martes, 3 de febrero de 2015

La habitación del pánico, by David Fincher

David Fincher, genio hacedor de la inolvidable “Seven”, nos obsequia en esta ocasión con la historia de una madre y una hija que son secuestradas en su propia casa por un trío de señores con interesantes habilidades manuales. Las secuestradas se encierran en una habitación blindada y a partir de ese momento la cosa se convierte en una especie de competición esquizoide entre MacGyver y MacGyver. Algo así como:

- Vaya, no tenemos línea telefónica en esta habitación, pero no te preocupes, hija, coge esos cables y pélalos y pegaremos los hilitos amarillos con los verdes, los enchufaremos a una lata de Coca-Cola y podremos contactar con el exterior.

- Maldición, estas tías han conseguido hablar con la policía. Tendremos que neutralizarlas. Pásame esa botella de lavavajillas. Lo juntaremos con un poco de pasta de dientes, un moco y un chicle de menta y crearemos una reacción química que las hará salir de su escondite.

- Cáspita, qué es eso que está entrando por la rejilla del aire? Rápido, dame una lupa. La pondremos cerca de este agujero por el que entra un rayo catódico y provocaremos una deflagración controlada que les dará a esos malandrines en todas las narices.

- Hossstia, una explosión controlada. Estas tías son unas hijaputas, pero tranquilos, que no cunda el pánico. Pásame esa escoba, que la ataré a un ventilador y al ponerlo en marcha funcionará como una especie de arma letal que les cortará la cabeza a poco que la asomen por la puerta.

- Qué es eso que han construido esos cafres? Se van a enterar. Con estas pinzas de la ropa y aquella goma de borrar crearé un arma de destrucción masiva que se van a cagar por la patilla.

- Maldita sea, me han dado en todo el ojo con la goma. Dame ese vaso de plástico, que lo voy a fundir con un tomate y medio pepino y formaré una pasta tóxica que les lanzaré con un tirachinas casero hecho con unas bragas de licra y las voy a dejar hechas un trapajo.

- Mamaaaaá, ese bestia me ha quemado el pelo. Vamos a hacer un fusil de asalto con esta flauta, atándole un guante de plástico y utilizando como munición esos caramelos hall de eucalipto mentolado.

Y así es como unas angustiadísimas Jodie Foster y Kristen Stewart, que hay que reconocerlo, están estupendas las dos, consiguen enfrentarse cual aguerridas guerreras, a una banda de curtidos maleantes, y dar una lección magistral de ingeniería bélica que hará las delicias de los aficionados al bricolaje, aunque no tanto las de los aficionados al cine.

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