viernes, 20 de septiembre de 2013

Mystic River, by Clint Eastwood

Ésta es una película de casualidades casi imposibles y de coincidencias cogidas por los pelos. Hay dos tragedias, una violación y un asesinato, pero lo que las une es tan peregrino que Eastwood le tiene que pegar unas cuantas patadas al guión para que medio le cuadre.

Es cierto que el principio es muy potente, pero poco a poco la trama se va embrollando sin sentido hasta llegar a un final simple y llanamente impresentable, cuando no directamente insultante porque se basa en aceptar la total estulticia del espectador.

El desenlace es fullero a más no poder; de repente resulta que el quid de la cuestión estaba en un personaje secundario que pasaba por allí y al que apenas se le ve el pelo. Pero esto qué coño es, una tomadura de pelo, un vacile de Harry el Sucio o qué.

Para mí lo único salvable es la interpretación de Tim Robbins, magnífico en su papel de hombre machacado por un trauma. En cambio Sean Penn está tan sobreactuado como malhechor de medio pelo en busca de venganza que parece todo el rato al borde del telele.

Clint Eastwood nos deja claro un mensaje: la vida es una puta mierda, a los buenos al final siempre les terminan dando por culo y los malos se suelen ir de rositas. Bueno, vale, Clint, eso ya lo sabía. Alguna otra obviedad que quieras contarme?

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