lunes, 28 de marzo de 2022

800 metros (Miniserie de TV), by León Siminiani

En este trabajo se repasa la historia de los atentados que tuvieron lugar en Barcelona y en Cambrils en agosto de 2017. En este sentido no deja de ser otro espeluznante documental más sobre la locura, el fanatismo, la radicalización y la sinrazón que conducen al terrorismo. 

Da bastante miedo, ya una vez conocida la historia a posteriori, ver cómo todo se iba fraguando en la oscuridad mientras el país dormía tranquilamente sintiéndose a salvo de estos fanáticos, en el desconocimiento de lo que estaba por venir. También pone los pelos bastante de punta pensar en la de individuos exactamente como éstos o muy parecidos que ahora mismo estarán ideando alguna otra barbarie por el estilo. Individuos de los que hoy por hoy no sabemos nada pero de los que algún día podríamos ver otro documental como éste en el que se cuente su historia.

En fin, poco más hay que decir sobre este tipo de trabajos, pero sí me gustaría hacer una reflexión desde aquí concretamente sobre éste. Esto va dirigido a los guionistas, León Siminiani y Ramón Campos. Realmente creen ustedes que era completamente necesaria la parte en la que se muestra con todo lujo de detalles cómo se fabrica el explosivo que los tarados estos usaron en los atentados?

O sea, esa parte, ese capítulo, que es casi un tutorial para fanáticos locos por cargarse a cientos de personas... qué sentido tiene? Se podía haber contado la historia exactamente igual sin explicar con ese regodeo cómo y dónde se pueden encontrar los materiales, cuánto cuestan, cómo hay que trabajarlos para convertirlos en bombas con una capacidad letal terrorífica.

No lo entiendo, de verdad. No entiendo bien el motivo del tutorial explosivo. Ni tampoco cómo es que nadie que lo haya visto previamente a su pase público no ha caído en la cuenta de que ese tipo de información, dada así, es de altísimo riesgo. Que sí, que todo eso se puede encontrar en Internet sin problema, ya lo sé. Pero hay que ir expresamente a buscarlo. No es lo mismo que ser un joven con inclinaciones yihadistas y encontrarte así de sopetón con esto, que es como una especie de invitación a jugar al Quimicefa, tal es el nivel de pelos y señales que se dan con total gratuidad. 

Señores, estas cosas no sólo las ven personas normales; también les llegan a los fanáticos, que ven en ellas una oportunidad de aprendizaje sobre planes de ataque, además de dar ideas de todo pelaje que a lo mejor ni se les habían pasado por la cabeza. Por lo menos en lo tocante a la fabricación de explosivos... un poquito de por favor. Un mínimo de discreción.


No hay comentarios:

Publicar un comentario