Qué duda cabe de que hay situaciones vitales que, si bien pudieron darse en el pasado sin dar lugar a terribles sospechas, hoy en día serían sencillamente imposibles de concebir.
Imagina lo siguiente: tú eres una mujer separada o viuda y estás en el parque con tus cuatro hijos, cuando de repente uno de ellos desaparece de tu vista y lo encuentras a unos cuantos metros hablando con un señor. Ufffff, ya empezamos. Qué está haciendo un señor cuarentón desconocido hablando con tu hijo pequeño?
Pero bueno, pongamos que no te lo tomas a mal y que te acercas y entablas conversación con el señor, y a pesar de que tú eres una chica muy mona y agradable, este señor parece estar mucho más interesado en tus cuatro hijos que en ti. Uyyyyy, qué yuyu, un señor en edad de merecer que prácticamente te ignora e ignora tus encantos mientras les hace cucamonas mil a tus cuatro hijos. Y si encima tienes la cara y las hechuras de Kate Winslet no me digas que no es para mosquearse.
Y así toda la película. Johnny Depp interpreta a James Barrie, el escritor que inventó a Peter Pan, un tipo cuya obsesión por la infancia lo lleva a intimar con esta familia y a escribir su famosa obra inspirándose en estos chiquillos, con los que llega a tener una relación casi paterna pero bastante raruna. Y digo raruna porque a pesar de estar el hombre casado con una señora bastante mona, desde que conoce a los niños se pasa la vida en casa de ellos y prácticamente no aparece por la suya propia más que para dormir. Ni que decir tiene que no hace puto caso ni a su señora ni a la madre de los niños, vamos, que o estamos ante un personaje asexual por completo o ante una sexualidad pelín tortuosa. Y creo que estaremos de acuerdo en que para encontrar a un señor de 40 años completamente asexual hay que irse por lo menos por lo menos a la sede de la Conferencia Episcopal. Y ni por ésas.
En fin, creo que Marc Forster pretende hacer un canto al mundo de la fantasía y un homenaje a esos niños eternos que hemos dado en llamar peterpanes, pero le sale algo distinto; al final más parece un canto a fumarse unos canutos para salir to escopetao de la cruda realidad y volar alegremente a tu particular Nunca Jamás.
Johnny Depp haciendo una vez más de tipo fumao que lo flipa todo el rato, y Kate Winslet en un papel poco convincente de sacrificada madre de familia que no se sabe muy bien si se ha colgado del señor fumao y asexual o si simplemente quiere ella también endrogarse con lo mismo y pegarse su viajecito. El único que hace ahí un papel medio decente es Dustin Hoffman, que interpreta a un productor teatral serio y solvente gracias al cual el locuelo Barrie puede permitirse seguir comiendo todos los meses a pesar de sus viajes astrales al país ese raro al que vuelan constantemente los fumatas como él.
Imagina lo siguiente: tú eres una mujer separada o viuda y estás en el parque con tus cuatro hijos, cuando de repente uno de ellos desaparece de tu vista y lo encuentras a unos cuantos metros hablando con un señor. Ufffff, ya empezamos. Qué está haciendo un señor cuarentón desconocido hablando con tu hijo pequeño?
Pero bueno, pongamos que no te lo tomas a mal y que te acercas y entablas conversación con el señor, y a pesar de que tú eres una chica muy mona y agradable, este señor parece estar mucho más interesado en tus cuatro hijos que en ti. Uyyyyy, qué yuyu, un señor en edad de merecer que prácticamente te ignora e ignora tus encantos mientras les hace cucamonas mil a tus cuatro hijos. Y si encima tienes la cara y las hechuras de Kate Winslet no me digas que no es para mosquearse.
Y así toda la película. Johnny Depp interpreta a James Barrie, el escritor que inventó a Peter Pan, un tipo cuya obsesión por la infancia lo lleva a intimar con esta familia y a escribir su famosa obra inspirándose en estos chiquillos, con los que llega a tener una relación casi paterna pero bastante raruna. Y digo raruna porque a pesar de estar el hombre casado con una señora bastante mona, desde que conoce a los niños se pasa la vida en casa de ellos y prácticamente no aparece por la suya propia más que para dormir. Ni que decir tiene que no hace puto caso ni a su señora ni a la madre de los niños, vamos, que o estamos ante un personaje asexual por completo o ante una sexualidad pelín tortuosa. Y creo que estaremos de acuerdo en que para encontrar a un señor de 40 años completamente asexual hay que irse por lo menos por lo menos a la sede de la Conferencia Episcopal. Y ni por ésas.
En fin, creo que Marc Forster pretende hacer un canto al mundo de la fantasía y un homenaje a esos niños eternos que hemos dado en llamar peterpanes, pero le sale algo distinto; al final más parece un canto a fumarse unos canutos para salir to escopetao de la cruda realidad y volar alegremente a tu particular Nunca Jamás.
Johnny Depp haciendo una vez más de tipo fumao que lo flipa todo el rato, y Kate Winslet en un papel poco convincente de sacrificada madre de familia que no se sabe muy bien si se ha colgado del señor fumao y asexual o si simplemente quiere ella también endrogarse con lo mismo y pegarse su viajecito. El único que hace ahí un papel medio decente es Dustin Hoffman, que interpreta a un productor teatral serio y solvente gracias al cual el locuelo Barrie puede permitirse seguir comiendo todos los meses a pesar de sus viajes astrales al país ese raro al que vuelan constantemente los fumatas como él.
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