viernes, 29 de mayo de 2015

Take shelter, by Jeff Nichols

Hay un tipo de historias que atrapan desde el principio, que casi tienen cualidades hipnóticas, que incluso van in crescendo, cautivándote cada vez más y más... pero que se desinflan al final y te dejan con la boca abierta, la mandíbula colgante y los ojos como platos (tal que Heidi cuando vio al abuelito por primera vez), preguntándote qué coño has estado viendo y por qué te queda esa sensación tan desagradable de tremenda tomadura de pelo. Hace unos días me pasó exactamente lo mismo con "Magical girl" y hoy me vuelve a pasar con "Take shelter".

Estoy con el mando buscando algo interesante que ver, de repente me paro en una secuencia que me deja pillada: un primer plano de un tío que parece un poco loco, Es la cara atormentada de Michael Shannon, alguien que parece sufrir intensamente pero no se sabe por qué. A continuación aparece en pantalla Jessica Chastain; por su expresión parece no saber tampoco qué está pasando, está atónita, pasmada, mira a Shannon y no entiende nada, Como yo, que dejo caer el mando y me quedo mirando la tele completamente absorta. Hasta aquí muy bien, Jeff Nichols ha conseguido atraer mi atención, bravo!

Qué es lo que estoy viendo? No estoy segura pero parece el proceso de una persona que se está volviendo loca, o que cree que se está volviendo loca. Ese tema siempre es apasionante: la mente, sus recovecos, qué pasa ahí dentro, cuáles son los límites de la normalidad, qué clase de enfermedad acecha a este hombre... si es que es una enfermedad.

Vas planteándote hipótesis y emitiendo diagnósticos: probable esquizofrenia, aunque también podría ser algo de tipo paranoide... Psicosis tal vez? La cara de Shannon en algunos planos no tiene nada que envidiar al Anthony Perkins de "Psicosis", pero tampoco al Russell Crowe de "Una mente maravillosa".

El diagnóstico se complica por momentos. El caso del tipo cada vez te parece más apasionante y tú ya te has convertido en psiquiatra profesional: el ceño fruncido, un dedo distraído acariciando la mejilla, el labio mordido... Oh, qué será qué será!

Y entonces, cuando estás a punto de emitir tu dictamen médico, cuando lo tienes casi claro del todo, cuando apostarías toda tu sagacidad detectivesca a que has dado en el clavo... entonces llega el señor Nichols y te dice:

"Jajajajajaja, pringaílla, que me he estado quedando todo el rato contigo, jojojojojo! Cómo mola la cara de capulla que se te ha puesto, juasssssssss!"

Pues sí, señores, así es. Nichols ha conseguido que vuelva a sentirme una vez más como una gilipollas de manual. Mi cara es un poema y mi frustración da para un ensayo. Vale, tío, otro que me la pega. Que pase el siguiente.

Lo que no consigo explicarme es por qué me sigue gustando tanto el cine.

No hay comentarios:

Publicar un comentario