miércoles, 4 de diciembre de 2013

Siete psicópatas, by Martin McDonagh

Mea culpa. Después de haber padecido con estoicismo el espanto de "Escondidos en Brujas", la opera prima de Martin McDonagh, tenía que haber supuesto que esto sería más de lo mismo pero sin el atractivo adicional de ver esa maravilla de ciudad que es Brujas. Y así fue.

“Siete psicópatas”. Ya el título echa para atrás, porque yo soy muy de pelis de psicópatas, pero siempre de uno en uno, que dé lugar a que se familiarice una con el pirado y se le coja afición. Siete psicópatas de un tirón sólo pueden llevar a una cosa: la desafección. Sí, esa palabra tan de moda que se aplica ahora tanto a los políticos. Pues con los psicópatas pasa igual, cuando hay saturación y sus tropelías se acumulan y se enganchan unas a otras, terminan provocando desafección en el espectador.

De todas formas la peli está bien para la gente que guste de profusiones sanguinolentas porque es bastante gore y guarrilla y se nota que no repararon en tomate. Algunas escenas, de hecho, parecen sacadas directamente de la Tomatina de Buñol.

Lástima que Colin Farrell le haya tomado tanto apego a McDonagh y le secunde en todos sus delirios porque este tío es bastante pesado y se ve ya que lo suyo son las tarantinadas pertinaces. Y lo siento porque a mí Farrell me gusta un montón pero creo que con dos experiencias de éstas he tenido suficiente. De hecho he terminado más quemá que la pipa un indio. El próximo engendro que lo vea su tía, hala.

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