La verdad es que tiene bastante mérito lo que hace Caveh Zahedi en esta película de carácter eminentemente autobiográfico. No es que sea una gran obra de arte pero sí es interesante. Ese desnudo integral que lleva a cabo, esa confesión pública sobre un tema que para muchas personas constituye algo ominoso, de lo que se avergüenzan y que ocultan sistemáticamente, es un acto de valentía digno de elogio. También puede que haya quien lo considere un acto de exhibicionismo emocional, pero a mí personalmente me parece encomiable.
Y no solo ya el hecho de confesar su adicción al sexo, algo que le ha condicionado un montón a lo largo de su vida, sino el hacerlo con un gran sentido del humor, riéndose de sí mismo y de sus problemas y haciendo reír igualmente al espectador. Tiene que ser bastante difícil revelar públicamente tus problemas con el sexo, cómo eso ha afectado a tus relaciones de pareja, cómo las mujeres de tu vida te han ido abandonando siempre a causa de lo mismo… y más difícil todavía debe de ser echarle cachondeo al asunto. En fin, me pregunto cuántos de nosotros seríamos capaces de hacerlo.
Zahedi crea un personaje muy humano, tierno y cercano que no sé si se puede identificar plenamente con él mismo pero que llega al alma. Resulta enternecedor ver cómo el pobre Caveh intenta luchar contra su obsesión por las prostitutas, cómo prueba distintas estrategias para superarla, cómo se empeña en mantener relaciones sinceras y honestas con sus parejas confesándoles su problema, cómo las chicas intentan aceptarlo y comprenderlo para finalmente terminar abandonándolo porque no pueden asumir la situación… Y que todo esto lo haga intercalando momentos bastante cómicos con otros decididamente dramáticos, hace que su sinceridad conmueva aún más.
Y también da un poco de pena porque realmente yo no creo que tenga ningún problema, salvo que es un salido como el 90% de los tíos sanos de su edad. Ya he hablado antes de lo que pienso sobre esto de las adicciones al sexo (lo hice también, por ejemplo, en mi crítica de Shame). Creo que es inherente al sexo masculino el estar constantemente salido como el pico una plancha, el pajillerismo incansable y la tendencia a la promiscuidad, y creo también que la monogamia es algo antinatural para la práctica totalidad de la especie humana pero sobre todo para los hombres. Es la sociedad la que crea este tipo de problemas donde no deberían existir porque a fin de cuentas a este hombre lo único que le pasa es que le gustaría que todas las tías con las que se cruza le chuparan la polla. De verdad no hay ningún señor por aquí al que le pase exactamente lo mismo?
Siguiendo un formato semidocumental, Zahedi, que se interpreta a sí mismo, se dirige a la cámara y a la vez que nos va contando sus conflictos íntimos, nos explica las dificultades reales que ha tenido para realizar el film: el bajo presupuesto (no tiene dinero para ir a París y por eso rueda en San Francisco y nos pide que nos imaginemos que es París), el descubrimiento de que la actriz que contrata para interpretar a su primera mujer resulta ser una actriz porno, y que la actriz que interpreta a su novia alcohólica es en la realidad también bastante aficionada a la botella… En fin, hay un intento claro de establecer una relación de cercanía con el espectador. Aunque habrá a quien no le guste este formato e incluso le resulte aburrido, a mí me ha parecido un gran acierto, y en todo caso es el que Zahedi ha elegido para hacernos esta pequeña gran confesión.
Y no solo ya el hecho de confesar su adicción al sexo, algo que le ha condicionado un montón a lo largo de su vida, sino el hacerlo con un gran sentido del humor, riéndose de sí mismo y de sus problemas y haciendo reír igualmente al espectador. Tiene que ser bastante difícil revelar públicamente tus problemas con el sexo, cómo eso ha afectado a tus relaciones de pareja, cómo las mujeres de tu vida te han ido abandonando siempre a causa de lo mismo… y más difícil todavía debe de ser echarle cachondeo al asunto. En fin, me pregunto cuántos de nosotros seríamos capaces de hacerlo.
Zahedi crea un personaje muy humano, tierno y cercano que no sé si se puede identificar plenamente con él mismo pero que llega al alma. Resulta enternecedor ver cómo el pobre Caveh intenta luchar contra su obsesión por las prostitutas, cómo prueba distintas estrategias para superarla, cómo se empeña en mantener relaciones sinceras y honestas con sus parejas confesándoles su problema, cómo las chicas intentan aceptarlo y comprenderlo para finalmente terminar abandonándolo porque no pueden asumir la situación… Y que todo esto lo haga intercalando momentos bastante cómicos con otros decididamente dramáticos, hace que su sinceridad conmueva aún más.
Y también da un poco de pena porque realmente yo no creo que tenga ningún problema, salvo que es un salido como el 90% de los tíos sanos de su edad. Ya he hablado antes de lo que pienso sobre esto de las adicciones al sexo (lo hice también, por ejemplo, en mi crítica de Shame). Creo que es inherente al sexo masculino el estar constantemente salido como el pico una plancha, el pajillerismo incansable y la tendencia a la promiscuidad, y creo también que la monogamia es algo antinatural para la práctica totalidad de la especie humana pero sobre todo para los hombres. Es la sociedad la que crea este tipo de problemas donde no deberían existir porque a fin de cuentas a este hombre lo único que le pasa es que le gustaría que todas las tías con las que se cruza le chuparan la polla. De verdad no hay ningún señor por aquí al que le pase exactamente lo mismo?
Siguiendo un formato semidocumental, Zahedi, que se interpreta a sí mismo, se dirige a la cámara y a la vez que nos va contando sus conflictos íntimos, nos explica las dificultades reales que ha tenido para realizar el film: el bajo presupuesto (no tiene dinero para ir a París y por eso rueda en San Francisco y nos pide que nos imaginemos que es París), el descubrimiento de que la actriz que contrata para interpretar a su primera mujer resulta ser una actriz porno, y que la actriz que interpreta a su novia alcohólica es en la realidad también bastante aficionada a la botella… En fin, hay un intento claro de establecer una relación de cercanía con el espectador. Aunque habrá a quien no le guste este formato e incluso le resulte aburrido, a mí me ha parecido un gran acierto, y en todo caso es el que Zahedi ha elegido para hacernos esta pequeña gran confesión.
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