sábado, 2 de julio de 2022

Los Durrell (Serie de TV), by Simon Nye

He estado leyendo algunas críticas de esta serie y, la verdad, con algunas me he reído mucho, sobre todo con las más crueles y demoledoras. Pero hombre, como últimamente estoy bastante magnánima, con buen ánimo y sin acritud las voy a discutir.

Como no he leído la trilogía en la que se basa la serie no puedo opinar sobre la fidelidad a las memorias del zoólogo y naturalista Gerald Durrell. Supongo que, como de costumbre, hay mucho cuento y mucho rollo para intentar atrapar al espectador. Si las memorias son tan deliciosas y divertidas como dicen no habría hecho falta tanto rollo, es posible. Pero la tele es la tele, amigos, seamos realistas.

Luego hay quien se queja de que la falta de verosimilitud clama al cielo. Hombre, pues es verdad, eso es indiscutible. Esa familia inglesa, en la ruina absoluta, que se va a Corfú a buscarse la vida y encuentran un casoplón con unas vistas alucinantes al mar, justo encima de una roca, y ahí nadie pega palo al agua pero viven como Dios, con un zoológico en casa, con criada, con chófer personal, con invitados de todo pelaje que se les acoplan, y con lo que cuesta dar de comer a dos hijos, ellos sin un duro le dan de comer a media población de Corfú y a toda la fauna local... bueno, pues sí, canta mucho, para qué nos vamos a engañar?

Pero mira, yo sólo puedo decir que la historia me ha encantado, que nada más los fantásticos dibujos de la entradilla ya me ponían de buen humor, que no ha habido capítulo que no haya terminado con una sonrisa de oreja a oreja, que los diálogos entre la madre y los hijos, por increíbles que fueran, me parecían divertidísimos, tanto como las caras y los gestos de unos y de otros. Que, fuera más o menos fiel a la realidad de la familia Durrell, yo lo que he visto es a una gente muy libre, con la lengua muy larga y la rebeldía frente a lo establecido como norma de vida. En muchos aspectos me ha recordado a mi propia familia, que es también muy loca, aunque ciertamente nosotros no vivimos en un sitio tan mágico y las vistas de mi casa no dan al mar sino a los dos principales hospitales de mi ciudad. Qué le vamos a hacer?

Ya la gente que protesta por si se ridiculiza a la población griega o por un supuesto supremacismo anglosajón... me parece absurda totalmente. Jamás entraría en ese tipo de disquisiciones con una serie tan "blanca" en su tipo de humor y en sus diálogos. Por no hablar de que tanto o más se ridiculiza el convencionalismo de la sociedad inglesa que el retraso consuetudinario de la griega, muy parecida, por cierto, a la española en cuanto a costumbres. Creo que en la comparación entre el espíritu mediterráneo y el anglosajón sale ganando por goleada el nuestro. La prueba es que los Durrell, a pesar de no tener electricidad ni baños en las habitaciones, no quieren volver a Inglaterra ni a tiros.

En fin, que la he encontrado encantadora. Que creo que lo que ha hecho Simon Nye con las memorias de Durrell es una adaptación televisiva apta para todo tipo de públicos, que atrapa y que nos ha hecho a muchos conocedores de esta historia familiar a la que de otro modo nunca habríamos llegado. Lo siento por los que leyeron la obra inspiradora y se sienten defraudados. Que sepan que los que no la hemos leído estamos encantados con estos Durrell, y que no somos gilipollas y sabemos perfectamente que ni mucho menos la historia real sería tan idílica ni tan romántica. Y que seguramente la auténtica señora Durrell no era ni la mitad de fina y guapa que Keeley Hawes. Y que lo del romance con el taxista Spiro es probablemente una licencia poética de Nye que en la vida real jamás ocurrió ni se les pasó a ninguno de los dos por la cabeza. Pero bueno, quién no pondría en su vida una fantasía como ésa, un taxista las 24 horas del día a su disposición. Chófer, amigo, conseguidor, asesor espiritual...  y platónicamente enamorado hasta la médula. Ya quisiera yo un Spiro pa que me diera un respiro.

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