viernes, 20 de marzo de 2015

Donnie Darko, by Richard Kelly

Ésta es una de esas películas en las que parece obligado que cada cual haga su interpretación de los hechos, dado el grado de perplejidad y confusión que le queda a casi todo el mundo, confusión que yo no entiendo en absoluto porque para mí todo está meridianamente claro. En mi opinión el guión de Richard Kelly más sencillo no puede ser. Pero en fin, ahí va mi explicación para los más torpecillos que no se hayan enterado de la peli:

Darko es un chico que vive en ciclos de 28 días, cuyo inicio siempre coincide con la violenta irrupción en su habitación de la turbina de un avión, acontecimiento que unas veces le pilla tumbado en la cama y otras veces le pilla dando vueltas por el parque con un amigo conejo que tiene. El conejo a veces se disfraza de vieja para ir al buzón de la esquina a mirar si hay cartas.

Darko unas veces se muere y otras veces no cuando la turbina entra en la habitación pero no pasa nada porque luego le sale del pecho una especie de holograma que lo resucita y le devuelve al próximo ciclo de 28 días, que suele coincidir con las reglas de su novia Grentchen. Una vez que ésta tuvo un retraso en su menstruación el ciclo de 28 días se trastocó por completo y la turbina en lugar de aterrizar en el cuarto de Donnie fue a parar a un puticlub, con el consiguiente susto de muerte que se pegó toda la clientela y trabajadoras del local. Pero bueno, esto es meramente anecdótico.

La clave de la película está en que el conejo Frank se enamora de Grentchen y entonces surge el inquietante dilema de la película: si Frank se casa con Grentchen y la deja embarazada, rompiendo así sus ciclos menstruales, qué pasará con la turbina del avión. Claro, ahí se tendría que abrir un agujero negro espacio-temporal en el que la turbina descansara durante todo el tiempo que durara el embarazo y el puerperio.

Como a Darko esto no le hace ni pizca de gracia, se mosquea y va a inundar el colegio, pero de camino a su casa se encuentra con un predicador pederasta y Donnie decide que la próxima vez que empiece un ciclo desviará la turbina hasta la casa del predicador, por guarro. A todo esto la hermana pequeña de Donnie baila en el cole con sus amigas y tiene un éxito de crítica y público más que aceptable.

El conejo un día le dice a Darko que tiene que sacrificarse por la humanidad muriendo bajo la turbina. Al muchacho, claro, esto le sienta fatal pero luego decide que, bueno, como cada vez que se muere luego resucita tampoco es nada del otro mundo. Qué coño, que se sacrifica, qué trabajo le cuesta.

Y así lo hace. Darko se queda quieto mientras la turbina le cae encima y su madre se fuma un cigarrillo en el jardín. Al mismo tiempo el agujero negro espacio-temporal cambia de repente de color y se pone rojo bermellón, con el consiguiente disgusto del muchacho, que no gana para berrinches. Pero bueno, se conforma porque ya queda poco para que Grentchen tenga la próxima regla y para comenzar un nuevo ciclo de 28 días y mandar al conejo vestido de vieja a que recoja las cartas del buzón.

Vamos, qué complicación le veis a esto. Yo no me explico por qué la gente se come tanto la cabeza. Es una historia que le podría pasar perfectamente a cualquiera de nosotros; de hecho yo conozco a uno que le pasaba algo bastante parecido.

Y por si faltara realismo, encima los dos hermanos protagonistas son Jake y Maggie Gyllenhaal, que también son hermanos en la vida real. Sólo faltaba que la madre y el padre fueran también los verdaderos y ya la historia no podría ser más verídica y más real. La gente es que se queja de vicio.

2 comentarios:

  1. Una extraña e ingeniosa película que tengo que volver a ver...

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  2. Ardo en deseos de que me cuentes tu interpretación de tan magna obra maestra del desbarre cinematográfico.

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