miércoles, 11 de octubre de 2023

Sequía (Serie de TV), by Joaquín Llamas, Oriol Ferrer

A ver, yo me puedo creer todo lo que me echen si le pongo ganas, pero exijo que se lo curren un poquito por lo menos. Y en esta serie hay tres fallos fundamentales que no puedo ni voy a perdonar. A saber:

1. Lo primero que, sabiendo que la acción transcurre entre las ciudades de Cáceres y Portugal, en el guion me intenten hacer creer que están al lado una de la otra, como a un cuartito de hora escaso. Y claro, tienes la extraña sensación de que tan cerca no deben de estar, y entonces te vas a Google y buscas la distancia y resulta que están a más de tres horas en coche, como tú ya te imaginabas. Pero entonces no te cuadra ni de lejos que los protagonistas se pasen el día yendo de una ciudad a la otra como si se tratara del pueblito de al lado.

2.  La inspectora que lleva el caso es una pipiola a la que perfectamente podrías vestir de Primera Comunión y daría el pego. Entiendo todo el rollo ese del empoderamiento femenino y demás, pero ya vale de intentar hacernos comulgar con ruedas de molino, haciéndonos creer que investigaciones policiales de calibre mayor, en cooperación con la policía del país vecino, las puede llevar una tía recién salida de la Academia.  En cambio, el inspector del país vecino es un señor cercano a la cincuentena (de hecho, lo normal en un caso así) con un amplísimo historial en casos de homicidio. Pero por qué hasta en la ficción siempre tenemos que ser tan gilipollas?

3. Fueraparte la inspectora, y otros cuantos personajes para echarles de comer aparte (lo de Rodolfo Sancho convertido en Curro Jiménez 3.0 es de verdad para echarse a llorar, a reír o a las drogas), de verdad me quieres hacer creer que encuentras unos cuerpos asesinados hace 35 años y que los tienes ahí a pelo en una sala de disección del anatómico forense contaminándose de todo, en unas camillas bien aireaditos, con todo el mundo pasando por allí y sin una llave, ni un triste pestillo ni una mininevera para tenerlos un poquito frescos por lo menos? Es que de verdad, yo sé que estamos en el país que estamos, y que todos nos hacemos una idea del chapucerismo patrio, pero tanto cuesta hacer las cosas con un mínimo de pulcritud, sentido común y pundonor, aunque sólo sea en la ficción?

En fin, tratándose de una coproducción hispano-lusa, quiero creer que las responsabilidades podrían estar repartidas a partes iguales. Aunque los realizadores, Joaquín Llamas y Oriol Ferrer, son muy y mucho españoles, y por cierto, bastante curtiditos en series patrias de renombre (Acusados, Sé quién eres, Entrevías...). Tengo que confesar que no he visto ninguna de ellas, pero desde luego como se parezcan en algo a ésta, madre mía del amor hermoso, en manos de quién estamos. No dejo de hacerme cruces por tanta falta de luces. 

martes, 3 de octubre de 2023

El cuerpo en llamas (Miniserie de TV), by Laura Sarmiento

No cabe duda de que la figura de Rosa Peral es fascinante.  Es un personaje ideal para una serie, ahí Netflix ha estado al loro para que no le levanten la historia, aunque a estas alturas ya se han escrito libros, se han hecho documentales y el tema está más que trillado. Lo que no se había hecho hasta ahora era ficcionarlo, y en mi opinión el resultado es un tanto mosqueante.

Naturalmente al terminar la serie no me podía perder el documental de "Las cintas de Rosa Peral", en el que la propia Rosa habla a cámara y cuenta su versión de los hechos, proclamándose una vez más inocente. Es el cierre perfecto de la serie porque se pone claramente de manifiesto la capacidad de convencimiento que tiene esta mujer. Estoy segura de que cualquier persona que se tire una hora hablando con ella empieza a poner en duda todo lo que cree saber. Si no fuera por la cantidad de pruebas que existen de esa capacidad suya de tener engañado a todo el mundo al mismo tiempo sería relativamente fácil exculparla.

La serie ha dado lugar a un debate interesante sobre si en su momento pudo influir en el veredicto y la condena la reconocida promiscuidad de Rosa. No lo creo; lo que sí influye sin duda es la personalidad volátil, caprichosa y egocéntrica que muestra con todo el mundo, y muy particularmente con los hombres con los que se relaciona. Por eso el personaje es tan apasionante, por su complejidad psicológica, su pasmosa seguridad en sí misma y en su capacidad de convicción. Estoy segura de que siempre pensó que podría imponer su historia sobre la de Albert. La sentencia debió de ser un verdadero shock para ella.

Hablamos de una mujer que no sólo planeó el asesinato de su novio, implicando a su amante, sino que  para más delito intentó inculpar a su ex marido, es decir, vengarse de una tacada de todos. Ahí hay nivel, sí señor.

En cuanto a los actores principales, a mí me ha gustado Úrsula Corberó como intérprete de Rosa. Refleja muy bien esa ambivalencia del personaje, su poder de seducción junto con su lado oscuro, manipulador, retorcido. Es una mujer con muchísimas aristas, un caramelo para cualquier actriz. En cambio Quim Gutiérrez no me ha convencido nada. El personaje es mucho menos atractivo, ya lo sé, pero es que parece de verdad muuuuuy tonnnnnto. Puede que en la realidad Albert sea así de soso, pagafantas y pánfilo pero es que esa nula expresividad, teniendo en cuenta lo fuerte que es la historia, me parece muy forzada, muy poco natural, nada creíble.

Contrariamente a lo que he leído en otras críticas a mí sí me ha gustado el recurso narrativo de que los protagonistas hablen a cámara para verbalizar los mensajes de móvil. Y la música me ha encantado. Esas canciones setenteras de los finales de episodio, Sergio y Estíbaliz, Mari Trini, la Jurado, con las imágenes de fondo, los primeros planos de los protagonistas, me parece que funcionan muy bien.

Pero hasta aquí llega mi entusiasmo. Tengo la sensación de que esta historia podría haber dado mucho más de sí. No quiero decir que Laura Sarmiento haya hecho un mal trabajo, pero es que la cantidad de matices que tienen todos los personajes yo no los he visto reflejados, salvo en Rosa. Úrsula Corberó lleva todo el peso. Ni los padres parecen reales ni el ex marido ni siquiera el difunto, ni mucho menos el personaje de Albert. También las fechas son como muy inconexas, queda una sensación como de que no sabes con quién estaba en cada momento, si en el tiempo llegaron a coincidir las tres relaciones o incluso más, nada de eso queda claro.

Tengo la extraña impresión de que esto no es algo casual sino que la autora pretende que haya un toque de ambigüedad,  que intenta oscurecer los hechos para que al espectador le surjan dudas sobre la culpabilidad de Rosa, dudas que se ven incrementadas con el visionado posterior del documental de las cintas, ya totalmente destinado a exculparla con toda claridad. Y veo en todo este aparataje un intento de manipulación que no me ha gustado nada de nada de nada. 

En definitiva, Úrsula muy bien, la música ideal, la historia apasionante, pero... no he caído de un ciruelo y esto me suena a camelo.