lunes, 22 de abril de 2019

Dos en la carretera, by Stanley Donen

Si hacemos un mix con lo que podríamos denominar como "cine matrimonial" y el "cine de carretera" de toda la vida (road movie para los amigos de lo anglosajón) nos damos de bruces con esta película, que es además el resultado de otra confluencia de dimensiones estelares, la del trío Donen-Hepburn-Mancini.

Donen, un tipo que supo convertir el cine en magia; Hepburn, una mujer que convirtió la belleza en hechizo; y Mancini, un compositor que hizo de la música un ejercicio de prestidigitación. Tres eran tres los hijos de Atenea.

Ésta es una película de culto, sobre todo para los amantes de la Hepburn y para los fans incondicionales de Mancini, cuya música nunca deja indiferente, para bien o para mal. Hay quien flipa con él y hay a quien le irrita. Yo soy de las primeras, y además creo que la fusión de estos tres personajes míticos no se la puede perder cualquier amante del séptimo arte.

Y una vez dicho todo esto para que no quede la menor duda de mi rendida admiración hacia los artífices del film, tengo que decir que...

VAYA MIERDA DE PELÍCULA!

Cómo es posible que un director, una actriz y un músico como ellos hayan parido este bodrio?

Quién eligió a ese horrible actor que parece el alter ego de Donald Trump con 25 años menos?

Qué pudo ver una mujer como Hepburn en ese mamarracho?

Dónde está el supuesto feeling entre ellos?

Y sobre todo...

CÓMO PUEDE QUEDARSE HEPBURN AL FINAL CON ESE GAÑÁN?