lunes, 17 de octubre de 2011

American gangster, by Ridley Scott

Interminaaaaaaaaaaaaaaable, larguíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisima, pesada como una losa de mármol. Increíble pero cierto, un duelo entre esas dos fieras de la interpretación que son Denzel Washington y Russell Crowe puede llegar a ser casi igual de emocionante como mirar asarse un pollo en el horno. Lo prometo.

En resumidas cuentas, tenemos a un lado del ring a un poli honrado e incorruptible como el brazo de Santa Teresa, y al otro lado a un narco discreto, esbelto y elegante que te mueres. Entre los dos crean esta especie de collage que es mezcla de cientos de pelis de mafiosos, policías y ladrones que ya hemos visto antes. Y algo que podían haber contado sin problemas en 90 minutillos al director se le va yendo de las manos hasta convertirse en un culebrón sin fin de casi 160 eterrrnos minutos. Por qué? Ah, pues vete tú a saber. Diarrea mental tal vez.

Con todo y con eso me quedé hasta el final, ya sólo por pundonor cinéfilo, y también por enterarme de cómo resolvía el tipo la cosa después de darle tantísimo carrete. Y como me temía, la resuelve a prisa y corriendo en los últimos 3 minutos de la forma más chapucera, increíble y torpe que imaginarse pueda. No, no voy a contar el final; el que quiera enterarse que sufra igual que yo y se trague el ladrillo completo. Qué coño!

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