martes, 12 de marzo de 2013

Shame, by Steve McQueen

Ésta es la historia de lo que viene siendo de toda la vida de dios un “salío”, que aunque ahora se le llama “adicto al sexo”, es poco más o menos lo mismo pero en patológico. El problema de este señor es que se pasa buena parte del día pensando en sexo, cascándosela y viendo porno, y de cuando en cuando, entre paja y paja, cae una putilla. Vamos, como el 80% de la población masculina de su edad, los treintaytantos. La única diferencia notable es que el 20% del tiempo restante no piensa en fútbol.

El tipo se la casca en la ducha, en los baños de la oficina, en la cama… también como el 99% de sus congéneres cuando tiene ocasión. La cuestión es que como vive solo y no tiene señora ni niños ni perro ni nada pues tiene más ocasión que la mayoría de los caballeros de su edad, que ya quisieran disponer de su tiempo, su dinero y, todo hay que decirlo, sus hechuras. Él no tiene que esperar a que la señora y los niños estén durmiendo para ver guarreridas en su ordenador sino que lo puede hacer cuando quiera sin límite horario.

A más de uno que me lea se le estarán poniendo los dientes largos seguro. Y si ya les cuento que el prenda se permite llevar a la realidad fantasías típicamente masculinas como el famoso trío con dos señoritas complacientes y estupendas, más de un parqué temblará.

El conflicto empieza cuando se le planta en la casa la hermana, Carey Mulligan, y ya le jode el plan. Se acabaron las pajillas a deshoras, el ordenador con fondo de pantalla vistosito y las señoritas de compañía. Toca hacer footing por las noches para desfogar tanta tensión no resuelta. Además, al contrario que él, que es un tipo hipersexual, la hermana resulta ser hiperemocional y lo mismo que a uno le da por cascársela para superar la angustia vital a la otra le da por cortarse las venas de vez en cuando. Una parejita interesante, que no?

La hermana además tiene la particularidad de que canta “New York, New York” a velocidad caracolense. Una experiencia interesante aunque sólo apta para gente de probada paciencia. Yo me quedo con la versión Sinatra a velocidad normal, o mismamente con la versión Minnelli, algo más ligerita.

En fin, hay quien dice que ésta es una película angustiosa, claustrofóbica, abrumadora, agobiante… No sé, para mí ver a Michael Fassbender, que está como un queso curado manchego, haciendo desnudos integrales, de frente, de perfil y de espaldas, luciendo firmes glúteos y contundentes atributos viriles, y cascándosela por doquier o culeando a bellas señoritas, más que provocarme angustia lo que hace es contagiarme el espíritu pajilleril de su personaje. Lo confieso, me pone Fassbender ya vestido, con que desnudo ni te cuento, y en posición claramente procaz y ostensiblemente guarra, me entran soponcios de todos colores.

No soy capaz de ver la angustia por ninguna parte. Cuál es exactamente el mensaje? Pajillearse a diario es signo de estar mal de la perola? Ver mucho porno puede ser perjudicial para la salud? Pagar a profesionales del sexo significa que eres un asocial, un autista o un tarado de tomo y lomo? Está el 90% de los tíos, que en mayor o menor medida practican con regularidad una o varias de estas aficiones, de frenopático? Meloxpliquen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario