sábado, 22 de octubre de 2011

La red social, by David Fincher

3 Oscars, 4 Globos de Oro, 3 BAFTAs, etc etc etc. Premios, premios y premios. Y unas críticas por las nubes. Pintaba bien.

Yo no tengo Facebook ni me interesan más muros que los que levantan mi casa. Es más, Facebook me parece uno de los inventos más gilipollescos de la historia del mundo. Cuantos más adeptos consiguen las redes sociales más asocial me vuelvo yo.

El Caralibro forma parte del exhibicionismo permanente en el que vivimos, y de esa necesidad compulsiva humana (os acordáis de aquella coplilla "Quiero tener un millón de amigos"?) que yo nunca he podido entender: para qué quiere tener la gente tanto "amigo"? Para intercambiar miles de estúpidas fotos? Ver y ser vistos permanentemente, ése es el loco fundamento de esta absurda plaga.  Por todo esto no dejaba de tener cierto interés para mí comprender los entresijos que llevaron a la creación de dicho bicho.

Pues como me temía, una peli tonta para un invento tonto. Mucho flashback y mucho flashforward, eso sí. Todo el rato palante y patrás, un mareo que te cagas: Dónde estamos? Quién es éste? Por qué año va? Un lío.

Hay quien dice por ahí que en versión original es más fumable y que el doblaje es letal. Pues vale, le echaremos la culpa al doblaje entonces; siempre es bueno que haya niños.

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