martes, 25 de octubre de 2011

Más allá del tiempo, by Robert Schwentke

Leo una crítica del filmaffinitero Gilbert y me decido a ver este filme. En su crítica dice: "No es una gran película, pero la recomiendo para verla en la más estricta intimidad, emocionarse un poquillo y venir aquí a despotricar contra ella. El honor salvado, y al menos pasa uno un buen rato en privado". Wawwww, me encantan las pelis de llorar a moco tendido a las que luego pongo a parir; es uno de mis principales placeres. Allá voy.

Gilbert, chaval, qué "buen rato privado"? Hice con gran entusiasmo acopio de paquetes de klinex y los mismos que saqué los volví a guardar. Eso para mí no es un buen rato; es una frustración, es un coitus interruptus, es un palo total.

Que sí, que despotricar voy a despotricar igual, pero que me he quedado sin el buen rato y sin echar ni media lagrimilla de consolación. Que sí, que podría llorar porque Eric Bana está superbueno y algo me dice que nunca lo podré catar. Vale, con algo de esfuerzo eso podría hacerme llorar pero si tengo que llorar por cada tío bueno que veo en el cine al que nunca podré catar, no habría klinex en el mundo para secar mi llanto.

No, no lloré. Ni reí. Ni me interesó un pimiento la historia ésta que vendría a ser un "volando voy volando vengo". Sí que pude haber vomitado, por la hiperglucemia y tal, pero ni para eso me llegó a inspirar. Fracaso total.

Lo mejor? Sin duda el culo de Bana. Lo peor? Que nunca tocaré el culo de Bana. Y para este viaje tantas alforjas? Quien dice alforjas dice klinex.

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