martes, 23 de enero de 2024

Beef (Bronca), by Lee Sung Jin

Tengo que reconocer que la historia engancha al principio pero muy pronto se pierde en recovecos sin trascendencia de las vidas de los dos protagonistas. Y lo que parecía que iba a ser un crescendo de deliciosas putadas mutuas se transforma en un coitus interruptus muuuuuy pesado. 

Que si el hermano, que si el primo, que si la suegra, que si el marido. Y por qué tanta bronca? Puede entenderse el cabreo monumental del principio, vale. Pero luego todo lo demás solo es explicable en un submundo de tarados asiáticos.

Lee Sung Jin, el creador, es un tipo muy reputado pero a mí no me ha convencido. Esa mezcla entre gore y romanticismo puede que funcione en los amantes de la cultura asiática, entre los que obviamente no me encuentro.  

Y encima algo que podría contarse perfectamente, como mucho, en dos horas, que hubiese sido lo deseable, se alarga innecesariamente casi 4 horas más. Por queeeeeeeeeeé???? Son ganas de putear al personal. No tiene ningún sentido.

Para mí lo único que merece la pena es Ali Wong, mi gran descubrimiento. Esa tía con sus 152 centímetros de altura y sus gafitas de empollona da más miedo que 20 de la Camorra juntos. He visto tiburones blancos menos peligrosos. Ella y nothing more.

Mi veredicto es claro. Prefiero hacerme vegana a esta coña coreana.

lunes, 15 de enero de 2024

Esto no es Suecia (Serie de TV), by Aina Clotet

Pensaba hacer una crítica demoledora de este extraño producto a medio camino entre la tragicomedia costumbrista y el esperpento. 

Pero a última hora me lo he pensado mejor y creo que voy a ser pelín magnánima porque le veo dos utilidades importantes: 

1. Será reconfortante para los padres que estén en plena crianza porque es imposible ser más mantas que la pareja protagonista.

2. Es de hecho reconfortante para personas que, como yo misma, ya hemos superado la etapa de la crianza y hemos conseguido sacar adelante a nuestros vástagos sin pasar la mitad de calamidades que pasan los dos capullos estos.

Ya, ya sé que la idea es hacer una parodia de lo que es la maternidad y la paternidad en los tiempos que corren. No se me escapa el sarcasmo y la ironía de los guiones ni tampoco la pretensión de caricaturizar e hiperbolizar la realidad.

Pero de verdad, es que la pareja que componen Aina Clotet y Marcel Borrás (pareja además en la vida real, qué horror!) da tantísima grima que no puedo evitar sentir muchísimo rechazo. En ningún momento me inspiran simpatía ni ternura, son odiosos de principio a fin. Ese giliprogresismo de baratillo del que hacen gala yo lo he visto en la realidad, y hay un trasfondo cuasi religioso detrás de él.

Es que veo claramente que ellos son así. Que vale, que pretenden reírse de cómo son, y eso dice mucho a su favor. Pero es que convertir el hecho de tener hijos en algo así como un tetratlón, algo imposible de superar salvo que se sea superhéroe y se esté megaentrenado, es muy cansino. 

A los que hemos criado a nuestros hijos con las lógicas dificultades de compatibilizar trabajo y familia, y a veces incluso estudios, oposiciones, etc., y no vemos en ello ninguna clase de hazaña, de verdad, esta gente que cree que poco menos que está descubriendo la piedra filosofal nos toca un poquito el sisilisco. Ya está bien de tanto pego y tanta tontería. Esta generación de treintañeros recién estrenados en la paternidad destila un victimismo que da mucho asquito. 

Por no hablar de que estos además, para más delito, son pijiprogres de la burguesía catalana, jóvenes adinerados, bien situados, con profesiones liberales y suficiente dinero en el banco como para poder montárselo como Dios. El tío se dedica a la robótica y se puede permitir dejar de trabajar y dedicarse a los niños porque ha cobrado la patente de un videojuego o no sé qué chorrada. La tía, de un petardo infumable en su totalidad, decide montar una empresa no lucrativa, de cooperación al desarrollo. Cómo no, no podía faltar una ONG como telón de fondo. Es que ya la idiosincrasia de tales personajes haría vomitar a las cabras.

Creo que la mejor descripción del asquito que dan se ve en el episodio inaugural, cuando ella va a comprar unas alfombras a un pueblo africano y se la ve negociando con las mujeres del pueblo (mujeres racializadas, que dirían ellos). La conversación entre las señoras artesanas es bastante ilustrativa de lo que piensan de este tipo de gente: "Cuéntale rollos muy tristes, que así les sacas más."

En fin, cero empatía hacia los personajes, ni siquiera en su condición paródica. Sobre todo porque no me termino de creer esa condición, particularmente porque es muy evidente la empatía de los realizadores hacia ellos. Pobrecitos, es que están muy perdidos. Nooooo, no están perdidos, es que son gilipollaaaaaaas!!!!

Lo dicho, la parte buena es que subirá la moral de todos los que le echan mucho menos cuento a esto de la crianza y sobreviven a esta etapa sin tantos aspavientos. Si a veces te sientes una mierda como madre o como padre no te pierdas a estos dos lerdos. Será tu mejor terapia. Al lado de esta chalada cualquier madrastra es un hada.

miércoles, 10 de enero de 2024

La probabilidad estadística del amor a primera vista, by Vanessa Caswill

Confieso que no soy demasiado aficionada a las comedias románticas porque me aburren bastante. Salvo las navideñas, que me encantan, pero porque me encanta la Navidad y me puedo tragar cualquier mierda que lleve algo de luciferio navideño.

Vi esta peli porque escuché varias críticas elogiosas de personas que me inspiran bastante credibilidad. Algunas decían que su directora, Vanessa Caswill, era algo así como Billy Wilder reencarnado en mujer. Y lo que finalmente me decidió a verla, aparte de la ambientación navideña, fue que Federico Jiménez Losantos en su Crónica rosa, que no me pierdo ningún día, declaró que era la mejor comedia romántica que había visto desde Notting Hill. Esto no me lo puedo perder, pensé yo. Pobre de mí!!

En fin, la historia va de dos veinteañeros que se conocen en el aeropuerto camino a London, ella va a una boda y él a un funeral. No, no tiene nada que ver con "Cuatro bodas y un funeral". No os hagáis ilusiones.

El veinteañero varón es estudiante de física y forofo de las matemáticas. Por tanto, con mi coherencia habitual, basaré mi crítica en su propio lenguaje matemático.

1. 20 a 10 a que no existe algo más cutre y más triste.

2. Solté 20.000 bostezos mezclados con muchos rezos.

3. 0 probable que exista alguna historia más vista.

4. 100 kilos de aburrimiento mezclados con 1.000 pimientos.

5. 0 química amorosa, como un buey con una rosa.

6. 800 maldiciones eché en varias ocasiones.

7. 200 veces fui al baño por no provocar más daño. 

8. Y meé 600 veces por no ver tantas memeces.

Lo tengo superclaro. Losantos flipó con esta peli porque le encantó la protagonista femenina, Haley Lu Richardson, que le pareció el alter ego de Julia Roberts. Solo a un flipao como él podría ocurrirle algo así. La vejez es muuuuy mala.

Mi diagnóstico es demoledor. Se parece a Notting Hill como Hugh Grant a un mandril.

lunes, 8 de enero de 2024

La sociedad de la nieve, by J. A. Bayona

Fui en su día rendida admiradora tanto del libro "¡Viven!" como de la película a la que dio lugar. Es sin lugar a dudas de esas historias que marcan profundamente a las personas. Me aprendí de memoria las fotos que aparecían en el libro, fotos emblemáticas que tanto en aquella película como en esta de Bayona son calcadas en distintos fotogramas. No puedo decir que visualmente no se refleje fielmente el recuerdo que yo tenía en la mente.  

A lo largo de los años he seguido con interés entrevistas y documentales sobre la tragedia de los Andes. El instinto de supervivencia de estos chicos junto con su profunda religiosidad, el conflicto que para ellos suponía tener que alimentarse del cadáver de sus compañeros muertos, es de los dilemas morales más complejos que puede hacerse el ser humano.

No puedo reprochar a la película de Bayona absolutamente nada en cuanto a maestría técnica y espectacularidad. Como ya sucediera con las imágenes del tsunami en "Lo imposible", el impacto visual del accidente aéreo es innegable. Pocos directores ruedan con tal derroche de recursos y con tal perfección este tipo de escenas brutales. Pero es que para mí ese es el único aporte de la película, todo lo demás me deja casi tan fría como las nevadas montañas que constituyen el escenario de la tragedia.

Estaba muy bien predispuesta para dejar mis emociones fluir viendo esta nueva versión de la historia. Ya había oído hablar de la espectacularidad e incluso había visto algún trailer.  Y me disponía a revivir todo lo que sentí hace años leyendo el libro o viendo la anterior película. Sabía perfectamente que esta versión partía de otro libro, así que no se podía hablar propiamente de remake, sino más bien de puntos de vista diferentes. Sabía también que aparecían cameos de los verdaderos Nando Parrado, Roberto Canessa y Carlitos Paéz, y por todo ello tenía muchísimas ganas de verla.  Por otro lado las críticas que había leído eran fervientemente admirativas.  Sin embargo tengo que decir que a mí no me ha llegado en absoluto como esperaba.

No niego que sea muy de alabar que los intérpretes sean uruguayos, al igual que los protagonistas de los hechos. Eso le da realismo, sin duda alguna, pero también hace que se pierdan muchos matices de los diálogos. Hay algunos que prácticamente no se entienden nada. No tengo nada contra el acento uruguayo pero le pasa como al andaluz (y que nadie se moleste porque yo soy andaluza), que para el no hablante de esa variante lingüística es muy difícil de seguir. 

En cuanto a las interpretaciones son también irreprochables. Si acaso destacaría la de Agustín Pardella, impecable en el papel de Nando Parrado, que es uno de los personajes más complejos de la historia, en principio porque empieza siendo víctima al perder a su madre y hermana en el accidente y termina siendo el líder del grupo. Sin embargo, a excepción de él, de Roberto Canessa y del narrador, el resto de los personajes quedan muy difuminados. Son como el coro, no tienen entidad propia. Cuando al final salen junto a las fotos de los supervivientes es difícil que el espectador pueda recordar apenas sus nombres, tal es su falta de esencia. Lo cual me parece bastante injusto porque aunque haya unos protagonistas que destaquen por su especial aportación los demás también estuvieron allí como individuos y no como meros miembros del grupo.

Finalmente decir que me han sobrado bastantes de las reflexiones del narrador, que me han sonado un pelín a libro de autoayuda. Creo que la sola visión de la inmensidad de esas montañas en las que estaban perdidos y abandonados a su suerte los muchachos era suficiente para captar el dramatismo de la historia. Esa voz en off cavernaria y de ultratumba tenía la peculiaridad de ponerme muy nerviosa porque me distraía de las emociones que despertaban las imágenes.

En definitiva, en mi opinión muy sobrevalorada. Mucho alarde visual pero me he quedado igual.