domingo, 30 de abril de 2017

El próximo año a la misma hora, by Robert Mulligan

Una película de Robert Mulligan preciosa, inteligente, llena de sentido y sensibilidad. Una historia sencilla que cuenta algo tal vez inverosímil (no es fácil mantener el amor y los sentimientos viéndose tan solo una vez al año) pero que refleja perfectamente lo que es enamorarse cuando ya tienes tu vida hecha y no deseas romper con ella pero tampoco quieres renunciar a vivir ese amor.

Inteligente porque cuenta un amor extraconyugal de una forma totalmente distinta a la habitual. Es maravilloso cómo los protagonistas viven su historia, cómo se cuentan sus secretos matrimoniales, sus más íntimos pensamientos, sus vivencias familiares... No hay nada de sufrimiento, no hay dramones, no hay tragedias, no hay sordidez, algo tan frecuente en las historias de infidelidades; solo hay amor, simplemente amor, un amor sin intereses ni compromisos, un amor perfectamente limpio, libre y puro, sin obligaciones de por medio. Ninguno siente celos del cónyuge del otro, más bien al revés, sienten incluso afecto, como siendo conscientes de que comparten algo muy importante.

La película, que es una adaptación de una obra teatral y se nota bastante, se estructura en cinco "actos", que nos muestran el encuentro de los protagonistas también cada cinco años. En cada uno de ellos hay una pequeña introducción donde se ven imágenes de los hechos históricos que han marcado esa época y luego aparecen ellos en esa encantadora cabaña en la que se encuentran. Los vamos viendo evolucionar, crecer, adaptarse a las modas, cambiar de ciudades, de trabajos, envejecer...  pero siempre con ese maravilloso amor a tiempo parcial de trasfondo.

Mis frases favoritas:

- Estamos en un lío:  me he colado de ti pero soy feliz estando casado.

- Por un hermoso fin de semana cada año sin ataduras ni responsabilidades. Gracias, Doris.

- Si no consigues que me ría sustitúyelo por un beso.

Cosas con las que me quedo:

- Los diálogos en los que se cuentan cada año lo mejor y lo peor de cada cónyuge.

- Los intercambios de fotos de los niños.

- Los cambios de look de Ellen Burstyn. Un repaso maravilloso a la moda de tres décadas.

- El año de la impotencia de George y del embarazo de Doris. Un episodio precioso.

- El momento en el que George rompe a llorar por su hijo.

- La canción "The last time I felt like this I was falling in love".

- El final.

Y por supuesto Alan Alda y Ellen Burstyn, que dan vida a esos encantadores amantes de cita fija anual que ya nunca olvidaré.

sábado, 15 de abril de 2017

El cebo, by Ladislao Vajda

Desde que vi "El juramento" de Sean Penn tenía el firme propósito de ver la película original en la que se basa, que no es otra que "El cebo" de Ladislao Vajda. Ahora he tenido la oportunidad y aquí estoy.

A mí que me digan bruta, ignorante o lo que quieran pero yo me quedo con el remake. Principalmente porque creo que la peli de Vajda ha envejecido fatal. Puede que una sea benévola con los filmes antiguos y les perdone muchas cosas por obviar los anacronismos pero en este caso es que da hasta risa.

Para muestra un botón: la conversación del comisario con su amigo psiquiatra de verdad es para pasar a los anales del humor. Suena a sketch de José Mota, sólo falta la vieja del visillo:

- Qué opinas del dibujo de la niña?

- Que el gigante es un hombre malo.

- Háblame de él.

- Probablemente está casado con una mujer dominante, posiblemente muy habladora, que lo humilla constantemente, y que es más culta que él o más rica.

- Sigue. Crees que tiene hijos?

- No, si tuviera hijos no podría hacer algo así.

- Gracias, amigo, creo que ya tengo el perfil del asesino.

Juaaaaaaaaaasssss! Y a partir de ahí el comisario se pone a buscar como un poseso señores con esposas marimandonas y sin hijos. Todos los demás descartados.

Y cuando por fin aparece el asesino resulta que... tachán tachán tachán... cuadra con el retrato robot del psiquiatra como si lo hubiera visto por una bola de cristal: un señor muy grandote y pelín borderline con una señora que es la versión años 50 de la señorita Rottenmeyer, Y por supuesto sin hijos propios, faltaría más!

En fin, he leído por ahí que a muchos niños de los 60 esta peli les dio un montón de miedo. Y no me extraña, es una peli perfecta para dar miedo a un niño pazguatillo y asustadizo de los años 60. A un niño del siglo XXI le puede dar sueño. Y a un adulto como mucho un ataque de risa.

viernes, 14 de abril de 2017

Un ángel pasó por Brooklyn, by Ladislao Vajda

Si obviamos que estamos hablando de una peli de los años 50 y que inevitablemente  tiene el toque de ñoñería propio del cine de la época, tengo que decir que "Un ángel pasó por Brooklyn" es una gran película. Y lo es por varias razones, a saber:

1. El perro. Calígola se llama. Es la principal razón por la que la he visto y por la que he disfrutado. Ole y ole y ole por Calígola. Y por el adiestrador que haya estado detrás de su magnífica interpretación. La mejor, con diferencia, de toda la peli. Me quito el sombrero. Estaré como un cencerro, pero lo mejor... el perro.

2. Peter Ustinov. Después de  Calígola lo mejorcito. Ustinov en realidad desaparece en gran parte de la película pero es tan intensa su presencia tanto en el principio como en el final que me resulta difícil imaginar a otro actor en el papel. Qué cara de sieso, madre mía!

3. Pablito Calvo. No soy muy fan de los niños actores pero tengo que reconocer que este chiquillo me gusta. Cuando era pequeña vi "Marcelino pan y vino" y claro, me encantó, pero siempre pensé que era la única película del chaval. Aquí me gusta más si cabe, porque al ir la historia de una amistad perruna me conmueve todavía más.

Me ha gustado mucho el final. No es cuestión de destriparlo pero me estaba temiendo que el personaje de Ustinov se volviera insoportablemente asqueroso en el desenlace.

Y qué va! La escena en el viejo solar entre Ustinov y Pablito de verdad no tiene precio. Muy bien Ladislao Vajda. Una forma preciosa de terminar una historia de amor maravillosa.

Confieso que he llorado.