miércoles, 4 de marzo de 2015

The invisible woman, by Ralph Fiennes

Al igual que la obra de Dickens, la historia que cuenta esta película es un clásico: señor cercano a la cincuentena que, cansado de su fláccida y regordeta esposa también cincuentona y madre de sus diez chiquillos, se encoña de lozana e ingenua jovencita treinta años menor. Lo dicho, un clásico. Que el señor en cuestión se llame Charles Dickens no cambia demasiado los hechos. El escritor cumple puntualmente con todos los tópicos del proceso:

1. Un aciago día sorprende a su oronda señora desnuda en el baño y le da un ataque de espanto.

2. Busca, compara y encuentra algo mucho mejor, con bastante menos grasa y muchos menos años.

3. Le va tirando los tejos sin prisa pero sin pausa a la doncella objeto de su deseo.

4. La deseada se resiste un poco pero, atraída por el intelecto y la fama del caballero, y tal vez un poco también por su posición social y su desahogada cuenta corriente, al final cae rendida y le entrega la flor de su virginidad.

5. Mucho sexo y mucha pasión al principio y paulatina caída en nueva rutina conyugal.

Y ya está, punto pelota, lo de siempre pero en antiguo. El principal atractivo de la película está en que, aparte de dirigirla, la protagoniza mi adorado Ralph Fiennes, que hasta disfrazado de encoñado decimonónico está apuesto y encantador; y en una Kristin Scott-Thomas que siempre da un elegante toque personal a sus trabajos. Respecto a la protagonista femenina, Felicity Jones, simplemente cumple con pasmosa insipidez en su papel de doncella obnubilada. Fiennes sencillamente se la come, en todos los sentidos.

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