lunes, 4 de octubre de 2021

Jacqueline Sauvage: ¿víctima o culpable? (TV), by Yves Rénier

Éste es un telefilm basado en un libro escrito por la propia protagonista de los hechos. Se trata de un caso típico de violencia doméstica prolongada a lo largo de los años. Habrá quien prefiera llamarlo violencia de género, aunque yo personalmente creo que esto tiene poco que ver con el género y mucho más con otro tipo de problema. En este caso concreto se trata de un individuo con un serio problema de alcoholismo, de nula tolerancia a la frustración y de temperamento violento en general, con todo el mundo, no sólo con su mujer. Tenía aterrorizado al vecindario, violaba sistemáticamente a las hijas, amenazaba a todo el que le llevara la contraria... en fin, un pedazo de bestia en toda regla. Habría sido milagroso que con este curriculum a la mujer no la pegara también.

La cuestión es que después de 47 años de este panorama un buen día la señora agarra la escopeta del marido y le pega tres tiros mortales y se lo carga. El telefilme se basa en el movimiento social que se crea para que la justicia la exculpe y considere el crimen como un homicidio en defensa propia. Y el problema fundamental es que en el momento de los disparos el marido no la estaba agrediendo sino que estaba tranquilamente sentado en el porche zampándose una botella de whisky. La paliza se la había cascado un rato antes.

No voy a entrar en la cuestión que se plantea porque obviamente es un caso de maltrato de manual y yo a la señora ni la habría juzgado; directamente le habría dado un premio nacional por quitarse de encima a esa bestia y le habría levantado un monumento en el pueblo. Me voy a limitar a criticar lo que es la película propiamente. Y sólo puedo decir que creo que yo misma, que no tengo ni idea de hacer películas, no la hubiera podido hacer peor.

Mira que el caso es claro, que esa señora con ese historial tiene que dar una penita tremenda, que al espectador no le puede caber la menor duda de que ese animal de bellotas tiene que morir. Bueno, pues no. A la señora dan ganas de inflarla a hostias todo el tiempo. Dan ganas de zamarrearla y decirle: "pero reaccioneeeeeeee, señoraaaaaaa, pordioooooosssss! Reaccione usted, por favor, que la mata ese señor!". Es imposible empatizar mínimamente, es tal su sumisión constante hacia el marido, y su carita de cordero degollado mirando al tío que te tienes que contener para no levantarte a destrozar la tele.

El tal Yves Rénier que ha llevado la historia a la tele consigue que además de cabrearte con el tío termines chillándole a la señora y a las hijas. A la señora por la cara de zumbada que tiene todo el tiempo, y a las hijas por no hacer nada para sacar a su madre de ese infierno. O sea, la pasividad de la familia ante la brutalidad del padre-marido es completamente de locos.

Por poner un ejemplo, una escena: se reúnen todos los hijos a comer en casa de los padres. Cualquiera que viera la escena no se puede ni imaginar que están con un maltratador. Un buen rollito de la hostia. El hijo llenándole al padre la copa sin problemas, animándolo a beber. ANIMANDO A BEBER A UN CERDO ALCOHÓLICO MALTRATADOR!!!!! Me pinchan y no sangro. La única que parece un poco preocupada viendo al marido llenándose la copa una y otra vez es la señora, que está justo enfrente de él. Los hijos como si nada, como si no hubieran nunca visto al padre borracho montando un cirio y apaleando a la madre, que es lo que se supone que pasaba día sí y día también. Juro que estaba yo viendo la escena y no daba crédito. Pero qué haces, alma de cántaro, llenándole la copa a tu padre y haciendo bromitas con él? En fin, al final lo que era de esperar. El tipo se pilla tremenda papa, scabrea, se abalanza para la madre, los hijos se largan de la casa llorando y dejando a la madre con el animal completamente enloquecido, y otra paliza al canto para la señora. 

Y te quedas ahí con la boca abierta, con la mandíbula descolgada y totalmente ojiplática pensando: por qué coño estoy viendo esta mierda?????

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