viernes, 29 de abril de 2022

After Life (Serie de TV), by Ricky Gervais

Empecé a ver esta serie porque había oído hablar muy bien de su director y protagonista, Ricky Gervais. No lo conocía pero por lo visto es un humorista muy famoso, y al leer la sinopsis me gustó el argumento. Un tipo que se queda viudo y está entre suicidarse y joderle la vida a los demás soltándoles todo lo que piensa sin filtros. En fin, que la idea era buena, y de hecho no empezó mal. Los 4 capítulos iniciales prometían. Pero de repente me doy cuenta de que estoy viendo lo mismo una y otra vez, como en bucle. Todo se repite como el ajo y tiene la misma gracia que una almorrana sangrante. Vamos, que me río más en el dentista que con Ricky el humorista.

Madre mía, vaya coñazo de tío! Qué plasta! Toooooodos los días viendo vídeos de la difunta. Que la cosa puede tener su sentido al principio, pero cuando se supone que van pasando los meses, y hasta los años, el tío sigue exactamente igual. Desayunando y cenando con los vídeos de la señora. Por no hablar del piñazo que es un tipo que se pasa la vida con la cámara en la mano grabando absolutamente todo lo que hace la mujer: durmiendo, comiendo, bailando, cocinando, fregando, haciendo gimnasia..., vamos, que sólo le ha faltado meterse en el baño y pillarla cagando.

He leído por ahí que alguna gente opina que Gervais refleja muy bien lo que es un luto. Venga ya, hombre! He vivido muchos lutos en mi vida y jamás jamás me he dedicado a regodearme tanto ni a mortificarme. Bastante sufrimiento tienes encima cuando se muere un ser querido como para ponerte todos los días a ver vídeos que te pueden hacer polvo. O Ricky Gervais nunca ha sufrido un luto verdadero o es un tocapelotas de manual. Porque nadie que esté sufriendo de verdad puede permitirse el lujo de autoinfligirse todavía más dolor. Es más, es que a veces no puedes ni ver un album de fotos. Como para encima ponerte todos los días vídeos de la persona que ha muerto. Claro que sí, hombre.

Y luego va el tío y conoce a otra viuda en el cementerio tan chapas como él. Lo que faltaba, éramos pocos y parió la abuela.  La señora no tiene otra cosa que hacer en todo el día que ir al cementerio a sentarse en un banco y darle la matraca a la lápida del marido. Y claro, cuando se conocen estos dos se dedican a intercambiarse llantos y quebrantos. Dios mío, si yo voy al cementerio a visitar la tumba de algún familiar y se me acopla uno de estos dos pelmazos a pegarme tremenda chapa juro que me suicido allí mismo.

Otra cosa que no soporto de Gervais es su superioridad moral. En todos los episodios aprovecha para soltar discursitos pretenciosos. Unas veces en plan flower, otras en plan cínico... según le dé. Como diciendo "sois todos unos gilipollas, pero menos mal que aquí estoy yo para enseñaros realmente cómo es la vida". Vete al carajo, chaval. Si tuvieras alguna idea de cómo es la vida no nos estarías contando que un duelo se hace viendo a todas horas vídeos de la persona muerta.

En fin, lo único que molan son algunos personajes secundarios. Concretamente el cuñao es el que a mí más me ha gustado. Tom Basden es el contrapunto sencillo y con 0 pretensiones de su insoportable cuñado. La secretaria border y el cartero también molan.  Si no la descarto del todo es por esos secundarios, por el perro, que es flipante, y por algún que otro diálogo que me ha divertido. Por ejemplo éste entre la secretaria y la becaria del periódico:

- Yo tengo una lista con mis exigencias con respecto a los hombres. Cultos, divertidos, con un buen trabajo, dinero, coche, casa... Cuáles son las tuyas?

- Que tenga cara y polla.

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