Thriller judicial poco digno de pasar a los anales del cine, aunque por lo que he leído está basado en una novela bastante más entretenida que naturalmente ya no leeré puesto que no hay cosa más gilipollesca que leer un thriller cuyo final ya conoces.
La peli en principio tiene su puntito, sobre todo porque el personaje protagonista tiene un conflicto bastante novedoso: se trata de un abogado con escrúpulos morales! Vaya, como os lo cuento. El tipo, a pesar de ser un chulillo de manual y de practicar toda clase de sobornos, machadas y estratagemas legales poco ortodoxas propias de su oficio, de repente en el caso que le ocupa sufre un súbito e inesperado ataque de ética profesional y empieza a plantearse si su cliente es culpable o inocente. No os lo creéis? Pues lo prometo, palabrita.
Puede que en la novela, dado que en literatura se tiende a profundizar más en la psique de los personajes, quede un poco más claro a qué viene este repentino acceso, pero desde luego en la película el espectador se queda bastante a cuadros, dado que el prota no ha dado muestras hasta entonces de tener ese tipo de conflictos. Es más, si acaso Brad Furman, el director, se toma muchas molestias en dar a entender que se trata de un espabilaíllo que sobrevive a cuenta de marrullerías y artimañas más que discutibles desde el punto de vista moral.
En fin, la cuestión es que no está del todo mal para pasar el rato, aunque en mi opinión es bastante previsible y la intriga es mínima. De todas formas hay que reconocerle a Matthew McConaughey que hace un buen trabajo interpretando a ese abogado cachas de modales chulescos, exitoso con las damas y tramposillo en su profesión.
Pero sobre todo el que destaca porque siempre es un crack es uno de mis feos favoritos del cine, el gran William H. Macy, al que algunos tal vez recordéis por sus magníficos trabajos en pelis como Fargo o Magnolia. Actores como él a veces consiguen salvar films bastante mediocres que sin ellos no pasarían de la calificación de pura basura.
La peli en principio tiene su puntito, sobre todo porque el personaje protagonista tiene un conflicto bastante novedoso: se trata de un abogado con escrúpulos morales! Vaya, como os lo cuento. El tipo, a pesar de ser un chulillo de manual y de practicar toda clase de sobornos, machadas y estratagemas legales poco ortodoxas propias de su oficio, de repente en el caso que le ocupa sufre un súbito e inesperado ataque de ética profesional y empieza a plantearse si su cliente es culpable o inocente. No os lo creéis? Pues lo prometo, palabrita.
Puede que en la novela, dado que en literatura se tiende a profundizar más en la psique de los personajes, quede un poco más claro a qué viene este repentino acceso, pero desde luego en la película el espectador se queda bastante a cuadros, dado que el prota no ha dado muestras hasta entonces de tener ese tipo de conflictos. Es más, si acaso Brad Furman, el director, se toma muchas molestias en dar a entender que se trata de un espabilaíllo que sobrevive a cuenta de marrullerías y artimañas más que discutibles desde el punto de vista moral.
En fin, la cuestión es que no está del todo mal para pasar el rato, aunque en mi opinión es bastante previsible y la intriga es mínima. De todas formas hay que reconocerle a Matthew McConaughey que hace un buen trabajo interpretando a ese abogado cachas de modales chulescos, exitoso con las damas y tramposillo en su profesión.
Pero sobre todo el que destaca porque siempre es un crack es uno de mis feos favoritos del cine, el gran William H. Macy, al que algunos tal vez recordéis por sus magníficos trabajos en pelis como Fargo o Magnolia. Actores como él a veces consiguen salvar films bastante mediocres que sin ellos no pasarían de la calificación de pura basura.
Esta también la he visto y me parece de cinco, nota que le he puesto no por lo entretenida que me ha parecido. De hecho es todo lo contrario, empieza prometiendo, pero lo que le empieza a fallar es el ritmo.
ResponderEliminarLo que más me choca, creo que es algo parecido que a tí, que de repente a ese abogado arrogante y chulo que tanto te encanta, se empieza a comerse la cabeza y preocuparse por la moralidad, cuando es algo que no encaja pero ni por asomo en su perfil.
Si hay novela (que dices que la hay) entonces sí que puede que ese personaje tenga más enjundia, y de ser eso cierto, la película sería aún peor, por no saber plasmarlo en sus holgadas dos horas de duración, y dedicar más el tiempo en retratar frivolidades, que además no me parece que hayan creado un efecto óptimo en esta peli.