martes, 15 de septiembre de 2015

La calumnia, by William Wyler

Lo primero que tengo que decir sobre esta película es manifestar mi más rendido homenaje hacia sus dos actrices protagonistas. Mira que soy acérrima de Audrey Hepburn y Shirley MacLaine, pero aquí están sencillamente sublimes. Yo, que también soy muy fan de los calendarios anuales que publica la revista Fotogramas, no me explico cómo es que nunca he visto un solo fotograma de “La calumnia” entre ellos. Hay escenas impresionantes, primeros planos de Hepburn y MacLaine que deberían figurar para siempre en todas las antologías del cine y frases memorables que harían estremecer de emoción a una piedra pómez.

Y una vez hecha esta premisa necesaria, voy al fondo de la cuestión, que no es otro que el tema de la película. Para mí ésta no es una historia sobre la homosexualidad y los prejuicios sobre ella, aunque en todas las críticas ése sea el concepto que más se destaque de ella. Para mí ése es un tema completamente secundario; el mismo efecto hubiese hecho cualquier otro tema tabú de la época o de cualquier otra época. No sé, las drogas, la pederastia, los malos tratos… El hecho de que la calumnia de la que son víctimas las protagonistas sea una relación lésbica en todo caso dota a la película de un cierto morbillo pero nada más. Esto no va de ese tema; esto va de la maldad y de cómo un rumor, un bulo, una mentira, pueden destruir las vidas de las personas y socavar los cimientos de toda su existencia, incluso hacer temblar lo que parecía más sólido y resistente.

Por una vez, y ojalá sirviera de precedente, el título de la versión española me parece mucho más acertado que el original, que es “The children’s hour”, título gilipollesco donde los haya porque esto no puede tener mejor nombre que lo que es toda la película, la denuncia de una calumnia como la copa de un pino. El proceso público al que son sometidas las dos maestras denunciadas soterradamente por una alumna malvada, vengativa y malcriada es tan espeluznante que una no puede evitar las comparaciones con otros juicios públicos sobradamente conocidos de los que somos testigos a diario en nuestra decadente sociedad. Y ya el punto de enjuiciamiento exprés al que hemos llegado con las redes sociales y los desbarres que en ellas se producen sería el mejor ejemplo de hasta dónde se puede llegar con una simple infamia que se suelte acerca de una persona.

Como ya dije antes, la película tiene momentos realmente impactantes, cinematográficamente magistrales: la cara de Hepburn cuando corre hacia la casa, la escena final en el cementerio saliendo altiva y majestuosa con todos los calumniadores alrededor, la confesión de MacLaine… Por diossss, qué dos tías más guapas y qué pedazo de actrices!

Es verdad que hay momentos en los que a Wyler se le pasa un pelín la mano con el melodrama, pero en general procura mantener una contención argumental poco frecuente en los dramones de la época. Sólo hay una escena que para mí es un puro desbarre, que inevitablemente estropea bastante el conjunto y que paso a contar en espoiler para que el que no quiera leerla se la salte.
spoiler:
Cuando las niñas cuentan a la abuela lo que vieron y son interrogadas por el doctor para intentar esclarecer la verdad, la evidencia de que una de las niñas está chantajeando a la otra y de que ésta confiesa que ha visto lo que no ha visto presionada y prácticamente torturada es tan obvia y tan descarada que no es posible que nadie pudiera creer ni una palabra de esa confesión forzada.

En principio la muchacha niega haber visto nada pero luego la otra, la mala malísima con una cara de niña psicópata y demoníaca que no se aguanta, se sienta al lado y poco menos que le dice públicamente que si no ha dicho que ha visto lo que ella le diga que le contará a todo el mundo su secreto. La otra entra en estado de shock y en pleno ataque de histeria dice chillando que sí que lo vio, y a nadie de los presentes, incluídas las dos maestras víctimas de la infamia, se le ocurre pensar que la chiquilla ha estado pelín presionadilla para confesar. En fin, una escena lamentable que no tiene nada que ver con el nivel del resto la película.

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