martes, 11 de agosto de 2015

Recuérdame, by Allen Coulter

Imposible no hablar de esta película sin hablar de los finales de las películas.

Todos sabemos que hay películas estupendas que la cagan con el final. Un poco lo que en tauromaquia sería hacer una buena faena pero fallar con la espada y matar a machetazos al pobre torito. Ni oreja ni rabo ni na.

Luego están las pelis que transcurren más o menos normal, nada destacable ni para bien ni para mal, pero a las que un final desconcertante convierte en memorables. Igualmente para bien o para mal.

Y por último estaría la mierda esta. Una peli memorable, por lo mala, por lo tópica y por lo vomitiva, pero que tiene un final claramente impactante, eso sí, aún más vomitivo que toda la peli junta.

Señores, y hay quien dice (y no son pocos, vive Dios) que a esta peli la salva el final.

QUE LA SALVA EL FINAAAAAAAL?????

De verdad, esto no es una estrategia publicitaria ni nada que se le parezca, aunque tenga toda la pinta, pero... yo invito a todo el mundo, a España entera, a Cataluña, a Europa, a todos los continentes, a los esquimales, al universo en general... yo os invito a todos, humanos, infrahumanos, megahumanos y animales de todas las especies, a tragaros este truño sólo para que me digáis si de verdad, pero de verdad de las buenas, os parece que ese final salva al pedazo de bodrio este.

En fin, personalmente sólo salvaría un momento de la película. Y ya que la he puesto a parir tan alegremente, lo especificaré por si convence a alguien para verla. He aquí la frase:

"Gracias por hacer que me metan en la cárcel. Pero me habría encantado ir a la Universidad, graduarme, encontrar trabajo, casarme, tener hijos, poner los cuernos a mi mujer, divorciarme, ser denunciado por mi ex y padecer disfunción eréctil; en definitiva, lo que es una vida normal".

Sinceramente, esto es lo mejor de la película. Pero ni siquiera es mérito de Allen Coulter, sino de los guionistas, que probablemente tuvieron un extraño momento de lucidez en mitad de una borrachera.

Lo demás, difícilmente digerible incluso para estómagos muy entrenados. Y hasta aquí puedo contar.

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