martes, 3 de marzo de 2015

Periferic (Outbound), by Bogdan George Apetri

En un alarde de feísmo cinematográfico difícil de superar el director rumano Bogdan George Apetri nos lleva de la mano a la Rumanía más fea, adefesio y cochambrosa que se pueda concebir: personajes feos, paisajes feos, edificios feos, fealdad absoluta. Todo feo, sucio y frío, como la sociedad que retrata.

Desde luego Apetri no está haciendo marketing de su país. Su "Periferic" estaría a la altura de la Barcelona de "Biutiful" y no tendría nada que envidiarle. Si solo conoces Rumanía a través del cine que exporta, como es mi caso, la conclusión es absolutamente demoledora: sin duda es el país más horroroso de la tierra. No hay luz ni color ni música, todo es gris, triste y ruinoso. Los edificios se caen a pedazos, las calles están llenas de mierda, la gente tiene aspecto de ir a caerse redonda al suelo de un momento a otro... Como dijo el sabio: todo negatifffo, nada positiffffo. Loquita estoy por pillar una comedia rumana, pero nada... o no existen o las tienen escondidas para que no nos enteremos de que de vez en cuando ellos también se ríen.

A Dios pongo por testigo de que no soy una fan del flowerpowerismo ni de los mundos de Yuppie, para nada. Pero este tipo de cine que basa la crítica social en abundar en la fealdad del mundo y en la absoluta maldad de la humanidad hasta a una misántropa declarada como yo le termina dando grima y repelús.

La protagonista de esta historia desde que sale de la cárcel va dando con el culo en las goteras, sin demora ni piedad. Cada vez que parece que un súbito golpe de suerte puede cambiar su destino, otro golpe de infortunio la hunde todavía más en la miseria.

Y si el final tenía pinta de ser esperanzador, para compensar un poco el tono trágico de la historia, Apetri se encarga también de joderlo a última hora, además de una manera abrupta y forzada. El tío ni siquiera le da una oportunidad al amor filial. Para qué? El mundo no es una puta mierda?

Reconozco, sin embargo, que la secuencia final entre madre e hijo en el tren, es cinematográficamente redonda. Esos primeros planos del niño, esa duda, esa tensión... Bogdan lo bogda (qué passssa? Es un inocente chistecillo sin pretensiones; después de tanto dramón se me puede perdonar, digo yo).  Y mira, si quería joder de verdad lo que tenía que haber hecho es dejarlo abierto y que cada cual pensara lo que le diera la gana.

Pero Bogdan, por qué, hijo de mi vida, entre todos los finales posibles para la historia de la pobre Matilda has tenido que escoger ése? Es que esa criatura, después de tanta desgracia, no se merecía una pequeña oportunidad en la vida? Te parece bonito lo que le has hecho? Qué cabrón!

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