martes, 10 de junio de 2014

Venus, by Roger Michell

Que hacerse viejo es una putada no es ningún secreto para nadie, aunque Roger Michell nos lo pinte todavía más patético de lo que ya nos imaginábamos. Porque ya es bastante duro hacerse viejo como para encima hacerse viejo verde, que ya es lo peor. Ésta es la historia de un señor mayor con la próstata hecha ciscos que se dedica a babear por una joven merluza a la que, por arte de su imaginación desbocada, convierte en la mítica Venus.

En realidad lo que hace Michell es una revisión del affaire entre Don Quijote y Dulcinea del Toboso. Donde don Quijote veía a la bella Dulcinea del Toboso sólo existía en realidad una cazurra campesina llamada Aldonza Lorenzo. Del mismo modo nuestro vejete salidorro cree reconocer a la diosa Venus en la figura de una zafia y embrutecida choni adicta a la comida basura y medio borrachuza.

En fin, hacerse viejo y oler a viejo tiene que ser muy triste. Y más triste aún chochear pero intentar vivir como un zagal, ir por ahí ligando con jovencitas, yendo a discotecas empetadas de pollinos para invitar a las nenas y que te dejen oler su cuello o tocar una rodilla de refilón… Es casi una invitación a la eutanasia preventiva: antes de convertirse en algo así uno debería intentar poner fin a su vida cuando aún está a tiempo de hacerlo con dignidad.

Por supuesto es indiscutible que Peter O’Toole hace un gran papel. No sabemos si se está interpretando a sí mismo o se limita a seguir las indicaciones de Michell pero el caso es que se le ve a gusto y totalmente metido en el personaje. Además de ser triste la peli es más triste aún ver al hermoso doncel que fue O’Toole hecho un carcamal babosete. Definitivamente hacerse viejo es una vil putada.

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