Si obviamos que estamos hablando de una peli de los años 50 y que inevitablemente tiene el toque de ñoñería propio del cine de la época, tengo que decir que "Un ángel pasó por Brooklyn" es una gran película. Y lo es por varias razones, a saber:
1. El perro. Calígola se llama. Es la principal razón por la que la he visto y por la que he disfrutado. Ole y ole y ole por Calígola. Y por el adiestrador que haya estado detrás de su magnífica interpretación. La mejor, con diferencia, de toda la peli. Me quito el sombrero. Estaré como un cencerro, pero lo mejor... el perro.
2. Peter Ustinov. Después de Calígola lo mejorcito. Ustinov en realidad desaparece en gran parte de la película pero es tan intensa su presencia tanto en el principio como en el final que me resulta difícil imaginar a otro actor en el papel. Qué cara de sieso, madre mía!
3. Pablito Calvo. No soy muy fan de los niños actores pero tengo que reconocer que este chiquillo me gusta. Cuando era pequeña vi "Marcelino pan y vino" y claro, me encantó, pero siempre pensé que era la única película del chaval. Aquí me gusta más si cabe, porque al ir la historia de una amistad perruna me conmueve todavía más.
Me ha gustado mucho el final. No es cuestión de destriparlo pero me estaba temiendo que el personaje de Ustinov se volviera insoportablemente asqueroso en el desenlace.
Y qué va! La escena en el viejo solar entre Ustinov y Pablito de verdad no tiene precio. Muy bien Ladislao Vajda. Una forma preciosa de terminar una historia de amor maravillosa.
Confieso que he llorado.
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