Chico conoce chica, chico y chica se enamoran, chico y chica se casan, chico y chica se quedan embarazados, y... chica muere en el parto. Snif!!!!!
Y hasta aquí los cinco primeros minutos de peli, de los que sólo puedo decir que son los más interesantes con diferencia. El resto, hasta el ansiado momento en que salen los títulos de crédito finales, es un auténtico despropósito infumable, intragable e indescriptible.
No sé qué clase de yuyu le debió de dar a Kevin Smith para concebir la cosa esta; ni me explico cómo un tío tan bueno como Ben Affleck puede llegar a resultar tan vomitivo; ni tampoco entiendo que haya por ahí quien alabe el trabajo de Liv Tyler, virgen santa, que parece estar todo el rato en un anuncio de compresas dirigido por la mismísima Coixet.
Yo sólo sé que entre bostezo y bostezo no paraba de preguntarme qué clase de pecado mortal ha podido cometer la gente de Jersey para ser inmortalizada en un coñazo de estas dimensiones. Si yo fuera una chica de Jersey no tendría más remedio que ponerle siete velas negras a Smith, a Affleck y a la bella Tyler por perpetrar conjuntamente este vil espantajo sólo concebible desde la ebriedad, la maldad más absoluta o directamente la venganza hacia los jerseyanos.
Porque a ver... quién coño tiene huevos ahora de decir que es de Jersey. Se dará cuenta esta panda de inconscientes de la forma en la que han podido marcar la vida de miles de personas nacidas en ese lugar? Y por qué Jersey y no Kansas City, por ejemplo. Qué ha hecho Jersey para merecer esto, dios míoooooo?
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