miércoles, 17 de enero de 2018

Gru, mi villano favorito, by Pierre Coffin y Chris Renaud

No soy muy aficionada a los dibujos animados pero Coffin y Renaud me han ganado para la causa. Y  declaro a Gru solemnemente "Mi cabrón favorito".

No te lo pierdas, hermano, cómo mola este villano.

1. Por la ternura que esconde tras su maldad.

2. Por la carita de pena que se le ponía de niño cuando su madre lo despreciaba.

3. Por rendirse incondicionalmente al amor de las huerfanitas.

4. Por sus problemas financieros: los malvados también sufren.

5. Por su creatividad y su inventiva para idear maldades.

6. Por demostrar que la maldad y la bondad son dos caras de la misma moneda.

7. Por haberme hecho reir y emocionarme a la vez con sus cabronadas.

8.  Por haberme regalado 90 minutos de diversión que no tienen precio.

viernes, 12 de enero de 2018

Irrational man, by Woody Allen

Ayyyy Woody Woody, qué voy a hacer contigo?

Mira que te quiero y que te tengo ley. No hay fan más fiel ni cinéfila en el mundo que se lo haya pasado mejor contigo, palabrita. Pero todo tiene un límite, Woody.

Te puedo perdonar que repitas una y otra vez la misma película cambiando levemente los nombres de los personajes y un poco de la trama, porque si es buena no me importa verla mil veces.

Pero lo que no te perdono es que me aburras, que no me emociones, que tus diálogos estén vacíos, que tus personajes parloteen sin ton ni son, que ni te molestes en crear una atmósfera de intriga, que me dejes fría.

Ni siquiera Joaquin Phoenix, mi querido Joaquin, consigue salvar la película. Su personaje parece alelado todo el tiempo. No es que sea irracional, es que chochea. Me pasé toda la película con unas ganas locas de inflarle a hostias. Y a la tía ni te cuento. Qué dos loros!

Mi recomendación para todos los amantes del cine de Allen es que se salten esta película alegremente, que hagan como si no existiera, porque la verdad es que nunca debió existir.

Y tú, Woody, si no eres capaz de hacer una buena película al año no pasa nada; tienes ya más de 80, te lo podemos perdonar. Descansa, tómate un año sabático, jubílate, dale alguna alegría a Soon-Yi, llévatela de viaje, regálale flores, toca el clarinete... hay tantas cosas que puedes hacer.

Pero no la cagues más con bodrios como éste, por favor. Y deja también a Joaquin tranquilo, que le vas a arruinar la carrera. Hombre ya!

jueves, 11 de enero de 2018

Ida, by Pawel Pawlikowski

No es la primera vez que lo hago y siento repetirme pero es que cada vez que veo una de éstas no puedo evitar remitirme a los requisitos básicos para hacer una peli multipremiada. Sí, de ésas que ganan Oscar, Globos de Oro, Conchas, BAFTAS, Sundances y toda clase de de festivales a punta pala; de ésas con las que se corre de gusto Carlos Boyero.

Si hay por aquí alguien interesado en hacer un filme y garantizarse como mínimo un par de premios que apunte la receta infalible:

1. Diálogos casi nulos, que los personajes miren mucho y con los ojos muy abiertos pero que hablen lo justo. Es lo que yo llamo "El efecto búho". Si son mudos mejor, y si no lo son que hagan lo posible por parecerlo. Un par de frases cada 20 minutos es un buen promedio. Todo lo que sea pasarse de ahí pone en riesgo algún premio.

2. El blanco y negro ayuda muchísimo. No digo que sea imprescindible pero da como un toquecillo viejuno, clasicón. A los jurados les gusta muchísimo y a los gafapastas más. Siempre da la sensación de que las pelis sin color atraen solo a un público selecto, que la masa huye como de la mierda, y eso está guay para optar a un premio. Huir de lo comercial es básico, y el color, nos guste o no, vende. Hay muchísimas personas que preferirían morir a ver una película en blanco y negro.

3. Paisaje invernal, frío, desolador. Cuantos más escalofríos provoque mejor. Lo ideal es rodar en Siberia en pleno invierno, que traspasen la pantalla los  -20º. Que el espectador sienta la necesidad inmediata de taparse bajo 40 mantas y de poner la calefacción al máximo. Además tiene que dar mucha pena ver a los protagonistas moverse en un ambiente tan helado con apenas un abriguito de punto más bien pobre y raído. Y si son tías con medias de nylon y unos zapatitos de tacón, nada de botas de pelito ni mallas térmicas ni ningún otro material que se le parezca.

4. Miseria y fealdad.  Enlazando con lo anterior, cuanto más pobretones sean y más feúcha la ropa mejor. Las casas deben ser oscuras y poco acogedoras y los personajes de ésos que molesten a la vista. Me ha sorprendido mucho que en esta película las dos protagonistas no sean especialmente feas, incluso yo diría que la chica joven, Agata Trzebuchowska (menudo nombrecito, aunque este tipo de nombres  de difícil pronunciación también ayudan para los premios porque suenan muy raros y exóticos), es hasta mona, a pesar de la toca de monja, que no es un complemento muy favorecedor que digamos. También hay un chaval bastante guapete, pero intuyo que debe de ser el novio o algo del director porque ha arriesgado muchísimo metiéndolo ahí. Eso quita muchísimos puntos para obtener premios en festivales de prestigio. Menos mal que luego el resto de los personajes compensan estéticamente, sobre todo las monjas, que son feas a rabiar, como casi todas las monjas por otra parte.

En fin, Pawel Pawlikowski  (el nombre del director también es casi un reclamo en sitios como Cannes o San Sebastián; con ese nombre o te inflan a premios o es que eres rematadamente malo) se lo curra y cumple con casi todos los requisitos, y de hecho obtiene un éxito indiscutible. Se lo ha comido todo, incluído nuestro Goya a mejor película europea. Habríamos quedado fatal si no se lo hubiéramos dado, el prestigio de los Goya habría quedado por los suelos.

Por supuesto es obligado el aburrimiento, y puedo asegurar que viendo esta película el sopor llega a extremos estratosféricos. El número de bostezos por minuto es también un signo inequívoco. Este tipo de películas son estupendas para la gente que tiene algún oído taponado, se desentapona seguro. En este aspecto cumplen con una labor terapéutica importante que no se debe despreciar. Sólo por eso merece mis dos puntos.

martes, 9 de enero de 2018

El efecto mariposa, by Eric Bress y J. Mackye Gruber

Ésta es una de esas películas que con la clara pretensión de hacer meditar al espectador sobre el sentido de la vida y el destino al final lo que consiguen es que te partas el culo de risa.

La cosa va de un tipo que vive un momento traumático en su niñez con consecuencias funestas. El niño al hacerse mayor un buen día descubre que puede transformar el presente con solo volver al pasado y modificar alguna cosa. Y ya a partir de ese momento se pasa la película entera yendo y viniendo del presente al pasado y viceversa en un constante vaivén. Conste que no destripo nada porque esto aparece en todas las sinopsis del film.

De verdad que si el tipo hubiera viajado al pasado tres o cuatro veces igual hasta habría estado interesante; no deja de ser un tema fascinante. Pero es que aunque la cosa empieza así llega un momento en que el desgraciao se pasa la vida viajando al pasado para intentar arreglar el presente, y cada vez la caga más.

No sé, por poner un ejemplo. Imagina que en el presente estoy un poco bizca por algo que pasó un día cuando era niña. Bueno, pues vuelvo atrás y cambio ese hecho y eso me lleva a estar ciega. Así que vuelvo otra vez para atrás y consigo estar ciega y sorda. Como quiero arreglarlo vuelvo al pasado y ahora me quedo ciega, sorda y coja. Me voy otra vez y ahora vengo ciega, sorda, coja y sin dientes. Y así sucesivamente, un coñazo que no veas, el tío venga a ir para atrás y a joderla.

Llega un momento en el que ya te tienes que reir por huevos, lo cual mucho me temo que no era el objetivo de Bress y Gruber, los directores. Juraría que sus pretensiones eran algo diferentes.

Ashton Kutcher hace lo que puede con el personaje; el pobre da bastante penilla porque le pasa de todo, cada vez va a peor, se ve que ha nacido con un mal fario impresionante y que nada de lo que haga conseguirá arreglar el desastre de vida que le ha tocado. Y respecto a Amy Smart, la chica, pues tres cuartas de lo mismo. Cada ocasión en que el protagonista se va al pasado la jode a ella también un poquito más. Cuando no la convierte en puta es porque la convierte en puta y en yonki. Te dan ganas de decirle al tío: Anda hijo, estáte quietecito ya de una puta vez y deja a la muchacha tranquila. Joputa!

De verdad, de todas las cosas que podáis imaginaros a estos dos pobres les pasan todas las más peores. Y él venga a correr de un lado para otro intentando arreglar el desastre. Un agobio de película a la par que un cachondeo de la hostia. No puedo explicarme la puntuación tan alta que tiene. Salvo que la gente haya perdido la capacidad de reirse, algo que no me extrañaría porque está la cosa como para tener el sentido del humor en la Conchinchina.

Un rollazo, de verdad. Pero vamos, que si queréis pasar un ratillo divertido en plan coña no está mal.