lunes, 19 de septiembre de 2011

Como los demás, by Vincent Garenq

Ayer fue un gran día para el deporte español: victoria en semifinales de la Copa Davis contra Francia, victoria en la final del Eurobasket contra Francia, y en motos también un montón de victorias, no sé si habrá algún francés al que en ese deporte le hayamos jodido también el día. En definitiva, pocos franceses en la mañana de hoy querrán saber nada de ese país que tienen debajo llamado España.

Por la noche, después de tan satisfactoria jornada deportiva, me puse a ver esta película, qué casualidad, también francesa. Y viéndola me di cuenta de que la mayor goleada se la metimos a Francia en el terreno social con nuestra ley de matrimonio homosexual. Francia, el adalid de la modernidad, de la vanguardia del pensamiento y de las conquistas sociales en este aspecto se nos queda a la altura de la alpargata. De hecho incluso un personaje de la peli lo dice: hasta en la retrógrada España ya los gays pueden casarse y tener hijos. Pues sí, en eso también os hemos adelantado por la izquierda y sin intermitente, queridos franchutes. Vergüenza os tendría que dar.

La historia es una apuesta clara a favor de la paternidad de parejas homosexuales. Sobre esto se pueden tener variedad de opiniones; la mía personal también es favorable, exactamente por las mismas razones que se esgrimen en la película. Eso sí, planteado todo con un exquisito gusto, muy francés, todo glamour. Yo es que, contrariamente a lo que pueda parecer por el párrafo anterior, soy muy franchuta. A mí de los galos me gusta todo: su cocina, su forma de vestir, de moverse, de vivir, sus casas, sus vinos, sus peinados... Me gusta hasta verlos perder en las competiciones deportivas, jejeje. A los amantes, como yo misma, del cine francés y de su habitual estilazo ético y estético esta historia les va a encantar. El guión también es ágil, divertido, bien resuelto, con sus momentos tiernos y dramáticos... y la realización impecable. En fin, pocas pegas se le pueden poner. Os recomiendo que la veáis y la disfrutéis, y de paso meditéis sobre el asunto.

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