Ésta es la historia de una obsesión. Va de un señor que es homosexual aunque no ha salido del armario y de sopetón se cuelga enfermizamente de un amigo de su hija.
Es una historia muy significativa y reveladora porque hace un análisis bastante acertado de cómo funcionan las obsesiones amorosas y sexuales.
Ya he comentado otras veces que no creo en eso que llaman "violencia de género" o "violencia machista", porque de hecho yo no creo que tenga nada que ver con el género ni con el machismo. Creo que tiene que ver con la obsesión, con los celos y con una forma de amar mal entendida y que es independiente del sexo de las víctimas. Se da igual entre parejas heterosexuales que homosexuales; lo único que hace falta es un tío atormentado, que se siente abandonado o no correspondido y que canaliza esa frustración a través de la violencia. Y aunque es menos frecuente también se puede dar entre mujeres. No sé si es ésa la pretensión de Oliver Hermanus pero realmente consigue reflejar perfectamente cómo funciona ese proceso.
En la película hay una escena fortísima, muy desagradable y violenta. Durante toda la historia se ve venir que en algún momento el deseo oculto de este hombre va a explotar por algún lado. En un ambiente opresivo y angustioso, el personaje principal, que tiene serios problemas de comunicación, va adentrándose obsesivamente en esa pasión insana y poco a poco va perdiendo el control de sus emociones hasta que todo culmina en pura violencia.
Por cierto, magnífico el actor protagonista, Deon Lotz. Consigue reflejar perfectamente las intensas contradicciones de su personaje. Y guapísimo Charlie Keegan. Casi que se puede entender perfectamente esa pasión brutal que despierta en el hombre.
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