Pertenezco a ese selecto club de personas a las que las bodas producen urticaria. Es superior a mí, me cuesta imaginar un espectáculo más bochornoso y cutre que una boda; si acaso hubiera algo comparable sería las comparecencias de algunos ministros o las ruedas de prensa de la Conferencia Episcopal.
Con esto lo que quiero decir es, aparte de que si algún conocido está leyendo esto y pensaba invitarme a su boda pedirle discretamente que se abstenga, que las películas de bodas me producen casi el mismo horror que las bodas propiamente dichas. Inexorablente toda película que lleve en su título las palabras "boda" o "novio" o "novia" me provoca un rechazo inmediato y tengo que decir que muy pocas de ellas se han librado de mi veredicto demoledor. Naturalmente ésta de Javier Ruiz Caldera no podía ser menos.
La cosa va de una tía petardísima a más no poder a la que tres exnovios invitan en un mismo mes a sus bodas con sus nuevas novias. Supuestamente la tía es una desgraciada en el amor, pero a las tres bodas acude acompañada de un becario que está bueno que te cagas y que se enamora de ella al primer golpe de vista, y encima en la primera boda conoce a Quim Gutiérrez, que también se enamora locamente de ella, como no podía ser menos. A todas esas desgracias amorosas me apunto, pero ya.
Casualmente vi la peli con mi ex. Y, por si acaso, bien clarito se lo dejé: que si se casa ni se le ocurra invitarme a la boda, salvo que por esas fechas yo tenga un becario cañón enamoradísimo de mí que me acompañe, o que haya invitado a Quim Gutiérrez al banquete para que se cuelguenamore de mí como un perro. Si no es con esas condiciones paso total de bodorrios.
Que la peli tiene algunos puntillos? Pues sí, es inevitable. Sería muy fuerte que con el pedazo de reparto que tiene y con el juego que da el tema bodas para retratar situaciones ridículas no te rieras ni una mijilla. Pero vamos, que las escasas risas compensan poco el bochorno que se pasa casi todo el tiempo.
Lo mejor, con diferencia, el final. Es una sorpresa muy agradable, así que no desvelaré nada. Solo por ese pequeño regalito que nos hace Caldera merecería la pena verla. Por eso recomiendo a todo el mundo que aguante hasta los títulos de crédito, por mucho que le cueste. Siempre podéis echar una siestecita mientras duran las 3 bodas y poner el despertador para el desenlace. Y mira, no sería mala idea una secuela a partir de ese inspirado final. Caldera, si me lees, ahí va un buen consejo.
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