis meses después), que todo lo que hace el pollo tooooodo el tiempo es demencial, pero es que teniendo en cuenta que es un triste que va por la vida con un traje de cuadros y una maleta llena de artilugios con los que pretende hacer algo de gracia ya todo lo demás es peccata minuta. No se le puede pedir ninguna credibilidad. Cómo no va a estar el muchacho más pallá que pacá, cómo va a saber lo que quiere en la vida, si ni siquiera se ha dado cuenta de que es un singracia con cero dotación para el humor. 

Eso sí, hay que reconocerle el mérito a la actriz principal, Jessica Gunning, que hace muy bien de chiflada acosadora. Pero lo que es él, Richard Gadd, es que no hay por dónde pillarlo. Ni al personaje, ni la historia, ni su trabajo como actor, probablemente porque todo es tan poco creíble como su propia condición de humorista.  Es que, oye, me cuesta por más que luche ver la gracia a este peluche.

(Va spoiler) Naturalmente como en toda serie de Netflix que se precie hay diversidad sexual para vender y regalar, y todo el mundo es bueno. Acosadores, violadores, da igual, dentro de todo delincuente hay un tierno peluche, y por supuesto una motivación intrínseca que puede explicarlo todo. 

Al final, como no podía ser menos, perdona a la acosadora porque la pobre había tenido una infancia muy chunga. Y además el prenda va a visitar a su violador y se toma una copita con él charlando tranquilamente, como si nada, oyess. Tan normal. Viva Netflix.



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