Para ser un thriller protagonizado por el dueto de mataos Hugh Grant-Sarah Jessica Parker la cosa sorprende positivamente. Claro que el contrapunto lo pone la presencia siempre estimulante del gran Gene Hackman, con lo cual el espectador queda medio compensado por el infame dueto.
La trama está bien, es entretenida a la par que interesante, y da que pensar. Se plantea un conflicto moral importante: es legítimo sacrificar vidas humanas en la experimentación médica si es por una causa mayor? Ahí queda eso. Claro, el dilema está en qué vidas humanas sacrificamos. Por supuesto nunca la de nuestra madre, nuestro hijo o nuestro hermano. En la peli se usa para experimentar y putear de formas varias a indigentes sin techo.
En fin, bonito no está, para qué nos vamos a engañar, pero… vayamos un paso más allá. Y si en lugar de pobres mendigos que probablemente no han hecho mal a nadie se usara a despojos humanos, gente malvada cuya única finalidad en la vida es la de joder, torturar, asesinar, violar, etc., al personal? Me refiero a violadores reincidentes, pederastas o psicópatas asesinos en serie, por ejemplo. Tan terrible sería usar los cuerpos de esa gente para encontrar una vacuna contra el Sida o una cura definitiva contra el cáncer o, como se plantea en esta historia, para que personas parapléjicas y tetrapléjicas puedan volver a andar? Así parece un poco menos feo, no? A fin de cuentas esas personas se pasarán toda su vida en la cárcel (o deberían pasársela) sin hacer ningún bien a la sociedad a la que tanto han puteado. Por qué no hacer que sus asquerosas vidas sirvan para algo?
En fin, juguemos a ser dioses. No habría algo de justicia divina en esa contraprestación de servicios, aunque fuera involuntaria por parte del sujeto? Pensad en un De Juana Chaos, en un Bolinaga, en el pederasta que asesinó a Mariluz, en el violador del Ensanche, en los salvajes que quemaron viva a Sandra Palo, en Bretón, el padre psicópata de Ruth y José… Y si esa gente terminara haciendo algo útil para la humanidad? No sé, yo no tengo del todo claro que esto sea una barbaridad, la verdad.
En fin, Michael Apted nos da que pensar y, a pesar de la infame pareja protagonista que ha escogido, no le sale del todo mal. Con suspense in crescendo, con escenas de bastante impacto y con un guión dinámico que en ningún momento decae ni aburre.
Y casi podría jurar que Hugh Grant no está todo lo patético que suele estar y que hasta tartamudea menos. No digo que esté bien, cuidadito; sólo digo que está un poco menos espantajo que de costumbre. Sarah Jessica Parker no; a ésa le quitas los Loubotines y los Manolos e irremediablemente se queda en nada.
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