Presiento que tras la noche vendrá la noche más larga.
Quiero que no me abandones, amor mío,
al alba.
Esto dice la letra de una famosa canción de Luis Eduardo Aute, y esta película me la ha traído a la memoria. Y no por el título, que sería lo más lógico, sino por el argumento. Porque "Presentimientos" habla justo de eso, de una noche muy larga. O de varias noches, eso da igual. Lo importante es que en ese sueño que vive la protagonista (por cierto, magnífica Marta Etura) hay una angustiosa búsqueda del amor y un miedo constante al abandono. Y aunque la canción de Aute tiene un significado muy distinto es curioso cómo la letra refleja perfectamente lo que Tabernero cuenta en su film.
El personaje de Etura tiene un accidente de coche y entra en coma. A partir de ahí se sumerge en una trama paralela a la real que transcurre solo en la mente de la protagonista. Y el guión, escrito por el propio director junto con Eduardo Noriega, cuadra perfectamente lo que está ocurriendo en ambos mundos, el real y el onírico. Y cuando la chica en coma escucha el llanto de su hijo eso se refleja en su sueño, y cuando su marido le pone el anillo en el hospital, de repente en su mundo irreal aparece el anillo en sus dedos.
El problema de esta historia es que pretende abordar demasiados temas y en el camino se pierde. De por sí la trama es enrevesada como para complicarla más aún con el asunto de la infidelidad de la protagonista, sus remordimientos y sus dudas con respecto a su matrimonio. Y si ya pasamos a los personajes que sobran por completo y no aportan nada, como el viejo del hospital o la supuesta madre del amante, apaga y vámonos.
La peli no termina de funcionar porque el guión es tremendamente disperso y a ratos roza lo absurdo. Sí, ya sabemos que es un sueño lo que vive la protagonista, que estamos siguiendo lo que pasa en su mente durante el coma, pero el comportamiento del marido, que sí está en el mundo real, es completamente incomprensible. No avisa a la familia del accidente, se planta con el niño en el hospital y lo deja solo en la habitación para subirse a la azotea a fumar, se va a la piscina de la urbanización a darse un bañito mientras su mujer está medio muerta... No es lo onírico lo que falla precisamente sino lo supuestamente real, que a ratos parece bastante más absurdo que lo que pasa en el sueño.
En definitiva, la idea es buena, y podía haber funcionado si no fuera por esos detalles descuidados que le restan credibilidad. Es mucho más interesante y creíble, siendo un sueño, lo que pasa en la mente de Etura que lo que está pasando en la realidad. Y si ya hablamos del final pues es que te tiene que dar la risa por huevos. Y paso directamente a espoilear, o sea, que no lea lo que sigue quien piense ver la peli.
(Spoiler) La tía se recupera del coma de sopetón. Abre los ojos y no se siente confusa ni nada, lo recuerda todo perfectamente, y su marido le pasa al niño para que lo sostenga. Recordemos que ha estado entre la vida y la muerte varios días. Prometo que yo me he despertado bastante menos espabilada después de una borrachera monda y lironda.Vale, pues luego van a la urbanización y ella estupenda de la muerte, como si se hubiera dado un golpecillo de nada y viniera de hacerse una radiografía. Y cuando vuelven a casa ella le dice que la deje conducir. Una tía que acaba de salir de un coma!!! "Cariño, déjame, conduzco yo", dice la colega. Qué fuerrrrrte! Aquí no ha pasado nada, los dos más felices que dos perdices, se han reenamorado, se han reencontrado, sonríen encantados de la vida y se cogen la manita por encima de la palanca de cambios, y del coma de hace un rato ni nos acordamos. Ole ahí esas recuperaciones milagrosas. Pa que luego la gente vaya a curarse a Lourdes.
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