viernes, 8 de marzo de 2013

La casa del lago, by Alejandro Agresti

Otra vez ayer, día lluvioso y ventoso donde los hubiere, volvió a ocurrir el fenómeno “desconexión del Plus” a diez minutos del final, y me quedé sin enterarme del desenlace. Grrrrrr!

Aunque el que no se consuela es porque no quiere, porque leí una crítica titulada “la película del apagón” y le ocurrió lo mismo pero en un cine, vamos, que encima se había gastado la pasta. Filme gafe tal vez?

La película es un auténtico despropósito de principio a fin, por lo que una espera que al menos en el desenlace se aclaren algunos de sus sinsentidos temporales, así que la putada de la desconexión provoca aún más mala leche.

Una historia rocambolesca en la que Keanu Reeves y Sandra “Pastelosing” Bullock se persiguen a través del tiempo, de adelante atrás y de atrás adelante, con la misma naturalidad que si se persiguieran por el camino verde que va a la ermita.

También sus amigos ven esto con la mayor normalidad: “Oye, te ha vuelto a escribir la chica esa del futuro?”, “Sí, justamente ayer hablé con ella”. Como si relacionarse con gente del pasado y el futuro estuviera a la orden del día, oye.

Y luego está el perro, un chucho que va y viene también a través del tiempo como si no tuviera otra cosa mejor que hacer que pasearse de un año al otro y cambiar de dueño como el que cambia de hueso.

A Alejandro Agresti se le va la pinza con esta yankilandiada. Joder, tío, que eres argentino! Qué coño haces pasteleando nada menos que con la Bullock, que ya sólo verla provoca un subidón de glucosa capaz de cargarse a un elefante???

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