lunes, 17 de enero de 2022

La isla interior, by Félix Sabroso, Dunia Ayaso

Termino de ver una serie, me pongo a zapear con tremenda pereza y me encuentro con esta peli en la 2. La pillo ya empezada pero me quedo flipada al ver el elenco. 

Cuando llego me encuentro de sopetón con Candela Peña. Al momento veo a Antonio de la Torre, y dos segundos después a Alberto San Juan. En la siguiente escena... Geraldine Chaplin. Hossssstia, qué peliculón me estoy perdiendo! Juntar a toda esta gente no debe de ser nada fácil. Aquí me quedo.  Cuanto menos, interesante tiene que ser.

Media hora después estoy hasta el moño de la familia esta. Vale, entiendo que la peli va de salud mental. O más bien, de falta de salud mental. Pero... de verdad es posible que en una misma familia haya tanto... perjudicado, por decirlo finamente? No, muy normal no es. Aunque claro, parece ser que el padre de familia es esquizofrénico. Pero además se ve que le pega también a otras cosillas que no son precisamente propias de este tipo de enfermos. Y la madre, Geraldine, tampoco está muy para acá.  Entre ellos y los hijos podrían documentar todo un tratado de Psiquiatría y no necesitarían a nadie más.

Esta intensidad de insania mental me abruma, hasta el punto de que con mi hipocondría habitual empiezo a notarme síntomas de todas las rarezas de estas personas. Hostia, pues yo también a veces hago tal, o eso que hace ese lo he hecho yo alguna vez... Mira que si estoy como una puta cabra. La sintomatología de cada miembro de la familia se me va pegando. Llega un momento en el que me autodiagnostico de trastorno bipolar, esquizofrenia, TOC varias y ansiedad crónica. Igual no tengo mal nada, pero igual estoy chiflada.

A punto estoy de salir corriendo a Urgencias, cuando termina la peli y veo que hay entrevista después con el director y con Candela Peña. Me entero de que los directores y guionistas son Félix Sabroso y Dunia Ayaso, la famosa pareja y luego expareja y más tarde amigos y compañeros de curro y por último Sabroso ex viudo de Ayaso. Le escucho hablar del trasfondo de la historia, de cómo refleja parte de sus experiencias personales, de lo que significa para él, y ya sí que empatizo lo más grande con este hombre. Termino llorando por la irreparable pérdida de Ayaso, que tuvo que ser una pedazo de tía. Para colmo, Candela habla también de lo tarados que andamos todos por la vida y de que necesitaríamos tratamiento a cascoporro el que más y el que menos.  Y cuenta anécdotas del rodaje que, efectivamente, dan a entender que todos están bastante de aquella manera. A estas alturas la peli adquiere tintes de Máster en Salud Mental.

No me gustaría parecer insensible, pero... aunque aceptemos la premisa de que en esta sociedad estamos todos como chotas, realmente era necesario concentrar tal cantidad de taras mentales en estas pobres personas, con la discutible coartada de que la genética se ha cebado maléficamente en ellas, como si de una flecha maldita se tratara? Quizás, y digo quizás, un mínimo de normalidad en algunos de ellos habría ayudado un poco a dar verosimilitud a la historia. Porque, en serio, yo sé de muchas familias muuuuuy perjudicadas, pero, hostia, de verdad... tío, con ésta os habéis pasado 20 pueblos.  

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