miércoles, 23 de julio de 2014

Gloria, by Sebastián Lelio

Gloria tiene casi 60 años. Es lo que podríamos llamar una “señora mayor”. Sin embargo le gusta maquearse, ponerse guapa e irse de fiesta. Le gusta bailar y tontear con los tíos que conoce. También le gusta follar cuando encarta. Y beber (a veces demasiado), y comer y divertirse. Por el día se apunta a cursillos de todo tipo (yoga, risoterapia…) y por la noche se transforma en princesa y sale a comerse el mundo.

Me gusta esta película porque cuenta la vida de una “señora mayor” que se sale totalmente de la norma de lo que debería ser, que no cumple con el protocolo de “señoras mayores”. Me gusta porque cuando folla se la ve follando, a pesar de no tener ya un cuerpo perfecto; y cuando se morrea con un señor se la ve morreándose, a pesar de que igual nos choca un poco ver a una sexagenaria morreándose con un tipo. No, Sebastián Lelio no nos ahorra esas escenas porque en contra de lo que muchos pensábamos, la gente mayor también tiene vida sexual y el que quiera que mire y el que no que se tape los ojos.

Y me gusta también porque Gloria es inteligente, es guapa, es entrañable, es cariñosa, es divertida, es un pedazo de tía. Me gustan esos primeros planos constantes de su cara y cómo expresa sus emociones Paulina García, la actriz que interpreta a Gloria. Me gusta cuando canta en el coche mientras conduce o cuando en la escena final sale a bailar como una loca la canción de Umberto Tozzi que lleva su nombre.

Dentro de unos cuantos años a mí me gustaría ser como Gloria; tan llena de vida y de ilusiones. Me gustaría no haber sucumbido a la desesperanza, a la decrepitud, al inevitable deterioro físico y al tedio de la edad madura. Me gustaría seguir bailando como Gloria y me gustaría seguir poniéndome guapa para gustarme a mí y para gustar a los demás. Por eso, gracias, Lelio, por mostrarnos que hay vida después de los sesenta, y que esa vida, con sus más y sus menos, puede molar.

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