- Quim Gutiérrez? Hola, Quim, soy Daniel Sánchez Arévalo.
- Hombre, Dani, no me digas que tienes in mente otra peli.
- Pues sí, quiero hacer una peli rememorando la final del Mundial.
- Pero tío, cómo vas a hacer una peli de eso. Qué cantazo.
- Pues sí, la voy a hacer, pero tranqui, para disimular meteré una boda.
- Peor me lo pones; hay ya mil pelis de bodas, y todas supercutres.
- Pero no como ésta, que se celebrará el día de la gran final del Mundial.
- Qué morro. Tú lo que quieres es que la gente vaya al cine para rememorar la final.
- Sasto. Y de paso en la boda meteré a mucha gente pirada y neurasténica.
- Bueno, como en todas las pelis de bodas. Eso es lo más normal.
- Y un triste de ésos que le jode las fiestas a todo el mundo.
- Como en todas las pelis de bodas. Veo a Antonio de la Torre en el papel.
- Perfecto, de caníbal a deprimido crónico. Y qué tal un camarero borracho.
- Como en todas las pelis de bodas también. Ahí yo veo a Raúl Arévalo.
- Sí, Raúl hace muy bien de borracho. Lo malo es que se encasille.
- Tampoco puede faltar un novio con dudas; ah, y algún tercero en discordia.
- No faltará. Y todos los invitados serán una panda de gilipollas de campeonato.
- Como en todas las pelis de bodas. Me parece una boda demasiado normal.
- Bueno, y qué tiene de malo una boda normal. Puro costumbrismo.
- Pero para eso mejor te casas y lo grabas, y es menos follón.
- Ya, pero entonces no podremos volver a rememorar la final del Mundial.
- Y vas a hacer una puta película sólo para ver otra vez el gol de Iniesta, tío?
- Sastamente. Y para ganar pasta mientras lo veo. Te parece poco motivo?
- Huuuuummmm. Pues ahora que lo dices... no; me parece un motivo estupendo.
- Y a la gente le cuelas cualquier cosa, y más si te llamas Daniel Sánchez Arévalo.
- Pos oye, es verdad. Cuándo empezamos?
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