martes, 10 de febrero de 2015

Las dos caras de enero, by Hossein Amini

Te haré una sencilla pregunta: tú eres un delincuente americano en Grecia al que busca la Interpol, la Gregopol y la Transiberpol, y quieres pasar desapercibido para poder escapar a todos tus perseguidores. Cómo lo harías? Elige:

1. Intentas camuflarte entre los lugareños disfrazándote de uno de ellos: una boina típica de la región; una camisa de cuadritos remetida por los pantalones; tal vez un tinte de pelo moreno, porque en Grecia los rubios no abundan precisamente; un cierto aire chulesco, a lo Varoufakis... En fin, intentas disimular como buenamente puedes haciéndote pasar por un griego pata negra, y si hace falta hasta te marcas un sirtaki.

2. Te disfrazas de dragqueen; vas a por todas, te pones de nombre artístico Antonella y te metes en una caravana de "Reinas del desierto". Te dedicas a recorrer el país haciendo números musicales de ABBA y aprendiendo a andar dignamente sobre plataformas de 30 centímetros mientras bailas al ritmo de "Dancing queen"

3. Te plantas un trajecito de chaqueta blanco con un sombrero del mismo color, como diciendo al mundo "Heyyyy, adivina dónde he nacidoooo; es un acrónimo, tiene tres letras y la primera es una U y la tercera una A. Te daré una pistaaaaa: dame una U, dame una S, dame una A!!!!". Y de esta guisa te paseas con tu metro noventa y tu cabellera dorada por un montón de pueblitos griegos entre una multitud de morenazos emboinados que no te llegan a la cintura. Eres el único tío en todo el país con esa estatura, ese color de pelo y esa vestimenta pero aun así tú sin problemas, te recorres tan agustísimo toda Grecia como Pedro por su casa. Ea, porqueyolovalgo.

Pues ahora intenta adivinar cuál de las tres opciones es la que elige Viggo Mortensen en esta película. Exacto, esa misma!

En fin, visto lo visto, cuesta mucho aceptar que algo así lo haya podido escribir la mismísima Patricia Highsmith y que nada más y nada menos que el bello y macizorro Mortensen se haya podido prestar a semejante patochada. Prefiero pensar que el desastre se debe mayormente a la bisoñez de Hossein Amini, sujeto firmante del engendro, para así poder exculpar a mis ídolos y dormir tan agustito.

Porque... menudo tostonazo, lavirrrgen! Viggo, Viggo, Viggo, cómo has hecho esto, higgo?

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